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CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
Terry y Candy estaban en pánico ante esa mujer que aunque era de aspecto sombrío ya había deducido lo que pasaba con ellos. No tenían otro remedio que acceder a lo que ella les ofrecía. Se sentaron delante de la mujer que no tardó mucho en sacar un cigarrillo, encenderlo y llevárselo a la boca para dar una profunda calada.
—Di… disculpe… aún no sabemos su nombre —Pregunto Candy con voz temblorosa.
—Mis disculpas, mi nombre es Fiona… vengo de Nueva Orleans, alguna vez practique la magia negra, pero el tiempo nos hace aclarar las ideas. Abrí esta joyería hace algunos años para enfocarme en las cosas bellas de la vida, pero por lo que veo… —La mujer se acercó a Candy y tomo la mano en la que se posaba el anillo —Nunca puedo estar tranquila a sabiendas de que el mal anda por allí haciendo de las suyas. Conozco este anillo.
—¿Cómo que lo conoce? ¿Cuándo lo vio?
—En las manos del mismo diablo —Comento Fiona llevando el cigarrillo a la boca. Cerro los ojos mientras sus memorias afloraban —En este mundo, hay más como yo, más que tienen comunicación con el mas allá… más que como yo han hecho pactos y hacen favores… pero una porción de ellos cae en las garras del mal y los favores que piden son malignos. Ese anillo tuvo un propósito, atrajo a uno de los míos al lado oscuro al punto de caer en la locura y entregar su propia existencia física para alcanzar la inmortalidad a través de los planos… y lo peor, es que este anillo no es el único.
—¿Cómo que no es el único?
—Este anillo está conectado a otro. Alguien ha hecho un pacto para hacerle daño a Candy, un pacto con ese alguien que ya no está en se encuentra en su estado físico, pero cuya alma corrupta sigue deambulando entre los planos y aprovechándose de los límites y la envidia del ser humano… Para hacerlos aceptar contratos mortales —Fiona soltó las manos de Candy y posterior llevo una mano a su mejilla, la mano de la mujer provoco el escalofrío en la rubia pecosa —Ay mi niña, tu vida ha sido tan dura, pero le ves a todo el lado positivo y siempre estas sonriente ante ello. Eres receptiva a la gente, das amor y lo recibes en la misma cantidad, y eso, ha sido el aliciente de la envidia de muchos al punto de querer hacerte daño.
—¿Qué debo hacer? ¡Dígame! ¿Quién me odia tanto para querer hacerme esto? —Reclamo Candy sosteniendo las lágrimas en sus ojos —Por favor…
—Mi niña, estos favores no son gratis. Cualquier cosa que te pase a ti, se devolverá el doble a la persona que activo la maldición del anillo.
—Se refiere a… ¿A quién puso el anillo en lugar del que compre para ella? —Pregunto Terry sudando frio ante todo lo que escuchaba.
—Así es —Respondió la encargada que se encontraba asomada a la puerta —La persona que pidió el favor debió activar la maldición con sus deseos hacia Candy. Asumiendo así la responsabilidad en caso de que no cumpla con lo estipulado.
—Entonces… la otra persona también está siendo afectada por la maldición.
—Así es, pero sabe que peligra y hará lo imposible por seguir haciéndole daño a Candy, incluso si otras personas se ven afectadas.
Un golpe seco se escuchó, había sido Terry quien había golpeado la pared contigua al punto de agrietarla, espantando a las mujeres presentes. Aquello no lo iba a perdonar jamás.
—Te… Terry contrólate.
—¡No lo puedo hacer, Candy! ¿Te das cuenta lo que está pasando? Alguien quiere destruirte, alguien ha tratado de quitarte de mí lado de una forma horrible y esa persona es la responsable de lo que le ocurrió a Karen.
—Lo de Karen fue un accidente.
