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CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 7
Terry no pudo dormir en toda la noche luego del desagradable encuentro con aquella criatura que había posesionado temporalmente el cuerpo de Candy, y ella no despertaba aun, se mantenía calmada entre sus brazos, aun con el rostro pálido y con heridas en su cuerpo ella seguía siendo el ser humano mas hermoso del mundo. Intento quitarle ese condenado anillo que ahora se encontraba atrapado en sus dedos ¿Cómo pudo ser tan estúpido y no haberse fijado en ello antes? ¿Estaba tan enamorado de esa chica que no se fijo en el simple detalle de que esa joya no era la que el había escogido? ¿Hubiera evitado todo lo que le estaba pasando a Candy al punto de tenerla siendo una muerta en vida?
¿Acaso la maldición de ese anillo tenia que ver con lo que le ocurrió a Karen?
Tenia muchas conjeturas que resolver, entre ellas la principal: ¿Cómo había llegado a las manos de Candy? La criatura le había dicho que alguien había activado una maldición, por lo que había un tercero involucrado en toda esa truculenta trampa y ahora quedaba de su parte averiguarlo y romper a toda costa esa maldición para salvar a Candy.
—Pecosa… ¿Por qué no te hice casi antes? —Se recriminaba mientras trataba de bajarle la fiebre que se había hecho del cuerpo de su amada Candy, no había despertado desde el instante que esa criatura tomo su cuerpo y tenia miedo de que cada palabra que esa cosa menciono se hiciera real ante sus ojos. —Por favor háblame… abre tus ojitos y dime que todo va a estar bien… que vas a ser mi esposa para amarte todos los días de mi vida.
Se acerco al rostro de la rubia para besar su naricita pecosa y sus labios carnosos, deseaba que asi como pasaba en los libros de cuentos, un beso de amor verdadero la despertara.
—¿Terry? —Escucho claramente cuando esa voz que tanto anhelaba escuchar dijo su nombre. Alzo la mirada y encontró nuevamente el rostro cansino de su pecosa, como sus esmeraldas abiertas solo para el —¿Estas bien?
—¡Pecosa! —La estrecho de nueva cuenta entre sus brazos y volvió a besarla. Ya era adicto a esos labios y no dejaría de besarlos nunca —Tenias razón… tenias razón y yo como un imbécil no te hice caso.
—A… ¿A que te refieres?
—Al anillo… —Dijo mientras le tomaba la mano —Este no es el anillo que compre para ti. Incluso Karen lo sabia porque me acompaño a buscarlo. No quería nada fuera de lo ordinario, quería algo que te representara en toda la extensión de la palabra… no quería que te pasara esto.
—Terry ¿Me crees entonces? Te diste cuenta que no miento ¿Verdad?
—Pecosa… tuve que darme cuenta de la peor forma posible que, si no hago algo por ti, voy a perderte irremediablemente.
No se dieron cuenta ni siquiera de que la mañana se alzo sobre ellos, para Terry se iniciaba un nuevo día en donde tormento mas grande comenzaba, cuando la mujer que amaba estaba en sus brazos peleando por su existencia por una maldición que alguien arrojo sobre ella ¿Por qué? ¿Qué ser humano seria tan cruel como para lastimar a Candy de esa manera?
Solo sabia que iba a salvar a su pecosa, a costa de su propia existencia incluso.
…..
No habia podido dormir en toda la noche, el dolor de sus heridas era insoportable y ahora sumaba el hecho que, cada que cerraba sus ojos esa criatura aparecía para reclamar su paga… quería el alma de Candy y ya se estaba enfureciendo ¿Por qué esa maldición no toma su alma y ya? Seria tan fácil como tirarla por las escaleras o que bebiese veneno, no esperar a que enloqueciera… no soportaba mas saber que Terry aun veía por sus ojos y respiraba por su alma.
—Necesito algo mas…. Si espero por ese maldito anillo en cualquier momento puede que lo descubran. Necesito algo mas —Dijo para si misma, analizo un rato y decidio ir a ese lugar en donde adquirió el anillo, probablemente allí tendrían el secreto para acelerar todo lo que se supone debería.
