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Capítulo 7 METAMORFOSIS
-Amiga solo serán dos semanas – dije con una sonrisa en mi rostro pero por dentro mi alma temblaba.
-Vamos pecas que tienes que descansar y debemos acabar de empacar –dijo Terry, tan cortés y sociable-. Y tu tímida dos semanas y si no vendré por ti y a rastras te llevarte con tu metiche novia.
-¡Ah, si! tu también feliz viaje –dije sarcásticamente.
Candy solo agito su mano entre la gente. Terry sin despedirse, se habría paso entre la gente que se encontraba en la recepción de despedida.
-Nos vamos – dijo Karen, su bellos ojos estaban ocupados por una terrible tristeza.
-Sí – dije y le regale la más miserable y hermosa de mis sonrisas.
-Cuidado patricia – dijo karen y yo la miré desconcertada [¿cuidado?] - aquí la actriz soy yo, así que; no poses con sonrisas de reflector.
-¿Entonces tus lágrimas son?
-No…, ni se te ocurra pensar que este amor es actuación – me replegó contra la baranda, del último peldaño de la escalinata – si lo deseas, aquí frente a todos, te beso y acabamos con el teatro de las amigas.
-¡No! – sabía de lo que me había enamorado y no quería formar parte de los encabezados amarillistas.
Esa noche no la pasariamos en mi apartamento, su partida era de madrugada y no habría tiempo.
Al entrar a la habitación del hotel mis labios buscaron con ansiedad los de Karen, ella me estrujo entre sus labios con ferocidad y comenzó a desprenderme de mi vestido.
-Espera karen – dije y me separe.
Justo en el momento que quería apagar de luz, ella detuvo mi mano.
-No – susurro a mi oído – quiero ver tu desnudez mientras hacemos el amor.
La yemas de los dedos de Karen, recorrían con vehemencia mi piel, cerré mis ojos y gemí cuando mis senos quedaron atrapados por su manos.
-Suaves.., tibios.., rosados.., – abrí mis ojos al escuchar sus palabras, sus manos se iban ahuecando sobre mis senos –. Excitantes, frondosos justos para mi.
Todos los nervios de mi cuerpo se tensaron. Los labios de karen, temblaban al igual que los míos.
-¡Paty…! – con la voz adolorida Karen dijo mi nombre. La miraba tan vulnerable.
Deslice el zipper del vestido de Karen, este cayó al piso, la punzada en mi bajo vientre llegó, al mirar que solo las bragas eran lo único que había quedado puesto, en su escultural cuerpo.
El gemido que salió de mis labios fue inevitable, con avidez Karen jalo de mi, y apretó los músculos de mi trasero. Ambas desnudas nos dirigimos a la cama.
-Te echaré de menos mi tierna Paty –me dijo Karen, fijando su mirada con la mía.
La pierna de karen, se abrió paso entre las mías y yo, levanté las caderas, para ir intensificando el ardiente contacto de nuestra piel. Nuestros labios se encontraron con una ansiedad intensa, cada beso hacía arder más nuestra piel.
Mis piernas se enredaron en las caderas de karen, la pasión de nuestro baile privado, comenzó a mover nuestros cuerpos al mismo ritmo, su suave y húmedo sexo lubrica igual que el mio, dejando que los fluidos de nuestro cuerpo se mezclara, la excitante respiración de karen, y mis suaves gemidos, eran tan acoplados como un suave melodía.
Los movimientos de sus caderas, comenzaron a ser más rápidos, habían encontrado su punto exacto tan hinchado, excitado y húmedo; las manos de Karen levantaron más mis caderas, por primera vez nuestros pequeños capullos se había encontrado, enredándose como dos diminutas lenguas, tan húmedas por la pasión.
-¡Ah…! ¡Karen..! – entre jadeos, no dejaba de decir su nombre.
-Así mi tierna Paty, deja que te sienta – dijo Karen, con los dientes apretados, los movimientos de nuestras caderas eran frenéticos, mi hinchado centro punzo, estaba tan sensible por la humedad y en un instante, nuestros cuerpos se tornaron rígidos, uniendonos en un gemido desbordante, lleno de placer.
Mis piernas comenzaron a temblar, comprensible Karen, se apartó, nuestros labios se unieron en un suave beso.
-Siento haber sido tan ruda, Paty, – encaje mi rostro en el cuello de Karen, no dejaba de acariciar mis piernas que aún temblaban y dolían.
-Me gusto… lo… he disfrutado – dije, sin permitir que viera mi sonrojo.
Karen, sonrió y dijo: -Paty, tengo miedo de que…
-Shsss – silbé entre dientes–. Nada pasara.
Apoye mi cabeza en la almohada y los labios de Karen, se aprisionaron contra los míos.
La sonrisa que se pinto en mis labios, desencajó a karen.
