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Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Cuando Candy despertó el alba apenas se asomaba, para ese momento Anthony ya se había marchado le había dejado el desayuno preparado y una nota.
Candy:
Me habría gustado despertar a tu lado, pero tengo que resolver algunos de los muchos pendientes en la constructora antes de marcharme.
Me alegro tanto que después de la charla que tuvimos anoche te hayas tranquilizado, dormir abrazado a ti siempre es reconfortante, me da la paz que necesito en momentos en que el caos se apodera de mí.
Me voy tranquilo porque sé que te quedas en buenas manos.
Te quiere, Anthony.
Candy leía la nota una y otra vez, admiró la hermosa caligrafía de Anthony, acaricio el trazo de cada letra con la yema de su dedo medio, lo imagino escribiéndola, buscando las palabras adecuadas para que ella sonriera, ya que para cuando despertará su acompañante se habría disuelto bajo el manto de la noche dejándola completamente sola.
Después de ordenar el departamento Candy también se fue, manejo hasta la casa de la familia Giddings, le entrego su auto a Thom, él se fue casi de inmediato.
Mary llego después, se sintió feliz de ver a las que consideraba sus hermanas menores, descanso un poco y pasado el mediodía despertó, recibió sus obsequios con emoción sobre todo cuando le entregaron el libro.
Las amigas retornaron a Nueva York antes de que callera el sol, cuando llegaron a la estación central Archie y Alistar ya las esperaban, Archie y Annie se fueron a su departamento y Alistar llevaría a Candy al suyo.
«Anthony, me habría encantado verte antes de que te marcharas»
A pesar de que ambos ahora se encontraban en la misma ciudad, Candy sabía que ya no vería a Anthony puesto que él partiría mucho antes de que amaneciera, tendría que esperar hasta su regreso.
«Tengo que descansar, mañana será el inició de una nueva etapa, además comienza el conteo del final de mi soltería»
Candy se mordió el labio mientras miraba por la ventana de su departamento las luces parpadeantes de la metrópoli, por un instante sintió que el ritmo de su corazón se sincronizaba con aquellos difusos destellos que danzaban a la media noche.
Terry se había levantado muy temprano, mucho antes de que los primeros rayos de luz pudieran tocar el suelo, se alisto para ir al trabajo, tenía muchas cosas que hacer, le enfadaba tener que repetir el protocolo de presentación con los nuevos compañeros de trabajo, jefes, directivos, etc.
«Si hubieran tenido la cortesía de haberme recibido ese día no perdería mi tiempo con estas formalidades»
Cuando salió del hotel aún seguía oscuro, consiguió un taxi que lo llevó a Manhattan, la ciudad parecía no haber dormido, muchas personas ya se movían por las calles y él era uno más que se desplazaba por la urbe.
Los primeros rayos del sol se comenzaron a asomar detrás de los edificios que se dibujan solo como sombras a contraluz.
«Es un paisaje hermoso, para una ciudad tan caótica»
Pensó el joven al darse cuenta de que se había quedado atrapado en el tráfico, como ya no estaba tan lejos de la oficina decidió pagar el servicio del taxi e ir a pie. Terry caminaba aprisa entre la gente, visualizo el edificio donde laboraría, pero su atención no solo estaba concentrada en el trabajo sino también en las damas que pasaban cerca de él, tenía la esperanza de volver a encontrarse con esa joven rubia.
No obstante, la probabilidad era casi nula, aunque podría indagar sobre la cantante Annie Britt, pero ¿Por qué haría algo así?, él tenía novia y en unos meses volvería a Londres para hacerla su esposa y retornarían a los Estados Unidos como un matrimonio feliz.
«Susana es real, no un espejismo como esa chica»
Terry repetía esa frase una y otra vez, queriendo converse a sí mismo, no se percató en que momento había llegado a la entrada del edificio.
«Constructora Brower, me preguntó si tendrá que ver con ese chico que llego de intercambio a la universidad en aquella época»
Terry estaba intentando recordar su nombre, pero como nunca empatizo con él, su presencia paso de largo en su vida, además sería mucha casualidad que tuviese que ver con ese joven.
No quiso pensar más, Terry se presentó con el guardia de seguridad, la recepcionista ya estaba en su lugar, la joven se quedó boquiabierta al verlo, en cuanto el apuesto joven desapareció entre las puertas del elevador la chica levanto la bocina del teléfono y daba el reporte a algunas de sus compañeras de lo que sus ojos acababan de mirar, cuando Terry llego al piso donde se encontraban las oficinas, algunas de las secretarias que ya estaban en sus respectivos escritorios, lo voltearon a ver, los murmullos y las risas nerviosas no se hicieron esperar, en su rostro se dibujó una media sonrisa, su ego salió a flote pues sabía bien el impacto que tenía en las mujeres, aunque por ahora no venía en plan de Don Juan, ese no era su objetivo.
«Espero que ese tipo C.W.A no sea un pesado». Pensaba en cómo es que sería su compañero con el que compartiría el estudio de arte.