Mientras mas rápido Candy estuviera de lado, ella mas rápido podría consolar a Terry y hacerse de su alma y corazón. Y quizás incluso asi encontrara un aliciente para que Candy perdiera el sentido a la vida, al fin y al cabo de eso se trataba la maldición que ella misma pronuncio en el camerino cuando coloco el anillo hechizado en lugar del anillo de compromiso… aislar a Candy, quitarle los colores a su existencia, quitarle a sus amigos y a su amor, hacerla desear a la muerte, ya que sea que llegara a ella, o que fuera la misma Candy quien decidiera tomarla en sus propios delirios.
Rápidamente se cambio y trato de cubrir las heridas de sus brazos, fue al cuarto de su madre, a sabiendas de que no tenia dinero que ella pudiera manejar, decidió robarle algunos billetes y salir de la casa sigilosamente, teniendo cuidado de no ser reconocida por nadie que pudiera interceptarla en el camino. Iría nuevamente a esa tienda a acelerar la maldición de Candy y eliminarla de una vez por todas.
Pero, la rubia se llevo una desagradable sorpresa al llegar.
—Pero… ¿Qué? ¿Dónde esta? —La chica se llevo una mano a la boca envuelta en pánico, la tienda ya no estaba. Se asomo por las ventanas y solo veía la soledad y el polvo en el lugar, como si nunca hubiera estado algo allí —Ay no… no… no… no.
Fue a los negocios contrarios a preguntar por la tienda misteriosa y su lúgubre encargado, la respuesta que encontró fue para su desgracia que ese lugar tenia años abandonada. Que su dueño se había quitado la vida hacia mucho y nadie se encargaba de la propiedad ante una supuesta maldición que había caído sobre el lugar ante el suicidio de su dueño por adquirir cosas de dudosa procedencia.
—Ay no…. No ¿Qué hare? Tengo que quitar a Candy… si ella no se muere vendrá por mi… vendrá por mi y esa estúpida se quedara con Terry… —La chica se llevo las manos a la cabeza estresada y respirando aire caliente de la ira —Hare lo que sea ¡Lo que sea!
—¿Lo que sea? —Exclamo una voz detrás de ella, Susana se dio la vuelta pegando un grito al percibir que había alguien espiándola. Y para su propia suerte, era el hombre de la tienda, allí, frente a ella, con su piel pálida y rostro afilado sonriéndole —Veo que viene por mas.
—Usted… —La rubia trago en seco, porque era imposible que se haya aparecido asi de la nada —¿Quién es usted? ¡Respóndame de una vez!
—Yo no obedezco a las ordenanzas de los humanos, yo solo me sirvo a mi y a mis intereses.
—¿Cuáles son sus intereses?
—Ver como los propios seres humanos se destruyen asi mismos por un poco de poder, un poco de lujuria, avaricia… Los humanos hacen cualquier cosa por obtener lo que quieren, incluso hacerle daño a personas buenas. Como lo estas pretendiendo tu ahora con esa chica… —El hombre alzo su mano, donde para sorpresa de Susana había un segundo anillo similar al que ella entrego a Candy. Observando como ese anillo cuya piedra era verde paso a negro —El alma de esa joven es tan hermosa, es todo un ángel en la tierra, un ángel que el señor de las tinieblas esta dispuesto a aceptar para ser su alimento… claro, eso depende de usted, señorita.
—De… de ¿De mi?
—Asi es… —El hombre beso su anillo y de la misma mano donde se posaba, afloro un frasco pequeño de color oscuro —Ha de usted de reconocer esto ¿Verdad? Un frasco de esto a tan inocente criatura y se quedara en el sueño profundo, como el ángel que ella es… y al igual que los cuentos de niños, solo el beso del verdadero amor podrá despertarla. Es la única condición.
—Y… Si ella muere ¿Terry se quedara conmigo?
—Solo después que me entregues a esa chica.
Susana trago en seco, se sintió tan tentada a tomar ese frasco, pero su deseo hacia Terry fue mayor, lo tomo y supo desde ese momento que en su manos estaba el derecho y deber de la vida de Candy. Se relamio los labios y alzo la mirada de nueva cuenta al hombre que ahora se había esfumado. Se espanto, ya que ahora sabia que hacer, ahora sabia que debia eliminar a Candy de una buena vez y debía fraguar el momento.
