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Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS"

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Wendolyn Leagan
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Wendolyn Leagan

Wendolyn Leagan
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

ADVERTENCIA: Este es un oneshot para el personaje de Susanna Marlowe. Si lo vas a leer, ten en cuenta que no estoy faltandole al respeto a nadie, por lo tanto no voy a tolerar que me lo faltes a mí; si vas a comentar, hazlo con respeto, es lo único que te pido.
Si no te agrada el personaje, y crees que no merece tu tiempo, entonces por favor no sigas adelante.
Lamento tener que "advertir", pero, ya sabemos bien cómo suelen ponerse algunas personas con este personaje; si te molesta me disculpo, pero yo solo escribo historias, no tengo la culpa de que Susanna no les agrade.

Gracias por tu atención.




AZUCENAS MARCHITAS



Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" Ee241f12


  Los años pasaban y, a pesar de sus empeños, la situación entre ellos no cambiaba.
Susanna intentaba complacerlo con todos los detalles que cualquier mujer podría emplear para contentar al hombre que ama; pero, no había caso. Con él simplemente no había caso.

Terry era amable, atento, cariñoso; trataba de estar pendiente de ella, la procuraba como si fuera un blanco lirio, de delicado tallo, que pudiera romperse a la más mínima presión.
Él simplemente cuidaba de ella, pero ella necesitaba algo más.

Viendo ya que cualquier esfuerzo era vano, durante el día mientras él no estaba en casa; ella acompañaba su soledad con vinilos de delicadas melodías que llenaban el vacío de aquella casa,  y daban motor a su imaginación, para crear cientos de escenarios ficticios donde ella era feliz, de mil maneras distintas, pero con él.

Cuando él llegaba en las noches, la encontraba sonriente y suspirando. No entendía el por qué, pero se sentía bien saber que, de cierta manera, no estaba haciéndola del todo miserable.
Pero se equivocaba.

Por las noches, en la soledad de su habitación; ella al saberlo tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, no podía dejar de pensar en él y en su cercanía.
Mujer de carne y hueso, de todas maneras; con el pasar de los años, comenzó a quemarse en las urgencias que, sabía bien, él suplía con otras mujeres, en vez de con ella.

Sabía que Terry era un caballero; que jamás la mancillaría sin tener nada auténtico que ofrecerle; pero a ella en realidad no le importaba si la amaba o no. Como había escrito alguna vez “su amor, alcanzaba para los dos”; pero no hallaba la manera de expresarlo.

Se limitaba a hacerle creer que estaba bien, que no necesitaba nada más que lo que él le procuraba.
Que no se moría por sus brazos y su boca.

Para calmar sus ansias, continuó encerrándose en aquellas fantasías, donde ella era mujer completa y él, su hombre y nada más.
Donde ambos eran felices en un mundo donde no existía nada ni nadie más que ellos dos; mundos alimentados y ambientados por la dulces melodías de los vinilos que tenía por colección, y que hacía girar en el gramófono día, tarde y noche.

Sus horas perdidas en estos mundos de fantasía, comenzaron a hacer mella en su salud; pues tan entregada a estas escapadas mentales cada vez más largas, se olvidaba de comer, de beber líquidos, olvidaba sus medicamentos.
Su salud comenzó a resentirse.

El médico, que venía regularmente, le insistía en que debía seguir las indicaciones al pie de la letra, y ella prometía hacerlo con una dulce sonrisa; y no es que estuviera porfiadamente decidida a no hacerlo.
Era que, simple y genuinamente, se le olvidaba.

Porque recordar y estar pendiente de esas cosas, era trasladarse a su realidad.
Una realidad en la que estaba sola e inmóvil, impedida y confinada. Una realidad en la que no era feliz, de ninguna manera imaginable; a diferencia de ese mundo de fantasía en el que pasaba extasiada el día entero.

El médico pensó, que su trastorno alimenticio era de orden nervioso; así que comenzó a recetarle unos tranquilizantes que a ella le vinieron de maravilla; porque cada vez que los tomaba, quedaba hundida en un maravilloso sopor que no le permitía nada más que escuchar su música, minimizando todo a su alrededor, y exacerbando su imaginación haciendo cada vez más vívidas aquellas fantasías donde ella danzaba en los brazos de su amado, o corría por fragantes bosques, esperando ser atrapada por aquel que era el dueño de todos sus desvelos.

Con el tiempo, y sin que ella misma se percatara en un principio, el acompañante de sus fantasías había cambiado.
Ya no era el hombre por quién lo había sacrificado todo, y a quien se había entregado en cuerpo y alma, aunque jamás hubiera sido su mujer de hecho. No, ya no era Terry.

