Al siguiente día Candy se había levantado temprano. Si lo pensaba a conciencia, su vecino no tenía culpa alguna. Él hacía su vida y se divertía como la mayoría de los jóvenes, aun que no sabía si era joven, "¿Cuantos años tendria?. Se preguntó "Que mas te da ", se respondió. Bueno como decía. El problema no era él. El problema era que ella estaba descargando todo su dolor, rabia , impotencia, y frustración en él. Era momento de aceptar, el problema era solo de ella. No podía seguir así, o cada vez que alguien expresaba sus sentimientos con su pareja iba a terminar desahogando sus arrebatos en ellos. Debía superarlo. Sí, También debía tomarse las cosas con calma y enfocarse en su objetivo. Richard Grandchester, Aquel hombre le estaba costando mucho más trabajo del que había imaginado. Tenía que encontrar a ese hombre antes de que la encontrarán a ella. Lo había buscado en línea, pero cada que introducía su nombre en el patron de busqueda le salía toda la familia Real. Desde Jorge I de Gran Bretaña. Jorge II . Jorge III. Jorge IV. Guillermo IV del Reino Unido. Victoria del Reino Unido, y un montón de aristócratas. Así pues habia tenido que enfocarse solo endisco duro.
El ordenador emitió un pitido. Candy volvió la mirada hacia la pantalla. " Fantástico" dijo mientras extraía el pendrive. lo último que necesitaba era que la encontrarán a través del ordenador de Anthony. Bueno hora empieza lo mejor. Ejecutó el pendrive en su propio ordenador, al momento abrió el contenido."Veamos qué tenemos aquí" susurró examinando los archivos. Había miles la mayoría documentos Word y Excel.
El sonido de una puerta al abrirse y luego cerrarse le hizo desviar la mirada de la pantalla y observar a la pared. El vecino pervertido y mujeriego acababa de llegar. Sacudió una mano en dirección a la puerta. No era momento de distraerse. Comenzó a teclear de forma compulsiva, escalando capas, totalmente concentrada. Veinte minutos después
—Así que estás juguetona, ¿eh? Candy alzó una ceja. "Por Dios. Otra vez no, por favor", —gimió alterada por la interrupción. Candy suspiró y se incorporó desesperada cuando la chica comenzó a reír como una lunática. —Al final voy a tener que hacer algo con esas manitas que tienes.
Aquello era lo último que necesitaba. Vale, pues debía controlarse, se prometió ese día.
Cerró la puerta de su habitación para silenciar los sonidos. Mientras más descargaba archivos no pudo evitar sentir cómo su pulso se aceleraba. Anthony le había dicho que llevaba poco tiempo con el ultimo caso, pero aquello no era verdad, Anthony llevaba cinco meses según los archivos. En uno vio que había borrado mensajes encriptados. él habia encontrado las traduciones.
H C I: Envio dos cajas de lanzacohetes manuales M79 y tres cajas de rifles semiautomáticos. Cada una contiene veinte.
S A B: Recibido. Dinero ya fue depositado a su cuenta.
H C. Aquel tipo fuese la persona que fuese, había puesto su mundo patas arriba. Había sido el culpable por él que Anthony ahora estaba muerto. Anthony un ser de noble corazón que merecia vivir la vida completa. Aquel H . C , le había ocasionado su mayor dolor, perder a Anthony. Lo destruiría. Lo prometió en la tumba de Anthony. Acabaría con su imperio costase lo que costase. Quizá, ahora, fuese ese momento, el momento que había estado esperando aquellos últimos días. Tecleo con celeridad, maldiciendo cada vez que cambiaba de capa o detenerse para corregir, alguna que otra palabra. Necesitaba la ubicación de esos hombres, quizás y solo quizás así pudiese dar con Richard Grandchester. Reviso los últimos correos de Anthony. Tenía miles, vio. " Bueno pues vamos a ver que tenemos" Se dijo. Cuentas de Banco, correos basura. Correos de Elisa. Eso le llamo su atención y abrió uno. Se trataba de correos laborales en su mayoría sin importancia. Estaba comenzando a impacientarse cuando uno atrajo su interés.
Para : Anthony.
De: Elisa.
Asunto: Hansel Crowd.
Mi querido Anthony hoy llego un hombre muy importante a las oficinas. Al parecer lo ha enviado su jefe, Pidió hablar contigo. Como sabes es imposible decirle tu ubicación, quedo de volver al día siguiente. Espero poder haber sido de ayuda con esta información . Un abrazo,
Elisa.
Por supuesto ese hombre importante debía ser Richard Grandchester, Anthony le había comentado de su encuentro con el abogado. Como se le pudo pasar ese dato.
—¿Habéis dado con ella? —Hansel preguntó directamente. Neil tragó saliva y se giró para observar el pasillo por donde algunos de sus compañeros se dirigían a la sala de juntas donde la reunión empezaría en unos minutos.
