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CAPITULO 8 **********EL IMPOSTOR***********
—¡Terry, Terry! ¿dónde está Candy? —Annie buscaba de manera angustiosa a su prima.
[suspiro]—Ella salió un momento para hablar con Neal—en la voz del castaño se denotaba un ligero pesar
—¡Pero Terry! ¿por qué la dejaste ir? ¡Ese gusano la puede volver a engañar! y luego…
—Annie, por más que yo, o tu, o todo el batallón White se oponga, es algo que no lo podemos evitar. Candy es una adulta y sabe perfectamente quien es ese gusano; así es que, la decisión es de ella y yo tendré que respetar esta sea cual sea—Sin decir más Terry se marchó con rumbo a la habitación que ocupaba con Candy. Se asomó con disimulo por la ventana para cerciorarse que Neal no le haga daño a la rubia.
Oculto por el cortinaje de la ventana, el castaño miraba con el ceño fruncido como Neal trataba de agarrarle las manos a Candy; sin embargo, ella no dejaba que este se le acercara. Esa actitud de la rubia lo calmó un poco, hasta que vio como el muchacho lograba acariciar el rostro de la joven.
—¡Maldita sea! —De manera automática se alejó del cristal y comenzó a dar vueltas en la pequeña habitación.
—¡Por dios Candy! ¿Es que yo no podré sacar de tu corazón a ese idiota? —Parecía león enjaulado de la furia que emanaba su cuerpo, cerrando sus ojos trataba de aplacar su coraje y se dijo a sí mismo que Candy era quien debía tomar la decisión.
—Si ella desea volver con Neal, yo no podré hacer nada—sentado en la cama volvía su mirada hacia la ventana tratando de detener los impulsos de volver a espiar; hasta que fijó su mirada en el diván. Sabía perfectamente que en ese lugar se guardaba la respuesta de lo que él quería saber.
Sin pensar mucho en sus actos abrió el diván y tomó el libro color marfil entre sus manos. Acarició las letras doradas que develaban la propiedad del dueño de ese libro y sin decir más lo abrió.
Hoja por hoja hablaba de lo feliz que su dueña había sido. Sus sueños e ilusiones de jovencita con su primer amor, quien no era otro más que Neal Lagan
No pudo seguir más con la lectura y cerró de golpe aquel diario que se había convertido en su caja de pandora. De un impulso volvió a mirar por la ventana y se percató como Neal tomaba a Candy y la besaba. Con ojos entristecidos
desvió su mirada y de manera silenciosa procedió a empacar sus pertenencias y a retirarse del lugar.Unos ojitos curiosos que habían visto todo lo acontecido; miraban como el castaño guardaba su maleta de viaje en la cajuela de su jaguar.
—Terry, ¿por qué te vas tan rápido? ¿Te llevarás a Candy? —sin que el castaño se percatara, la pequeña Emily se encontraba a su lado acompañada de Clint. La carita entristecida de la niña le causó gran ternura en el joven.
—Pequeña pecosa, tengo que retirarme pues he recibido un llamado urgente de mi jefe; dice que me necesita, pero no te preocupes que Candy se quedará unos días más con ustedes.
—¿Vendrás para pasar con nosotros la Navidad? ¡Mi mami hace unas galletas de chocolate que ni te cuento! Tom y yo siempre conseguimos robar unas cuantas antes de que todos las prueben.
—JAJAJAJA ¡eres terrible pequeña vandálica! Pero no te puedo asegurar que regrese, tu sabes que tenemos mucho trabajo en Chicago. Mira te dejo estas fundas de golosinas para que compartas con Tom y el bicharrajo ese que siempre te acompaña.
Terry esperaba escuchar un gruñido de parte del animalito; pero este solo emitía pequeños ruiditos lastimeros. De manera cariñosa acariciaba la cabecita del pequeño animal y como si este pudiera entenderle le dijo.
—Ahora Clint, tú quedas a cargo del cuidado de Candy y de la pequeña pecosa. Protégelas mucho bichito. Ven pequeña, entremos a la casa que está muy frio aquí afuera, además tengo que despedirme de tus padres.
