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Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1

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Luana Hoffman
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Luana Hoffman

Luana Hoffman
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony


—¡¡Achu!! — escuchó Terry estornudar a su Chispita por enésima vez, ya no teniendo ninguna duda de lo que tenía.

—A ti sí que te pegó fuerte la gripe, Chispita. — comentó el bello actor, torciendo sus labios burlonamente.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 876835 ¿Quién diría que su Chispita saldría con un resfriado ahora?

—No te burles, Liath. Esto es horrible. ¡Odio sentirme así! — se quejó la alemana.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 836918

—¿Ves, Chispita? Ya te había dicho que tanto helado no te haría nada bien.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 158523231

—A falta del postre que tanto quiero con helado tenía que conformarme. — rodó sus ojos como si fuera muy obvio. —¿Qué otra cosa podía hacer?

Terry sacudió su cabeza, riendo entre dientes. Su Chispita no tenía remedio.

—Mejor aléjate, Liath. No quiero contagiarte. — se separó de él sentándose pesadamente en un sillón que ahí había.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 524577

—No es necesario que me vaya, no soy tan frágil. — sin reparo alguno, se acercó de nuevo a ella.

—Yo tampoco y mírame como estoy. — suspiró molesta por su estado. —Haz lo que te digo, mejor vete.

—No me quiero ir. — se plantó en su sitio aún más.

—¿Por qué?  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 895558

—Porque me preocupas, ¿de acuerdo? — por fin, admitió Terry. —Estaré contigo cuidándote un rato. ¡Y no lo volveré a repetir más!

Luana sonrió mientras Terry se sentaba a su lado, y una vez junto a ella no perdió tiempo para recostar su cabeza sobre el hombro de él como si sentirlo cerca fuera todo lo que necesitara para recuperarse. Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 355103

—Tienes suerte que estoy tan enferma que no puedo probar el postre que tanto me encanta. — cerró sus ojos, sonriendo ligeramente.—Porque sino hace tiempo que ya estaría aprovechándome de ti, mein reizvoll.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 504400

—¡Vaya! Parece que mi virtud fue salvada de nuevo. — sonrió socarronamente.

—No por mucho, schatz. — suspirando cansadamente. —No por mucho.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 504400

—No sé si tomar eso como una amenaza o una advertencia.

—Como quieras, Liath. Ya verás cuando tenga las fuerzas necesarias, ni ánimo tengo para encenderme como me gustaría.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 589545

—Con razón todo esto me parecía raro, ya no pareces Chispita, no te enciendes con la menor provocación como es tu costumbre.

—Por el día de hoy, sólo por hoy.

—Un momento… — de pronto, Terry recordó algo. —¿No te toca ofensiva hoy?

—¡¡Oh!! Mein Gott! — Luana se levantó sobresaltada de su cómodo respaldo. —¡Es cierto!

—¿No me digas que lo olvidaste? — Terry la miró con los brazos cruzados.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 252821

—¡Jeje!  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 692777 ¿Cómo crees? Claro que me acordé, era una broma, Liath. Para que veas que también puedo bromear de vez en cuando. Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 161932

Meneando la cabeza, Terry entornó los ojos, ni aún estando enferma su Chispita podía dejar de ser tan especial.

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¿Cómo les va, preciosas combatientes?  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 142209 Vengo rápido con mi ofensiva que me toca el día de hoy, otro capítulo más de “Besos del pasado,” y como me ha salido muy largo lo dividé en dos partes. Aquí esta la primera parte y la segunda lo publico seguidamente de esta. Espero les guste.  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 77731




BESOS DEL PASADO

By: Maia Moretti (Gissa Alvarez), Luana Hoffman (Sundarcy) y Andreia Letellier (AyameDV)

CAPÍTULO 1

CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 4


CAPÍTULO 5: Cambiando el destino finalmente.

By: Luana Hoffman (Sundarcy)

Había pasado casi una hora desde que Terry se había ido del cuarto, dejando a Candy todavía muy distraída reviviendo esos besos que le dio.

Era inevitable para la joven, quien estando sentada sobre la cama desde hacía un tiempo, no sabía ni cómo reaccionar ante la forma en que su corazón se aceleraba pensando en la intensidad de esos hermosos zafiros verdosos, cómo su respiración se agitaba recordando su cercanía y todo lo que ésta le hacía sentir, incluso en esos momentos en los que sólo se quedaba suspirando, saboreando en sus labios el recuerdo de los de él, la remembranza de esa deliciosa calidez que le brindaron, además de esa repentina corriente que recorrió su cuerpo entero y que la hizo estremecer cuando él la sostuvo entre sus brazos.  

Instintivamente, cerró sus ojos, reviviendo en su memoria ese mismo momento de nuevo junto a esas maravillosas sensaciones que él evocaba en ella, y volvió a suspirar una vez más, presa de un profundo y exquisito estremecimiento.

Era él, todo este tiempo siempre había sido él, el único hombre que había tenido este poder sobre ella, el único capaz de hacerle sentir todo esto; ni siquiera podía describirlo, porque le parecía indescriptible todo lo que él le provocaba.

La escena volvía a su memoria nuevamente y junto a ella todas esas ansias locas de volver a repetirlo en su realidad, el deseo de que él hubiera seguido con lo que había empezado, y que no la hubiera dejado así como estaba, llena de todo este fuego encendido por él, ardiendo en su interior, pero del cual no le había dicho cómo apagarlo.

Al final volvía a quedarse sin aliento, respirando entrecortadamente, pero con una felicidad llenando su corazón, la cual se reflejaba en el momento en que esbozaba una bellísima sonrisa en su pecoso rostro.

—Lo amo. — murmuró, abriendo lentamente sus ojos los cuales tenían un brillo en su mirada que afirmaba cuan ciertas eran sus palabras.

Siempre lo había sabido y estaba muy segura que Terry también lo sabía, nunca habían necesitado decirse las cosas para saberlas, con sus acciones se demostraban lo que sentían, de esa forma había sido la historia entre ellos desde el inicio.  

No debía ni quería seguir engañándose más, ahora sólo dejaría que su corazón hablara de aquí en adelante, y únicamente escucharía lo que éste tenía que decirle.

