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** Musas Ardley ** La verdadera historia de Neal - Capítulo III ** Apología No. 4 para Neal ** Crossover Candy Candy/Crepúsculo **

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Sabrina Cornwell
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Sabrina Cornwell

Sabrina Cornwell
Niño/a del Hogar de Pony
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 ** Musas Ardley ** La verdadera historia de Neal - Capítulo III ** Apología No. 4 para Neal ** Crossover Candy Candy/Crepúsculo ** 2vuyglz


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INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I

CAPÍTULO II


CAPÍTULO III: DECISIONES

–¡Que encantadora fiesta! –dijo Tanya, cuando se encontraban en la sala de estar de Carlisle–. No tiene comparación con los bailes que se organizan de vez en cuando en Alaska.
–¡Es verdad! Vendremos a visitarte más seguido Carlisle, hace mucho que no me divertía así, hasta bebí champaña –la apoyó Kate.
–Que escondida tenías tu faceta de socialité –terció Irina.
–Vamos chicas, es la segunda vez que acudo a un evento de tal magnitud. El primero fue la boda de Patricia y Alistair –dijo el médico mirando acusadoramente a Kate–. Además, pronto me mudaré, ya llevo mucho tiempo aquí y las habladurías no tardarán en empezar.
–A donde vayas debes asegurarte de lograr tan buenos contactos como aquí. Piensa en nosotras –dijo una divertida Tanya–. ¿Así de animadas son las tertulias de los italianos, Carlisle? –preguntó refiriéndose a los Volturi.
–En realidad no tanto, aquellas reuniones siempre tenían un tinte más bien sombrío –respondió él.
–Por cierto –siguió Tanya–, Kate sabía bien que ese muchacho es casado –la aludida hizo un mohín–, no finjas hermana.
–Oh, déjenme en paz, saben que no puedo resistirme a los uniformes, y ese fabuloso espécimen fue soldado. Tú estás muy callada Irina.
–Neal está pensando en volver a Alaska –soltó sin más–. Y creo que si lo hace, deberé sincerarme con él.
–No me agrada lo que eso implica –dijo con seriedad Carlisle, quien valoraba bastante la vida humana, además que él mismo pensaba irse pronto y no deseaba que asociaran la desaparición del joven Leagan con la suya propia.
–Bueno, aún no es un hecho, tal vez cambie de opinión, intentaré convencerlo –dijo Irina no muy segura.

OoOoOoO


–Me voy contigo –decidió Neal.

Era la última noche que pasaban juntos, ya Irina se lo había anunciado con un par de días de anticipación. Y en esos días, Neal había reflexionado profundamente. Quería regresar a Alaska, no solo por continuar su relación con Irina, sino porque estaba hastiado de la vida en Chicago y en la alta sociedad.

Un mar de contradicciones, eso era su vida. Por un lado, disfrutaba de los privilegios de pertenecer a uno de los clanes más importantes en la sociedad americana y europea, disfrutaba de la vida cómoda y fina que el dinero le proporcionaba. Pero otro lado, los meses que pasó en Alaska, trabajando con sus propias manos, le habían dado fuerza y ampliado su visión sobre lo que el mundo podía depararle. Un sentido de independencia se despertó en Neal durante ese tiempo.

Se había acostumbrado a vivir como quería, sin dar cuentas a nadie de sus acciones, y haciendo frente a las consecuencias de sus decisiones, sin mamá, sin papá, sin hermana que sacaran la cara por él. Es más, sin el respaldo del clan que hasta el momento del fallido compromiso, había sido su cobijo. ¿Para qué engañarse? Se había convertido en un hombre, necesitaba algo más que la vida elegante que Chicago y Florida le ofrecían. Necesitaba mucho más que una esposa y unos hijos, los cuales llenarían los cánones sociales esperados por su madre y su hermana.

Porque, a decir verdad, él sabía muy bien que la competencia entre los Leagan y los Ardley era alentada por las mujeres Leagan, siempre prestas a imitar lo que la tía abuela y ahora Candice, hicieran para escalar un puesto en la sociedad.

Así pues, el único rincón de los Estados Unidos donde el largo brazo de los Ardley no tenía interés en alcanzarlo y, por consiguiente, tenía alguna posibilidad de disfrutar de algo de independencia era Alaska.

–No sabes lo que dices –replicó Irina, retirándose de él con un movimiento rápido–. No sabes lo que soy.

–¡Carajo, dímelo entonces! –replicó un molesto Neal.