̶ ¿Qué está pasando aquí, señoritas? ̶ Una voz grave hablo con intensidad al ver el alboroto que se había originado. Las damas de inmediato regresaron a sus labores ̶ ¿en qué puedo ayudarlo caballero? ̶ esa persona que había llegado a poner orden, se dirigió a Terry.
̶ Buenos días, mi nombre es… ̶ Terry se quedó mudo cuando se topó de frente con el dueño de aquella potente voz, estaba estupefacto al descubrir que quien le hablo no era más que mismo joven que había visto en el barco en compañía de aquella chica, trató de disimular su sorpresa ̶ soy el Arquitecto Terence Grandchester ̶ al fin dijo su nombre mientras dejaba escapar el aire que había contenido en sus pulmones.
̶ ¿El Arquitecto que viene de Londres?, bienvenido, yo soy el Ingeniero Alistar Cornwall ̶ extendió su mano para saludarlo. Terry estrecho su mano.
̶ Ingeniero, me alegro verlo ̶ Un hombre no mayor de 40 años se acercó a los jóvenes ̶ el Arquitecto Grandchester vino el viernes, pero la oficina era un caos y...
Alistar sugirió que hablaran en su oficina sobre el recibimiento de Terry en la compañía, se disculpó por la terrible falta de cortesía que tuvieron con él, mientras que el hombre quien no era otro más que el encargado de contratar al personal se excusaba por su falta de sentido común.
̶ Siento mucho lo que paso ̶ Alistar se disculpó con Terence.
̶ No hay problema, hay situaciones que no están en nuestras manos ̶ respondió Terry, aparentemente sereno, lo cierto es que su mente estaba hecha un embrollo, el cual tenía que ordenar.
̶ Le mostrare las instalaciones de la compañía ̶ se ofreció Stear para compensar lo ocurrido, si hubiese sabido que el mismo día en que desembarco se presentaría el representante de la constructora Roberts y Asociados, personalmente lo habría recibido.
Stear se levantó de su lugar al igual que Terry, en ese momento timbro el teléfono, el joven Ingeniero contesto.
̶ Me puede esperar un momento ̶ pidió a Terry, Stear apenas y se pudo separar la bocina del oído.
̶ Ya me mostraron donde estará mi lugar de trabajo, le parece bien si lo espero ahí ̶ propuso Terry, ya que lo que deseaba era estar solo para poder digerir lo que ocurría a su alrededor. Alistar asintió, el Licenciado y Terry salieron de la oficina.
̶ Lo acompaño ̶ el hombre se ofreció amable.
̶ No se moleste, se bien dónde está el estudio de arquitectura ̶ respondió cortante, dio la vuelta y se alejó ante la mirada fría de aquel sujeto.
«Al menos me ahorro el acompañarlo, estúpido londinense»
El hombre dio la vuelta, las secretarias lo miraban, como burlándose.
̶ Menos chisme y más trabajo ̶ refunfuño el tipo, al tiempo que palmeaba con fuerza para que lo obedecieran.
Terry subió un piso más por las escaleras ya que el estudio se encontraba en el siguiente nivel, a cada paso que daba en los escalones, se detenía, pensando en lo pequeño que es el mundo y en cómo es que había venido a dar precisamente en la misma empresa donde trabajaba aquel joven, para su fortuna en esa área no había tanta gente como en las oficinas de abajo, camino hacia el pasillo que lo llevaría al estudio, las oficinas de ahí eran muy diferentes, había grandes ventanas que permitían una mejor iluminación natural, algo importante para él como Arquitecto, casi al final del corredor se encontraba el estudio, no había una pared como tal que cubriera el interior de la oficina, en cambio había un gran ventanal que dejaba a la vista el estudio, pero por ahora estaba cubierto por las persianas.
La puerta estaba entre abierta y Terry di por hecho que su compañero de trabajo se encontraba dentro, así que sin dudarlo tomo la manija y empujo la hoja de madera con suavidad.
Para ese momento la luz natural atravesaba las ventanas iluminando el estudio con sus tonos rojizos en el punto donde sale el sol y violáceo en el resto del cielo. Terry se detuvo justo en el marco de la puerta.
Una imagen tan surreal se manifestó ante sus ojos, frente a una mesa de dibujo, sentada de perfil en un banco alto se encontraba una silueta femenina, su cuerpo estaba envuelto en un vestido blanco que parecía absorber los colores del amanecer, su cabello dorado daba la impresión de tener destellos cobrizos por efecto de la luz del sol, y sus ojos verdes parecían brillar como dos gemas preciosas. La dama estaba tan concentrada en lo que hacía que siquiera se había percatado de la presencia del joven.
«Es ella, la chica del barco».
Terry había contenido la respiración y se percató de ello cuando sintió que el aire le faltaba, su corazón latía tan rápido y con una fuerza descomunal que lo abrumo de tal manera que sintió un ligero mareo, como pudo anclo sus largas piernas al suelo, por un instante sintió que lo único que lo sostenía en la tierra era la presencia de aquella persona.
Contínuara...
Ahora tienen que demostrar mucho
ninguno muestra entusiasmo por su próximo compromiso 