Ya lo había dicho antes y seguía segura de ello, su corazón le decía que no podía irse de Nueva York, de que no podía dejar a su Terry atrás.

—Mi Terry… — sonrió para sí misma, pensando en cómo lo llamaba de su propiedad.

Creía que de ahora en adelante él sería su Terry, sólo de ella, tal como ella era sólo de él, porque los dos pertenecían juntos, no tenía ni una duda de ello.

Aunque podría parecerle un pensamiento inesperado, a la vez le resultaba tan intenso que hacía que su pecho se hinchara con todo ese amor que sentía por él y quería desbordar de su interior, porque así como ella lo necesitaba de una manera indispensable, casi como respirar, Terry la necesitaba de igual forma, eso Candy también lo sabía.

Cuando lo vio por la ventana mientras partía, a ella sólo le hizo falta esa última mirada que él le dio para saber qué era lo que le pedía. Había tanto escrito en esos hermosos ojos color mar, tanta intensidad en la que podían esconderse miles de secretos que para muchos parecerían indescifrables, pero que para ella eran tan claros como si fueran los suyos propios.

Terry le pedía que confiara en él, que le diera la oportunidad de resolver esto juntos, de enfrentar al mundo entero de ser necesario. Ese mensaje la había dejado sin palabras, era un ruego pleno que parecía casi venir de su misma alma, un ruego al que ella respondía con su propia alma también.

Minutos antes de que Terry volviera a aparecer, Candy veía su futuro tan incierto. Después de enterarse del accidente de esa chica, creyó que ese sería el fin de esa vida que tanto había añorado tener al lado él. Fue devastador ver todas sus esperanzas rotas con esas terribles noticias, se sentía doblegada por la fuerzas del destino, los caminos de la vida que se empeñaban en separarlos una vez más. Sin embargo, con esos besos que le dio, cambiaron muchas cosas, esos besos unidos a esa última mirada que le confirmaba que él quería seguir con ella, hicieron que su alma le volviera al cuerpo.

Ahora tenía todo un cúmulo de sentimientos encontrados, porque en verdad quería estar con Terry, sentía que su lugar era a su lado, pero había otra cosa que luchaba en su interior también, ese angustiante sentimiento que no la dejaba tranquila todavía… ¿qué hacer con esta batalla moral que se libraba en su interior?

Es que no podía olvidarse de algo, por más que lo intentara, Candy no podía olvidarse de…

—Susana… —un profundo pesar se instaló en el pecho de la joven y su mirada se ensombreció de sólo pensar en esa ‘pobre’ chica.

Ese era un detalle que opacaba la esperanza que abrigaba su corazón, obviamente no podían olvidarse de todo lo que sufriría esa chica. Si para ella misma la noción de vivir sin Terry era tan desgarradora que hacía que su corazón se apretujara de un dolor tan inmenso que le parecía insoportable, pensar en cómo sería todo esto para Susana la hacía sentir sumamente culpable. De seguro que sería igualmente doloroso para ella, y Candy no podía evitar sentirse muy mal por esa joven, a pesar que casi no la conocía.

Agachando la cabeza, liberó un pesado suspiro. —“¿Qué es lo que pensará ella de todo esto?”

Esa era la pregunta que tanto la torturaba, a pesar de todo, esa chica le salvó la vida a Terry, y merecía la consideración de Candy, no su ingratitud. La joven sentía que no sería fácil para la ex actriz todo esto, tal vez podría ayudarla si tan sólo supiera lo que pensaba que Susana al respecto.

De repente, una vaga idea cruzó por su mente en ese momento haciendo que alzara su cabeza pausadamente.
“¿Y si…?”— dejó que la idea se le instalara poco a poco en su cabeza antes de decirla.

— ¿Y si yo voy a hablar con Susana?

Fue una noción que le llegó súbitamente, pero que no quiso dejarla por mucho tiempo. Sintiendo de pronto una imperiosa necesidad de no quedarse quieta, Candy se levantó de la cama y comenzó a caminar de un lado a otro del cuarto, muy inmersa en ese último pensamiento.

Yendo de un extremo a otro de la habitación, la joven contempló si sería correcto hacer lo que pensaba.

Hablar con Susana le parecía tan necesario, tenía tanto que decirle, debía agradecerle por salvarlo. Únicamente Dios sabía lo que hubiera sido de él si Susana no lo hubiera ayudado, y Candy temblaba de miedo de sólo pensar en las fatales consecuencias que pudieron haber sucedido, no hubiera podido soportar perderlo para siempre.

Tenía que hacer algo, no podía quedarse con los brazos cruzados. No se iría, por supuesto, pero tenía al menos la obligación de no quedarse sin hacer nada. Fue así  después de unos minutos, luego de pensarlo con detenimiento, que Candy concluyó que podría resultar una buena idea.

Se irguió resuelta a hacerlo, dándose el ánimo suficiente para empezar de una vez. Había tomado una decisión y tenía que llevarla a cabo, esta conversación tendría que suceder tarde o temprano.

Miró la hora en un reloj que colgaba sobre la pared, tal vez el horario de visitas ya había pasado, aunque siendo enfermera seguro que podían hacer alguna excepción con ella.

Tomando su bolso de inmediato, abrió la puerta e hizo ademán de irse cuando un nuevo pensamiento la detuvo al último instante antes de salir.

“¿No había quedado que haría esto con Terry?” — se mordió su labio ansiosamente.

Sacudió su cabeza, tratando de desviar esa idea, estaba demasiado decidida para considerar eso ahora, seguro que Terry se lo agradecería después.

“No me iré de Nueva York, lo único que haré es ir a hablar con Susana.” — salió del cuarto más resuelta que antes. —“¿Qué es lo que podría pasar con tan sólo hablar con ella?”

Candy en verdad creía que nada pasaría sólo por hablar con ella.


o-O-o-O-o-O-o


Hospital Saint Jacob

El hermosísimo Terry de veintitrés años entró al hospital con una sola idea en mente, que ni el ruido de los múltiples pasos entre pacientes, enfermeras y doctores de los pasillos lo detendrían en la misión que había venido a desempeñar.

