-A…a…amo…Jefe?-le llama ella sollozando por primera vez en su vida, estaba herida, lo necesitaba. ¡Necesitaba decirle, gritarle que le quería! Pero el dolor que ella sentía en ese momento por causa de esas balas que había recibido su cuerpo para proteger a su jefe, amo, o mejor dicho el amor de su vida, su profesor, su compañía, ¡Su única familia!
-No hables…-Le decía él sintiéndose culpable de lo sucedido. Era a él que le correspondía recibir esas balas, era su cuerpo, muchachita tonta esa que no pensó en ese momento, como quiera lo iban a matar, no sabía la razón por la cual ella hizo eso, si, ya todo estaba perdido, pero para él, no para ella, él quería que ella cambiara de mundo, no quería esa vida para ella; pero ya no había nada que hacer, el cuerpo de esa mujer ya iba a dejar de sentir los latidos del corazón en cualquier momento. Su noble y tierno corazón, era lo que caracterizaban aquella “niña” antes los ojos de él, porque aunque él la haya criado de una manera, ella aun no había dejado de ser ante sus ojos aquella adolecente que llego a sus manos por un error…
-Necesito, ¡tengo que hablar antes de nuestro final!, me lo permitiría?-otra vez hablaba con esa voz quebradiza, que casi no se le entendía, pero él acercaba mas su oído ante los labios femenino, para poder escuchar aunque sea un suspiro por última vez en esa vida
-.ya que, pequeña-dijo él con la misma frialdad de siempre; ni en esos momentos dejaba a un lado esa prepotencia de “Dios” “del todo poderoso” que un día fue…
Ahí estaba él, en el piso, con un cuerpo casi sin vida recostado entre sus brazos y pierna, ahí, en aquel mugriento suelo en el cual nunca se imagino estar, pero donde vio tantas personas morir, que ironía, no? Morir en el mismo lugar donde él mataba, secuestraba, y humillaba a tantas personas; ¿Quién diría que él, precisamente él, acabaría así? Ya estaba listo, más que preparado para que esos encapuchados los cuales pertenecían a bandos diferentes lo mataran, qué más da, si lo que él mas apreciaba en la vida estaba entre sus brazos, y esas personas se la habían arrebatado ¡Había sido traicionada por uno de sus tantos hombres!; el magnate, el jefe, el que se la sabia y nadie lo engañaba en nada, ese al que todo adoraban, la deidad y el temor de ese país, ese hombre y su mano derecha, la que lo acompañaba casi para todos lados; la que él crio, la que hizo a su santa o maldita imagen, esa joven de pelo negro y de ojos tan azules como el mismísimo cielo, ambos estaban allí a punto de morir…
Ella había sido el pago que le habían hecho a él. El padre de esa joven era un adicto a las apuestas, y como era de costumbre, cada noche iba y se malgastaba el dinero en aquel casino el cual era de aquel asesino, traficante de armas, el temor de aquel pueblo, el dueño de todo, si, de él. De Terrence; y como ya no tenía ni como pagarle a la casa le ofreció carne fresca: Oh, qué mayor placer para un hombre como ese, una “virgen” a la cual aria suya, ¡Dios! ¿Es posible tener a una virgen en estos tiempos?, bah, qué más da, aceptaría ese trato, pero también ese hombre trabajaría y pagaría su deuda, porque eso no era suficiente para él, “¡Que traigan la “carne fresca!” ordeno él ; el viejo decrepito se levanto del suelo en el cual estaba boca abajo dándole reverencia al “generalísimo” ,pero con dos escolta apuntándole con armas ambos al mismo tiempo que se alejaron de él con tan solo un chasquido de los dedos del jefe, y como buenos hombres que son, luego, luego se hicieron a un lado.
Pero eso si, él jefe había mandado a sus hombres en busca de esa “carne fresca”, y si el muy maldito se atrevía a dejarlo colgado y huir, nah, no podría ser tan estúpido para eso, él sabía con quien se estaba enfrentado en aquel momento…
Cuando vio entrar al viejo decrepito con una sonrisa de oreja a oreja y más atrás prácticamente a una niña, el semblante del jefe de la mafia cambio de un momento a otro: de una sonrisa a un enojo fulminante.