Ni yo sabia que pasaria, pero en un instante mis labios, trazaron un camino por el cuerpo de Karen, llegando a sus bellos senos, me detuve y de la misma manera que ella me había enseñado, deguste de ellos; lamiendo y succionando los pezones endurecidos.
Lleve mi mano a su sexo, aún se sentía húmedo, e introduje dos dedos en el, jugueteaba con mis dedos penetrándola y sacándolos, para llevarlos al punto que se comenzaba a inflamar para mi, invitandome, necesitaba guardar su sabor en mis labios. Con decisión, retire mis dedos de su sexo y ella gimoteo, ante el abandono de estos.
Mi lengua húmeda, rígida y puntiaguda, la introduje en su sexo con rapidez, succionaba, entraba y salía. Karen, decía palabras incoherentes, parecía que tocaba la nubes del cielo, ella se estaba derritiendo, como un hielo en una tarde de verano, lo agitado de su respirar me lo decía.
-¡Por Dios…, mujer! – grito Karen, su músculos se tensaron, acompañados del fuertes gemidos, llenos de éxtasis -. ¡Ah….!
Su cuerpo temblaba, como el mío, algunas semanas atrás. Esta vez fue mi turno, la tome entre mis brazos para calmar sus espasmos. En el arrullo de nuestro abrazo nuestros cuerpos cayeron en un profundo sueño.
En altas horas de la madrugada, los maleteros se escuchaban por los pasillos del hotel, la compañía "Stratford" se despedía de la ciudad, donde Karen y Paty habían conjuntado sus vidas.
Sin una lágrima en mi rostro, yo Patricia O'Brien, ahora más fuerte, más madura y segura, despedía a Karen Kleiss en el andén del tren.
-Dos semanas Paty, no más.
-Ya, ¡por Dios Patricia! dile a tu señora ¡que en dos semanas! – gritó Terry, arrastrando a Karen, para introducirla al vagón. El tren comenzó su marcha y Terry dijo, pasando por encima del silbato de la locomotora: -¡Grita mujer! que si no serás viuda y tímida.
Sentí una fuerte punzada en mi estómago y corrí tras el vagón: ¡dos semanas! ¡dos semanas os juro! [Dios mío parezco la loca, va... una mas que mas da] ¡te amo!
Hasta ahí pude retener mi fortaleza, me derrumbé en un llanto incontrolable. Tome asiento en la sala de espera, mis piernas no me respondían.
-Solo serán dos semanas –dijeron, a mi espaldas.
-Hola Thony –dije sin mirar atrás
-Vamos jefa, la llevamos a casa.
[¿llevaremos?] la amplia sonrisa del chico mesero, me dio esperanza.
-¿Quieren pasar por un café? – dije, invitando a la pareja de chicos.
-Oh no, solo veremos que entre con bien – dijo el joven mesero Marcuss.
-¿Serán mis cuidadores? – pregunte, con una risita burlesca.
-Bueno…, no deseamos irnos a casa, sin antes saberla segura – dijo Thony, con la alegría enmarcada en su rostro.
Mis ojos se abrieron tan grandes, por la asombrosa noticia y los uní a mi, en un abrazo.
******
-Muy bien Patricia –los aplausos se escuchaban en el corredor – has perdido el juicio, la dignidad, los buenos modales ¿que más?
“plaf”... se escuchó una bofetada: - impúdica, degenerada.
-Mama yo…- “plaf… plaf...” dos bofetadas más, aterrizaron en sus mejillas de la pelinegra.
-Señora – gritó Thony, deteniendo la cuarta bofetada.
La desquiciante sonrisa de Lara, gozaba viendo sufrir, a la que "¡según ella!" y su imaginación, le había quitado lo suyo, haciéndola perder su inversión, tanto en tiempo, como de dinero.
-Déjame mamá, ¡que es lo que te pasa! -le decía Patricia a su madre, mientras sobaba una de sus mejillas-. ¿Por qué me hablas de ese modo?
La señora Beatrice O’Brian, miraba a su hija con desdén, cuando movió un poco su cuerpo, Patricia observó a la asquerosa, gusana de Lara, en el umbral de la puerta, recargada con una sonrisa malévola.
[¿Qué hacía, aquella chica ahí?] pensó Patricia, se supone debería estar en "New York", con el resto de la compañía "Stratford"
-¡Lara! -exclamó Paty, sorprendida-. ¿¡Qué es lo que haces aqui!?
Antes de que Lara, pudiera responder, su madre habló.
-Gracias a tu buena amiga, me he enteterado de la estupidez que estas cometiendo, es aberrante y enfermo lo que haces, y le agraedezco tanto que me lo contara ¡ella se ve que te aprecia hija! es una verdadera amiga.
-¿De que hablas mama? ¡yo no estoy mal! desde hace mucho, he tomado el control de mi vida; lo que tengo, es porque yo me hecho, de este pequeño patrimonio y a estas alturas de mi vida, ¡no me interesa! si estas deacuerdo, con mi tipo de vida; si ha esas vamos, deberias de fijarte en todas las amantes, que tuvo y tiene mi padre.