…..
Terry y Candy se dirigieron a la joyería en donde el actor había adquirido el anillo de compromiso, pero quería rectificar primero de que el encargado no se hubiera confundido de joya antes de arrojar conjeturas apresuradas. Terry y Candy se dieron cuenta que el anillo no podía ser quitado y eso incremento el pánico… debían buscar ayuda de quien fuera.
—¿Te sientes bien, pecosa?
—Si… puedo caminar, aun no pretendo pisar la tumba sin presentarnos ante Dios como marido y mujer —Expreso la rubia cansina, y eso le dio ánimos a Terry.
—Ya veras que lo lograremos, mi amor —Respondió el actor acercándose para darle un beso a la rubia pecosa y acercándose mas a la joyería, en donde fueron bien recibidos por una mujer alta de ojos sesgados y cabello negro atado elegantemente. Terry estaba seguro de que esa mujer no estaba allí antes —Buenos días.
—¡Oh! Bienvenidos —La mujer de mirada fría y sonrisa destellante se acerco a la pareja para saludarlos animosamente —Me presento, soy Rosalind Dupont, veo y asumo que son una pareja muy enamorada que ha venido por un anillo de compromiso.
—No… definitivamente no… todo lo contrario —Terry tomo la mano de Candy y mostro el anillo a la encargada —Hace algunos días vine precisamente por un anillo para mi prometida, pero estoy mucho mas que seguro de que esto no fue lo que escogí.
—Asumo entonces que debe ser un e… —La mujer tomo la mano de Candy en donde se posaba el anillo y una fuerte corriente recorre su cuerpo, provocando que se encorvara hacia atrás. —Esto…
—¿Pasa algo? ¿Esta usted bien?
—No… ese anillo…. Ese anillo no nos pertenece… ese anillo no debería estar en tu mano. —Exclamo la mujer aterrada —Sígueme, niña.
Candy fue arrastrada violentamente por la encargada dentro de la joyería, Terry las siguió a través de un pasillo que tenia centenares de joyas en vidrieras, pero no fue cuando la mujer golpeo una de ellas que se abrió detrás de una pared y avanzaron a un nuevo pasillo que se había abierto para ellos.
—Fiona… necesito que te pongas de pie y…
—Si… lo se. Los sentí apenas pisaron la joyería, conozco las intensiones de todo aquel que viene aquí. No vienen solo a buscar una prenda para lucirla en sociedad. Muchos de ellos buscan algo de oro, plata o diamantes para expresar amor…—Una mujer elegante y con acento francés se encontraba en ese pequeño cuarto con velas e imágenes que les parecieron aterradoras a la pareja —Y se lo que escogió ese muchacho… Terrence.
—¿Cómo sabe mi nombre?
—Eres mas que la factura que pagaste por el anillo —dijo la mujer dándose la vuelta y mostrando sus amplios ojos dorados —Escogiste algo hermoso y especial para el amor de tu vida. Pero lo que usa no es precisamente esa joya… alguien coloco ese anillo para dañar a tu novia Candy.
—¿Y como sabe mi nombre? Ni siquiera me he presentado y…
—Oh mi niña… —La mujer se acerco a Candy y acaricio su mejilla pálida, sintió todo el cuerpo erizarse ante el toque frio de las manos de esa mujer —Los Orishas nos lo dicen todo, nos dicen el pasado, el presente y el futuro…. Pero en este momento, nos dicen que tu alma peligra y dicen que tengas cuidado, que alguien quiere tomar tu lugar al lado de ese hombre —Cuando dijo eso, las velas se encendieron nuevamente, provocando el pánico en Candy, no sabia que era eso, no entendía que alguien quisiera dañarla para quedarse con algo que ella tanto amaba.
—¿Quieres saber mas? Tengo mis contactos del mas allá para ayudarte —Terry y Candy vieron aterrados a esa mujer actuar de esa forma, pero no habían llegado a ese lugar solo para huir como cobardes, asintieron con la mirada y se prepararon para escuchar cualquier cosa que pudiera romper la maldición de Candy de una buena vez.