—¡No justifiques, Candy! ¿No estas escuchando? Todo lo que ha pasado es para dañarte y ese incendio era precisamente para matarte, así implicara a inocentes —Dijo el actor furioso devolviendo la mirada a Fiona —Necesito que me diga quién está detrás de todo esto y como debemos detener esta maldición… pagare lo que sea.
—¡Terry! —Exclamo la rubia absorta como Terry iba dispuesto a hacer un contrato para salvarla.
—No es tan sencillo saberlo, muchacho, pero hare el intento. Ahora, mi precio debo decir, será económico —Respondió la mujer tomando asiento para seguir fumando —Lo que quiero por supuesto es más fácil, no es dinero, no son almas. Quiero a cambio el anillo que Candy tiene.
—Pero ni siquiera puedo quitármelo —Dijo Candy forzando su dedo para demostrarle a Fiona que no mentía. —¿Por qué quiere el anillo?
—Como les dije, el anillo comparte conexión con alguien que ya no está en este mundo, y cuya alma corrupta hace forma para hacer contratos crueles —Fiona observa a Candy temerosa y Terry dispuesto a hacer contratos para salvarla. Si ella fuera otra clase de persona, se aprovecharía de ellos para lograr sus cometidos oscuros, pero había aprendido la lección.
En lo que estuviera de su parte, usaría sus conocimientos de la magia negra a su favor.
—Mi intensión con el anillo, es tener la llave para poder luchar contra los entes a los cuales antes veneraba.
—¿Y nosotros? ¿Qué ganaremos?
—Su libertad… —Sentencio Fiona —Hare libre a Candy de la maldición que se hizo de ella por causa del anillo, y la protección de los espíritus blancos a ella y a aquellos que fueron víctimas de la maldición. No volverán a pasar por un suplicio similar nunca más.
—Y… ¿Quién invoco la maldición? —Pregunto Candy aterrorizada —¿Qué pasara con esa persona?
—Ha de pagar por lo que pidió… las criaturas malignas que reposan en el anillo irán por ella en tu lugar. Ese es el precio por incumplir con el contrato para él o ella.
Terry escuchaba a Candy preocuparse por el despreciable ser que había osado maldecirla, él amaba a su pecosa pero a veces no podía creer lo ingenua que podía ser. Ya era suficiente tener que hacer un contrato con gente peligrosa como para tener clemencia por quien pretendía hacerle daño.
—¡Solo díganos que hacer! Acepto el contrato… Yo pagare las consecuencias.
—Terrence… tu pago será perder a la mujer que amas irremediablemente, y lo sabes —Dijo Rosalie detrás de el,—Y deben primero descubrir quien hizo esto.
—La otra persona es quien debe morir en lugar de Candy, eso sí… deben asegurarse de que este tocándola para así hacerse de la maldición a su totalidad, así el anillo soltara las raíces que se hicieron al cuerpo su cuerpo. Candy… —Fiona vio a la rubia cuyo rostro ahora estaba pálido ante lo que escuchaba —Mi niña, debes invocar un deseo similar a lo que te hicieron, no debes tener contemplación, porque como te das cuenta, quien te está haciendo daño no ha tenido siquiera lastima de tu situación.
La rubia se llevó una mano al pecho, estaba en ella disolver la maldición que la atormentaba, pero sabía que no tenía el valor para hacerle daño a alguien, mucho menos desearle algo malo.
……
Susana había llegado a su casa en silencio, sentándose durante horas admirando el frasco que ese sujeto le había entregado, sacando sus propias conclusiones ¿En que se había metido? Esa tienda en la que había entrado era una fachada, ese hombre no era uno cualquiera, pero prácticamente le estaba ofreciendo sacar a Candy de en medio para así quedarse con Terry… le ofrecía incluso aquello para que el pudiera amarla ciegamente.
—Tengo que hacerlo… —dijo Susana mientras observaba el frasco oscuro siendo tentador —Si no hago esto ahora no solo voy a perder a Terry… sino que ellos me harán daño a mí… Se me devolverá al doble.