Beatrice, estuvo apunto de soltar una bofetada, en contra de ella, cuando el cuerpo de Thony, se interpuso entre ellas dos nuevamente.
-¡Basta, señora! ¡Patricia! no está sola, -espeto Thony.
-¡Estúpido! ¿quien te crees que eres? no sabes con quien estas hablando verdad - enardecida y amenazante, Beatrice despectiva, apuntaba con un dedo al joven.
-¡Basta madre! te voy a pedir que te vayas de este lugar.
-No, no lo haré me entiendes, necesitamos hablar, tu padre y yo; hemos encontrado un buen prospecto de esposo, para ti.
-¡Que! ¿de qué hablas? estas mal madre, vamos a mi oficina; creo que hoy aclararemos muchas cosas.
-Pero…, Paty… -preocupado mencionó Thony
-No te preocupes, estaré bien. Ahora, por favor puedes indicar a esta señora, la salida. -le señaló con la mano a Lara-. Te pido cierres la tienda y nos vemos mañana.
-Esta bien, pero estaré enfrente con Marcus, tomando un café, no pienso irme.
Madre e hija, caminaron hacia la oficina en un silencio total, Patricia le indico el camino.
-Bien madre, te has enterado de lo que soy, segun tu una enferma, sucia, y todos los adjetivos, que me quieras dar. Dejame decirte; que si estoy orgullosa de amar a una mujer, y que este amor, sea correspondido, estoy segura, que está vez no volará... dejándome a la deriva.
-No..., ¡no quiero escuchar tus porquerias! -tapó sus oídos.
-Ah... no, tú viniste y estás aquí. ¡Y Ahora me escuchas!
-A diferencia de ti madre, se lo que es el amor, en muchas tonalidades como la luna, hubo en mi; una Metamorfosis de la que no me arrepiento. Mi padre no te ama, tú te casaste con él, en una boda arreglada, sinceramente no se si sepas lo que es un orgasmo y mucho menos la palabra amor.
-¡Como te atreves!
-¡Cállate y déjame terminar! -espeto. De donde estaba sacando aquel valor ni ella misma lo sabía.
-Desde que tengo uso de razon tu y mi padre duermen en diferentes habitaciones, siempre en cierta manera he sentido tu rechazo hacia mi, en realidad mi madre fue mi abuela Martha, ella estubo en los momentos mas dificiles de mi vida, al igual que mis amigos, ni siquiera estuviste conmigo en aquella epoca en Paris, no vengas ahora que te preocupa lo que yo haga con mi vida madre.
-Patricia es que eso es; enfermo y aberrante, no me lo has negado, ¿acaso lo aceptas?
-Si madre, lo acepto y no me arrepiento de lo que soy ahora, una mujer que ama a plenitud.
Beatrice decidio que debia cambiar la táctica, tragó su orgullo y habló a su hija tiernamente.
-Esta bien, lo aceptaré.
-¡Hablas en serio Mamá! -alegre y asombrada le respondió.
-Si, pero tengo una condición hija, antes de que viniera, quede con el chico que quiero sea pretendiente para ti, en que tendrías una cita. Le prometí que saldrias con el.
-!Queeeee! no madre, eso no pienso hacerlo.
-Anda, solo será una comida en tres días, le dije que saldrías con él miercoles, no me hagas quedar mal, después de esta comida prometo no molestarte.
-Madre yo me voy en una semana a New York, estoy apunto de firmar el contrato de venta de la librería.
-Con Mayor razón hija, ya lo se; de hecho creo él es tu comprador, le debes por lo menos una comida.
-¡Como que mi comprador! ¿que tiene que ver él en todo esto?
-Bueno él quería de algún modo tener contacto contigo y usamos ese pretexto para que él se acercará a ti.
-¡No le pienso vender mi librería a él! lo entiendes. Pienso salir a comer con él, si con eso me lo quitó de encima. Esta bien acepto.
-Estoy segura que no te arrepentiras hija -se levantó y la abrazo.
Sin embargo ese abrazo no era sincero, y detrás de aquella sonrisa disfrazada había un plan ya hecho junto con Jack Miller.
Cuando Patricia salió a despedir a su madre, Thony cruzó la calle a toda prisa.
-¿Está usted bien jefa?
-Si, no te preocupes, todo bien, ahora necesito hablar contigo, ven vamos a la oficina.
-Dígame jefa. -Por favor llamame Paty, ya te lo he dicho somos amigos.
La persona a la que le iba vender la tienda se arrepintió, qué te parece si hoy te ofrezco un trato.
-¿Cómo dices? perdón no entiendo, -le decía con los ojos muy abiertos-. Explicame Paty, no te entiendo.