—Aún no. Pero estamos cerca —pronunció con voz temblorosa—. Supongo que entre hoy y mañana... — Mintió.
—Pásame todos los datos de la muchacha —Hansel le cortó —. Me encargaré yo mismo.
Maldita mujer , ahora todo se había complicado mucho más. Debía dar con Candy y acabar con la amenaza que suponía. Aquella muchacha sabía demasiado y si investigaba podía echar a perder todo lo que había logrado. Neil cogió su móvil y llamó a Elisa..
Hansel salió realmente alterado. Aquello no le gustaba. Había pasado la noche prácticamente en vela, sin poder conciliar el sueño. Neil Legan, pensó No es que le tuviese cariño a Neil, pero le era de mucha utilidad. Tener a un miembro en el departamento de Seguridad Nacional era perfecto para que este le informase sobre los movimientos que el departamento de servicios especiales llevaba a cabo. Así ocultar su propio paradero. Era muy necesario Las últimas noches había confiado en él, pero no tuvo noticias esperadas, lo cual ya era una mierda de por sí. Por si todo eso no fuese suficiente, tampoco había terminado el asunto de Anthony Brower. Ahora era la mujercita. Una mujer. Se pasó la mano por la frente mientras caminaba a paso acelerado por su lujoso hogar hacia la salida, donde lo esperaba un bonito jaguar último modelo con las ventanas oscuras. Su prioridad era encontrar a Candy White. Y terminar con ella.
Candy anduvo con calma por la calle, mientras buscaba la manera de dar con Richard. Por fin habia localizado una pista. El abogado de Richard. Él se había puesto en contacto con Anthony para decirle que Richard podría dedicarle unos minutos. Hansel Crowd. Era el nombre del abogado . Iba pensando y ibservando todo. Al principio había ido con miedo. La zona apenas estaba transitada. Era una zona residencial donde los edificios de cinco plantas se distribuían sobre la acera de la izquierda, por donde ella caminaba y, a la derecha, pronto entro en una valla que prohibía el acceso, el lugar estaba desolado, y sintió de pronto algo de miedo, mientras seguía caminado y observando todo, su mente fue a las veces que había tenido un arma de fuego en sus manos, las interminables tardes practicando tiro al blanco, mientras Anthony le iba explicando. Cuánto lo extrañaba, y ahora por culpa de mafiosos ya no estaba. En ese momento se preguntó si saldría con vida, no había sido consciente hasta ese momento que se enfrentaba a personas que no dudarian a la hora de jalar el gatillo, ella solo era una mujer, por Dios, una sin un arma, sin contactos poderosos, sin preparación militar.
"Estás loca", se dio. Pero no podía quedarse sin hacer nada sabiendo que había una bola de mafiosos pasándola en grande, y acabando con la vida de inocentes como Anthony. En su mente la idea de lo que sufrió antes de morir no la dejaba estar tranquila. Qué harían con ella si la encontraban, no creía que el hecho de ser mujer iba a salvarla. "Vamos, Candy no entrarás en panico", pensó, justo en ese momento dos tipos miraron al frente topándose con la mirada de Candy.
—Eh, bonita… —pronunciaron los dos chicos caminando directamente hacia ella. Candy los miró fijamente. Ambos parecian normales hasta cierto punto, pero sus intenciones le quedaron claras, de hecho, no le gustaba nada la rapidez con que se dirigían en su dirección.
—¿Estás sola? —preguntó el mas alto. Candy dio unos pasos hacia atrás.
"Esto no me gusta" susurró comenzando a girar para ir a la carretera, pero uno de los chicos captó su intención y bajó de la acera para cortarle el paso.
—Es una zona residencial —Dijo mas para sí, que para los dos tipos —. Es mas bajó de estatura de ellos llegó hasta candy colocándose frente a su visión. La miró de la cabeza a los pies y luego centró toda su atención en el bolso.
—¿Qué tal si me das el bolso? Candy dio un paso atrás, pero chocó con la espalda del otro que permanecía vigilando, no vio cuándo se había acercado a ella. Negó sin atreverse a decir nada.
—¿No? —preguntó el que tenia de frente, él ladeó la cabeza—. Podemos hacerlo por las buenas o por las malas. Si nos dais el bolso podréis ir tranquilamente. Candy tragó saliva. No podía creer que ella estuviera pasando un atraco. El chico que estaba frente a ella comenzaba a desesperarse y acto seguido sacó un cuchillo, y la apuntó.
—Tú decides —pronunció tratando de no impacientarse, como si tuviera toda la noche, Candy cogió el bolso con las dos manos y lo tendió hacia delante.
—Toma, pero no me hagas daño —suplicó. Él, sonrió y tomo el bolso y se lo lanzó a su cómplice.