Este cuerpo era diferente; el pecho en el que se recostaba latía a otro ritmo, las manos tenían un calor diferente, su ser la llenaba de otro aroma, aquella voz definitivamente era otra.

Sus fantasías, antes muy activas, se habían cambiado por sueños donde se veía a sí misma caminando entre parajes desconocidos; persiguiendo una voz y un perfume, que le eran desconocidos pero a la vez, completamente familiares.

Cuando él llegaba en las noches, la encontraba profundamente dormida, con una plácida sonrisa instalada en los labios.
Cada mañana le despedía con una sonrisa y un beso en la mejilla. Cada vez más delgada, cada vez más pálida, pero, extrañamente, cada vez más contenta.
Él no entendía, sin embargo no deseaba importunarla con preguntas… grave su error.

Apenas se quedaba sola, Susanna encendía su gramófono y ponía a girar los vinilos; se llevaba un par de calmantes a la boca con lo necesario de líquido, y pasaba a su mundo de fantasías, donde un amante desconocido, pero fiel y apasionadamente enamorado, la esperaba con ansias; y ella se dedicaba a buscarlo, sin apuro, sin ansiedad; simplemente persiguiendo aquella voz y aquel aroma, por caminos cubiertos de caléndulas y campanillas en flor.
Ella era feliz; aunque vagara por campos y bosques sola, ella sabía que no lo estaba; que en el fondo iba acompañada por un deseo y una promesa.

Una tarde de esas, por un camino empinado que subía una ladera, se topó con un hilo de seda, que le llamó poderosísimamente la atención, porque su color rojo brillante resaltaba tanto sobre el verde del camino.

Al tomarlo, este se le enredó delicadamente y por arte de magia en la muñeca; así que continuó por el camino; que pronto se convirtió en otro bosque, que pasaba del ligero follaje, al apretado  enrramado, por donde debía abrirse paso agachándose entre pobladas ramas y escalando montículos de roca.

Despertaba luego, sin haber llegado a ninguna parte, pero sin sentirse decepcionada; y comenzaba a esperar la hora en que Terry se marchaba al teatro, para volver a entregarse a aquella búsqueda fantástica, donde el hilo se iba enredando cada vez más y más en su muñeca, a medida que ella lo iba siguiendo; como si fueran las migajas de Hansel y Gretel, en la búsqueda del camino que la llevaría a la libertad.

¡Y cuánta razón no tendría! Aunque no lo supiera a ciencia cierta; que aquella voz que la llamaba dulcemente por su nombre, y que le prometía felicidad sin límites y amor inmortal, la estaba poco a poco liberando de sus cargas terrenales.

El médico dio la terrible noticia, cuando ya ella apenas si podía salir de la cama.
No se recuperaría, estaba en un límite del que ya no había vuelta; sólo quedaba esperar el desenlace y mantenerla cómoda mientras este llegaba.

Así, ella ya no tuvo que preocuparse por la salida o la llegada de Terry, por el desayuno o las medicinas; ya ni siquiera necesitaba los calmantes. Le bastaba con la música, que la transportaba de inmediato a continuar tirando de aquel hilo, que la guiaba por playas y montañas, por campos y valles, por bosques y colinas; hasta que una tarde, llegó hasta donde no pudo caminar ya más.

Llegó a lo alto de una elevación, que terminaba en un risco plano en el cual se detuvo y admiró a su alrededor.
Si durante todos estos años de soñar, tanto despierta como dormida, había vagado por parajes de ensueños, sólo dignos de sus dulces fantasías; la belleza que admiraba ahora frente a sí no podía ser catalogada de otra cosa sino de divina.
Sintió un ligerísimo tirón en su muñeca, y se dio cuenta de que hilo continuaba extendiéndose hacia más allá del risco, donde sus ojos no alcanzaban a ver nada más que una niebla entre violeta y gris que lo cubría todo.



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Ah pero la voz; aquella voz que la había guiado tanto tiempo seguía llamándola, con la misma dulzura de siempre y quizás, más.

El amor que le era prometido, no tenía límites, y ella lo creía desde lo más profundo de su corazón.
Era amada ¡Era amada como nunca antes... como nunca nadie! Y ella quería ir hacia donde ese amor inusitado se le ofrecía.

Una brisa le acarició el rostro y la piel entera, levantándole los vuelos del vestido, revolviéndole los lacios cabellos rubios; con el mismo calor y la misma pasión que ella llevara años deseando y soñando en secreto.