-Sabes este negocio es algo que amo, los libros durante muchos años fueron mis mas grandes amigos, en cada uno de ellos he soñado y me he permitido entrar a un mundo mágico, donde cada escritor nos deja algo maravilloso, no tengo necesidad de tener un negocio soy heredera de una gran fortuna por parte de mi abuela, si mi madre me amenaza con desheredarme es algo que no me importa.
Aún no teniendo el dinero que tengo, seguiría con la vida como la he decidido vivir. En estos años tú has sido un fiel empleado, tu y yo somos tan parecidos en muchos aspectos, te quiero traspasar la libreria, se que no habría nadie mejor para cuidarla y atenderla.
-Pero yo.., no tengo como pagarla.
-No te preocupes, que te parece si hacemos planes de pago de modo que sea algo que tu puedas pagar poco a poco, te puedes hacer de un patrimonio y con ello poder ofrecerle algo a tu pareja ya sea Marcus si el destino asi lo quiere - le guiñó el ojo y extendio la mano.
-¿Hacemos un trato Thony?
-Claro que si, sera un placer.
-Bueno esto lo debemos festejar, esta noche te espero a ti y a Marcus en mi departamento celebraremos el amor y la amistad.
*******
No lo soporto Grandchester, ¡renuncio! -le decía Karen Mientras caminaban al camerino despues de la funcion.
-¡Pero estas loca!, ella llega en una semana no te pongas así.
-Mira quien lo dice, no te has mordido la lengua, que pasaria si estuvieras lejos de Candy, una sola noche, ¿cómo te ponías cuando estuvo lejos de ti?
-Esta bien, esta bien tienes razón, te apoyare con Hathaway, cambiemos de ropa y hablemos con el.
-¡No! ¡no…! y no -gritaba Robert Hathaway-. ¿Como que te vas? y me dejas tirado, no solo a mi a todos tus compañeros.
-Que tome mi papel Lara ella es suplente.
-En que mundo vives Karen, ¿que acaso no te has dado cuenta? ella no regreso con nosotros de la Florida, se quedo alla.
-¿Cómo dices?
-Lo que oyes, no tienes suplente, ella podría tomar tu papel pero faltando ella no hay nadie, así que es un ¡no! contundente lo siento.
-¡Renuncio!
Karen al escuchar que Lara se quedó en la Florida, sintió una opresión en su pecho, “esto no está bien”
-¡Que...! no me puedes hacer esto Karen, -gritaba Robert Hathaway.
-¡Por favor, calmense los dos! debe haber una solución -mediaba Terry entre ambos-. Sean sensatos.
Sin pensarlo Robert y Karen se miraron y soltaron un carcajada.
-¿Que les pasa? ¡que he dicho de chistoso!
-Eres tu hijo, tu eres el de los arranques, ¿acaso le has hecho algo a Karen?
-¡Yo…! ¡por favor Robert! no digas tonterías, tengo la solución para ambos y los dos saldrán beneficiados de esto.
-De verdad Granchester, -menciono la voz de Karen.
-Si, le dire a mi madre tome el lugar de Karen, en la obra ¿qué te parece? tiene tiempo que no actúa y hace poco me dijo sentirse un poco aburrida, sera muy feliz de hacer esta actuación especial y tu podras no se; tal vez animarte a confesarle tu amor Robert.
-¡Qué… dices muchacho! ¡estás loco!
-Vamos Robert, vives enamorado de mi madre, hace años. Ambos están solos y se que no le eres indiferente.
-Bueno todo arreglado -dijo karen, dio unos pasos y abrazó a Terry-. Antes de Partir, debo pasar a tu casa Terry, les tengo una sorpresa a ti y a Candy, quiero su opinion de algo.
-Esta bien te esperamos a cenar.
*****
Nunca se habría parecido a Kitty Butler. El pelo se le ajustaba liso todo relamido hacia atrás con una goma de cabello especial para dar esa apariencia, acomodaba su sombrero con dedos diestros.
Tenía el aspecto de un chico guapo, sus ojos grandes y su silueta viril y delgada, era bastante alto. Recordaba a Terry, haciéndole burla sobre que le habían dado de comer para ser tan alto, se sentía un poco incómodo por la opresión de su pecho, pero se podría acostumbrar a eso, la mujer que amaba lo valia, peores vestuarios había usado mientras actuaba. Sonrio al mirarse al espejo, de verdad le gustaba lo que veía.
Tomó su abrigo y su maleta. Al salir a la calle camino con sus pies separados y una mano metida a su bolsillo. La cabeza y su postura eran arrogantes, tomo su mano y la llevó a sus labios y silbó al Taxi que pasaba.
-Ah la residencia Granchester. -pidió en una voz dulce y grave.
-Sí señor, - respondió el Taxista.
Continuara...
-Amiga solo serán dos semanas – dije con una sonrisa en mi rostro pero por dentro mi alma temblaba.