Después de pasar por el teatro y verificar que su otro yo seguía ocupado con los ensayos para aparecer por aquí, había venido al hospital a comprobar si todo en este lugar iba conforme lo había planeado.

En su andar, además de elegante como siempre lo era, había mucha más seguridad de la acostumbrada, sentía que ya tenía todo resuelto para garantizar el gran cambio en su futuro, una noción que lo hacía sumamente feliz.

“Parece que estás muy seguro de que ya solucionaste todo, muchacho.” — escuchó la repentina voz de su abuelo en su cabeza, que como ya se había dado cuenta se le estaba haciendo costumbre venir a hablarle en los momentos menos esperados.  

“¡Por supuesto, abuelo!” — respondió Terry enarcando sus labios en una incipiente media sonrisa, de paso que dejaba embobadas a todas las mujeres, entre enfermeras y pacientes que pasaban por ahí. —“Susana ya no es una amenaza, mi yo más joven le dijo la verdad a mi pecosa, y ella ya no se irá más. Obviamente que todo está más que arreglado.” — amplió su sonrisa muy confiado.

“Parece que te falta aprender mucho todavía, hijo.” — su abuelo volvió a hablar con tono de reproche. —“Recuerda que nunca debes dar nada por sentado. Un consejo que yo te diría es que te pusieras más alerta, primero mira bien a tu alrededor antes de asegurar algo.”

El bello actor paró su camino, un poco inquieto por esa declaración.

“¿Qué quieres decir?”— Terry había fruncido el ceño no entendiendo que significaría eso.

Pero su abuelo no le contestó, de hecho no volvió a hablar más. ¡Otra vez lo dejó abandonado!

“¿Para qué inicias conversación si ni siquiera la terminas?” — reclamó mirando al techo, molesto por haber sido dejado hablando solo nuevamente. —“Al menos me hubieras dicho de qué estabas hablando, ¿no crees?”

Terry bufó indignado por los mensajes crípticos de su abuelo. ¿Por qué siempre tenía que dejarlo en la intriga?
Suspirando para controlar su molestia, sacudió su cabeza para sacarse esa inquietud de la mente. Seguramente que su abuelo hablaba por las puras, ¿acaso no veía que prácticamente ya no había nada más que hacer? Candy ya no se iría, de eso estaba seguro, cuando la vio por la ventana sus ojos se lo dijeron.

Terry esbozó una irresistible sonrisa de sólo pensar en esa última mirada que le dio su pecosa. No había duda, todo saldría bien y viviría su vida junto a su pecosa tal como siempre debió haber sido.

Siguió sus pasos, más confiado que antes. Únicamente tenía que revisar que Susana continuará bajo su estricto control de vigilancia para que al momento del estreno de la obra para que ya no hubiera ningún intento de suicidio.

De ahí en adelante, todo lo demás vendría solo, y el estreno de “Romeo y Julieta” sería tal y como siempre se imaginó que sería, con su pecosa en su lugar honor viéndolo actuar llena de orgullo por su primer protagónico, sin ninguna separación, de ahí en adelante ella nunca más volvería a irse de su lado.

Ahí podría decir que su trabajo ya estaba hecho en este tiempo, y después de eso… Bueno, la verdad que no lo sabía, pero cualquier futuro al lado Candy que lo esperara una vez terminado esto, sí que valdría la pena de tantos problemas que tuvo.

Estaba imaginándose justamente ese futuro que tendría lleno de felicidad hasta que la gran sonrisa que tenía quedó congelada en sus labios cuando sus ojos captaron a una persona. Sus pasos se detuvieron inconscientemente y sus ojos se agrandaron incrédulos mientras su sonrisa desaparecía.

Era una chica que caminaba por el pasillo principal lo que había llamado su atención, y aunque él reconocería a esa joven donde fuera, su mente se negaba a aceptar lo que sus ojos veían.

“No puede ser.” — fue lo último que pensó antes de que no le quedara duda alguna de ello.

—Candy… — susurró con un hilo de voz, apretando sus labios no sabiendo si estar molesto o decepcionado de que ella estuviera aquí.

Las alarmas se encendieron en su cabeza en el acto, y miles de preguntas atosigaron su mente. Un profundo miedo se apoderó de su cuerpo, y se quedó inmóvil sin saber qué hacer.

“¿Qué hace Candy aquí?” — caviló completamente tieso todavía. —“No entiendo qué pudo haberla traído.”

Como si su intención no le pareciera obvia, Terry sabía muy en el fondo que la dirección en la que iba Candy era el cuarto de Susana.

“¡Actúa de una vez, tonto!” — le reclamó su consciencia por su inmovilidad.

Así lo hizo, sus pasos se dieron por sí solos y prácticamente corrió a darle encuentro justo cuando Candy, estando de espaldas a él, estaba a punto de subir las escaleras. Apenas la alcanzó, hizo más grave su voz antes de hablar.

—Se equivocó de lugar, señorita. — la tomó del brazo y la hizo volver sobre su mismo camino que ya había tomado.

—Pero… yo… — farfulló la joven sin comprender que sucedía.

Un instante estaba por subir las escaleras que la llevaban a la habitación donde le dijeron estaba Susana y al siguiente alguien la tomó del brazo, desviándola de su curso. Molesta por ser trasladada de esa forma, fijó su mirada en la amplia espalda del hombre que halaba de ella, hasta que sus ojos se entornaron asombrados cuando descubrieron la identidad de la persona que la tenía del brazo.

—¡Terry!

El joven no le respondió, siguió caminando aún llevándola del brazo y no se detuvo hasta llegar a la entrada del hospital, mientras que la pecosa se había quedado muda de la sorpresa de encontrarlo ahí que tampoco dijo nada hasta que llegaron a su destino.

Una vez ahí, Terry al fin la soltó del brazo y le dirigió la palabra.

—No deberías estar aquí, Candy.  — su voz sonaba fría, notándose cuán molesto se sentía.

Si bien el tono de su voz la dejó confundida, aún más era el hecho que Terry todavía no se atrevía a mirarla a los ojos.