En todas partes podían decir de él lo que fuera: que es un maldito, un asesino, un narco, un sinvergüenza ¡Lo que se les dieran la gana!, pero nunca, nunca en su vida abusaría de una niña, eso no es de hombre, y mucho menos es y nunca sería su estilo al menos eso ha pensado hasta ahora; eso, eso que acaba de hacer ese hombre es prácticamente un insulto ante su persona, ¡Es una niña por diosa santo! Y además era su hija ¡Su hija! Y se la estaba regalando a él, aun desconocido, bueno, no tanto así, porque ya todos sabían quién era.
Ese hombre es un maldito, ya decía él que eso lo que le había ofrecido aquel viejo era más que imposible, pues claro, como no se lo imagino, solo una niña podría ser virgen en estos días “¡Malditas sea!” se dijo dándole un puñetazo a la pared.
-¡Es usted un maldito, un mísero, un…!-dio pausa a sus palabra un breve instante, dejando la mano colgada en el aire, la cual iba a aterrizar en la cara de aquel viejo canalla-¿… Esto?-dijo señalando a la adolecente, la cual estaba con la mirada baja-¿Con esto es que usted me pretendía pagar? ¿Ella es la persona que pagara sus deudas?, jah!. No me haga reír.
-No pretendía hacerle ningún chiste, mi señor-dice de un momento a otro el anciano
- Mira ¡Mejor cállate…! Cállate-hablo Terrence primero con un tono fuerte el cual fue bajando paulatinamente.- Mira, ¡Que mires te digo!-dice con voz fuerte; el cuerpo de la joven reacciono como asustado; luego él le coloca sus manos en su barbilla, le da un leve apretón, y hace que esa carita de inocencia mirara a su padre-esta niña no le daría placer a mi hombría, por el simple hecho de eso, de ser una niña, no soy tan morboso, si eso es lo que piensa, ¡No soy un maldito pedófilo! ¡Eso jamás! ¿Me has entendido?-Suelta la barbilla de la joven, y se coloca la mano en los ojos, y da un leve suspiro- Ella me pertenece, ¿verdad?-asiente el viejo-Bien, ¿pero esta consiente usted que ella no es suficiente para pagarme, verdad?
-Sí, mi señor, yo solo quería darle un adelanto, solo eso, para que me diera tiempo.
-¿Tiempo, ja?-Pregunta-Me ha dicho usted tiempo, acaso no se ha visto en un espejo, ya usted casi se está muriendo le aria yo y mis hombre un favor con hacer su muerte mas prematura. Por favor Riky, dale algo de comer a la joven, y luego mándala a acostar, ¡No sé. Algo! En cuanto a ti viejo decrepito-dice señalándolo con su dedo acusador-¡te me largas antes de que cambie de opinión! Que no se diga que Terrence Grandchester no da segundas oportunidades.
-¿Entonces mi deuda esta saldada, mi señor?- pregunta el viejo quitándose el sombrero y dándole un ligero apretón
-¿Eh?-Dice Terrence medio confundido-Ya le dije que usted trabajara para mi hasta que se muera, y creo que para eso no falta mucho.
-¿Y mi hija, mi señor?
-Su hija me pertenece.
-¿Entonces si la ara su mujer?
-¡Mire viejo azaroso…-dice Terrence agarrándole por el cuello de la camisa-eso que usted me está preguntando es un insulto, esa niña, porque eso es, será la hija que nunca llegare a tener, así que, olvídese de ella! ¡Ahora es mía. Usted me la ha regalado sin yo pedírsela, y creo que al mismo tiempo me insulto y eso lo pagara usted como menos se lo imagina!-Esas fueron las últimas palabras de Terrene, antes de mandar al suelo a aquel viejo sin vergüenza. El cual lo insulto con tan solo pensar que ese hombre abusaría de esa jovencita.
Es verdad que no lo había pensado, pero le fue dando vuelta tras vuelta al asunto, ¿Una hija? Vaya, tener a una hija a la cual él no había engendrado que, llego así por un error a su vida, la cual-aunque ya estaba criada, tenía como algunos 15 o16 años la chamaca-le daría sus educación, la aria a su maldita imagen y semejanza, ella iba hacer aquello que él nunca fue.
Aunque al principio no fue fácil lidiar con esa fiera, poco a poco fue amansándola; la fue transformando, pero no como la dama de sociedad que él quería que ella fuera, si no, sin el darse cuenta, fue transformándose en una más de su equipo, él no le demostraba casi amor, pero si afecto, la enseñaba a disparar perfectamente, pero vaya, la alumna supero al maestro, y si él era frio e intimidante, ella lo era aun mas. Si, fue a su maldita imagen y semejanza que él la había hecho, pero se arrepintió a último momento.