-Vamos pecas que tienes que descansar y debemos acabar de empacar –dijo Terry, tan cortés y sociable-. Y tu tímida dos semanas y si no vendré por ti y a rastras te llevarte con tu metiche novia.
-¡Ah, si! tu también feliz viaje –dije sarcásticamente.
Candy solo agito su mano entre la gente. Terry sin despedirse, se habría paso entre la gente que se encontraba en la recepción de despedida.
-Nos vamos – dijo Karen, su bellos ojos estaban ocupados por una terrible tristeza.
-Sí – dije y le regale la más miserable y hermosa de mis sonrisas.
-Cuidado patricia – dijo karen y yo la miré desconcertada [¿cuidado?] - aquí la actriz soy yo, así que; no poses con sonrisas de reflector.
-¿Entonces tus lágrimas son?
-No…, ni se te ocurra pensar que este amor es actuación – me replegó contra la baranda, del último peldaño de la escalinata – si lo deseas, aquí frente a todos, te beso y acabamos con el teatro de las amigas.
-¡No! – sabía de lo que me había enamorado y no quería formar parte de los encabezados amarillistas.
Esa noche no la pasariamos en mi apartamento, su partida era de madrugada y no habría tiempo.
Al entrar a la habitación del hotel mis labios buscaron con ansiedad los de Karen, ella me estrujo entre sus labios con ferocidad y comenzó a desprenderme de mi vestido.
-Espera karen – dije y me separe.
Justo en el momento que quería apagar de luz, ella detuvo mi mano.
-No – susurro a mi oído – quiero ver tu desnudez mientras hacemos el amor.
La yemas de los dedos de Karen, recorrían con vehemencia mi piel, cerré mis ojos y gemí cuando mis senos quedaron atrapados por su manos.
-Suaves.., tibios.., rosados.., – abrí mis ojos al escuchar sus palabras, sus manos se iban ahuecando sobre mis senos –. Excitantes, frondosos justos para mi.
Todos los nervios de mi cuerpo se tensaron. Los labios de karen, temblaban al igual que los míos.
-¡Paty…! – con la voz adolorida Karen dijo mi nombre. La miraba tan vulnerable.
Deslice el zipper del vestido de Karen, este cayó al piso, la punzada en mi bajo vientre llegó, al mirar que solo las bragas eran lo único que había quedado puesto, en su escultural cuerpo.
El gemido que salió de mis labios fue inevitable, con avidez Karen jalo de mi, y apretó los músculos de mi trasero. Ambas desnudas nos dirigimos a la cama.
-Te echaré de menos mi tierna Paty –me dijo Karen, fijando su mirada con la mía.
La pierna de karen, se abrió paso entre las mías y yo, levanté las caderas, para ir intensificando el ardiente contacto de nuestra piel. Nuestros labios se encontraron con una ansiedad intensa, cada beso hacía arder más nuestra piel.
Mis piernas se enredaron en las caderas de karen, la pasión de nuestro baile privado, comenzó a mover nuestros cuerpos al mismo ritmo, su suave y húmedo sexo lubrica igual que el mio, dejando que los fluidos de nuestro cuerpo se mezclara, la excitante respiración de karen, y mis suaves gemidos, eran tan acoplados como un suave melodía.
Los movimientos de sus caderas, comenzaron a ser más rápidos, habían encontrado su punto exacto tan hinchado, excitado y húmedo; las manos de Karen levantaron más mis caderas, por primera vez nuestros pequeños capullos se había encontrado, enredándose como dos diminutas lenguas, tan húmedas por la pasión.
-¡Ah…! ¡Karen..! – entre jadeos, no dejaba de decir su nombre.
-Así mi tierna Paty, deja que te sienta – dijo Karen, con los dientes apretados, los movimientos de nuestras caderas eran frenéticos, mi hinchado centro punzo, estaba tan sensible por la humedad y en un instante, nuestros cuerpos se tornaron rígidos, uniendonos en un gemido desbordante, lleno de placer.
Mis piernas comenzaron a temblar, comprensible Karen, se apartó, nuestros labios se unieron en un suave beso.
-Siento haber sido tan ruda, Paty, – encaje mi rostro en el cuello de Karen, no dejaba de acariciar mis piernas que aún temblaban y dolían.
-Me gusto… lo… he disfrutado – dije, sin permitir que viera mi sonrojo.
Karen, sonrió y dijo: -Paty, tengo miedo de que…
-Shsss – silbé entre dientes–. Nada pasara.
Apoye mi cabeza en la almohada y los labios de Karen, se aprisionaron contra los míos.
La sonrisa que se pinto en mis labios, desencajó a karen.
Ni yo sabia que pasaria, pero en un instante mis labios, trazaron un camino por el cuerpo de Karen, llegando a sus bellos senos, me detuve y de la misma manera que ella me había enseñado, deguste de ellos; lamiendo y succionando los pezones endurecidos.