Las quemaduras, el insomnio, los malestares y el miedo inminente eran los vestigios de la maldición de Candy reflejados en ella. Se dio cuenta de la peor manera que si ella no cumplía con su parte de ese contrato que no quiso escuchar estaría en graves problemas. Debía acercarse a ella solo para eliminarla, se dio cuenta de que era más ingenua de lo que creía por los eventos suscitados en Chicago.
—Si… no tengo otra alternativa. Es ella o yo… Si logro eliminarla, yo estaré a salvo —Se dijo al tiempo que se ponía de pie para empezar a fraguar su plan.
Debía atraer a la chica de una forma en la cual ella no sospechara de sus planes, debía atraer su confianza plena, Candy era crédula a su parecer. Pero debía asegurarse de que Terry no estuviera cerca de ella, en los últimos tiempos no se despegaba de ella, y era en ese momento único cuando le entregara el veneno que bebería de sus propias manos, y se aseguraría que su Romeo no estuviera cerca de ella para salvarla.
…..
Terry llevo a Candy al departamento, ninguno de los dos se encontraba de buen humor dadas las palabras de Fiona, ella hizo un contrato con Terry para eliminar la maldición de Candy junto con el anillo pero las condiciones no eran placenteras para la rubia. Ella no quería que nadie saliera dañado, pero el contrato indicaba que quien activo la maldición debía morir y ella debía invocar el mismo deseo que usaron para su maldición sobre esa persona.
—Terry… —Dijo la rubia abrazándose con angustia. —No puedo hacerlo.
—¿Qué? Pecosa, es nuestra oportunidad… Fiona tiene razón y por eso hice el contrato.
—Yo… descubramos quien hizo esto y hagamos que se retracte.
—¿Por qué haríamos eso? —Pregunto Terry confundido —Pecosa ¿Crees que quien te hizo esto se arrepentirá?
—No lo se… Pero no creo que dar vida por vida para saldar una deuda sea lo correcto.
—¡Los escuchaste! Trabajan con magia negra, con algo que nosotros no podemos controlar. Que tienen sus propias reglas, no podemos llegar e imponer nuestras creencias y negativas.
—Pero… Pero… tengo miedo —fue la conclusión de Candy, y eso le dio a entender a Terry el porque de las negativas de la rubia —Que todo esto salga mal aun con los contratos y con la entrega del anillo… y que… Terry, no quiero que sigan pasando desgracias, no quiero que más gente buena salga lastimada… no quiero morir.
—Mi amor… —Se acerco Terry para abrazarla y llenarla de besos y amor —Pecosa, juro que nada va a pasarte. Voy a darle pelea a todo aquel que se atreva siquiera a tocarte.
—Pero temo por ti.
—Descuida… no voy a dejar que me maten sin antes estar contigo frente a un altar diciéndote que si quiero ser tu esposo.
Los ojos de Candy se reflejaron al instante en los ojos de Terry, esos ojos que en ese momento eran su ancla en altamar y su luz en la oscuridad. Sintió algo descender por su nariz y como el gesto de Terry cambio repentinamente, extrajo de uno de los bolsillos de su pantalón un pañuelo y lo llevo a la nariz de su pecosa, debía limpiar la sangre que brotaba a través de esta. La maldición seguía dando sus vestigios y buscaba la forma de atormentar a Candy.
—Terry… yo…
—Descuida, descuida —La envolvió entre sus brazos otra vez, anhelando fusionarse con ella para que nada ni nadie se atrevería siquiera a tener malos pensamientos hacia su pecosa —Yo te voy a salvar Candy, no importa lo que me cueste, ninguna maldición podrá contra lo que siento por ti, mi amor.
Mientras la abrazaba, Candy comenzó a llorar con más fuerza que nunca, temblando en sus brazos, fue entonces cuando Terry se dio cuenta de que había cometido un grave error al regalarle el anillo a Candy. Sabía que tenía que encontrar a quien arrojo la maldición para de alguna manera de romper la maldición antes de que fuera demasiado tarde.