Mientras que en los negocios que ellos iban siempre se armaba algunos que otros tiroteos, algunos de los hombres de Terrence querían tomar la delantera, ella como buena francotiradora que era, se le iba adelante, y ahí todos bajaban las armas…
-Ya, ya, tampoco hay que llegar a este extremo, Terrence, amigo- decía uno de los jefes colocando el maletín lleno de efectivo en el suelo y subiendo ambas manos hacia arriba, señal en que se rendía.
-Mi plan nunca fue llegar a estos “extremos”, como dices tú querido “amigo”, pero tus hombres así lo quisieron, y creo que ellos no se mandan solo
-No…pero bueno…quiero darte una disculpa, las cosas se harán como tú decidas
-Ves?, tenían que morir 5 de tus mejores hombres para llegar a esta conclusión, que pena-dice Terrence a la vez que chasquea los dedos señal que le da a uno de sus hombres para que recogiera el maletín el cual estaba en el suelo-Bueno, queridos amigos-dice él mientras va abriendo el maletín, y asegurándose de que él dinero y el dispositivo este ahí-Fue un placer para ustedes hacer negocios conmigo; hasta la próxima-finaliza dando la media vuelta para retirarse de allí.
Uno de sus hombres se queda un rato asintiendo con la cabeza, cosa que la joven a la cual Terrence había adoptado como su hija, y que sin darse cuenta la veía como algo mas, noto…
-vamos, Ada, quita esa cara, ¡Ya la hicimos, mujer! Con este negocio finalizado ahora sí, podemos ir donde quieras.
-Amo.
-¿Cuántas veces te he dicho que no me digas así?
-Perdón, jefe
-¿Contigo no hay remedio. Verdad?, bueno, ya habla, hombre, ¡Habla!-le grita, y ella reacciona con un salto inesperado, al parecer ese grito le cayó por sorpresa, agacho la mirada-Ya, perdón, me sobresalte.-se disculpa
-No, no se tiene que disculpar, jefe, fue mi culpa como siempre, siempre lo hago enojar, pero le juro que nunca ha sido mi intensión provocar esos sentimientos en usted.-dice ella aun con la mirada baja haciendo unos leves movimientos con las manos
-Hey-dice él tomando la barbilla de la joven con su dedo índice, haciendo que ella mirara a esos hermosos ojos azules, los cuales eran la debilidad de aquella mujer, si, porque lo era, aunque ella diga lo contrario, y se cómbese asi misma y trate de convencer a los demás de lo contrario; cuando miraba esos hermosos ojos azules de su amo, jefe o padre, como diablos quieran decir, se sentía mujer, sentía repetidas veces que estaba fluyendo en el agua de aquellos ojos tan azules como el mismísimo mar; lo cierto era que, ella lo amaba, pero su amor nunca iba hacer correspondido, por eso decidió callar, solo se conformaba de estar cerca de él, protegerlo, porque esa vida no es para todos, es bien difícil, y aunque él era el que mandaba en esas tierras, tenía enemigos y amigos que lo envidiaban en cada esquina, y ahí era que ella aparecía.
-Jefe, no sé que usted piense de lo que le voy a decir.
-Habla
-Tengo un mal presentimiento, y eso se debe desde que vi a Riky hablando confiadamente con esos hombres, quiero que se deshaga de ese maletín
-Creo que estas paranoica, mujer, Riky jamás me traicionaría, a mí, a quien todo se lo ha dado, por quien es gente, no, no, imposible
-Sí, sé que es algo duro de creer, pero confíe en mí, se lo ruego
En ese mismo instante, Terrence iba a decir algo, pero un vehículo hizo contacto con el de ellos, cosa que se le hizo extraño ya que más atrás estaban sus guarda espalda, pero vaya sorpresa, ellos eran los que lo estaban atacando, Ada saco la pistola que llevaba colgando en su pierna y comenzó a disparar, poncho dos llantas de distintos vehículos los cuales chocaron entre sí e hicieron una barrera para lo que venían más atrás; terrence por su parte estaba disparando a los otros, pero cuando se sintieron salvo encontraron a un grupo de personajes que le estaba haciendo otra barrera para que no cruzaran, Ada intento sacar la otra pistola que estaba en su otra pierna, pero Terrence no la dejo.
