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Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS"

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Wendolyn Leagan
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Wendolyn Leagan

Wendolyn Leagan
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Desde El Imaginario de Stear, esto es...



EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS


Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 0475e311


     Cuando Stear llegó al lugar donde todos vamos cuando dejamos este mundo, no podía evitar sentir temor por lo que le esperaba; es normal. Todos tenemos temor a lo desconocido.

Lo más extraño del mundo, es que llevaba pegado de sus pies, un pequeño gatito negro que no se le separaba ni 10 centímetros; por muy rápido que él caminara, el animalito se las arreglaba para estar pegadito de él; incluso si corría, cuando se detenía el bichito estaba ahí, sentadito a su lado, como si no le costara nada seguirle el paso.

Comprendió entonces que, aunque no entendía aún por qué, tenía un acompañante en este nuevo viaje que le tocaba emprender, y lo aceptó complacido al ver que no estaría solo.

Siguiendo todas las señales luminosas que le indicaban por dónde dirigirse; al final llegó ante un gran salón donde una larga cola de gente que él no conocía, parecían aguardar algo muy importante.
Notó entonces, que todas las personas ahí, tenían a sus pies un gatito que pacientemente esperaba junto con ellos.

De pronto escuchó su nombre a lo lejos; de más adelante en la larga cola, un joven rubio le hacía de la mano.
Era Dominic, su compañero aviador.

Cuando se reconocieron y se abrazaron saludándose jubilosos, las gatitos que les acompañaban se pusieron a juguetear entre ellos, como si también fueran grandes amigos.
Dommi entonces le explicó que la cola era para esperar sus “Destinos”.

Porque todos los que llegaban ahí, debían tener un sitio específico, y realizar una labor específica. Al menos era lo que le habían dicho a él, ya que tampoco podía saber a ciencia cierta de lo que hablaba.
Estaba en la misma cola que él, esperando lo mismo, y tampoco es que llevara ahí mucho tiempo como para estar mejor enterado.
No había de otra, debían esperar.

En la espera, logró enterarse que esa cola no era para cualquier persona, sino para quienes habían sabido merecerse un lugar en el Cielo.

Él nunca en su vida había pensado en ello; nada de lo que había hecho en su vida había sido en pos de ganarse nada. Es más ¡Nada de lo que había hecho en su vida había sido planificado siquiera!
Él simplemente era como era. No sentía que mereciera estar ahí por algo específico.

El gatito a sus pies se paró en dos patitas llamando su atención; él se agachó a acariciarlo, para consolarse de sus propios miedos, que no eran pocos.

Otra cosa que aprendió en la espera, es que aquellos gatitos, eran sus guías espirituales, y los mejores colaboradores que tendrían en el trabajo que les tenían asignado.

¿Trabajo? ¡Buena estaba! ¿No? O sea que, ni siquiera después de muerto puede uno descansar. Interesante.
Ojalá encontrara luego una manera de contárselo a Archie ¡Seguramente se iba a ir para atrás!

Cuando llegó su turno, le guiaron hacia el sitio donde le tocaba estar a él.
Era una alta colina, que a lo lejos parecía estar sembrada de hectáreas y hectáreas de flores doradas. No lograba definir si eran girasoles, narcisos, tulipanes… Si había algo de lo que él sabía muy poco, era precisamente de flores.

Le dijeron que su labor iba a ser cuidarlas; cultivarlas, alimentarlas y, cuando llegara el momento de cada una, recolectarlas y soltarlas.
No es que él fuera quisquilloso, pero simplemente le parecía que entre sus talentos la jardinería… no más no.
¿Conocían a su primo Anthony? ¡Él podría hacer mejor esa labor! ¡Lo recomendaba amplísimamente!

Pero no había caso, ese era el sitio y la labor que le tenían asignada.
Bien, no chistó más. Si ese iba a ser su lugar en el Cielo ¿Quién era él para renegar al respecto?

Entonces, esperaba que le explicaran ¿Qué era lo que tenía que hacer?