Terry se despidió muy cortésmente de los padres de Candy que en ese momento se encontraban en la cocina. A ellos les dio la misma explicación que unos momentos atrás le había dicho a la pequeña Mily y sin más se marchó de aquella casa de forma apresurada; pues, no quería toparse con la pecosa.
Manejaba su jaguar como alma que lleva el diablo, quería regresar cuanto antes a su departamento y dejar atrás toda esa locura en la que se había metido. De forma automática conectó su reproductor y puso su acostumbrado rock que tanto le ayudaba a calmar sus emociones.
Como su copiloto se encontraba un pequeño conejo de felpa.
[november rain]
*************
—¡Candy! Te hemos buscado por todos lados ¿dónde estabas? —Una angustiada Annie llenaba de preguntas a su prima, hallándola parada en el pórtico de la casa con una sonrisa picaresca dibujada en la cara.
—Tranquila Annie, estaba teniendo una conversación necesaria con Neal. Todo estaba marchando bien hasta que el muy tarado se puso pesado; quería que me embarcara en su auto y como yo me negaba ¡trató de besarme el muy tonto!
—¡Dime que no permitiste que te agarrara o que tan solo se te acercara Candy!
—Bueno, bueno. Hubo un instante en que me descuidé y él aprovechó para besarme a la fuerza; pero yo le di un buen golpe en las bolas que lo dejó sin habla jijiji hubieras visto su cara de asombro ante mi respuesta a su cochino beso—Candy tenía cara de asco con tan solo recordar aquella escena y la expresión de Annie era de verdadera incredulidad.
—Cuando lo vi tirado en la hierba le dije que nunca vuelva a acercase a mí. Le hable de todo cuanto sabía de ellos; de sus planes y de su estúpida apuesta. Mientras se doblaba de dolor me di el gusto de escupirle en la cara todo ese rencor que llevaba a dentro. ¡Claro! El muy astuto me pedía disculpas y me decía ¡que me amaba! Como si yo fuera a creerle.
—¿A qué apuesta te refieres Candy?
[suspiro] —Querida Annie, esto no se lo he contado a nadie; pero entre Eliza y Neal hubo una apuesta. Eliza quería saber si su hermano era capaz de enamorarme y llevarme a la cama. Solo te digo que ese evento no fue tan agradable para mí. Yo…yo no quería, a pesar de querer mucho a Neal no me sentía lista para tener intimidad con él.
—¡No me digas!
¡Ya me imagino a la rata esa casi que obligándote a tener relaciones sexuales! ¡Si yo sabía que tu dolor no era solo por el engaño de Daisy! si no que algo más te pasaba.—La cuestión es, que fue tanta su insistencia que terminé por acceder a tener relaciones con él; pero no fue el momento romántico que yo esperaba, fue todo lo contrario—Candy bajaba su cabeza muy avergonzada con todo el relato que sostenía con Annie— Por eso es que siempre accedía a realizar sus trabajos y deberes; pues Neal me recalcaba que no era buena en la cama y que de algo tenía que servir su «novia»
—Grrr ¡desgraciado!
¿Y ahora? ¿qué pasó con Neal? ¿dónde lo dejaste?—Ese gusano quedó tirado en la hierba retorcido de dolor; hasta que vi a su hermanita acercándose para auxiliarlo. ¡Me gritó que era una salvaje! Jajajaja. Puso los ojos como platos cuando le dije que prefería ser una salvaje y no una zorra.
—¡Esa es mi Candy! —Annie bailaba en el pórtico de la alegría que en ese momento la embargaba. Su prima había tomado al toro por los cuernos con total decisión que no solo cortó bolas; sino rabo y orejas; en resumen, había salido victoriosa.
—Será mejor que entremos; pues está demasiado fría acá afuera, además he dejado mucho tiempo solo a Terry y ya debe estar siendo acaparado por mi madre.
—Candy, yo vi que Terry subía a tu habitación. Traía una cara de melancolía el pobre.