“¿Por qué no me mira?” — se preguntó muy ansiosa. —“¿Qué te pasa, Terry?”

Lo que sucedía era que Terry vivía su propia batalla interna en ese momento, una lucha que libraba contra su propia decepción. ¿No había estado seguro hace sólo unos momentos que ella ya no se iría? ¿No había creído firmemente que ya no había nada más que hacer, que ya todo estaba arreglado?

Pero si era como creía, ¿cómo puede ser que Candy estuviera aquí? ¿Cómo podía ser posible que ella estuviera a punto de hablar con Susana?

Conociendo de sobra de todo lo que podría venir después de una conversación entre Candy y Susana no era de sorprenderse que estuviera lleno de una inmensa frustración, con esto parecía comprobar que no había avanzado nada, y se sintió presa de la misma impotencia que lo persiguió en esa dolorosa separación en las escaleras.

—Terry… — ella se acercó a él, posando su mano delicadamente sobre su hombro, deseosa de acabar al menos de esa forma con la distancia que el joven parecía haber interpuesto entre ellos.

—Ya hablaremos tú y yo después sobre esto. — salió de su toque y siguió aún empeñado en no mirarla. —Por ahora nos debemos ir de aquí ya.

En realidad, lo dijo en un tono que resultaba casi una orden, y obviamente estaba muy equivocado si creería que ella accedería tan fácil. Separándose de él, Candy contempló el bello perfil del joven un poco dolida por el breve rechazo que recibió de él.

—Quiero hablar con Susana, Terry. — declaró, plantándose en su sitio claramente poco dispuesta irse.

—No mientras yo pueda evitarlo. — musitó él entre dientes, apretando los labios. —Escúchame, Candy. Hay cosas que tú no comprendes todavía, no sabes todo lo que está en juego aquí.  ¡No lo entiendes aún!

La joven se sintió súbitamente nerviosa por la forma en que él reaccionaba, casi como si ella hubiera cometido un error garrafal.

—¿Qué es lo que no entiendo? — lo enfrentó con igual ánimo. —¿Hice algo malo?

—No es algo que hiciste, sino es más bien lo que probablemente harías si hablaras con Susana a solas.

Cerró sus ojos por instinto, incapaz de borrar de su mente la pesadilla que representaba el sólo imaginarse ese posible escenario, de hecho lo llenaba de un absoluto miedo. ¿Acaso la misma separación que él tanto quería evitar no tuvo como antesala una ‘charla’ entre Candy y Susana?

—Viniste aquí sin decírmelo. — abrió los ojos lentamente, mirando fijamente a la acera de la calle, evitando la mirada de ella de nuevo.  — ¿Por qué lo hiciste, Candy?

La pecosa lamió sus labios, pensando en las palabras exactas con las que contestar.

—Tenía que hablar con esa chica… con Susana… ella te salvó la vida, y yo tenía que agradecérselo… creí que era lo correcto…

—¿Lo correcto? ¿Tú decides qué es lo correcto o no?

Inesperadamente para ella, Terry por fin la miró a los ojos, y Candy pudo finalmente observar esos hermosos ojos verdiazules. Su corazón se hundió profundamente en su pecho al reconocer que esos bellos ojos color mar estaban marcados con la más amarga de las decepciones. Él la miraba dolido… decepcionado, acusándola involuntariamente por algo que ella creía había sido buena idea.  

—¿Es correcto que vinieras aquí a espaldas de mí? ¿Acaso es correcto que me lo ocultaras?  ¿No habíamos quedado que haríamos esto juntos? — expuso con la voz cargada de reproche.

Candy tragó duramente, quedándose sin palabras ante esas acusaciones. En verdad quería defenderse, pero por alguna razón, sus intenciones tan excelentes cómo lo creía hacia minutos ya no le parecían lo suficientemente buenas ahora.

—Una parte de mí no puede estar tranquila pensando en esa chica que… bueno, ya sabes…  — no pudo continuar más porque se le fue la voz ante la mirada penetrante de Terry.

—Te conozco, Candy, sé cómo eres. — la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo. — Si Susana te hubiera llorado a mares y te hubiera pedido que te fueras, ¿qué hubieras hecho?

Esa pregunta la dejó sorprendida una vez más, y no sabía cómo responderle.

—Yo… no… nosotros no podemos olvidar lo que ella siente…

—¿Y lo que sentimos nosotros? ¿Acaso no importa? —  Terry la interrumpió de nueva cuenta, mirándola aún más dolido que antes. —¿Te has puesto a pensar cómo me siento yo con todo esto?

Candy bajó la mirada no pudiendo soportar más la decepción en esos hermosos zafiros verdosos. ¿Qué es lo que había hecho? Lo que ella más deseaba era no causarle dolor a Terry, y al parecer eso era lo que justamente había hecho con sus acciones.

El hermoso actor suspiró para tratar de ahogar su frustración, estaba descargando en Candy toda su decepción cuando él tenía parte de culpa en esto.

Fue muy tonto en pensar que podría arreglar las cosas tan fácilmente, creyó que había hecho que Candy cesara en su empeño de irse, pero nunca pensó en las posibles consecuencias que pasarían si su pecosa volviera a hablar con Susana, su error fue no haber previsto que esto podría suceder.

Logrando calmarse lo mejor que podía, no fue hasta que hubo recuperado algo de serenidad cuando volvió a hablar.

—Vayamos a dar un paseo, Candy. — ofreció intempestivamente, haciendo que la joven alzara la vista.

—¿Y tus ensayos? — la pecosa contrajo sus cejas cuando se dio cuenta de algo que había pasado por alto hasta ahora. — ¿Cómo es que estás aquí, Terry? ¿No deberías estar ensayando? ¿No me dijiste que eran los ensayos finales? ¿Qué fue lo qué pasó?

—Demasiadas preguntas. — le sonrió de lado, haciendo que el corazón de Candy saltara de alegría por volver a ver un brillo travieso en los ojos de Terry — Te las contestaré luego, ahora ven, acompáñame.

¿Cómo podía negarse ahora si esos bellísimos ojos eran su perdición?