Sí, de plano al carajo todo; si ella y él lo querían ¿Qué importaban los demás? Incluido Carlisle con su reverendísimo amor por la humanidad. Irina se levantó del lecho y se acercó a su ropa, desperdigada en el piso de la habitación de Neal. Todavía era de madrugada, así que no habría riesgo alguno de alguien más, aparte del moreno varón, se enterara de su verdadera naturaleza.

–Vístete –ordenó Irina, con voz firme y cantarina.

–¿Piensas en salir a estas horas? –replicó Neal, acodado en la cama.

–¡Demonios! –siseó Irina–. ¿No quieres saber lo que soy? ¡Vístete!

Ella ya había terminado de colocarse el fino vestido con el que había llegado. No era de lo más apropiado para lo que pensaba hacer, pero no había remedio, tendría que sacrificarlo, en aras de su amante. Cuando Neal terminó de vestirse, Irina le hizo un ademán, a fin de que se acercara al abierto balcón que dejaba pasar el frescor de la noche.

–Sujétate a mi espalda –ordenó.

Neal nunca había escuchado ese tono solemne y seco en Irina; no supo qué le impresionó más, si la orden o la voz.

–Peso demasiado para ti –alcanzó a rebatir.

–Sujétate.

Los ojos dorados de Irina, ya más tendientes al negro, le miraron severos, por lo que Neal acabó obedeciendo. Para su sorpresa, la mujer cargó con él con suma facilidad, como si se tratara de una pluma. No pudo dejar de soltar una exclamación de sorpresa, cuando Irina saltó por el balcón abierto y cayó con suma suavidad y elegancia sobre el césped que se cubría de rocío. Sin embargo, la respiración se le cortó a Neal cuando, sujeto como estaba de la rubia mujer, sintió una ráfaga de viento que le azotaba la cara, mientras ella se lanzaba a la carrera, a fin de salir no solo de la Mansión Leagan, sino también de Chicago, y llegar al bosque que rodeaba a la misma. Dejó que Neal, totalmente asombrado por la experiencia, bajara de su espalda, lo cual hizo tambaleante, tanto por la falta de resuello, como por la sorpresa de lo sucedido.

–¿Qué eres? –indagó con los ojos dilatados–. No eres humana.

Irina rió, con sonido de plata lleno de sarcasmo.

–¿Te lo parece? Eres el único ser humano a quien he mostrado parte de mi verdadera naturaleza, Neal –hizo una pausa–. Y que vive para contarlo.

Irina se acercó a un árbol bastante alto y apoyó las manos contra el tronco, lo empujó hasta que escuchó como las raíces protestaban y el tronco se inclinó hacia un lado, dejando las ramas en una pose antinatural.

–¿Esto es lo que quieres, Neal? ¿Ir conmigo y convertirte en lo que soy?

Irina saltó hasta la copa de otro de los árboles. Un maravillado y asustado Neal le miraba, e Irina, por vez primera desde que él empezó a fastidiarla con la petición de que le permitiera acompañarla a Alaska, le sonrió con dulzura.

–¿Qué eres, Irina? –preguntó el hombre nuevamente.

Irina saltó y cayó ante él, irguiéndose orgullosa y majestuosa, fijó los ojos dorados en los de color avellana de Neal y acabó por confesar:

–Soy una vampira.

Neal no supo si reír, llorar o burlarse. Desde luego, un ángel no podía ser. Pues ¿a qué ángel Dios le permitiría hacerse amante de un humano? Y sin embargo, Neal estaba dispuesto a creerlo, recordando las noches de pasión y placer pasadas en su compañía. Claro que lo primero que le vino a la mente fue preguntarle:

–Si eso es cierto, ¿por qué no has bebido de mi sangre?

Irina rió, esta vez con sorna.

–Mis hermanas y yo no nos alimentamos de los humanos, Neal –informó.

¿Podría Neal sorprenderse más? Pero era obvio que las tres bellas rubias compartieran la misma naturaleza. Mirándola, estudiándola, dejando que la información inundara su mente, y que esta la procesara, llegó a una decisión.

–Quiero ser como tú, Irina.

La sonrisa maliciosa, que era la debilidad de la vampira, apareció. Ella acabaría por ceder.

OoOoOoO

Ya había desaparecido una vez y lo volvería a hacer. No tenía gana alguna de justificar su partida, ni de despedirse de nadie. No le importaba lo que la familia pudiera pensar, así de sencillo. Tal vez, solo tal vez, se decidiría a mandarles noticias de su nuevo paradero cuando se estableciera. Irina le instó a llevar solo lo más indispensable. Y lo que nunca pudo saber, fue la discusión que la vampira tuvo con sus hermanas y con el propio Carlisle.

–Él sabe ya lo que somos, no puedo dejarlo –rebatió cuando les dio la noticia a Kate y Tanya.