Continuara…
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Terry no pudo dormir en toda la noche luego del desagradable encuentro con aquella criatura que había posesionado temporalmente el cuerpo de Candy, y ella no despertaba aun, se mantenía calmada entre sus brazos, aun con el rostro pálido y con heridas en su cuerpo ella seguía siendo el ser humano mas hermoso del mundo. Intento quitarle ese condenado anillo que ahora se encontraba atrapado en sus dedos ¿Cómo pudo ser tan estúpido y no haberse fijado en ello antes? ¿Estaba tan enamorado de esa chica que no se fijo en el simple detalle de que esa joya no era la que el había escogido? ¿Hubiera evitado todo lo que le estaba pasando a Candy al punto de tenerla siendo una muerta en vida?
¿Acaso la maldición de ese anillo tenia que ver con lo que le ocurrió a Karen?
Tenia muchas conjeturas que resolver, entre ellas la principal: ¿Cómo había llegado a las manos de Candy? La criatura le había dicho que alguien había activado una maldición, por lo que había un tercero involucrado en toda esa truculenta trampa y ahora quedaba de su parte averiguarlo y romper a toda costa esa maldición para salvar a Candy.
—Pecosa… ¿Por qué no te hice casi antes? —Se recriminaba mientras trataba de bajarle la fiebre que se había hecho del cuerpo de su amada Candy, no había despertado desde el instante que esa criatura tomo su cuerpo y tenia miedo de que cada palabra que esa cosa menciono se hiciera real ante sus ojos. —Por favor háblame… abre tus ojitos y dime que todo va a estar bien… que vas a ser mi esposa para amarte todos los días de mi vida.
Se acerco al rostro de la rubia para besar su naricita pecosa y sus labios carnosos, deseaba que asi como pasaba en los libros de cuentos, un beso de amor verdadero la despertara.
—¿Terry? —Escucho claramente cuando esa voz que tanto anhelaba escuchar dijo su nombre. Alzo la mirada y encontró nuevamente el rostro cansino de su pecosa, como sus esmeraldas abiertas solo para el —¿Estas bien?
—¡Pecosa! —La estrecho de nueva cuenta entre sus brazos y volvió a besarla. Ya era adicto a esos labios y no dejaría de besarlos nunca —Tenias razón… tenias razón y yo como un imbécil no te hice caso.
—A… ¿A que te refieres?
—Al anillo… —Dijo mientras le tomaba la mano —Este no es el anillo que compre para ti. Incluso Karen lo sabia porque me acompaño a buscarlo. No quería nada fuera de lo ordinario, quería algo que te representara en toda la extensión de la palabra… no quería que te pasara esto.
—Terry ¿Me crees entonces? Te diste cuenta que no miento ¿Verdad?
—Pecosa… tuve que darme cuenta de la peor forma posible que, si no hago algo por ti, voy a perderte irremediablemente.
No se dieron cuenta ni siquiera de que la mañana se alzo sobre ellos, para Terry se iniciaba un nuevo día en donde tormento mas grande comenzaba, cuando la mujer que amaba estaba en sus brazos peleando por su existencia por una maldición que alguien arrojo sobre ella ¿Por qué? ¿Qué ser humano seria tan cruel como para lastimar a Candy de esa manera?
Solo sabia que iba a salvar a su pecosa, a costa de su propia existencia incluso.
…..
No habia podido dormir en toda la noche, el dolor de sus heridas era insoportable y ahora sumaba el hecho que, cada que cerraba sus ojos esa criatura aparecía para reclamar su paga… quería el alma de Candy y ya se estaba enfureciendo ¿Por qué esa maldición no toma su alma y ya? Seria tan fácil como tirarla por las escaleras o que bebiese veneno, no esperar a que enloqueciera… no soportaba mas saber que Terry aun veía por sus ojos y respiraba por su alma.
—Necesito algo mas…. Si espero por ese maldito anillo en cualquier momento puede que lo descubran. Necesito algo mas —Dijo para si misma, analizo un rato y decidio ir a ese lugar en donde adquirió el anillo, probablemente allí tendrían el secreto para acelerar todo lo que se supone debería.