Candy asintió y se dejó llevar por Terry a la calle, en donde tomaron un carruaje que los llevó directamente al Central Park.


o-O-o-O-o-O-o


Llevaban caminando hacia varios minutos desde que habían llegado al Central Park, y Terry parecía perdido en contemplación aparentemente sin prestar atención a Candy, quien no dejaba de mirarlo a cada momento, ansiosa por saber qué era lo que tenía que decirle, y si bien no entendía la razón del paseo, al menos agradecía pasar estos momentos con él.

Sin embargo, no es que Terry no estuviera prestándole atención, al contrario, la sola presencia de Candy era imposible de pasar por alto. En realidad, él estaba pensando en cómo sería la mejor forma de abordar el tema del que quería hablar, y había llegado a la firme conclusión que debía empezar con esto…

—Voy a contarte una historia, pecosa. — anunció luego de varios minutos en silencio.

De todo lo que pudo haberle dicho, eso era lo que ella menos esperaba.

—¿Me contarás un cuento? — preguntó sin creérselo todavía.

—Algo parecido, sólo que este cuento está basado en la triste y penosa historia de un pobre tipo que conozco desde hace tiempo. — paró de hablar un momento para darle más expectativa al relato. — ¿Te animas a escuchar la historia, Pecas?

Una chispa de interés brilló en los ojos de Candy y Terry comprobó que fue una excelente idea haber empezado el tema de esa forma, apelando a la inacabable curiosidad que tanto caracterizaba a su pecosa.

—Está bien, te escucho. — le sonrió por primera vez desde que se habían encontrado en el hospital.

—Primero hay que sentarnos aquí. — dijo él, señalando una de las bancas que había por ahí.

Ambos se sentaron juntos, y Candy le dirigió una ansiosa mirada que claramente le pedía que empezara de una vez. Sonriéndole burlonamente por su impaciencia, Terry aclaró su garganta antes de iniciar en tono teatral.

—Había una vez…

La pecosa rio por esa ocurrencia, ahora resultaba que Terry quería hacerse el gracioso.

—Puedes omitir esa parte, Terry, ya no soy una niña.

—Créeme que eso lo sé de sobra. — Su sonrisa se curvó ligeramente de lado, recordando los besos que habían compartido en su cuarto. ¿Acaso podía verla como una niña después de eso?

Candy se sonrojó un poco al notar la intensa mirada de Terry que observaba fijamente sus labios, lamiendo inconscientemente los suyos propios, y no dejando lugar a dudas para saber lo que estaba pensando.
La respiración de Candy se agitó involuntariamente, y no pudo evitar morderse esos mismos labios que él miraba para controlar su turbación.

—No puedo dejar de lado esto, pecosa. Tienes que vivir el cuento en toda su experiencia. — continuó Terry luego de un rato, volviendo a ver sus verdes ojos con un brillo pícaro en su mirar.

“¿Habrá notado cuanto me afecta?” — pensó la joven al darse cuenta de ese brillo en los ojos de Terry. Era difícil saberlo con certeza, pero si esa mirada no fuera suficiente, la sonrisa endiablada que él tenía acababa con cualquier otra duda que pudiera tener.

Como adivinando sus pensamientos, Terry amplió aún más su sonrisa, reprimiendo las ganas de reír que le daba el ver a Candy tan afectada bajo su encanto; pero haciéndose el que no sabía nada, el bello actor continuó con su historia sin dejar de lado su sonrisa divertida.

—Había una vez un joven muy apuesto y hermoso, imagínatelo bien, Candy, porque  en verdad este hombre era demasiado bello para haberse sido hecho en esta tierra, venía del cielo obviamente.— destacó con arrogancia, aunque se vio obligado a detener su relato pues ella lo veía suspicazmente sin comprender porque alardeaba tanto del protagonista.

“No seas tan obvio, hijo. Trata de ser más sutil, tu ego gana lo mejor de ti.” — fue la advertencia que su abuelo le hizo en su cabeza de pronto.

¡Qué bien! Justo en ese momento tenía que venir a hablarle. Terry frunció los labios con molestia, ahogando los deseos de reclamarle por hablarle ahora cuando lo hubiera necesitado más hacia casi una hora. ¡Qué mal tiempo que tenía!

De nueva cuenta, no cediendo al impulso de contestarle y haciendo uso todo el talento histriónico que poseía, Terry siguió el cuento con su cautivadora voz.

—Este joven vivía en un lejano, pero a la vez muy conocido lugar en el que muchos decían que los sueños se hacían realidad, Nueva York, y su nombre era… eh… Ferrence.

Terry a las justas pudo disimular una mueca que apareció en su rostro por cómo sonaba ese nombre; francamente, fue lo primero que se le ocurrió.

—¿Ferrence? — las cejas de Candy se alzaron en sorpresa.

—Pero casi todos lo llamaban… Ferry. — se corrigió en el acto para arreglar algo del desatino en el nombre.

—¿Ferry? — Candy murmuró cada letra como si todavía estuviera procesándola.  — Lindo… — añadió amablemente.

Sólo Candy creería que ese nombre tan raro era lindo.

“Sí que es muy original, muchacho.”— escuchó a la sarcástica  voz de su abuelo en sus oídos. —“¡Qué creatividad tienes! Me dejas sin palabras.”

Con ese comentario, Terry ya no pudo evitar contestarle, que su abuelo no viniera con sus sarcasmos ahora.

—¡No me distraigas! — alzó involuntariamente su mirada al cielo para reclamarle a Henry.

—¿Te he distraído? — inquirió su pecosa, confundida por esa exclamación.

Terry enfocó su mirada en ella, que lo miraba con un gesto de adorable desconcierto. ¿Distraerlo? ¡Ja! Su simple presencia era capaz de hasta hacerlo olvidar su propio nombre, le faltaba poco para pasar por alto el que estuvieran en un lugar público y la besaría hasta perder la razón.

No es que le importara lo que dijeran los demás sólo que después de lo que pasó en la mañana había comprobado que no contaría con el autocontrol suficiente si se presentara la oportunidad nuevamente, él aprovecharía esa oportunidad hasta el final, ni aunque su abuelo le mandará los mil castigos desde el cielo.