“Este es tu campo, el que estará a tu cuidado. Tú serás el agricultor de todo lo que aquí crece. Deberás cuidarlas con esmero. En este campo crecen las ilusiones, esperanzas y sueños de todas las personas de buena voluntad.
Hombres y mujeres. Niños y adultos. Aquí es donde nacen sus esperanzas y sus deseos, y donde en ocasiones, las verás morir también.
Tu labor es cuidar de ellas, mientras estas crecen y se desarrollan, y cuando llegue el momento, cuando cada una de ellas esté lista, recolectarlas y soltarlas hacia el firmamento.
Y si una de ellas cae, enferma o abandonada, es tu deber recogerla, cuidar de ella; tratar de sanarla hasta que se recupere. A veces no sucederá; verás muchas morir, sin que tus esfuerzos sirvan de nada, y será doloroso.
¡Siempre es doloroso cuando una esperanza muere, cuando un sueño es olvidado! Pero pasa con más frecuencia de lo que te imaginas.
Sin embargo, en ocasiones sucede, que cuando una muere, de inmediato brotan al menos 10 más por cada una, y debes alimentarlas bien para que logren volar cuando tengas que soltarlas. Tienes una labor ardua, pero créeme que hemos estado esperando alguien como tú por mucho tiempo, porque solo alguien como tú puede hacerlo.
Eres el indicado para este trabajo.”


Cuando le dejaron instalado y solo, se internó en el campo de flores. Era casi la hora del crepúsculo, pronto oscurecería, así que no había nada que pudiera hacer ahora mismo.
Cuando el sol decayó, dando paso a la noche, Stear se quedó boquiabierto mirando a su alrededor.
De nada servía que el sol se hubiera ocultado ¡Su campo brillaba como si el sol, se hubiera instalado en él!
Miles de millones de estrellas, brillaban hasta donde le alcanzaba la vista y mucho más allá, agarradas de delicados tallos que el viento batía, y hacía que todas se movieran como olas de mar; como una marea de brillante e incandescente oro, justo frente a él.



Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" Estrel10



El gatito que le acompañaba, comenzó a saltar entre ellas y a llamarlo con delicados maullidos. Cuando llegó hasta donde estaba, una de las estrellas, grande y rozagante, prácticamente se desprendía sola de su tallo.

Stear la tomó con sus dedos y la levantó, esta comenzó a vibrar brillando fuertemente y entonces, tuvo que soltarla.
Esta se elevó por el cielo como una estrella fugaz, y comenzó su vuelo, jubiloso e interminable, dejando tras de sí una larga estela, que se desvanecía en polvo de estrellas, a medida que se alejaba.

Una esperanza cumplida, un sueño realizado, que se elevaba maravillosamente, más alto que el mismo firmamento, dando felicidad a alguien que lo merecía.
Stear sonrió; con la felicidad que le invadió en aquel momento, comprendió de pronto, a cabalidad, la gran importancia de su labor, y se puso en ello.

Cada mañana se levantaba con el sol, y sentía el calor con el que su brillo las alimentaba; les retiraba las malas hierbas, que no eran más que los miedos y los temores, o las habladurías producto de la envidia; trataba de dejarlas limpias y pulcras para que nada detuviera su crecimiento.

Una lluvia plateada, caía todas las tardes a las 2, mientras él y su gato descansaban; y al anochecer, salía empujando una carretilla, recolectando todas las estrellas que ya estaban listas para emprender el vuelo y entonces comenzaba a soltarlas; de a una, de a cuatro ¡Las soltaba de a puñados!

Se llenaba los brazos de ellas hasta que no podía con el peso, y las arrojaba con toda su fuerza hacia el espacio infinito riendo alborozado, y entonces el cielo nocturno se iluminaba como el sol por un instante, mientras veía a cada una de ellas volar raudas, cada una por su camino.