Ambos salieron del auto con las manos en alto, vieron en el grupo al dichoso Riky, Terrence agacho la mirada decepcionado, y segundo más tardes se acercaron unos hombres los cuales tomaron a la pareja por los brazos, y los amarraron…
-A ella no le hagan daño, déjenla fuera de esto-dice él-es a mí a quien quieren, ¿no? Ya me tienen, a ella…-lo interrumpe un golpe que le propino uno de los encapuchados en el rostro.
Los tomaron a ambos y se lo llevaron hacia rumbo desconocido; el rostro de la joven estaba apoyado en hombro de Terrence, Terrence se sentía derrotado por primera vez en su vida…
Cuando al fin llegaron al lugar, Terrence se llevo la gran sorpresa de que era el mismo donde él mandaba a matar o mataba a algunas personas, quería salir huyendo, pero no lo hizo, ni siquiera lo intento; tenía esa mirada fría, de decepción; miro a Ada por un segundo, la cual también lo miraba a él con esos ojos de cachorro a medio morir, a eso era que ella le tenía miedo, también se sentía mal consigo misma, tanto que se prometió cuando practicaba con las armas y unas cuantas botellas, el defender a su amado, hasta con su vida si fuera necesario, ella lo amaba, y lo iba a perder por culpa de un pendejo y maldito mal agradecido.
A ambos lo tiraron como perros en el piso, ella cayó encima de él, nuevamente sus miradas se reencontraron, se hablaban, se gritaban, pero no se le entendía nada, eran palabras mudas que solo se entendían si sus labios se los explicaban.
Luego se les acercaron los encapuchados, y les apuntaron con las armas, a uno de ellos se les escapo un tiro que se penetro en el hombro de la joven, la bala iba a parar en el pecho de Terrence, pero ella se movió, y la recibió, luego segundo más adelante, otro disparo el arma y esa misma bala fue a parar al pecho de la joven, la cual se seguía moviendo y por ello fue a aparar en su cuerpo.
Terrence lloraba como nunca, mientras que la mirada perdida de la joven estaba fija en él:
-A…a..amo, Jefe, te amo.
-Shhh-decia Terrence, el cual se desamarro de un momento a otro sin darse cuenta-Por favor, no hables.
-Necesito hablar, jefe
-No quiero que hables
-Si no hablo ahora, ya nunca más lo haré-Terrence la dejo, pero coloco su oído frente a los labios femeninos que le susurraron:”Lo amo, jefe, siempre lo he hecho, me prometí a mi misma que daría mi vida por usted si así fuese necesario, pero creo que no valió, porque en par de segundo usted me ara compañía, ese no era el plan, ¿sabe?-con cada palabra que ella le decía, de los ojos de Terrence brotaban unas cuantas lagrimas-Quería que usted viviera, pero me he dado cuenta que mi vida vale poco, no como usted me había dicho…pero ya, no puedo hablar más, en cualquier momento se me ira la vida; béseme jefe, quiero sentir sus labios por última vez.
Terrence le concedió la última voluntad a la joven, la cual al recibir los labios de su amado murió, y lo peor fue, que él no le pudo confesar su amor, la muerte se la llevo antes de tiempo, el seguía besándola y las lagrimas seguían cayendo y aterrizando en el rostro de la fallecida; minutos más tardes, Riky se le acerco a Terrence, y él subió la mirada, Riky lo apunto con el arma, la mirada de Terrence hacia su ex-mejor amigo gritaban odio y decepción al mismo tiempo, y este no dudo en dispararle…
Con cada disparo que este le propinaba en el cuerpo de Terrence, le llegaban a este, recuerdos vagos, veía el cuerpo desnudo de Ada desfallecer en sus manos: sus labios habían recorrido ese cuerpo, habían trazado caricas inmemorable ¡La había amado, por Dios santo! y él no sabía eso, ¡No se acordaba, maldita sea! Hasta ahora. ¿Cuándo sucedió eso? No lo sabía, desconocía ese recuerdo, y lagrimas de dolor recorrían nuevamente su rostro.
Ella se le había entregado por amor, no una, sino varias veces, y él no lo recordaba, tal vez fue en uno de esos viajes donde él se la llevaba y terminaba embriagándose; ¿¡Cuantas veces la había hecho suya sin siquiera recordarlo!? , en esos días que él amanecía desnudo en los cuartos de aquellos hoteles y la veía a ella ahí, recostada en uno de los muebles. Ella nunca le dijo siquiera una palabra, ni le reclamaba por nada, su amor era verdadero, solo se conformaba con una noche de debilidad, de deseo, en que un hombre ebrio que perdía la noción del tiempo, la amara…esos recuerdos le venían a él de golpe, alcanzo nuevamente los labios femeninos, y ahí quedo, murió al instante.