Lleve mi mano a su sexo, aún se sentía húmedo, e introduje dos dedos en el, jugueteaba con mis dedos penetrándola y sacándolos, para llevarlos al punto que se comenzaba a inflamar para mi, invitandome, necesitaba guardar su sabor en mis labios. Con decisión, retire mis dedos de su sexo y ella gimoteo, ante el abandono de estos.
Mi lengua húmeda, rígida y puntiaguda, la introduje en su sexo con rapidez, succionaba, entraba y salía. Karen, decía palabras incoherentes, parecía que tocaba la nubes del cielo, ella se estaba derritiendo, como un hielo en una tarde de verano, lo agitado de su respirar me lo decía.
-¡Por Dios…, mujer! – grito Karen, su músculos se tensaron, acompañados del fuertes gemidos, llenos de éxtasis -. ¡Ah….!
Su cuerpo temblaba, como el mío, algunas semanas atrás. Esta vez fue mi turno, la tome entre mis brazos para calmar sus espasmos. En el arrullo de nuestro abrazo nuestros cuerpos cayeron en un profundo sueño.
En altas horas de la madrugada, los maleteros se escuchaban por los pasillos del hotel, la compañía "Stratford" se despedía de la ciudad, donde Karen y Paty habían conjuntado sus vidas.
Sin una lágrima en mi rostro, yo Patricia O'Brien, ahora más fuerte, más madura y segura, despedía a Karen Kleiss en el andén del tren.
-Dos semanas Paty, no más.
-Ya, ¡por Dios Patricia! dile a tu señora ¡que en dos semanas! – gritó Terry, arrastrando a Karen, para introducirla al vagón. El tren comenzó su marcha y Terry dijo, pasando por encima del silbato de la locomotora: -¡Grita mujer! que si no serás viuda y tímida.
Sentí una fuerte punzada en mi estómago y corrí tras el vagón: ¡dos semanas! ¡dos semanas os juro! [Dios mío parezco la loca, va... una mas que mas da] ¡te amo!
Hasta ahí pude retener mi fortaleza, me derrumbé en un llanto incontrolable. Tome asiento en la sala de espera, mis piernas no me respondían.
-Solo serán dos semanas –dijeron, a mi espaldas.
-Hola Thony –dije sin mirar atrás
-Vamos jefa, la llevamos a casa.
[¿llevaremos?] la amplia sonrisa del chico mesero, me dio esperanza.
-¿Quieren pasar por un café? – dije, invitando a la pareja de chicos.
-Oh no, solo veremos que entre con bien – dijo el joven mesero Marcuss.
-¿Serán mis cuidadores? – pregunte, con una risita burlesca.
-Bueno…, no deseamos irnos a casa, sin antes saberla segura – dijo Thony, con la alegría enmarcada en su rostro.
Mis ojos se abrieron tan grandes, por la asombrosa noticia y los uní a mi, en un abrazo.
******
-Muy bien Patricia –los aplausos se escuchaban en el corredor – has perdido el juicio, la dignidad, los buenos modales ¿que más?
“plaf”... se escuchó una bofetada: - impúdica, degenerada.
-Mama yo…- “plaf… plaf...” dos bofetadas más, aterrizaron en sus mejillas de la pelinegra.
-Señora – gritó Thony, deteniendo la cuarta bofetada.
La desquiciante sonrisa de Lara, gozaba viendo sufrir, a la que "¡según ella!" y su imaginación, le había quitado lo suyo, haciéndola perder su inversión, tanto en tiempo, como de dinero.
-Déjame mamá, ¡que es lo que te pasa! -le decía Patricia a su madre, mientras sobaba una de sus mejillas-. ¿Por qué me hablas de ese modo?
La señora Beatrice O’Brian, miraba a su hija con desdén, cuando movió un poco su cuerpo, Patricia observó a la asquerosa, gusana de Lara, en el umbral de la puerta, recargada con una sonrisa malévola.
[¿Qué hacía, aquella chica ahí?] pensó Patricia, se supone debería estar en "New York", con el resto de la compañía "Stratford"
-¡Lara! -exclamó Paty, sorprendida-. ¿¡Qué es lo que haces aqui!?
Antes de que Lara, pudiera responder, su madre habló.
-Gracias a tu buena amiga, me he enteterado de la estupidez que estas cometiendo, es aberrante y enfermo lo que haces, y le agraedezco tanto que me lo contara ¡ella se ve que te aprecia hija! es una verdadera amiga.
-¿De que hablas mama? ¡yo no estoy mal! desde hace mucho, he tomado el control de mi vida; lo que tengo, es porque yo me hecho, de este pequeño patrimonio y a estas alturas de mi vida, ¡no me interesa! si estas deacuerdo, con mi tipo de vida; si ha esas vamos, deberias de fijarte en todas las amantes, que tuvo y tiene mi padre.
