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CAPITULO 3
Definitivamente era Candy. Cuando Terry la vio casi salto de alegria de saber que no era el unico que habia aparecido en aquel extraño lugar, no solo no habia sido el unico sino que ademas era ella, su Candy la que habia viajado al igual que el.
Al verla bajar se acerco de inmediato gritandole por su nombre y sorprendiendola por completo. Ella vestia, al igual que el, las ropas tipicas del lugar, pero lucia elegante, no como cualquier pueblerina, sus ropas eran de fino material lo cual indicaba que poseía cierto estatus. Cuando la chica escucho su nombre volteo a donde provenia la voz pero no hizo nada, solo se volteo nuevamente y camino custodiada de su doncella y de dos hombres mas que las acompañaban.
- No se acerque señor, podria tener problemas. - le dijo el chico que siempre le acompañaba.
- Yo la conozco, ella es...
- Señor puede haberla conocido en el barco cuando vino pero ella es una mujer prohibida, ve los hombres que la custodian? son guardias del palacio, lo mas probable es que sea una invitada del rey.
- Necesito hablar con ella.
-No creo que pueda hacerlo, ellos no le dejaran.
- Tu le daras una nota, ella me conoce, lo se, puedo verlo en sus ojos.
- Pero...
- Por favor, necesito hablar con ella, por favor.
El chico asintio, al final el estaba ahi para servirle. Terry escribio una nota rapida y el chico hizo hasta lo imposible para hacerla llegar a la mujer que cuidaba a la rubia. La mujer estaba renuente pero al final, al ver de lejos al hombre del cual provenia la nota acepto sin prometer nada.
Candy acepto la nota y la leyo, por alguna razon sintio que debia aceptar aquella invitacion a una charla y mando a uno de sus guardias para avisarle que podia acercarse. Terry le siguio hasta un templo al cual Candy habia acudido, fue extraño acercarse y no tocarla, mirarla y no poder abrazarla pero ahi estaba en medio de aquel templo en el cual ella colocaba incienzos como cualquier habitante que iba a rezar.
Terry penso que el era el unico que no podia adaptarse a aquellas costumbres pero no dijo nada, Candy siempre habia sido facil de acostumbrarse a las situaciones. Cuando el llego ella se levanto de su reverencia y en silencio le indico que salieran.
- Candy, no se como llegamos aqui pero.
- Lo conozco señor?
- Soy Terry.
- Como es que sabe mi nombre?
- Nos conocemos, no recuerdas el colegio, Nueva York, Chicago, Londres?
- Londres? nos conocimos en Londres? mi familia es de ahi, pero no lo recuerdo.
- No recuerdas como nos separamos, no recuerdas que no somos de esta epoca.
- No se de lo que habla. Mis padres viven en Londres, yo vine aqui por invitación del Rey hace algunos años pero me gusto tanto el lugar y la tranquilidad del reino que decidi quedarme un poco mas.
- No puedes decirme que solo yo lo recuerdo.
- Lo siento, yo no se que decir. -le dijo antes de hacer una señal de que ya estaba lista para partir.
Terry no supo que decir, el recordaba todo y ella sin embargo parecia ni siquiera conocerle, no sabia la razon pero si que no podia dejarla ir esta vez. En aquel lugar ambos eran extranjeros no muy bien vistos en realidad y era una gran ventaja de que ambos fueran del mismo lugar y que el conociera los gustos de ella. La conquistaria a como fuera lugar.
Empezo por pedir audiencia en el castillo para negociar con sus productos, fue dificil pero con el paso de los dias pudo convencer a los ministros que el podia surtirles de cualquier tipo de mercancia que el rey y ellos mismo requirieran, poco a poco podia entrar con mas facilidda al reino, aunque en realidad siempre era vigilado por los guardias, todos eran recelosos a un hombre que no era de su misma raza y con sus mismos ideales.
Con los dias pudo ver a Candy de lejos, siempre de lejos, al parecer ella habia ganado su permanencia mostrando sus conocimientos sobre la escritura y el idioma de su país, habia ganado ademas la simpatia de varias personas en ese lugar y podia andar libremente dentro de los alrededores del reino.
Ella tambien lo vio, curiosa de sus pasos, de su mirada azul, de su persona, pero preferia no acercarse a el porque en realidad no sabia sus intenciones.
Aquella tarde sin darse cuenta se vio frente a frente a el, sintio nervios, quiso dar vuelta atras pero ya no pudo, de pronto se quedo atrapada entre la pared y la presencia del castaño. El habia burlado a los guardias para acercarse una vez mas a ella y ella dentro del castillo no necesitaba a nadie mas.
Sus ojos se encontraron por primera vez, ella pudo sentir como su cuerpo temblaba ante el casi abrazo de el, pudo reflejarse en el azul de su mirada y ver al mismo tiempo aquella historia que el contaba, no, ella no recordaba haber vivido aquello pero pudo sentir la tristeza y el dolor de esa separación y sin saber porque varias lagrimas corrieron por sus mejillas ante la mirada nostalgica de aquel chico.
Continuara.
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