—Ya, ya lo tenéis —susurró —. Ahora me voy— Dio un paso hacia delante pero su agresor le cortó el paso.
—Espera… pero cuanta prisa, mira qué no hemos terminado —dijo esta vez con una sonrisa maliciosa. En ese momento supo que aquello no había hecho más que comenzar, en el momento justo en que ambos atracadores se miraron sonrientes.
—Eso no es lo que habíais dicho —protestó.
—Ya, bueno… —dijo acercándose a Candy, y colocando la navaja en su estómago. Instintivamente alzó los dos brazos hacia arriba mientras iba hacia atrás dando pasos cortos, y mirando de reojo como el otro chico vaciaba su bolso tirando todo al piso, mientras ella no dejaba de retroceder pues el delincuente la obligaba haciendo presión sobre su abdomen con su cuchillo.
—Por favor… —suplicó mientras notaba cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.
— Te gustará si pones tú colaboración. No más termino de decir eso, cuando a continuación le agarro el pelo para intentar besarla. Candy había logrado defenderse de los primeros intentos de su agresor, Pero cuando intervino el otro sujeto por detrás, se dio cuenta de que estaba perdida.
—Nooooo —sollozó mirando desesperada algo con que defenderse, la habia metido en un basurero bastante espacioso, Candy comenzó a golpearlo con fuerza. y hasta cierto punto logró alejarlo—. ¡No me toques! Le dio una patada intentado dar en la entrepierna , pero él sujeto logro esquivar el golpe. Ella no lo pensó y ágil se levantó hechando a correr. No espero dar con la pared de piedra que rodeaba el basurero dejandola sin salida. El chico tardo unos segundos en bloquear su camino, y sin esperar la sujetó por los cabellos nuevamente, para acto seguido con un movimiento rapido colocó un pie detras del suyo logrando empujarla para arrojarla al suelo. El golpe fue excesivamente fuerte, ante todo, porque tenía las manos en el cabello tratando de quitar las de aquel maliante, Él golpe en el costado izquierdo no fue comparado con el que se dio en la cabeza justo por encima de su oreja contra la pared. Sintió como las fuerzas la abandonaron y su cuerpo quedo flacido, mientras una gota de sangre resbalaba por su nuca , aún así, se recuperó de inmediato y comenzó a golpear al delincuente que se situaba sobre ella. Se soltó de una mano y fue directamente hacia su cara rasgando su piel con las uñas.
—Ahhh… maldita puta —gritó el delincuente que elevó su mano y golpeó con fuerza la mejilla de Candy. No sintió ningún dolor en la mejilla por la bofetada, era tal su estado de pánico que reaccionó de inmediato intentando soltarse de nuevo de sus manos.
—¡Ayuda! —gritó, pero el hombre tapó su boca de inmediato, para enseguida romper la tela de su escote. Mientras el otro le sujetaba las manos.
Aquello era una pesadilla. El tiempo parecía que se había detenido, sabia que luego de ser violada la matarían, y lo único que lamentaba era haber fallado a Anthony. No supo bien lo que ocurrió. Escuchó un frenazo , acto seguido unos gritos, seguido escuchó que se cerraban unas puertas.
—¡Hijos de puta! —Escuchó —. ¡Suéltenla!.
Aunque todo ocurría a cámara lenta sabía cada movimiento era muy rápido, porque sus agresores que seguían sobre ella, no tuvieron tiempo de reaccionar cuando algúien más llegó hasta ellos. Al primero le apartó de una patada en la espalda que cayó golpeándose y quedando inconsciente al momento, al otro lo patio en el abdomen que hizo a su agresor retorcerse de dolor. Su salvador no le dio tregua de inmediato puso una rodilla en su cuello, inmovilizándolo y sujetando sus dos manos, Candy se quedó observando todavía sin reaccionar, y con su mente paralizada por el trauma de lo que acababa de suceder.
—¿Estás bien… ?—dijo su salvador manteniendo retenido al agresor. — ¡Hey!… —insistió mientras hacía fuerza para que el delincuente no se le escapase. Candy finalmente coincidió la mirada con él. Su corazón comenzo a latir a una velocidad vertiginosa, Seguramente su visión se había adherido por la conmoción del golpe, pero en aquel momento aquel sujeto le pareció el hombre más hermoso que jamás hubiese visto. La tenue luz de la lámpara solar baño su cabello castaño, y estaba revuelto de una forma sexi. Su mirada, pese a que había oscuridad pudo ver que era de un azul turquesa, como nunca había visto jamás. Sus rasgos parecían cincelados. La elegancia en sus movimientos aunque en ese momento eran violentos no eran de algúien cualquiera. Aquel hermoso chico tenía una buena posición social.