Beatrice, estuvo apunto de soltar una bofetada, en contra de ella, cuando el cuerpo de Thony, se interpuso entre ellas dos nuevamente.
-¡Basta, señora! ¡Patricia! no está sola, -espeto Thony.
-¡Estúpido! ¿quien te crees que eres? no sabes con quien estas hablando verdad - enardecida y amenazante, Beatrice despectiva, apuntaba con un dedo al joven.
-¡Basta madre! te voy a pedir que te vayas de este lugar.
-No, no lo haré me entiendes, necesitamos hablar, tu padre y yo; hemos encontrado un buen prospecto de esposo, para ti.
-¡Que! ¿de qué hablas? estas mal madre, vamos a mi oficina; creo que hoy aclararemos muchas cosas.
-Pero…, Paty… -preocupado mencionó Thony
-No te preocupes, estaré bien. Ahora, por favor puedes indicar a esta señora, la salida. -le señaló con la mano a Lara-. Te pido cierres la tienda y nos vemos mañana.
-Esta bien, pero estaré enfrente con Marcus, tomando un café, no pienso irme.
Madre e hija, caminaron hacia la oficina en un silencio total, Patricia le indico el camino.
-Bien madre, te has enterado de lo que soy, segun tu una enferma, sucia, y todos los adjetivos, que me quieras dar. Dejame decirte; que si estoy orgullosa de amar a una mujer, y que este amor, sea correspondido, estoy segura, que está vez no volará... dejándome a la deriva.
-No..., ¡no quiero escuchar tus porquerias! -tapó sus oídos.
-Ah... no, tú viniste y estás aquí. ¡Y Ahora me escuchas!
-A diferencia de ti madre, se lo que es el amor, en muchas tonalidades como la luna, hubo en mi; una Metamorfosis de la que no me arrepiento. Mi padre no te ama, tú te casaste con él, en una boda arreglada, sinceramente no se si sepas lo que es un orgasmo y mucho menos la palabra amor.
-¡Como te atreves!
-¡Cállate y déjame terminar! -espeto. De donde estaba sacando aquel valor ni ella misma lo sabía.
-Desde que tengo uso de razon tu y mi padre duermen en diferentes habitaciones, siempre en cierta manera he sentido tu rechazo hacia mi, en realidad mi madre fue mi abuela Martha, ella estubo en los momentos mas dificiles de mi vida, al igual que mis amigos, ni siquiera estuviste conmigo en aquella epoca en Paris, no vengas ahora que te preocupa lo que yo haga con mi vida madre.
-Patricia es que eso es; enfermo y aberrante, no me lo has negado, ¿acaso lo aceptas?
-Si madre, lo acepto y no me arrepiento de lo que soy ahora, una mujer que ama a plenitud.
Beatrice decidio que debia cambiar la táctica, tragó su orgullo y habló a su hija tiernamente.
-Esta bien, lo aceptaré.
-¡Hablas en serio Mamá! -alegre y asombrada le respondió.
-Si, pero tengo una condición hija, antes de que viniera, quede con el chico que quiero sea pretendiente para ti, en que tendrías una cita. Le prometí que saldrias con el.
-!Queeeee! no madre, eso no pienso hacerlo.
-Anda, solo será una comida en tres días, le dije que saldrías con él miercoles, no me hagas quedar mal, después de esta comida prometo no molestarte.
-Madre yo me voy en una semana a New York, estoy apunto de firmar el contrato de venta de la librería.
-Con Mayor razón hija, ya lo se; de hecho creo él es tu comprador, le debes por lo menos una comida.
-¡Como que mi comprador! ¿que tiene que ver él en todo esto?
-Bueno él quería de algún modo tener contacto contigo y usamos ese pretexto para que él se acercará a ti.
-¡No le pienso vender mi librería a él! lo entiendes. Pienso salir a comer con él, si con eso me lo quitó de encima. Esta bien acepto.
-Estoy segura que no te arrepentiras hija -se levantó y la abrazo.
Sin embargo ese abrazo no era sincero, y detrás de aquella sonrisa disfrazada había un plan ya hecho junto con Jack Miller.
Cuando Patricia salió a despedir a su madre, Thony cruzó la calle a toda prisa.
-¿Está usted bien jefa?
-Si, no te preocupes, todo bien, ahora necesito hablar contigo, ven vamos a la oficina.
-Dígame jefa. -Por favor llamame Paty, ya te lo he dicho somos amigos.
La persona a la que le iba vender la tienda se arrepintió, qué te parece si hoy te ofrezco un trato.
-¿Cómo dices? perdón no entiendo, -le decía con los ojos muy abiertos-. Explicame Paty, no te entiendo.