Mientras mas rápido Candy estuviera de lado, ella mas rápido podría consolar a Terry y hacerse de su alma y corazón. Y quizás incluso asi encontrara un aliciente para que Candy perdiera el sentido a la vida, al fin y al cabo de eso se trataba la maldición que ella misma pronuncio en el camerino cuando coloco el anillo hechizado en lugar del anillo de compromiso… aislar a Candy, quitarle los colores a su existencia, quitarle a sus amigos y a su amor, hacerla desear a la muerte, ya que sea que llegara a ella, o que fuera la misma Candy quien decidiera tomarla en sus propios delirios.
Rápidamente se cambio y trato de cubrir las heridas de sus brazos, fue al cuarto de su madre, a sabiendas de que no tenia dinero que ella pudiera manejar, decidió robarle algunos billetes y salir de la casa sigilosamente, teniendo cuidado de no ser reconocida por nadie que pudiera interceptarla en el camino. Iría nuevamente a esa tienda a acelerar la maldición de Candy y eliminarla de una vez por todas.
Pero, la rubia se llevo una desagradable sorpresa al llegar.
—Pero… ¿Qué? ¿Dónde esta? —La chica se llevo una mano a la boca envuelta en pánico, la tienda ya no estaba. Se asomo por las ventanas y solo veía la soledad y el polvo en el lugar, como si nunca hubiera estado algo allí —Ay no… no… no… no.
Fue a los negocios contrarios a preguntar por la tienda misteriosa y su lúgubre encargado, la respuesta que encontró fue para su desgracia que ese lugar tenia años abandonada. Que su dueño se había quitado la vida hacia mucho y nadie se encargaba de la propiedad ante una supuesta maldición que había caído sobre el lugar ante el suicidio de su dueño por adquirir cosas de dudosa procedencia.
—Ay no…. No ¿Qué hare? Tengo que quitar a Candy… si ella no se muere vendrá por mi… vendrá por mi y esa estúpida se quedara con Terry… —La chica se llevo las manos a la cabeza estresada y respirando aire caliente de la ira —Hare lo que sea ¡Lo que sea!
—¿Lo que sea? —Exclamo una voz detrás de ella, Susana se dio la vuelta pegando un grito al percibir que había alguien espiándola. Y para su propia suerte, era el hombre de la tienda, allí, frente a ella, con su piel pálida y rostro afilado sonriéndole —Veo que viene por mas.
—Usted… —La rubia trago en seco, porque era imposible que se haya aparecido asi de la nada —¿Quién es usted? ¡Respóndame de una vez!
—Yo no obedezco a las ordenanzas de los humanos, yo solo me sirvo a mi y a mis intereses.
—¿Cuáles son sus intereses?
—Ver como los propios seres humanos se destruyen asi mismos por un poco de poder, un poco de lujuria, avaricia… Los humanos hacen cualquier cosa por obtener lo que quieren, incluso hacerle daño a personas buenas. Como lo estas pretendiendo tu ahora con esa chica… —El hombre alzo su mano, donde para sorpresa de Susana había un segundo anillo similar al que ella entrego a Candy. Observando como ese anillo cuya piedra era verde paso a negro —El alma de esa joven es tan hermosa, es todo un ángel en la tierra, un ángel que el señor de las tinieblas esta dispuesto a aceptar para ser su alimento… claro, eso depende de usted, señorita.
—De… de ¿De mi?
—Asi es… —El hombre beso su anillo y de la misma mano donde se posaba, afloro un frasco pequeño de color oscuro —Ha de usted de reconocer esto ¿Verdad? Un frasco de esto a tan inocente criatura y se quedara en el sueño profundo, como el ángel que ella es… y al igual que los cuentos de niños, solo el beso del verdadero amor podrá despertarla. Es la única condición.
—Y… Si ella muere ¿Terry se quedara conmigo?
—Solo después que me entregues a esa chica.
Susana trago en seco, se sintió tan tentada a tomar ese frasco, pero su deseo hacia Terry fue mayor, lo tomo y supo desde ese momento que en su manos estaba el derecho y deber de la vida de Candy. Se relamio los labios y alzo la mirada de nueva cuenta al hombre que ahora se había esfumado. Se espanto, ya que ahora sabia que hacer, ahora sabia que debia eliminar a Candy de una buena vez y debía fraguar el momento.