-No hables…-Le decía él sintiéndose culpable de lo sucedido. Era a él que le correspondía recibir esas balas, era su cuerpo, muchachita tonta esa que no pensó en ese momento, como quiera lo iban a matar, no sabía la razón por la cual ella hizo eso, si, ya todo estaba perdido, pero para él, no para ella, él quería que ella cambiara de mundo, no quería esa vida para ella; pero ya no había nada que hacer, el cuerpo de esa mujer ya iba a dejar de sentir los latidos del corazón en cualquier momento. Su noble y tierno corazón, era lo que caracterizaban aquella “niña” antes los ojos de él, porque aunque él la haya criado de una manera, ella aun no había dejado de ser ante sus ojos aquella adolecente que llego a sus manos por un error…
-Necesito, ¡tengo que hablar antes de nuestro final!, me lo permitiría?-otra vez hablaba con esa voz quebradiza, que casi no se le entendía, pero él acercaba mas su oído ante los labios femenino, para poder escuchar aunque sea un suspiro por última vez en esa vida
-.ya que, pequeña-dijo él con la misma frialdad de siempre; ni en esos momentos dejaba a un lado esa prepotencia de “Dios” “del todo poderoso” que un día fue…
Ahí estaba él, en el piso, con un cuerpo casi sin vida recostado entre sus brazos y pierna, ahí, en aquel mugriento suelo en el cual nunca se imagino estar, pero donde vio tantas personas morir, que ironía, no? Morir en el mismo lugar donde él mataba, secuestraba, y humillaba a tantas personas; ¿Quién diría que él, precisamente él, acabaría así? Ya estaba listo, más que preparado para que esos encapuchados los cuales pertenecían a bandos diferentes lo mataran, qué más da, si lo que él mas apreciaba en la vida estaba entre sus brazos, y esas personas se la habían arrebatado ¡Había sido traicionada por uno de sus tantos hombres!; el magnate, el jefe, el que se la sabia y nadie lo engañaba en nada, ese al que todo adoraban, la deidad y el temor de ese país, ese hombre y su mano derecha, la que lo acompañaba casi para todos lados; la que él crio, la que hizo a su santa o maldita imagen, esa joven de pelo negro y de ojos tan azules como el mismísimo cielo, ambos estaban allí a punto de morir…
Ella había sido el pago que le habían hecho a él. El padre de esa joven era un adicto a las apuestas, y como era de costumbre, cada noche iba y se malgastaba el dinero en aquel casino el cual era de aquel asesino, traficante de armas, el temor de aquel pueblo, el dueño de todo, si, de él. De Terrence; y como ya no tenía ni como pagarle a la casa le ofreció carne fresca: Oh, qué mayor placer para un hombre como ese, una “virgen” a la cual aria suya, ¡Dios! ¿Es posible tener a una virgen en estos tiempos?, bah, qué más da, aceptaría ese trato, pero también ese hombre trabajaría y pagaría su deuda, porque eso no era suficiente para él, “¡Que traigan la “carne fresca!” ordeno él ; el viejo decrepito se levanto del suelo en el cual estaba boca abajo dándole reverencia al “generalísimo” ,pero con dos escolta apuntándole con armas ambos al mismo tiempo que se alejaron de él con tan solo un chasquido de los dedos del jefe, y como buenos hombres que son, luego, luego se hicieron a un lado.
Pero eso si, él jefe había mandado a sus hombres en busca de esa “carne fresca”, y si el muy maldito se atrevía a dejarlo colgado y huir, nah, no podría ser tan estúpido para eso, él sabía con quien se estaba enfrentado en aquel momento…
Cuando vio entrar al viejo decrepito con una sonrisa de oreja a oreja y más atrás prácticamente a una niña, el semblante del jefe de la mafia cambio de un momento a otro: de una sonrisa a un enojo fulminante.
En todas partes podían decir de él lo que fuera: que es un maldito, un asesino, un narco, un sinvergüenza ¡Lo que se les dieran la gana!, pero nunca, nunca en su vida abusaría de una niña, eso no es de hombre, y mucho menos es y nunca sería su estilo al menos eso ha pensado hasta ahora; eso, eso que acaba de hacer ese hombre es prácticamente un insulto ante su persona, ¡Es una niña por diosa santo! Y además era su hija ¡Su hija! Y se la estaba regalando a él, aun desconocido, bueno, no tanto así, porque ya todos sabían quién era.