–Pero ¿acaso estás loca, hermana? –gritó Kate–. Si tú misma dijiste que tratarías de disuadirlo. Ese no fue el trato al que llegamos cuando decidimos no alimentarnos de los humanos.

–¿O es que estás enamorada de él? –agregó Tanya.

Carlisle, sumamente molesto por lo que se avecinaba, no atinaba a comentar nada. Su serenidad y gravedad le impedían meterse en asuntos ajenos. Pero al mismo tiempo, el saber que Irina estaba dispuesta a convertir a un hombre sano, joven, fuerte y el cual contaba con una familia, hería su sensibilidad. Si realmente Irina y Neal se amaran, podría aceptar la conversión de un humano a vampiro. Además que debería retrasar una vez más su partida a Ohio, si desaparecía al mismo tiempo que Neal Leagan, se prestaría a sospechas que podrían tener consecuencias funestas. Se consoló pensando que empezaba a llegar mucha gente al hospital con una forma violenta de gripe y sus servicios eran muy necesarios.

–Para ser franca, no –Irina acabó con la efímera esperanza del rubio vampiro–. Neal y yo nos llevamos muy bien, ha sido uno de los mejores amantes que he tenido –hizo un mohín–, si no es que el mejor, su carácter me atrae.

Claro, si en lo sarcástico y altanero, eran prácticamente iguales.

–Pero no le amo y no me ama –aspiró y espiró profundamente–. Más bien, es como hacerle un favor.

Ante todo, la familia. Ante todo, la amistad. Kate, Tanya y Carlisle acabaron por aceptar lo decidido por Irina y Neal. Les apoyarían en esta nueva aventura, presentando un frente común, como lo habían hecho desde hacía centurias.

Los tres vampiros esperaban solamente que el futuro neófito se comportara a la altura de las circunstancias y cumpliera con las condiciones de su nueva familia.

OoOoOoO

La casa de las Denali era prácticamente igual a la de Carlisle Cullen (obviamente, Irina acabó por confesarle a Neal la verdad sobre su “parentesco” con el médico inglés).

–¿Cuántos vampiros hay en el mundo? –preguntó un asombrado Neal, mirando a sus anfitrionas con ojos asombrados.

–Nadie lo sabe –comentó Kate, encogiéndose de hombros.

El trato con Neal se fue tornando difícil para Kate y Tanya, quienes no acaban de digerir la decisión del joven Leagan y de su hermana. Además, Neal tiene un carácter muy difícil y está acostumbrado a ser atendido. Y aunque no implicaría ningún esfuerzo por parte de las Denali tratarlo como está habituado, ni Kate, ni Tanya y ni siquiera Irina, están dispuestas a convertirse en mucamas del señorito.

Otra cosa que le fastidió, es que no le convirtieron en cuanto llegaron a la casa Denali, sino que las tres rubias vampiras le leyeron la cartilla, indicándole las normas a las cuales se tendría que sujetar si aceptaba ser convertido y ser parte de su pequeño clan: no bebería sangre humana, bajo ningún pretexto, permanecería con ellas por lo menos un año, en lo que maduraba como vampiro y pudiese controlar sus instintos y, sobre todo, guardaría el secreto de su nueva naturaleza.

–¡Ni siquiera tengo intención de acercarme a otro ser humano! –gritó enfadado, después de la cuarta repetición sobre la advertencia de no beber sangre humana.

–Neal –la voz severa de Kate (cómo le estaba agarrando manía a esta vampira) se dejó escuchar–. Tienes que tomártelo muy en serio.

–Es la condición más importante para nosotras –agregó Irina.

Y por vez primera, se ganó una mirada airada de parte de su amante. La desesperación y el enfado llegó al máximo, porque las Denali se tomaron una semana de plazo, a fin de que Neal meditara muy bien en lo que se le pedía.

A los ojos del joven Leagan, no había nada qué pensar. Él estaba decidido a convertirse en un vampiro. ¿A qué venía tanto drama? Incluso estaba decidido a aceptar la dolorosa transformación, pues Tanya le había contado con lujo de detalles, como si quisiera disuadirlo, de lo tormentosa que era la conversión de un ser humano en vampiro, mientras el veneno corría por las venas y era irrigado a todo rincón del cuerpo humano.

Pero total, si ellas tres lo habían soportado, él sabía que era capaz de hacerlo de la misma forma. Así, mientras pasaba esa semana de plazo impuesta por las Denali, Neal se sentía cada vez más enfadado por la tardanza.

–¿Acaso no piensan cumplir su palabra? –preguntó el día que se cumplió el plazo, ya totalmente molesto, a una impasible Kate.