En su trabajo, aprendió a reconocerlas pronto; habían unas que brillaban como si fueran de oro macizo, y otras que, al momento de ser soltadas, tornasolaban en coloraciones diversas como el rosa o el azul.
Había unas que, si las movías un poco, dejaban verse llenas de letras, y otras en cambio cuyo brillo titilaba como si fueran el latido de un corazón enamorado.
Algunas a veces cantaban, y había otras que de vez en cuando lloraban como bebés recién nacidos…

Todo tipo de sueño, deseo y esperanza, crecía en el campo de Stear; y él aprendió a cuidar con amor de cada uno de ellos, convirtiéndolos de alguna manera, en propios.
Pronto le tocó ver algunas que no lograban florecer como era debido.

Él les arrancaba la maleza que insistía en ahogarlas, y de inmediato se volvían a cubrir. Pero él no cejaba en su empeño, pasaba horas arrancando hierbas malas, aunque por las mismas volvieran a brotar; no le importaba él las seguía arrancando, hasta que las veía retomar su brillo.

Cuando las veía muy apagadas, o con el tallo decaído, se sentaba junto a ellas y les hablaba cariñosamente, las acariciaba y las besaba con cariño, convenciéndolas de que tenían que alcanzar su madurez y volar por el espacio infinito realizándose con felicidad.

Muchas no sobrevivían.
Las malas hierbas lograban ahogarlas por más que él hiciera, terminaban apagándose sin remedio.
Las que más le dolían a él; eran las que habiendo volado ya, de pronto se precipitaban al suelo en picada, heridas de muerte.

Entonces corría como loco enviando a su gatito a que las localizara pronto, antes de que se apagaran del todo.
Algunas eran fáciles de revivir, algunas le daban más trabajo pero salían avante.
Otras, simplemente ya se habían apagado cuando él llegaba.

A veces, tras la muerte de una estrella, brotaban dos o tres más; pero no era una regla.
A veces, era realmente más duro de lo que le habían dicho…

Una noche, vio caer una estrella que de pronto, le hizo brincar el corazón.
Esta no caía aún al suelo, cuando él ya corría lo más rápido que pudiera para lograr alcanzarla.
Llegó al mismo instante en que su pequeño guía y ayudante, la tomaba delicadamente con su hocico, para depositarla entre las amorosas manos de Stear.

La estrella se apagaba.  Cuando él la tomó entre sus manos se embargó de una inmensa tristeza, como no había sentido aún por ninguna estrella caída, desde que cuidara del campo.

La llevó a su pecho acunándola con cuidado mientras no podía evitar los sollozos que se escapaban de su pecho.
Miró hacia el cielo nocturno, elevando una plegaria, mientras de sus ojos, se escapaban raudas las lágrimas, que no podía ni quería retener.
Había reconocido aquella estrella de inmediato, y sabía que era él mismo la causa de su caída.

La estrella estaba enferma, su brillo casi no se percibía. Era como una lamparita con casi nada de aceite.
Titilaba lentamente; como un corazón al que le quedan muy pocos latidos, cada vez más lento, cada vez más leve.

La guardó cerca de su corazón para mantenerla tibia, le hablaba todo el tiempo para mantenerla despierta.
A primera hora de la mañana, la tomaba entre sus manos y la elevaba hacia el cielo, para que los primeros rayos del sol la alimentaran y la fortificaran.

Por la tarde, la mantenía entre sus manos, mientras dejaba que la lluvia plateada lo empapara completo. No se separaba de ella ni un instante.
Por las noches, cerraba puertas y ventanas, y no encendía ni una sola luz, solamente para medir si el brillo de la estrella mejoraba o decaía.

No había cambios, cada vez que la tomaba entre sus manos, sentía la tristeza y el dolor con que aquella estrella agonizaba cada día.
La acunaba en su pecho y le dedicaba las palabras más dulces que jamás había dicho en su vida.

Un día, le pareció que mejoraba, su brillo no se incrementó, pero su luz había dejado de titilar. Entonces le pareció a él que la estrella mejoraba, que ese sueño, esa esperanza, talvez podría lograr volver a volar.
Era como un pajarito herido, solamente tenía que descansar y reponerse.