-Sabes este negocio es algo que amo, los libros durante muchos años fueron mis mas grandes amigos, en cada uno de ellos he soñado y me he permitido entrar a un mundo mágico, donde cada escritor nos deja algo maravilloso, no tengo necesidad de tener un negocio soy heredera de una gran fortuna por parte de mi abuela, si mi madre me amenaza con desheredarme es algo que no me importa.
Aún no teniendo el dinero que tengo, seguiría con la vida como la he decidido vivir. En estos años tú has sido un fiel empleado, tu y yo somos tan parecidos en muchos aspectos, te quiero traspasar la libreria, se que no habría nadie mejor para cuidarla y atenderla.
-Pero yo.., no tengo como pagarla.
-No te preocupes, que te parece si hacemos planes de pago de modo que sea algo que tu puedas pagar poco a poco, te puedes hacer de un patrimonio y con ello poder ofrecerle algo a tu pareja ya sea Marcus si el destino asi lo quiere - le guiñó el ojo y extendio la mano.
-¿Hacemos un trato Thony?
-Claro que si, sera un placer.
-Bueno esto lo debemos festejar, esta noche te espero a ti y a Marcus en mi departamento celebraremos el amor y la amistad.
*******
No lo soporto Grandchester, ¡renuncio! -le decía Karen Mientras caminaban al camerino despues de la funcion.
-¡Pero estas loca!, ella llega en una semana no te pongas así.
-Mira quien lo dice, no te has mordido la lengua, que pasaria si estuvieras lejos de Candy, una sola noche, ¿cómo te ponías cuando estuvo lejos de ti?
-Esta bien, esta bien tienes razón, te apoyare con Hathaway, cambiemos de ropa y hablemos con el.
-¡No! ¡no…! y no -gritaba Robert Hathaway-. ¿Como que te vas? y me dejas tirado, no solo a mi a todos tus compañeros.
-Que tome mi papel Lara ella es suplente.
-En que mundo vives Karen, ¿que acaso no te has dado cuenta? ella no regreso con nosotros de la Florida, se quedo alla.
-¿Cómo dices?
-Lo que oyes, no tienes suplente, ella podría tomar tu papel pero faltando ella no hay nadie, así que es un ¡no! contundente lo siento.
-¡Renuncio!
Karen al escuchar que Lara se quedó en la Florida, sintió una opresión en su pecho, “esto no está bien”
-¡Que...! no me puedes hacer esto Karen, -gritaba Robert Hathaway.
-¡Por favor, calmense los dos! debe haber una solución -mediaba Terry entre ambos-. Sean sensatos.
Sin pensarlo Robert y Karen se miraron y soltaron un carcajada.
-¿Que les pasa? ¡que he dicho de chistoso!
-Eres tu hijo, tu eres el de los arranques, ¿acaso le has hecho algo a Karen?
-¡Yo…! ¡por favor Robert! no digas tonterías, tengo la solución para ambos y los dos saldrán beneficiados de esto.
-De verdad Granchester, -menciono la voz de Karen.
-Si, le dire a mi madre tome el lugar de Karen, en la obra ¿qué te parece? tiene tiempo que no actúa y hace poco me dijo sentirse un poco aburrida, sera muy feliz de hacer esta actuación especial y tu podras no se; tal vez animarte a confesarle tu amor Robert.
-¡Qué… dices muchacho! ¡estás loco!
-Vamos Robert, vives enamorado de mi madre, hace años. Ambos están solos y se que no le eres indiferente.
-Bueno todo arreglado -dijo karen, dio unos pasos y abrazó a Terry-. Antes de Partir, debo pasar a tu casa Terry, les tengo una sorpresa a ti y a Candy, quiero su opinion de algo.
-Esta bien te esperamos a cenar.
*****
Nunca se habría parecido a Kitty Butler. El pelo se le ajustaba liso todo relamido hacia atrás con una goma de cabello especial para dar esa apariencia, acomodaba su sombrero con dedos diestros.
Tenía el aspecto de un chico guapo, sus ojos grandes y su silueta viril y delgada, era bastante alto. Recordaba a Terry, haciéndole burla sobre que le habían dado de comer para ser tan alto, se sentía un poco incómodo por la opresión de su pecho, pero se podría acostumbrar a eso, la mujer que amaba lo valia, peores vestuarios había usado mientras actuaba. Sonrio al mirarse al espejo, de verdad le gustaba lo que veía.
Tomó su abrigo y su maleta. Al salir a la calle camino con sus pies separados y una mano metida a su bolsillo. La cabeza y su postura eran arrogantes, tomo su mano y la llevó a sus labios y silbó al Taxi que pasaba.
-Ah la residencia Granchester. -pidió en una voz dulce y grave.
-Sí señor, - respondió el Taxista.
Continuara...
Última edición por Saadesa el Sáb Abr 11, 2020 12:25 pm, editado 1 vez
Que capítulo... como un huracán llegó la mamá de Patty a distorsionar todo espero no le pase nada malo a Patty y Karen vuelvan estar juntas y felices 