Ese hombre es un maldito, ya decía él que eso lo que le había ofrecido aquel viejo era más que imposible, pues claro, como no se lo imagino, solo una niña podría ser virgen en estos días “¡Malditas sea!” se dijo dándole un puñetazo a la pared.
-¡Es usted un maldito, un mísero, un…!-dio pausa a sus palabra un breve instante, dejando la mano colgada en el aire, la cual iba a aterrizar en la cara de aquel viejo canalla-¿… Esto?-dijo señalando a la adolecente, la cual estaba con la mirada baja-¿Con esto es que usted me pretendía pagar? ¿Ella es la persona que pagara sus deudas?, jah!. No me haga reír.
-No pretendía hacerle ningún chiste, mi señor-dice de un momento a otro el anciano
- Mira ¡Mejor cállate…! Cállate-hablo Terrence primero con un tono fuerte el cual fue bajando paulatinamente.- Mira, ¡Que mires te digo!-dice con voz fuerte; el cuerpo de la joven reacciono como asustado; luego él le coloca sus manos en su barbilla, le da un leve apretón, y hace que esa carita de inocencia mirara a su padre-esta niña no le daría placer a mi hombría, por el simple hecho de eso, de ser una niña, no soy tan morboso, si eso es lo que piensa, ¡No soy un maldito pedófilo! ¡Eso jamás! ¿Me has entendido?-Suelta la barbilla de la joven, y se coloca la mano en los ojos, y da un leve suspiro- Ella me pertenece, ¿verdad?-asiente el viejo-Bien, ¿pero esta consiente usted que ella no es suficiente para pagarme, verdad?
-Sí, mi señor, yo solo quería darle un adelanto, solo eso, para que me diera tiempo.
-¿Tiempo, ja?-Pregunta-Me ha dicho usted tiempo, acaso no se ha visto en un espejo, ya usted casi se está muriendo le aria yo y mis hombre un favor con hacer su muerte mas prematura. Por favor Riky, dale algo de comer a la joven, y luego mándala a acostar, ¡No sé. Algo! En cuanto a ti viejo decrepito-dice señalándolo con su dedo acusador-¡te me largas antes de que cambie de opinión! Que no se diga que Terrence Grandchester no da segundas oportunidades.
-¿Entonces mi deuda esta saldada, mi señor?- pregunta el viejo quitándose el sombrero y dándole un ligero apretón
-¿Eh?-Dice Terrence medio confundido-Ya le dije que usted trabajara para mi hasta que se muera, y creo que para eso no falta mucho.
-¿Y mi hija, mi señor?
-Su hija me pertenece.
-¿Entonces si la ara su mujer?
-¡Mire viejo azaroso…-dice Terrence agarrándole por el cuello de la camisa-eso que usted me está preguntando es un insulto, esa niña, porque eso es, será la hija que nunca llegare a tener, así que, olvídese de ella! ¡Ahora es mía. Usted me la ha regalado sin yo pedírsela, y creo que al mismo tiempo me insulto y eso lo pagara usted como menos se lo imagina!-Esas fueron las últimas palabras de Terrene, antes de mandar al suelo a aquel viejo sin vergüenza. El cual lo insulto con tan solo pensar que ese hombre abusaría de esa jovencita.
Es verdad que no lo había pensado, pero le fue dando vuelta tras vuelta al asunto, ¿Una hija? Vaya, tener a una hija a la cual él no había engendrado que, llego así por un error a su vida, la cual-aunque ya estaba criada, tenía como algunos 15 o16 años la chamaca-le daría sus educación, la aria a su maldita imagen y semejanza, ella iba hacer aquello que él nunca fue.
Aunque al principio no fue fácil lidiar con esa fiera, poco a poco fue amansándola; la fue transformando, pero no como la dama de sociedad que él quería que ella fuera, si no, sin el darse cuenta, fue transformándose en una más de su equipo, él no le demostraba casi amor, pero si afecto, la enseñaba a disparar perfectamente, pero vaya, la alumna supero al maestro, y si él era frio e intimidante, ella lo era aun mas. Si, fue a su maldita imagen y semejanza que él la había hecho, pero se arrepintió a último momento.