La llevaba con él todo el tiempo, por las mañanas mientras cuidaba del campo; por las noches mientras soltaba estrellas.
Le hablaba todo el tiempo, de las cosas que había visto, de todo lo que había aprendido. De lo mucho que extrañaba a todos los que amaba…

Con el pasar del tiempo, la estrella parecía estar estable; su brillo no parecía incrementar, pero tampoco lo veía decaer.
Él solo sonreía, había llegado a conocerla muy bien ¡Oh sí, cómo la conocía!
Él sabía que ella era así, tímida, sencilla; creyendo siempre que, apocar su brillo era lo mejor, para ser imperceptible.

Una madrugada, Stear despertó por la luz que emanaba de su estrella enferma.
No era un brillo muy fuerte, pero titilaba, como el latido de un corazón.
Débil aún, suave; pero constante.

La miró toda la noche hasta que amaneció, y cuando salió al campo a alimentarla con los primeros rayos del sol, le pareció que palpitaba un poquito más fuerte.
La llevaba todo el tiempo, en la solapa de su traje como si fuera un prendedor.

A veces algunas estrellas volteaban su tallo dándole la espalda; enojadas, celosas de esa estrella que siempre lo acompañaba.
Stear, las acariciaba y las besaba a todas con cariño, haciéndoles saber que las amaba y que solo esperaba liberarlas pronto.

Una mañana la vio brillar.
Brillaba tanto que, aunque el sol estaba en todo su esplendor, alimentando a sus estrellas; su brillo prevalecía.
Le parecía que podía verla, tornasolandose a ratos, con los colores del arcoíris.

La estrella estaba cambiando, había pasado de ser una esperanza moribunda, o con ganas de morir; a un sueño latente y vivo que poco a poco se vestía con los colores de la ilusión.
Stear sabía lo que eso significaba, y la dejó ser, hablándole siempre, dándole ánimos; instándola a volar lo más pronto posible.

Esa misma noche, la estrella comenzó a vibrar ¡Nunca, en todo este tiempo, había visto Stear estrella tan brillante!
Animadas por el brillo tan fuerte, otras estrellas comenzaron a brillar también.

¡Esta estrella volaría muy alto! Eso estaba claro, y ellas también querían volar; también querían dar felicidad.
Stear la tomó entre sus manos sonriendo enternecido. Había llegado el momento.

Su estrella, que había llegado a él casi muerta, estaba ahora lista para emprender nuevo vuelo.

Varias estrellas, en su vibrar jubiloso,  comenzaron a desprenderse de sus tallos; el gatito que lo ayudaba, las llevaba a puñados entre su hocico hacia la carretilla, para que esperaran su turno.

Stear tomó su estrella, brillante, robusta y tornasolada, entre sus amorosos dedos y la besó con ternura.

La elevó hacia el cielo, y saltando con un gran impulso, la arrojó con fuerza hacia el espacio infinito.

La estrella voló ¡Voló muy alto!
Y entonces comenzó su largo vuelo dejando tras de sí una hermosa cola de polvo estelar rosado, celeste y plateado.
La siguió con la mirada, mientras las otras estrellas, celosas de tanta atención y deseosas de volar hacia su felicidad también, comenzaron a elevarse solas por la bóveda celeste.

El cielo se iluminó como nunca antes desde que él estuviera ahí, y la vio alejarse, cada vez más pero sin desaparecer todavía, dando vueltas y haciendo maromas.
¡Era feliz! ¡Inmensamente feliz!

Y las otras estrellas a su alrededor parecían seguirla, como haciéndole una corte estelar de cientos de colas brillantes iluminando su camino.


Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" Estrel11



Stear, con los ojos llenos de lágrimas de pura alegría, lanzó un beso al espacio infinito, y desde el corazón, agradeció en una oración.

Ahora él podía estar tranquilo, y cuidar su campo sin preocuparse de nada. Ahora sabía que aquella estrella no volvería a caerse nunca más.

Stear sabía que, ahora, por fin Patricia era feliz.


FIN.



Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 30222010

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Niño/a del Hogar de Pony
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Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 498689 miercole,esto si estuvo hermoso...

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YARO

YARO
Niño/a del Hogar de Pony
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Es una hermosa historia, incluso llegué a sentir la preocupación de Stear por su estrella, fue lindo y triste a la vez el verlo ahí, pero es feliz, es feliz en ese trabajo que se le encomendó, y creo que no hay nadie mejor que él para cumplirlo.