— ¿Estas bien? —Candy parpadeo aun viéndolo como si fuera algo impresionante, aunque se llevó la mano a la nuca palpando la sangre que le corria por el cuello—. Es una herida, no la toques —dijo su salvador, forsejeando con el maliante que estaba moviéndose con agresividad—. ¡Quieto! —consiguió inmovilizarlo. Su salvador se puso en pie sujetando al hombre por los brazos—. No sabes lo que te espera —gritó levantando al delincuente—. ¿Qué pretendías, eh? —Pregunto arrastrándolo y tirandolo contra la pared, acto seguido lo golpeó en el rostro dejándolo inconsciente. Luego se giró hacia ella y se agachó a su lado—. Eh… —dijo extrayendo su mirada —. ¿Te encuentras bien? Candy aún en estado de shock intentaba controlar los pensamientos hermosos del chico frente a ella mientras veía a su espalda al delincuente inconsciente en el suelo.
Terry salió del night club , llevaba viviendo solo desdé que su padre, Richard, el Duque de Grandchester había muerto. No soportaba vivir con su madrastra y escuchar su voz lo ponía de mal humor. Richard había dejado la herencia de los Grandchester a él, además del titulo de Duque por nacimiento al ser el primogénito. Terry odiaba todo lo que tuviera que ver con protocolos y cenas altruistas. Tras muerte de Richard había dejado todo en manos del abogado de su padre, algo que en realidad no le importaba. Sabía que llegaría el día en qué su título monárquico le exigiría que tomase su lugar, pero vamos no era que viviera en los años Victorianos. Así pues mientras fuera libre, haría lo que quisiese de su vida. Como en ese momento iba con una presiosa rubia de curvas sentada en sus piernas, ya ansiaban llegar a su piso. El cohe ultimo modelo se impacientaba, la chica iba muy jugetona, antes de encender el motor cogió a la chica en brazos y la sentó en el asiento del pasajero.
—Lo siento presiosa. — Ella hizo un puchero —Es un camino corto de veinte minutos. Dijo y arrancó el vehículo. Condujo deprisa por el camino. Necesitaba llegar y relajarse. Aquella noche, sin duda, era una de las que más le gustaba. De pronto la hermosa rubia que iba a su lado empezó a gritar como una loca.
— ¡Detén el auto!— Terry la miro confundido.
— ¿Pero, qué te pasa?
—¡ Para!.— Volvió a gritar su acompañante e intentando levantarse de asiento.
— ¡Estás loca!. No puedo parar en media calle.
— Será muy tarde si no te detienes ahora. La ban a violar.
Por suerte, mientras recorría la zona cercana a las discotecas, a lo lejos, la rubia de curvas había visto cómo alguien introducía a una chica en un portal. La situación le había parecido sospechosa desde un principio y confirmo sus sospechas en cuanto vieron cómo otro hombre empujaba a la chica y se lanzaba a ella. Terry no lo había dudado ni un segundo. De echo había hecho rechinar el vehículo y había salido disparado para ayudarla con a aquellos delincuentes. En principió no vio a la chica pues la situación no le dio tiempo, pero cuando pudo librarse de los agresores le vio. No supo que le había sucedido pero después de unos segundos sintió como un chispazo le recorría su sangre hasta llegar a su corazón y este empezar a latir sin cotrol. Sé quedó aturdido.
—El golpe en la cabeza, me duele — Candy susurró . Aquello sacó a Terry del aturdimiento.
—¿Recuerdas tu nombre? Sé sintió tonto, pero acaso no es lo primero que te preguntan después de un golpe en la cabeza.
Sí — afirmó.
—¿Cómo te llamas?
—Candy.
— Muy bien—bonito nombre, como tú, pensó, vamos no es momento —, Candy . ¿Puedes levantarte? —preguntó para de inmediato ayudarla agarrando su mano. Entonces allí sí que el chispazo se hizo una descarga eléctrica. Él mismo escuchaba su corazón.
—Sí… —Candy estaba aturdida. Quizás el golpe le había afectado una parte del cerebro, por que juraría que podía oír los latidos del corazón de su salvador. Alzo la mirada y se dio frente a esos ojos impresionantemente hermosos, y peligrosos. Se quedaron mirándose aún sin comprender que estaba sucediendo entre ambos.
—¿Qué ha ocurrido? —Escucharon que decía un agente de policía, quién se tuvo reconociendo inmediatamente a Terry. — Oh. Du...
— La señorita —Terry lo Interrumpió antes de que terminase llamándolo Duque de Grandchester, el policia lo miró sorprendido pero comprendió al instante—, ha sufrido un asaltó. En cuanto vimos lo que estába sucediendo me he acercado.
—Nos los llevamos a comisaría, señor
—Muy bien, asegúrese de que no salgan en muchos años. YLlame a los paramedicos
—No le quepa duda, senor. Se giró pero antes de salir de la estancia, su mirada viajo hasta la chica.
Continuará...