Mientras que en los negocios que ellos iban siempre se armaba algunos que otros tiroteos, algunos de los hombres de Terrence querían tomar la delantera, ella como buena francotiradora que era, se le iba adelante, y ahí todos bajaban las armas…
-Ya, ya, tampoco hay que llegar a este extremo, Terrence, amigo- decía uno de los jefes colocando el maletín lleno de efectivo en el suelo y subiendo ambas manos hacia arriba, señal en que se rendía.
-Mi plan nunca fue llegar a estos “extremos”, como dices tú querido “amigo”, pero tus hombres así lo quisieron, y creo que ellos no se mandan solo
-No…pero bueno…quiero darte una disculpa, las cosas se harán como tú decidas
-Ves?, tenían que morir 5 de tus mejores hombres para llegar a esta conclusión, que pena-dice Terrence a la vez que chasquea los dedos señal que le da a uno de sus hombres para que recogiera el maletín el cual estaba en el suelo-Bueno, queridos amigos-dice él mientras va abriendo el maletín, y asegurándose de que él dinero y el dispositivo este ahí-Fue un placer para ustedes hacer negocios conmigo; hasta la próxima-finaliza dando la media vuelta para retirarse de allí.
Uno de sus hombres se queda un rato asintiendo con la cabeza, cosa que la joven a la cual Terrence había adoptado como su hija, y que sin darse cuenta la veía como algo mas, noto…
-vamos, Ada, quita esa cara, ¡Ya la hicimos, mujer! Con este negocio finalizado ahora sí, podemos ir donde quieras.
-Amo.
-¿Cuántas veces te he dicho que no me digas así?
-Perdón, jefe
-¿Contigo no hay remedio. Verdad?, bueno, ya habla, hombre, ¡Habla!-le grita, y ella reacciona con un salto inesperado, al parecer ese grito le cayó por sorpresa, agacho la mirada-Ya, perdón, me sobresalte.-se disculpa
-No, no se tiene que disculpar, jefe, fue mi culpa como siempre, siempre lo hago enojar, pero le juro que nunca ha sido mi intensión provocar esos sentimientos en usted.-dice ella aun con la mirada baja haciendo unos leves movimientos con las manos
-Hey-dice él tomando la barbilla de la joven con su dedo índice, haciendo que ella mirara a esos hermosos ojos azules, los cuales eran la debilidad de aquella mujer, si, porque lo era, aunque ella diga lo contrario, y se cómbese asi misma y trate de convencer a los demás de lo contrario; cuando miraba esos hermosos ojos azules de su amo, jefe o padre, como diablos quieran decir, se sentía mujer, sentía repetidas veces que estaba fluyendo en el agua de aquellos ojos tan azules como el mismísimo mar; lo cierto era que, ella lo amaba, pero su amor nunca iba hacer correspondido, por eso decidió callar, solo se conformaba de estar cerca de él, protegerlo, porque esa vida no es para todos, es bien difícil, y aunque él era el que mandaba en esas tierras, tenía enemigos y amigos que lo envidiaban en cada esquina, y ahí era que ella aparecía.
-Jefe, no sé que usted piense de lo que le voy a decir.
-Habla
-Tengo un mal presentimiento, y eso se debe desde que vi a Riky hablando confiadamente con esos hombres, quiero que se deshaga de ese maletín
-Creo que estas paranoica, mujer, Riky jamás me traicionaría, a mí, a quien todo se lo ha dado, por quien es gente, no, no, imposible
-Sí, sé que es algo duro de creer, pero confíe en mí, se lo ruego
En ese mismo instante, Terrence iba a decir algo, pero un vehículo hizo contacto con el de ellos, cosa que se le hizo extraño ya que más atrás estaban sus guarda espalda, pero vaya sorpresa, ellos eran los que lo estaban atacando, Ada saco la pistola que llevaba colgando en su pierna y comenzó a disparar, poncho dos llantas de distintos vehículos los cuales chocaron entre sí e hicieron una barrera para lo que venían más atrás; terrence por su parte estaba disparando a los otros, pero cuando se sintieron salvo encontraron a un grupo de personajes que le estaba haciendo otra barrera para que no cruzaran, Ada intento sacar la otra pistola que estaba en su otra pierna, pero Terrence no la dejo.
Ambos salieron del auto con las manos en alto, vieron en el grupo al dichoso Riky, Terrence agacho la mirada decepcionado, y segundo más tardes se acercaron unos hombres los cuales tomaron a la pareja por los brazos, y los amarraron…
-A ella no le hagan daño, déjenla fuera de esto-dice él-es a mí a quien quieren, ¿no? Ya me tienen, a ella…-lo interrumpe un golpe que le propino uno de los encapuchados en el rostro.