Sencillamente hermoso Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 498689 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 498689 Gracias por esta belleza Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 245289

http://losrecuerdosdecandy.foroactivo.mx/

Silvia Razo Rodríguez


Capullo de Rosa
Capullo de Rosa

Estuvo hermoso pero me hiciste llorar Felicidades

Bleu Moon

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Niño/a del Hogar de Pony
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Bellísima historia,Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 334740 pude sentir ese sentimiento que emanaba de Stear por su estrella,,me imagine ese campo lleno de estrellas como los campos de girasoles en Francia. Enhorabuena Condesa.
Saludos!

Lilianarodas

Lilianarodas
Niño/a del Hogar de Pony
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Hermosa historia Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 334740 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 334740

MIMICAT StEaRsGirL

MIMICAT StEaRsGirL
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ese es Stear, sólo él podría acunar así los sueños, es su naturaleza. mi corazón jubiloso arde dentro de mi pecho de ternura, de armiración por tu arte y la belleza de la voz de tus letras.

Sólo tú puedes crear algo tan bello, es tu naturaleza.

Gracias

Te quiero hermana.

Sussy

Sussy
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Srta. Wendolyn, nuevamente mis respetos por su pluma, una gran inspiración para nuestro querido inventor Ahhhh¡¡¡ que cúmulo de sensaciones que me ha trasmito tu relato. Hermosísima historia, una belleza, y con un final tan tierno como el protagonista.
Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 535481

Friditas

Friditas
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Una historia mágica, preciosa. Con un final conmovedor. ¡Bravo!

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
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Qué ternura! Cuidando las estrellitas, aún con lo despistado que es el Gafitas, nadie mejor que él para un trabajo así. Precioso trabajo.

ElsyTineo

ElsyTineo
Sacerdotisa Gemela Grandchester
Sacerdotisa Gemela Grandchester

WooW! Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 971718 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 460690 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 463717 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 463717 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 463717


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Aleth **ALBERTMANÍA**

Aleth **ALBERTMANÍA**
Niño/a del Hogar de Pony
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Mi Wen, ¡qué chulada de historia! Me encantó, la disfruté, me dejó el corazón feliz y te lo agradezco con toda el alma.

Darme una vuelta al foro el día de hoy fue una muy buena idea. Gracias, de verdad, gracias.

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Andreia Letellier

Andreia Letellier
Niño/a del Hogar de Pony
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Bonsoir... mon amie, merci... me has regalado un momento maravilloso leyendo tu historia, me conmoviste hasta el alma y no pude evitar un par de sollozos callados... ha sido precioso y un bálsamo para mi trizado corazón leer tus letras.

Imaginar cada escena, el campo de estrellas brillantes, la lluvia plateada... ¡La dulzura de Stear era perfecta para ese trabajo! Y la manera en la que cuidó de las esperanzas e ilusiones de Patty... mon Dieu... se me vuelven a anegar los ojos...

Quiero pensar, que mis amados seres que ya partieron, (y que no han sido pocos para mi gran desespero), tienen también bellas ocupaciones qué atender allá arriba, quiero sentir que han sido quienes no han permitido que yo termine sumida en el dolor y la soledad...

Gracias, desde el fondo de mi alma por tan bellísima ilusión que me diste... de verdad... te has ganado una seguidora agradecida...
Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 971718 Desde el Imaginario de Stear "EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS" 104578

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Sabrina Cornwell

Sabrina Cornwell
Niño/a del Hogar de Pony
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Ay Dios, aquí hay tres cosas que me encantan: Stear, gatitos y estrellas. Claro que lloré al leerlo, está hermoso y tocó mis sentimientos, gracias por compartirlo con nosotros.

sadness

sadness
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wen, no me cansaré de decírtelo, eres una genial escritora. Bella prosa en cada una de tus ficciones.
Sinceramente, tienes toda mi admiración.

Y esta belleza, tan emotiva me hizo vibrar de emociones encontradas, de tristeza a felicidad

Mil gracias por tanta belleza narrativa.

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