Miró hacia atrás; ya no alcanzó a ver el camino. Se habían perdido las playas y los bosques y los valles por donde tanto había recorrido.

Ya no había hacia dónde dar la vuelta, solamente estaba el camino hacia adelante; el que le señalaba aquel hilo de seda que, enredado delicadamente en su muñeca, le daba ligeros tirones, como un amante gracioso que le hiciera una dulce broma.

Entonces abrió sus grandes ojos azules y miró fijamente hacia adelante, donde no tenía nada más que el cielo, que en diversas coloraciones sicodélicas, le mostraba agrupaciones de estrellas que parecían brillar solamente para ella; y aquella brisa que, atrevida y juguetona seguía levantándole el vestido y acariciándola a su antojo.

Ella sonrió, y ahí donde estaba, caminó con sus dos piernas el tramo que la separaba del abismo, dejándose guiar por los delicados tirones que el hilo en su muñeca le dedicaba.
No lo pensó de nuevo; detrás de ella ya no quedaba nada. Miraba hacia lo que dejaba detrás y veía que no había absolutamente nada que la atara a volver. Nada, ni siquiera Terry.
Lo único que le quedaba, lo tenía delante.

Así que, cerrando los ojos y abriendo los brazos, completamente convencida de que unos amorosos brazos la recibirían para llenarla del amor que tanto había necesitado, se dejó ir, sintiendo aquella brisa juguetona que la acompañaba, besando sus mejillas y acariciando sus cabellos, mientras se adentraba en aquél más allá del que no había vuelta atrás, y que la llevaría al merecido descanso, suyo y de quienes la habían rodeado.




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Cuando Terry volvió aquella noche a casa, apenas cruzó el umbral lo invadió un ligero desasosiego.

Al pasar por el salón, le llamó poderosamente la atención, el jarrón de la mesa de centro, donde hasta ayer habían unas azucenas preciosas y rozagantes que él mismo había traído para Susanna; y ahora las venía a encontrar marchitas y arrugadas como si llevaran ahí un mes.

El departamento completo estaba lleno de la melodía que el gramófono despedía. Se acercó a la habitación de Susanna y giró lentamente la perilla.
No necesitó encender la luz para ubicarla en su lecho; la luz de la luna se colaba por una ventaba, alumbrándola delicadamente.

Lucía hermosa ¡Más hermosa que cuando era joven y llena de vida! Con una sonrisa en sus delicados labios, aún rosados.
Se acercó lentamente a ella; percibiendo aquel pesado silencio que la rodeaba, aunque la música continuara sonando; se sentó a su lado y tomó una de sus manos, encontrándola aún cálida, aunque ya él sabía que no había vida en ella; lo había sabido apenas había entrado a su hogar.

Con la inmóvil mano de Susanna entre las suyas; Terry Granchester lloró amargamente por la mujer que lo había acompañado una década entera; lloró por su vida, por su pérdida; por todo lo que no había podido entregarle por mucho que lo intentara.
Pero una tranquilidad lo consolaba; la tranquilidad de saber que nunca le dijo una mentira, y que jamás le hizo daño adrede.

Descolgó del armario el vestido de Julieta, que Susanna guardara desde la última vez que lo pudiera usar y lo extendió en el lecho junto a ella.
Sería sepultada con él.

Terry se quedó solo, en una casa donde. aunque sea llegar y escucharla saludarlo, se había vuelto un consuelo.
Sin embargo, sabía que no podía enterrarse en vida, cumpliendo la condena de una culpa que realmente no tenía.

Continuó con su carrera, honrando a Susanna siempre que tuvo oportunidad, hasta que consideró que era el tiempo prudente para continuar también con su vida.

Un año y medio después del sepelio de Susanna Marlowe, a no muchos kilómetros de distancia, una enfermera del hospital Santa Juana, recibía una carta donde amorosamente le decían: “…Dentro de mí, no ha cambiado nada…”

Y la rueda del destino una vez más, comenzó a girar…


FIN.


Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 29214711


MIS TRABAJOS EN ESTA GF 2018:

HASTA EL ÚLTIMO DE TUS RECUERDOS

LA ÚLTIMA LECCIÓN

LA MUCHACHA DEL CIRCO

DEATH IS THE NEW PINK

LA CARTA (reto Albert y Candy)

VALS Nº 2

EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS

PRIMAVERA



Última edición por Wendolyn Leagan el Mar Abr 24, 2018 2:23 am, editado 4 veces

http://www.maldita-bruja.blogspot.com

YARO

YARO
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Por un momento me he quedado sin palabras, y es que lo normal quisá sería decir que lamenté mucho todo lo que padeció Susana, pero la verdad es que ha sido mas un consuelo verla encontrar un escape a ese sufrimiento, pero sobre todo, a la soledad en la que quedó al vivir con alguien que jamás la pudo llegar a amar como se merecía, y es que ella con todo y los momentos y acciones egoistas que tuvo, se sacrificó sin dudarlo por aquel a quien amaba, merecía que le correspondieran por esa entraga, pero desgraciadamente no ha podido ser. Y pese a todo, en el plano de los sueños encontró su camino y lo siguió, estoy segura de que luego de esa liberación ha encontrado finalmente la felicidad y amor que tanto se le negó en este plano.


Maravillosa historia esposa, gracias por compartirla Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 245289 Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 540319

http://losrecuerdosdecandy.foroactivo.mx/

cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Como siempre una maravillosa historia, triste, muy triste. Pensar que pago un precio tan alto por salvarlo, lo "tuvo" y no a la vez. Logro su objetivo pero no fue feliz. Al menos ya descansa...

Lilianarodas

Lilianarodas
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Bella historia

Rhodb

Rhodb
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Vaya! que si,es una hermosa historia.. me gustó.. gracias Wendolyn

Enviado desde Topic'it

Bleu Moon

Bleu Moon
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

El sacrificarse por el ser amado no es un pecado, en vez de apartarse y que le cayera encima a el, no dudo ni un segundo en salvarlo. Ambos sacrificaron algo, ella su pierna, y carrera, el su amor por la pecosa. Una lastima que ella tuviera un final de ese manera no se lo merecia, pero fue feliz en su mundo. Bellísimo aporte Wen. Te sigo Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 4149639568

Saludos!

igzell

igzell
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Oye condesa,usted anda con el fierro en los escritos.
Hermoso  Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 10498...Pobre Gusi...

http://larojamelenaquesellevoelviento.blogspot.com/

AzucenaJarjayes

AzucenaJarjayes
Rosa Negra
Rosa Negra

¡Me ha encantado! No se si no existan muchos en realidad pero yo al menos los fanfics TerryxSusana que he encontrado son contados ¡precioso Condesa! me fascinó de veras!  Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 498689  Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 498689  Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 498689

Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" 29196440

https://www.youtube.com/user/chicadelanime

Lita Wellington

Lita Wellington
Rosa Roja
Rosa Roja

Lo único quería que le dijeran que la amaban

GEZABEL

GEZABEL
Guerrera de Lakewood
Guerrera de Lakewood

Uff, de verdad que es un final hermoso el que le haz dado a Susana, saber que dentro de si fue feliz es consolador, aunque no por menos triste... bellisima historia mi wendo... y ese final, esa carta... esas unicas palabras suenan a terry tanto que hasta un escalofrio me dio... es casi como decir el always de snape ...


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Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" Ige10
Desde La Mansión Leagan "AZUCENAS MARCHITAS" Undefi10[/url]
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Mayosiete

Mayosiete
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Como siempre mi estimada Condesa, un honor  leer lo que escribes.

Aleth **ALBERTMANÍA**

Aleth **ALBERTMANÍA**
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Tenía ya un par de años que no me daba una vuelta por la GF y tu historia es la primera que leo, querida Wen, tus palabras son hermosas, me hicieron recordar, una "prompt" que vi hace unas semanas que decía "escribe acerca de lo siguiente: todos tenemos un hilo rojo que nos une a nuestra alma gemela (y somos capaces de verlo) el tuyo se levanta hacía lo más alto del cielo". Sé que no es lo mismo, pero me dio mucho gusto leerte.

Un abrazo grande.

https://www.facebook.com/home.php?#!/Thia017?ref=profile

LORENA **AlbertManìa**

LORENA **AlbertManìa**
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

CUANDO LAS COSAS NO SON PARA NOSOTROS, SIMPLEMENTE SE VAN. Y AUNQUE EL TIEMPO FUE QUIEN LE DEMOSTRÓ QUE SOLO FUE UN SOSIEGO PASAJERO EL HABERSE QUEDADO CON TERRY, EN EL FONDO SUPO SIEMPRE QUE NO ERA PARA ELLA.
BELLO Y NOSTÁLGICO RELATO QUERIDA CONDESA, ME HA DEJADO PENSANDO SI YO TAMBIÉN ENCONTRARÉ EN MIS SUEÑOS EL HILO ROJO.

SALUDOS FRATERNALES

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