Los tomaron a ambos y se lo llevaron hacia rumbo desconocido; el rostro de la joven estaba apoyado en hombro de Terrence, Terrence se sentía derrotado por primera vez en su vida…
Cuando al fin llegaron al lugar, Terrence se llevo la gran sorpresa de que era el mismo donde él mandaba a matar o mataba a algunas personas, quería salir huyendo, pero no lo hizo, ni siquiera lo intento; tenía esa mirada fría, de decepción; miro a Ada por un segundo, la cual también lo miraba a él con esos ojos de cachorro a medio morir, a eso era que ella le tenía miedo, también se sentía mal consigo misma, tanto que se prometió cuando practicaba con las armas y unas cuantas botellas, el defender a su amado, hasta con su vida si fuera necesario, ella lo amaba, y lo iba a perder por culpa de un pendejo y maldito mal agradecido.
A ambos lo tiraron como perros en el piso, ella cayó encima de él, nuevamente sus miradas se reencontraron, se hablaban, se gritaban, pero no se le entendía nada, eran palabras mudas que solo se entendían si sus labios se los explicaban.
Luego se les acercaron los encapuchados, y les apuntaron con las armas, a uno de ellos se les escapo un tiro que se penetro en el hombro de la joven, la bala iba a parar en el pecho de Terrence, pero ella se movió, y la recibió, luego segundo más adelante, otro disparo el arma y esa misma bala fue a parar al pecho de la joven, la cual se seguía moviendo y por ello fue a aparar en su cuerpo.
Terrence lloraba como nunca, mientras que la mirada perdida de la joven estaba fija en él:
-A…a..amo, Jefe, te amo.
-Shhh-decia Terrence, el cual se desamarro de un momento a otro sin darse cuenta-Por favor, no hables.
-Necesito hablar, jefe
-No quiero que hables
-Si no hablo ahora, ya nunca más lo haré-Terrence la dejo, pero coloco su oído frente a los labios femeninos que le susurraron:”Lo amo, jefe, siempre lo he hecho, me prometí a mi misma que daría mi vida por usted si así fuese necesario, pero creo que no valió, porque en par de segundo usted me ara compañía, ese no era el plan, ¿sabe?-con cada palabra que ella le decía, de los ojos de Terrence brotaban unas cuantas lagrimas-Quería que usted viviera, pero me he dado cuenta que mi vida vale poco, no como usted me había dicho…pero ya, no puedo hablar más, en cualquier momento se me ira la vida; béseme jefe, quiero sentir sus labios por última vez.
Terrence le concedió la última voluntad a la joven, la cual al recibir los labios de su amado murió, y lo peor fue, que él no le pudo confesar su amor, la muerte se la llevo antes de tiempo, el seguía besándola y las lagrimas seguían cayendo y aterrizando en el rostro de la fallecida; minutos más tardes, Riky se le acerco a Terrence, y él subió la mirada, Riky lo apunto con el arma, la mirada de Terrence hacia su ex-mejor amigo gritaban odio y decepción al mismo tiempo, y este no dudo en dispararle…
Con cada disparo que este le propinaba en el cuerpo de Terrence, le llegaban a este, recuerdos vagos, veía el cuerpo desnudo de Ada desfallecer en sus manos: sus labios habían recorrido ese cuerpo, habían trazado caricas inmemorable ¡La había amado, por Dios santo! y él no sabía eso, ¡No se acordaba, maldita sea! Hasta ahora. ¿Cuándo sucedió eso? No lo sabía, desconocía ese recuerdo, y lagrimas de dolor recorrían nuevamente su rostro.
Ella se le había entregado por amor, no una, sino varias veces, y él no lo recordaba, tal vez fue en uno de esos viajes donde él se la llevaba y terminaba embriagándose; ¿¡Cuantas veces la había hecho suya sin siquiera recordarlo!? , en esos días que él amanecía desnudo en los cuartos de aquellos hoteles y la veía a ella ahí, recostada en uno de los muebles. Ella nunca le dijo siquiera una palabra, ni le reclamaba por nada, su amor era verdadero, solo se conformaba con una noche de debilidad, de deseo, en que un hombre ebrio que perdía la noción del tiempo, la amara…esos recuerdos le venían a él de golpe, alcanzo nuevamente los labios femeninos, y ahí quedo, murió al instante.