Es primavera, y vengo a pasar la fiesta de pascua a la Mansión de los Ardlay. Llevo casi tres años ignorando sus invitaciones, pero realmente me he dado cuenta que no veo la razón de hacerlo.
Cuando llego a la residencia y tras acomodar mis cosas en la alcoba que ha sido asignada para mi espero a que aparezcan de un momento a otro Albert y Archy.
Después de ir a misa, comer en familia. Es decir, los Ardley en casa de los Leagan, pues al parecer éstos han venido expresamente para pasar las fechas a petición de la tía Elroy. Para gran sorpresa mía, Eliza me ignora por completo, como si yo no estuviese a la mesa, sin embargo, creo sentir la mirada de su hermano sobre mí. La señora Sara habla de cosas insignificantes con la tía, mientras que Albert y Archy hablan con el señor Raymond sobre los negocios en Florida.
De presto Neil se levanta de la mesa porque ha recibido visitas, a la tía abuela no le ha hecho ni pizca de gracia, pero él la ignora. Cuando terminamos los alimentos pasamos al salón, pero como nadie me está haciendo caso decido salir al jardín, me siento aburrida. Mientras camino por los pasillos recuerdo ligeramente la última vez que estuve aquí. Hace tantos años de eso.
Entonces oigo unas risas opacas… llevada por la curiosidad, busco el origen de éstas. Entonces llego a una habitación en donde está Neil con dos amigos más. Cuando abro la puerta lo veo sentado en el sofá. Tiene su pie derecho sobre su rodilla y en su mano sostiene un cigarrillo
-¿Qué están haciendo?
¡Anda! Menuda genialidad la mía ¿Cómo se me ocurre preguntar nada? ¡Ésta no es mi casa!
Uno de los chicos que está más próximo cierra la puerta y tira de mí para que me acerque donde están los otros
-Oye Leagan, es muy tímida tu amiguita… ¿Por qué no nos la presentas?
-Déjala Chad
Estoy nerviosa, creo que Neil quiere parecer desinteresado, pero me observa fijamente, su amigo sin embargo no suelta mi brazo y el olor de la habitación es incómodo. Están fumando algo más que simple tabaco, seguro.
De presto Neil se levanta y se acerca hasta estar frente a mí, tira una bocana de humo en mi rostro lo cual me hace toser
-Chad, ella no es un dulce que se deje comer tan fácilmente ¡Quita tus zarpas de ella!
Y tras eso, casi me arrastra hasta la puerta mientras que su amigo se ríe
-Oh Neil, si la quieres sólo para ti, nada más tienes que decirlo… somos amigos y sabemos compartir ¿A que sí Bob?
-Eso mismo… además, ella parece mucho más tranquila y menos altanera que tu hermana. ¿No irá a decirle nada a tus padres?
-¡Cállense tontos!
Se ha molestado, no sé si por lo que dicen o mi presencia… la cabeza ya me gira un poco, y siento una especie de sensación de frescura posarse sobre mis brazos. Escucho como Neil carraspea un poco más para luego susurrarme algo
-Eres muy libre de irte Candy, pero si decides quedarte, calladita y a mi lado
-¡¿A tu lado?! ¿Por qué?
-Porque estos idiotas querrán insinuarse, conquistarte… cosas por el estilo… pero si eres una mujer sensata te marcharás
-¿Qué tanto le susurras colega? Deja que la preciosa pase un rato con nosotros
Los observo detenidamente unos segundos largos, en los que soy consciente de los latidos de mi corazón, de que la habitación se mueve hacia un lado y los chicos hacia otro. Pestañeo un par de veces para considerar y entender lo que me ha dicho Neil… ¿Me quedo o me voy? ¿Qué pasa si me quedo? ¿Por qué me voy?
Veo que mi cuerpo sigue a Neil, se sienta a su lado mientras él bebe un trago de su copa, sus amigos le dicen algo… me cuesta entender lo que dicen. Pasa un largo rato y de presto soy rodeada por su brazo, me sonríe ¡Neil me sonríe! ¡A mí! Se comporta como nunca me lo hubiese imaginado. Y me gusta.
Deposita un beso en mi hombro y continúan charlando de sus cosas, tengo una copa en las manos, no sé en qué momento fue. Decido beber, tengo la garganta seca. Ahora sonrío, no sé por qué me siento tan bien estando al lado de Neil. Me da besos fugaces en los labios y sólo puedo sorprenderme pues no entiendo éste sentimiento de unidad, cariño y amor que siento por él.
Espero que de un momento a otro me abrace, tengo esa necesidad, esa extraña sensación. Quiero sentir el calor de su cuerpo, amor, pasión. Me siento como quien mendiga por un poquito de atención, pero tú sólo me das la espalda.
-No podemos estar juntos Candy
-¿Cómo dices?
-No puedo darte todo eso que quieres, sufre en tu propia carne tu condena por haberme rechazado cuando estaba dispuesto a todo por ti
-Pero Neil
-Mírate Candy… tus labios tiemblan porque deseas que te bese… ahora sabes lo horrible y cruel que se siente en la espera que sientan algo por ti. De haberme aceptado, no vivirías tú sola, llorando tu pena ni sufrirías porque te han quitado algo que querías
Me duelen esas palabras… siento que me está rechazando, que le he confesado que quiero estar con él, pero ahora es quien me dice que no, y me duele en carnes su desprecio. Si me quedo aquí crecerá ese sentimiento de querer estar con él y voy terminar llorando de pena.
Pestañeo un par de veces, quiero que me abandone esa sensación y sueño.
-Perdonen que los haya molestado. Adiós.
Sin esperar más, salgo de esa habitación con el corazón en la boca, aún percibo esas visiones en mis pupilas y mi cuerpo se estremece. ¿Podría yo llegar a sentir algo por Neil y terminar sufriendo por ello? Cielos ¡Menuda fantasía! Será mejor darme una ducha porque siento que ese extraño olor del cigarro está impregnado en la ropa y cuerpo. ¿Cuánto tiempo he estado ahí?