Irina le miró pensativa; por acuerdo con sus hermanas, ella sería la encargada de convertir a Neal. Ni Kate ni Tanya se responsabilizarían de ello. Y a espaldas de su hermana, decidieron vigilar al nuevo convertido estrechamente.

–El carácter de Neal es muy difícil, está acostumbrado a salirse con la suya –comentó Kate un día que cazaba con Tanya–. Y si algo sucede, nos veremos expuestas a los Volturi.

–Tú propones… –Tanya no terminó la frase, pero entendía muy bien lo que su hermana quería hacer.

Jamás se opondrían a los Volturi; a pesar de los siglos transcurridos, Kate, Tanya e Irina todavía sufrían por la ejecución de su madre. Y entre terminar la existencia de un neófito que se descontrolara (como temían fuera el caso de Neal), a ser ellas ejecutadas por la sádica guardia Volturi, la decisión era simple y fácil: terminarían con Neal, a despecho de Irina.

OoOoOoO

–De acuerdo Neal –declaró Irina–, si es lo que quieres, esta noche comenzará tu transformación.

Neal sonrió satisfecho ¡al fin! La noche anterior había fantaseado sobre su nueva apariencia. Si las rubias eran hermosas hasta el infinito, seguramente él, que de por sí ya era buen mozo, se convertiría en todo un modelo de revista, guapísimo hasta la estratósfera.

Y al fin, siente los afilados dientes de Irina sobre su cuello, mientras reposa en la cama hasta donde ese día, ha dormido. De ahora en adelante, no necesitará volver a dormir, no sentirá cansancio ni dolor. Sus facultades físicas se verán sobrepasadas y se convertirá prácticamente en un superhombre. La sonrisa torcida, que le hizo ganar a Irina y por la cual ella accedió a convertirle, desaparece ante el horrendo fuego que le empieza a consumir, mientras el veneno de su amante corre por sus venas.


Continuará




Sabrina Cornwell/Lady Lyuva



Si a alguien le interesa saber más de esta historia pueden leer los fics previos Candy, antes de Forks y Neal e Irina

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Y seguimos con el señorito, ya a punto de ser convertido.

GEZABEL

GEZABEL
Guerrera de Lakewood
Guerrera de Lakewood

AL RATITO ME PONGO AL PENDIENTE


_________________


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beatiful frog

beatiful frog
Rosa Abierta
Rosa Abierta

Para cuando el siguiente capítulo, esto se esta poniendo cada vez mejor felicidades chicas.

Friditas

Friditas
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

¡ahhh, la conversión! Neal es un reverendo cretino, ¿lo que más le preocupa es cómo va aalucir? Esto puede volverse peligroso para todo el clan Cullen.

Por el momento, a pagar todos sus pecado con el horrendo sufrimiento de la transformación. Y veremos hasta donde lo lleva ese egoísmo que está demostrando al no pensar en su familia.

Ni siquiera el amor lo puede detener, Irina lo ha dejado claro, es inexistente. Tengo curiosidad por saber hasta dónde puede llegar el señorito. ¿será capaz de controlarse?

No tarden en actualizar.

Weiss

Weiss
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony


Sobretodo me fascinó el momento de oro
de Irina, en pleno vuelo ella...
Luego la confesión de lo que es ante el estupo de Neal y no saber él
si reir o llorar, puedo imaginarlo...
Finalmente, woow qué ganas tiene Neal de ser como Irina,
a puntito está de conseguirlo...

Y ahora me mantendré en vilo hasta saber cómo continuará...

¡Genial Sabrina!


Ikebana

Ikebana
Niño/a del Hogar de Pony
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Me pregunto si Neal es consciente del gran cambio que implica seguir con Irina.

Aunque, cuando uno se enamora, le da igual todo, jajaja... Y de todas formas, no es que el señorito fuese particularmente apreciado en su clan. Esto es un reflejo de la vida real: algunas personas se encuentran más arropadas por gente con la que no tienen vínculo de sangre; y forman una especie de familia más unida.

Pendiente del próximo episodio!

https://www.fanfiction.net/u/4785954/Stear-s-Girl

sonice

sonice
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ay nos dejan en suspenso, qué va a pasar con Neal y con ambas familias? muy buen capítulo, me tienen ya esperando el próximo, no se tarden tanto Lady, Sabrina  ** Musas Ardley ** La verdadera historia de Neal - Capítulo III ** Apología No. 4 para Neal ** Crossover Candy Candy/Crepúsculo ** 463717

Sabrina Cornwell

Sabrina Cornwell
Niño/a del Hogar de Pony
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Cuando gusten ya está listo el CAPÍTULO IV

Lady Lyuva

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Niño/a del Hogar de Pony
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Voy corriendo.

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