—No me hagas caso. — se disculpó con una ligera sonrisa tensa, deseando desviar el tema a otro asunto, lo cual hizo Candy con un tema que despertaba su curiosidad.

—Como que el nombre del protagonista se parece mucho al tuyo, ¿no crees? — comentó ella inocentemente.

—No sé de lo que hablas, pecas. — fingió demencia, sacudiendo distraídamente la manga de su abrigo.

—Cualquier similitud con nuestra realidad es pura coincidencia, y aunque no lo creas Ferrence es muy real.

—Ya lo creo. — Una pequeña sonrisa apareció en los labios de su pecosa, pareciendo haber entendido ya el juego del joven.

—No me interrumpas más, Candy, pierdo el hilo de la historia. — reclamó Terry, cruzándose de brazos.

—Está bien, continúa — le sonrió nuevamente animándolo a que prosiguiera.

—¿En dónde me quedé? ¡Oh, sí! Ferry vivía en ese lejano lugar llamado Nueva York, en donde estaba dispuesto a cumplir uno de los más grandes sueños que tenía: convertirse en actor.

Candy apretó sus labios para ocultar su sonrisa, aunque la chispa divertida en sus ojos aseguraba cuán entretenida estaba con todo.

—No sé porque quieres reírte, Candy. — dijo él muy serio. —Esto no tiene nada de gracioso.

La pecosa tosió levemente para esconder su risa, y haciendo un gesto de cabeza, le pidió de esa forma que continuara.  

—Nuestro amigo Ferry no la tuvo fácil, él quería demostrar su talento y lograr todo por sus propios méritos. Empezando desde lo más bajo, pasando a papeles secundarios, para finalmente obtener su primer protagónico: “Romeo y Julieta,” una obra que tenía un valor especial para él, y ya descubrirás la razón detrás de ello.

Terry hizo una pausa dramática en su historia, dejando a Candy con la duda por saberlo.

—¿Cuál es exactamente la razón? — ella tenía los ojos bien abiertos de tanta curiosidad.

Él le sonrió, alargando su contestación lo más que podía.

—Resulta que Ferry tenía una novia llamada… llamada Wandy.

—¿Wandy? — Candy soltó una carcajada que no pudo reprimir. — ¡Terry! — otra ronda de risas escapó de sus labios.

—¡Así se llamaba! ¿Qué quieres que haga? — se exculpó con mirada inocente y encogiendo los hombros. —Era una chica muy linda, aunque tenía cierta tendencia de entrometida, además de un rostro todo cubierto de pec... ¡manchas! — se corrigió en el último instante.

—¿Manchas? — Candy repitió lo último, creyendo no haber entendido bien. —¿Dijiste manchas?

—¡Sí! Justo así es como él la llamaba, le decía Manchas, aunque algunas veces también… ¿eh?... — buscó en su cabeza algún apodo interesante. —… ¿Manchitas?

—Ahora le daba nombre de perrito. — ella lo miró con los ojos entrecerrados.

—Pero Wandy lo aceptaba, porque en el fondo sabía que él sólo daba esos nombres a las personas que verdaderamente le importaban.

Candy sonrió dulcemente, reconociendo esa parte de Terry que ella amaba igual que todo lo demás que lo caracterizaba. Por más que solía decir que sus bromas y esos sobrenombres que le decía la molestaban mucho, en realidad sólo le hacían cosquillas al corazón.

—¿Tarzán manchitas? — arqueó una ceja inquisitivamente. —¿Te gusta más ese apodo? Te lo digo para que tú elijas, porque estoy seguro que a Wandy le encantara saber tu opinión.

La sonrisa de ella se volvió a convertir en risa, no podía evitarlo, Terry parecía empeñado en hacerla reír sin parar.

—Y sigues con tu risa. — se cruzó de brazos, aparentemente perplejo por su reacción. —Es que todavía sigo sin entender de qué tanto te ríes, pecosa.

Candy rio aún más fuerte, con su risa a punto de volverse una ronda de carcajadas, así que empezó a tomar profundos respiros para calmarse.

—Está bien ya no te interrumpo más, Ferry… digo Terry. — soltó una última risilla antes de añadir. —¿Qué es lo que pasó después?

La sonrisa de Terry se borró de pronto y su semblante se tornó serio.

—Esta parte de la historia no es nada bonita. — suspiró para luego seguir. — Una compañera de Ferry, llamada… mmm… Musana.— su rostro se contrajo de molestia con sólo pensarla. —Se obsesionó con él.

Aquí Candy también dejó de sonreír, frunciendo el entrecejo levemente.

—¿Se obsesionó?

—¡Sí! ¡Y no dejaba de atosigarme! —  sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de su error. —… es decir, no dejaba de atosigarlo a él.

Las manos de Candy se crisparon en puños inconscientemente y no puedo evitar preguntar una idea que había rondado por su cabeza recientemente.  

—No será que Ferry le dio razones para creer que le correspondiera. — se quedó en espera de esa respuesta con el corazón inquieto, sin embargo esa contestación la recibió inmediatamente.

—¡Por supuesto que no! No pude haber sido más claro. —  exclamó él, demasiado indignado para notar lo que decía. Luego se dio cuenta de su error y lo corrigió. —… Lo que quiero decir es que Ferry no pudo haber sido más directo con esa chica tan insistente.

Candy suspiró aliviada luego de escucharlo, el hecho que otra mujer amara a Terry, era algo que su tierno corazón se negaba a seguir pensando por más tiempo.

—Siendo este su primer protagónico… — el joven había proseguido con la historia sin omitir ningún detalle. —… Ferry había reservado un lugar exclusivamente para Wandy, quien vendría a verlo en el estreno de la obra. Al fin volverían a reencontrarse luego de tanto tiempo separados, y él estaba entusiasmado con su llegada.

La vio a directo a los ojos, afirmando de esa forma la verdad de lo que decía.

—Debes saber que otro de lo más grandes deseos de Ferry era iniciar una vida junto a Wandy, esa era la razón por lo que había mandado un solo boleto de ida, Ferry sabía que una vez Wandy estuviera con él en Nueva York, nunca más la dejaría ir.