Continuara…
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 8
CAPITULO 8
Terry y Candy estaban en pánico ante esa mujer que aunque era de aspecto sombrío ya había deducido lo que pasaba con ellos. No tenían otro remedio que acceder a lo que ella les ofrecía. Se sentaron delante de la mujer que no tardó mucho en sacar un cigarrillo, encenderlo y llevárselo a la boca para dar una profunda calada.
—Di… disculpe… aún no sabemos su nombre —Pregunto Candy con voz temblorosa.
—Mis disculpas, mi nombre es Fiona… vengo de Nueva Orleans, alguna vez practique la magia negra, pero el tiempo nos hace aclarar las ideas. Abrí esta joyería hace algunos años para enfocarme en las cosas bellas de la vida, pero por lo que veo… —La mujer se acercó a Candy y tomo la mano en la que se posaba el anillo —Nunca puedo estar tranquila a sabiendas de que el mal anda por allí haciendo de las suyas. Conozco este anillo.
—¿Cómo que lo conoce? ¿Cuándo lo vio?
—En las manos del mismo diablo —Comento Fiona llevando el cigarrillo a la boca. Cerro los ojos mientras sus memorias afloraban —En este mundo, hay más como yo, más que tienen comunicación con el mas allá… más que como yo han hecho pactos y hacen favores… pero una porción de ellos cae en las garras del mal y los favores que piden son malignos. Ese anillo tuvo un propósito, atrajo a uno de los míos al lado oscuro al punto de caer en la locura y entregar su propia existencia física para alcanzar la inmortalidad a través de los planos… y lo peor, es que este anillo no es el único.
—¿Cómo que no es el único?
—Este anillo está conectado a otro. Alguien ha hecho un pacto para hacerle daño a Candy, un pacto con ese alguien que ya no está en se encuentra en su estado físico, pero cuya alma corrupta sigue deambulando entre los planos y aprovechándose de los límites y la envidia del ser humano… Para hacerlos aceptar contratos mortales —Fiona soltó las manos de Candy y posterior llevo una mano a su mejilla, la mano de la mujer provoco el escalofrío en la rubia pecosa —Ay mi niña, tu vida ha sido tan dura, pero le ves a todo el lado positivo y siempre estas sonriente ante ello. Eres receptiva a la gente, das amor y lo recibes en la misma cantidad, y eso, ha sido el aliciente de la envidia de muchos al punto de querer hacerte daño.
—¿Qué debo hacer? ¡Dígame! ¿Quién me odia tanto para querer hacerme esto? —Reclamo Candy sosteniendo las lágrimas en sus ojos —Por favor…
—Mi niña, estos favores no son gratis. Cualquier cosa que te pase a ti, se devolverá el doble a la persona que activo la maldición del anillo.
—Se refiere a… ¿A quién puso el anillo en lugar del que compre para ella? —Pregunto Terry sudando frio ante todo lo que escuchaba.
—Así es —Respondió la encargada que se encontraba asomada a la puerta —La persona que pidió el favor debió activar la maldición con sus deseos hacia Candy. Asumiendo así la responsabilidad en caso de que no cumpla con lo estipulado.
—Entonces… la otra persona también está siendo afectada por la maldición.
—Así es, pero sabe que peligra y hará lo imposible por seguir haciéndole daño a Candy, incluso si otras personas se ven afectadas.
Un golpe seco se escuchó, había sido Terry quien había golpeado la pared contigua al punto de agrietarla, espantando a las mujeres presentes. Aquello no lo iba a perdonar jamás.
—Te… Terry contrólate.
—¡No lo puedo hacer, Candy! ¿Te das cuenta lo que está pasando? Alguien quiere destruirte, alguien ha tratado de quitarte de mí lado de una forma horrible y esa persona es la responsable de lo que le ocurrió a Karen.
—Lo de Karen fue un accidente.
—¡No justifiques, Candy! ¿No estas escuchando? Todo lo que ha pasado es para dañarte y ese incendio era precisamente para matarte, así implicara a inocentes —Dijo el actor furioso devolviendo la mirada a Fiona —Necesito que me diga quién está detrás de todo esto y como debemos detener esta maldición… pagare lo que sea.