…..
Terry y Candy se dirigieron a la joyería en donde el actor había adquirido el anillo de compromiso, pero quería rectificar primero de que el encargado no se hubiera confundido de joya antes de arrojar conjeturas apresuradas. Terry y Candy se dieron cuenta que el anillo no podía ser quitado y eso incremento el pánico… debían buscar ayuda de quien fuera.
—¿Te sientes bien, pecosa?
—Si… puedo caminar, aun no pretendo pisar la tumba sin presentarnos ante Dios como marido y mujer —Expreso la rubia cansina, y eso le dio ánimos a Terry.
—Ya veras que lo lograremos, mi amor —Respondió el actor acercándose para darle un beso a la rubia pecosa y acercándose mas a la joyería, en donde fueron bien recibidos por una mujer alta de ojos sesgados y cabello negro atado elegantemente. Terry estaba seguro de que esa mujer no estaba allí antes —Buenos días.
—¡Oh! Bienvenidos —La mujer de mirada fría y sonrisa destellante se acerco a la pareja para saludarlos animosamente —Me presento, soy Rosalind Dupont, veo y asumo que son una pareja muy enamorada que ha venido por un anillo de compromiso.
—No… definitivamente no… todo lo contrario —Terry tomo la mano de Candy y mostro el anillo a la encargada —Hace algunos días vine precisamente por un anillo para mi prometida, pero estoy mucho mas que seguro de que esto no fue lo que escogí.
—Asumo entonces que debe ser un e… —La mujer tomo la mano de Candy en donde se posaba el anillo y una fuerte corriente recorre su cuerpo, provocando que se encorvara hacia atrás. —Esto…
—¿Pasa algo? ¿Esta usted bien?
—No… ese anillo…. Ese anillo no nos pertenece… ese anillo no debería estar en tu mano. —Exclamo la mujer aterrada —Sígueme, niña.
Candy fue arrastrada violentamente por la encargada dentro de la joyería, Terry las siguió a través de un pasillo que tenia centenares de joyas en vidrieras, pero no fue cuando la mujer golpeo una de ellas que se abrió detrás de una pared y avanzaron a un nuevo pasillo que se había abierto para ellos.
—Fiona… necesito que te pongas de pie y…
—Si… lo se. Los sentí apenas pisaron la joyería, conozco las intensiones de todo aquel que viene aquí. No vienen solo a buscar una prenda para lucirla en sociedad. Muchos de ellos buscan algo de oro, plata o diamantes para expresar amor…—Una mujer elegante y con acento francés se encontraba en ese pequeño cuarto con velas e imágenes que les parecieron aterradoras a la pareja —Y se lo que escogió ese muchacho… Terrence.
—¿Cómo sabe mi nombre?
—Eres mas que la factura que pagaste por el anillo —dijo la mujer dándose la vuelta y mostrando sus amplios ojos dorados —Escogiste algo hermoso y especial para el amor de tu vida. Pero lo que usa no es precisamente esa joya… alguien coloco ese anillo para dañar a tu novia Candy.
—¿Y como sabe mi nombre? Ni siquiera me he presentado y…
—Oh mi niña… —La mujer se acerco a Candy y acaricio su mejilla pálida, sintió todo el cuerpo erizarse ante el toque frio de las manos de esa mujer —Los Orishas nos lo dicen todo, nos dicen el pasado, el presente y el futuro…. Pero en este momento, nos dicen que tu alma peligra y dicen que tengas cuidado, que alguien quiere tomar tu lugar al lado de ese hombre —Cuando dijo eso, las velas se encendieron nuevamente, provocando el pánico en Candy, no sabia que era eso, no entendía que alguien quisiera dañarla para quedarse con algo que ella tanto amaba.
—¿Quieres saber mas? Tengo mis contactos del mas allá para ayudarte —Terry y Candy vieron aterrados a esa mujer actuar de esa forma, pero no habían llegado a ese lugar solo para huir como cobardes, asintieron con la mirada y se prepararon para escuchar cualquier cosa que pudiera romper la maldición de Candy de una buena vez.
Continuara…