Aunque estuviera hablando en tercera persona sobre sí mismo, sus palabras no dejaron de conmover a Candy, quien lo vio con una dulce sonrisa que reflejaba el mismo sentimiento del que él hablaba. Sin embargo, esa misma sonrisa desapareció cuando la voz de Terry se volvió más grave antes de agregar.

—Toda esa ilusión se vio opacada con un hecho que tornó la vida de Ferry en un verdadero tormento.

Terry suspiró un momento, cerrando sus ojos instintivamente antes de entrar en este tema que tanto dolor le causaba.

—Unos días antes de que Wandy llegara, sucedió el accidente…

Él no necesitaba repetir de qué accidente hablaba, Candy entendía muy bien a lo que se refería.

—Todo pasó muy rápido, nadie fue consciente de ello hasta que sucedió y Musana resultó herida. Desde ahí el mundo de Ferry comenzó a desbalancearse, estaba a punto de colapsar. Si bien no tenía en muy alta estima a Musana, no podía ser tan insensible para olvidar a esa chica que había resultado herida por su supuesta culpa. Todo se volvió presiones por todas partes, por parte de Musana, incluso por parte de su madre que quería obligar a Ferry a quedarse con su hija. Todo se veía oscuro para nuestro amigo, él sólo se veía atrapado en una vida que parecía ya no controlar.

Abrió sus ojos poco a poco, viendo a Candy primero antes de continuar.

—Las cosas parecieron cambiar para Ferry con la llegada de Wandy, una breve esperanza tuvo al pensar que arreglaría las cosas una vez estuviera con ella. Pero nuestro amigo cometió el error de no decirle nada a ella sobre el accidente, más por temor a su reacción, ya que él no quería perderla.

Volvió a reclamarse internamente por ese error que cometió al no confiar en ella, agradecido de haber cambiado por lo menos esa gran equivocación de su parte en este tiempo.

—Sin embargo, tarde o temprano todo se sabe, y en el mismo estreno de la obra, Wandy se enteró del accidente por algunos comentarios malintencionados. ¿Y sabes qué hizo?

Candy negó con la cabeza, inquieta por la forma en la que Terry contaba esto. Por más que sabía que hasta cierto punto las cosas no habían sucedido de esa forma, no pudo evitar visualizar frente a sus ojos todas esas escenas nuevas que Terry describía, y sintió su corazón invadido de una inmensa angustia con sólo imaginarlo.

—A Wandy se le ocurrió la brillantísima idea de ir a hablar con Musana. ¡Ella sola!

La pecosa entreabrió sus labios, sorprendida porque mencionara eso e igualmente aludida por lo mismo que había hecho antes.

—Pero a ella nunca se le ocurrió pensar que Musana era muy astuta, ella había descubierto que la nobleza que radicaba en el corazón de la que consideraba su rival era el mejor de sus aliados para lograr sus propósitos. ¡Puramente egoístas, por supuesto! — exclamó Terry exaltado, perdiéndose en la frustración de recordar a Susana saliéndose con la suya. —Musana nunca sería rival para Wandy, ya que para Ferry su compañera de tablas no le interesaba en ese aspecto en lo más mínimo.

Trató de controlar su agitada respiración para luego proseguir.

—Sucedieron muchas cosas ahí que ya no vale la pena mencionar, sólo que tuvieron como resultado que Wandy se decidiera a irse de Nueva York, haciendo lo que ella consideraba correcto.

Candy se quedó totalmente helada al oírlo repetir esas mismas palabras que usara antes. No sabía que decir, optó por quedar callada y seguir escuchándolo.

—Ferry había llegado poco después de Wandy al hospital, pero para ese momento ya era demasiado tarde — la vio a los ojos con una mirada que hizo que el corazón de Candy se encogiera de dolor. —Cuando Ferry vio la decidida mirada de Wandy firme en irse de su lado, ahí supo que la había perdido para siempre.

Un gran nudo se había alojado en la garganta de Candy junto a un leve escozor en sus ojos al imaginarse lo que decía.

“¿Perderlo para siempre? No…” — pensó ella con su corazón latiendo aceleradamente.

—¿Y sabes qué pasó después con el pobre Terr… Ferry?

Candy tragó duramente, las palabras no eran capaces de salir de sus  labios, sabía que lo que vendría no sería nada bonito.

—¿Qué le pasó? — pudo al fin murmurar casi sin voz.

—Musana y la horrible mujer que tenía por madre, se aprovecharon de él lo que le quedaba de vida. Vivió una vida horrible, siempre estando atado a una mujer que nunca quiso, no pudo jamás ser realmente feliz.

Los ojos de Terry se marcaron con tanto dolor, como si él mismo fuera el protagonista de esa triste historia que contaba, y Candy sintió sus ojos humedecerse pensando en el sufrimiento que parecían descritos en su marina mirada.

—No quiero vivir el mismo destino que el pobre de Ferry, pecosa. — la observó de nuevo con renovado ímpetu.— ¿No crees que Wandy y Ferry merecían una oportunidad para estar juntos?

—Sí. — La voz de Candy sonó más clara que nunca. — Ellos merecían estar juntos.

—Estamos a tiempo de evitar ese triste final. No cometamos los mismos errores que antes, pecosa. — habló él con la voz cargada de emoción.

—¿Errores de antes?

—Sí, no nos ocultemos las cosas, no actuemos a espaldas del otro, pero sobre todo,  no dejemos que el destino gobierne nuestras vidas y nos separe una vez más. Nosotros decidimos nuestras vidas de aquí en adelante.  ¿Entiendes lo que te quiero decir? No es buena idea que intentes hablar con Susana nuevamente. Comprende cuanto riesgo corres estando con ella y dejándote influenciar por lo que te diga.

Ahí fue como si los ojos de Candy se habían abierto revelándose ante esa gran verdad.

—En esta historia también importamos nosotros y tenemos derecho a obtener lo que tanto queremos. — Él tomó una de sus manos, apretándola suavemente para verla fijamente a los ojos y agregar. —¿Qué es lo que quieres, Candy? Dime qué es lo que más deseas en la vida.