—¡Terry! —Exclamo la rubia absorta como Terry iba dispuesto a hacer un contrato para salvarla.
—No es tan sencillo saberlo, muchacho, pero hare el intento. Ahora, mi precio debo decir, será económico —Respondió la mujer tomando asiento para seguir fumando —Lo que quiero por supuesto es más fácil, no es dinero, no son almas. Quiero a cambio el anillo que Candy tiene.
—Pero ni siquiera puedo quitármelo —Dijo Candy forzando su dedo para demostrarle a Fiona que no mentía. —¿Por qué quiere el anillo?
—Como les dije, el anillo comparte conexión con alguien que ya no está en este mundo, y cuya alma corrupta hace forma para hacer contratos crueles —Fiona observa a Candy temerosa y Terry dispuesto a hacer contratos para salvarla. Si ella fuera otra clase de persona, se aprovecharía de ellos para lograr sus cometidos oscuros, pero había aprendido la lección.
En lo que estuviera de su parte, usaría sus conocimientos de la magia negra a su favor.
—Mi intensión con el anillo, es tener la llave para poder luchar contra los entes a los cuales antes veneraba.
—¿Y nosotros? ¿Qué ganaremos?
—Su libertad… —Sentencio Fiona —Hare libre a Candy de la maldición que se hizo de ella por causa del anillo, y la protección de los espíritus blancos a ella y a aquellos que fueron víctimas de la maldición. No volverán a pasar por un suplicio similar nunca más.
—Y… ¿Quién invoco la maldición? —Pregunto Candy aterrorizada —¿Qué pasara con esa persona?
—Ha de pagar por lo que pidió… las criaturas malignas que reposan en el anillo irán por ella en tu lugar. Ese es el precio por incumplir con el contrato para él o ella.
Terry escuchaba a Candy preocuparse por el despreciable ser que había osado maldecirla, él amaba a su pecosa pero a veces no podía creer lo ingenua que podía ser. Ya era suficiente tener que hacer un contrato con gente peligrosa como para tener clemencia por quien pretendía hacerle daño.
—¡Solo díganos que hacer! Acepto el contrato… Yo pagare las consecuencias.
—Terrence… tu pago será perder a la mujer que amas irremediablemente, y lo sabes —Dijo Rosalie detrás de el,—Y deben primero descubrir quien hizo esto.
—La otra persona es quien debe morir en lugar de Candy, eso sí… deben asegurarse de que este tocándola para así hacerse de la maldición a su totalidad, así el anillo soltara las raíces que se hicieron al cuerpo su cuerpo. Candy… —Fiona vio a la rubia cuyo rostro ahora estaba pálido ante lo que escuchaba —Mi niña, debes invocar un deseo similar a lo que te hicieron, no debes tener contemplación, porque como te das cuenta, quien te está haciendo daño no ha tenido siquiera lastima de tu situación.
La rubia se llevó una mano al pecho, estaba en ella disolver la maldición que la atormentaba, pero sabía que no tenía el valor para hacerle daño a alguien, mucho menos desearle algo malo.
……
Susana había llegado a su casa en silencio, sentándose durante horas admirando el frasco que ese sujeto le había entregado, sacando sus propias conclusiones ¿En que se había metido? Esa tienda en la que había entrado era una fachada, ese hombre no era uno cualquiera, pero prácticamente le estaba ofreciendo sacar a Candy de en medio para así quedarse con Terry… le ofrecía incluso aquello para que el pudiera amarla ciegamente.
—Tengo que hacerlo… —dijo Susana mientras observaba el frasco oscuro siendo tentador —Si no hago esto ahora no solo voy a perder a Terry… sino que ellos me harán daño a mí… Se me devolverá al doble.