Los labios de ella se dibujaron en una dulce sonrisa, esa era la pregunta más fácil que le podían hacer.

—Yo quiero que Ferry sea feliz. — declaró con sus ojos brillantes de ese amor innegable que sentía por él.

—Y lo será. — Terry le sonrió en respuesta con esa sonrisa que era capaz de derretir a cualquiera. —Claro que lo será, pero sólo con una única mujer.

Levantó lentamente esa mano de ella que él tenía entre las suyas y se la llevó a sus labios. En el momento en que sus labios rozaron la cálida piel de su mano, Candy se quedó sin aliento.

Terry se había dicho que no la volvería a besar en los labios de nuevo, pero cuando Candy lamió los propios, entreabriéndolos inconscientemente, ahí se le fue todo pensamiento racional que tenía.

“¡Al diablo!” — fue lo último que pensó antes de encajar el bello rostro de Candy con sus manos, uniendo ansiosamente sus labios a los de ella.

Un suave roce primero pero que los hizo a ambos suspirar de placer, eso no podía dejarlo satisfecho obviamente, y Terry ya estaba dispuesto a adentrarse a probar más de ese sabor que lo volvió loco cuando…

“¡Terrence! ¡Ya basta! ¡Estás en una vía pública!” — la voz de Henry fue lo único que logró sobrepasar su consciencia.

“Mal tiempo como siempre” — rodó sus ojos irónicamente, no podría haberse encontrado a mejor chaperón que su abuelo, para su mala suerte.

Separándose con renuencia de Candy, desvió la conversación a otra cosa.

—Ya es muy tarde, pecosa. Vamos, te acompaño a tu hotel.

A Candy no le quedo más que asentir, completamente perdida en las nubes después de todo eso que acaba de vivir con sólo un pequeño roce de sus labios con los de ella.

Continuará...

Gissa Alvarez

Gissa Alvarez
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ciao mia cara. Candy, candy, no entiendes  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 416519 , por suerte Ferry, digo, Terry, llego a tiempo para descubrirla

Ame la historia de Ferry y Wandy, y al abuelo G. Amo a ese abuelo  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 334740 , aunque siempre sale de chaparon

Excelente parte, voy por la siguiente, porque yo también quiero ver a Ferry feliz  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87635

Oye, con ese enfermero yo también me quiero enfermar  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 504400

Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 463717  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 463717  

Elby8a

Elby8a
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Jajaja cómo me hiciste reír con el relato de Ferry y Wandy (obviamente al principio) que bueno que Terry le hizo entender a Candy las repercusiones que tendría para su relación el dejarse influenciar por la Gusana-Mussana-Musaraña!!!
Esos besos de sus labios más maduritos y experimentados ahhh!!!
Me derrito de solo imaginarlos!!
Ahh que Tarzán Manchitas tan suertudota vaya manera de castigarla todavía que se porta mal.
Así yo también tendré que hacer más travesuras para que Ferry me castigue a 💏 😋😏😈😈😈

Enviado desde Topic'it

Mon_Andrew

Mon_Andrew
Niño/a del Hogar de Pony
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Mi hermoso rebelde y su poco ingenio para cambiar los nombres ferry y wandy... jajaja  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 746140 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 746140  pero me hicieron reír  Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337  está candy no cambia Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 808200 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 808200
condenada pecosa, que bueno que ferr......digo Terry la alcanzó.

Feliz de leer este capítulo y me voy directo a la segunda parte.
Las sigo mis hermosas amazonas.

Rhodb

Rhodb
Niño/a del Hogar de Pony
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Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337 la musana jjjjaaaaaaa!.. esto va muy buen mi ferry jjeee,tu wandy no se te escapara... Exelente ???? capítulo hermoso diría yo... Quiero más.. gracias por este bello capitulon. Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 355103

stormaw

stormaw
Niño/a del Hogar de Pony
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Excelente, wow me encanto el capitulo, gracias

cary

cary
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ese Terry así o más arrogante jajaj mira que decir que un hombre bello y hermoso que bueno si lo es jajajja que capítulo tan chistoso que bueno la parte donde la.pecas iba al hospital me quedé así de nooooo a donde vas pecosa ¡¡¡

No tardes en actualizar nena ya sólo nos quedan unos días para que la GF acabe

Maya AC


Capullo de Rosa
Capullo de Rosa

Buenísimo este capítulo jajaja como me rei , me gusto muchísimo

Andreia Letellier

Andreia Letellier
Niño/a del Hogar de Pony
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Sacre bleu! Yo llegando super tarde Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 523232 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 349776 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 349776

Desolée Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 524577 el trabajo mugre que no me deja en paz...

¡Bueno AMO este capítulo! Con todo y que casi me quería meter a darle unos buenos zapes a esa pecosa del demonio, necia... mon Dieu! Una buena zarandeada con mi Polar blizzard estaría bien...

Lo bueno es que Fe.. digo Terry la hizo entrar en razón Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 254899

¡Jaja! Tan adorable mon amour... me voy corriendo a la segunda parte...

Y mon amie, espero que estés mejor de esa gripe, digo con semejantes cuidados ¿Quién no? aunque acá entre nos, yo me haría la enferma mínimo una semana si es nuestro amado Liath quien me cuida Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 362558

Bisous ma chère Luana!!

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Letty0

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Rosa Negra
Rosa Negra

Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 87337 la Gusana!!   Esto se pone cada vez bueno????????Ecelente cap..


Estoy super emocionada..




Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 133559 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 189452 Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 189452

Lady Supernova

Lady Supernova
Niño/a del Hogar de Pony
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Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 362558 ¡Me he reído muchísimo con esto! Desde la Fundación K-G, AMAZONAS DE TERRY, FANFIC "Besos del pasado", Cap 5-parte 1 362558
Son una pareja encantadora y adoro verlos tan enamorados, dándose besitos porque ¡Se les antoja! ¡Así nada mas! Por Dios, ya quiero saber qué más sigue. Ojalá que Candy deje de hacerla de buena samaritana ¡Ya que no esté cuidando el corazón la Gusanna!

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