Las quemaduras, el insomnio, los malestares y el miedo inminente eran los vestigios de la maldición de Candy reflejados en ella. Se dio cuenta de la peor manera que si ella no cumplía con su parte de ese contrato que no quiso escuchar estaría en graves problemas. Debía acercarse a ella solo para eliminarla, se dio cuenta de que era más ingenua de lo que creía por los eventos suscitados en Chicago.
—Si… no tengo otra alternativa. Es ella o yo… Si logro eliminarla, yo estaré a salvo —Se dijo al tiempo que se ponía de pie para empezar a fraguar su plan.
Debía atraer a la chica de una forma en la cual ella no sospechara de sus planes, debía atraer su confianza plena, Candy era crédula a su parecer. Pero debía asegurarse de que Terry no estuviera cerca de ella, en los últimos tiempos no se despegaba de ella, y era en ese momento único cuando le entregara el veneno que bebería de sus propias manos, y se aseguraría que su Romeo no estuviera cerca de ella para salvarla.
…..
Terry llevo a Candy al departamento, ninguno de los dos se encontraba de buen humor dadas las palabras de Fiona, ella hizo un contrato con Terry para eliminar la maldición de Candy junto con el anillo pero las condiciones no eran placenteras para la rubia. Ella no quería que nadie saliera dañado, pero el contrato indicaba que quien activo la maldición debía morir y ella debía invocar el mismo deseo que usaron para su maldición sobre esa persona.
—Terry… —Dijo la rubia abrazándose con angustia. —No puedo hacerlo.
—¿Qué? Pecosa, es nuestra oportunidad… Fiona tiene razón y por eso hice el contrato.
—Yo… descubramos quien hizo esto y hagamos que se retracte.
—¿Por qué haríamos eso? —Pregunto Terry confundido —Pecosa ¿Crees que quien te hizo esto se arrepentirá?
—No lo se… Pero no creo que dar vida por vida para saldar una deuda sea lo correcto.
—¡Los escuchaste! Trabajan con magia negra, con algo que nosotros no podemos controlar. Que tienen sus propias reglas, no podemos llegar e imponer nuestras creencias y negativas.
—Pero… Pero… tengo miedo —fue la conclusión de Candy, y eso le dio a entender a Terry el porque de las negativas de la rubia —Que todo esto salga mal aun con los contratos y con la entrega del anillo… y que… Terry, no quiero que sigan pasando desgracias, no quiero que más gente buena salga lastimada… no quiero morir.
—Mi amor… —Se acerco Terry para abrazarla y llenarla de besos y amor —Pecosa, juro que nada va a pasarte. Voy a darle pelea a todo aquel que se atreva siquiera a tocarte.
—Pero temo por ti.
—Descuida… no voy a dejar que me maten sin antes estar contigo frente a un altar diciéndote que si quiero ser tu esposo.
Los ojos de Candy se reflejaron al instante en los ojos de Terry, esos ojos que en ese momento eran su ancla en altamar y su luz en la oscuridad. Sintió algo descender por su nariz y como el gesto de Terry cambio repentinamente, extrajo de uno de los bolsillos de su pantalón un pañuelo y lo llevo a la nariz de su pecosa, debía limpiar la sangre que brotaba a través de esta. La maldición seguía dando sus vestigios y buscaba la forma de atormentar a Candy.
—Terry… yo…
—Descuida, descuida —La envolvió entre sus brazos otra vez, anhelando fusionarse con ella para que nada ni nadie se atrevería siquiera a tener malos pensamientos hacia su pecosa —Yo te voy a salvar Candy, no importa lo que me cueste, ninguna maldición podrá contra lo que siento por ti, mi amor.
Mientras la abrazaba, Candy comenzó a llorar con más fuerza que nunca, temblando en sus brazos, fue entonces cuando Terry se dio cuenta de que había cometido un grave error al regalarle el anillo a Candy. Sabía que tenía que encontrar a quien arrojo la maldición para de alguna manera de romper la maldición antes de que fuera demasiado tarde.
Continuara…
es pagar bien por mal y asi destruyes el poder del mal.... 