Las chicas subieron presurosas la escalera con rumbo a la habitación de la rubia; pero la encontraron vacía. A Candy se le formó un nudo en la garganta y comenzó a llamar a viva voz al castaño.
—¡Terry! ¡Terry! ¡por dios dónde estás!
Avanzaron hasta los cuartos de al fondo donde escucharon las risas de Tom y Myli pensando que ahí encontrarían al castaño; pero no fue así. Noto que los niños comían golosinas, las cuales identificó como las que Terry hubo comprado en Davenport para Clint.
—¿Myli has visto a Terry? ¿Y… esas golosinas?
—Terry no está, me dijo que su jefe lo llamó por teléfono y tenía que irse muy rápido. ¡Mira! me dejó muchas golosinas para compartir con Tom y Clint.
Candy se quedó de piedra y con un hilo de voz preguntó—¿cómo que no está? ¿Te…te dijo algo antes de irse?
—Mmmm solo me dijo que no podrá venir para navidad porque tiene mucho trabajo. Sabes, creo que estaba enojado.
Candy no comprendía lo que estaba pasando. Hasta hace un momento él le había pedido ser parte de su vida; y ahora se marchaba sin decirle nada. La pelinegra al ver que Candy no reaccionaba se sentó junto a Myli para interrogarla.
—Vamos pequeña dime algo ¿por qué piensas que Terry estaba molesto? ¿Acaso lo viste gritar?
—Mmmmm bueno… a mí no...pero… lo que pasa es que yo estaba jugando a las escondidillas con Tom y me fui a esconder en el armario de Candy. Vi que Terry entró a la habitación y estaba mirando por la ventana no sé a quien, ¡pero le daba mucho coraje! Hasta dijo algunas palabrotas.
Luego caminaba por todo el cuarto muy enojado, tanto que me dio miedo; hasta que lo vi sacar su bolsa de viaje y guardar su ropa con su carita triste. Creo que por eso se llevó al señor conejo.Annie y Candy estaban perplejas. Miles de preguntas se instalaron en sus cabezas ¿Acaso el castaño había presenciado todo lo acontecido con Neal? ¿No vio cuando Candy le dio el golpe en la entrepierna? ¿qué vio Terrence que le molestó tanto? ¿por qué se llevó un peluche?
Las chicas fueron corriendo hasta la habitación de la rubia para checar el lugar. Efectivamente la ropa de Terry no estaba y tampoco estaba el peluche.
Candy miraba incrédula el diván, se percató que su diario había sido removido del fondo del mismo y lo habían abierto. Ella ya ni se acordaba de ese libro, pero una extraña sensación le dio cuando lo sostuvo en sus manos nuevamente.
—Annie, creo que Terry leyó mi diario. Si es así, ¡tuvo que haber mal interpretado toda mi conversación con Neal!
—¿A qué te refieres prima?
—Me refiero a que en este diario hablo de mis ilusiones de niña tonta con Neal. Si Terry leyó esto y vio que ese idiota me besaba; pues es lógico que pensara que yo volví con él. ¡No vio que rechacé su asqueroso beso y se fue sin darme tiempo a explicar nada!
Annie estaba muda, solo vio como su prima se sentaba en el diván y silenciosamente miraba la negra noche por la ventana con sus ojos llenos de melancolía.
************
Terry llegó extremadamente exhausto a su departamento. Había manejado toda la madrugada para poder dormir en su cama. Solo quería acostarse y no pensar en nada. Para mañana tenía pensado ir temprano a su oficina, y con el trabajo esperaba que su mente se despejara.
*************
Candy asistió a su puesto de trabajo después de tres días que Terry se fuera de la casa White. Ella entró saludando de manera muy jovial como si nada hubiese acontecido entre ella y el castaño. Terrence se encontraba en la oficina del señor Jhonson; al momento de escuchar la cantarina voz de la rubia se puso tenso, pero trataba de disimular con el pretexto de que analizaba detenidamente unos planos.
—Buen día arquitecto. Buen día Terence
—Candy asomaba su rostro en la oficina de su jefe llevando unos planos en su mano.—Caramba Candice, ¡se te ve muy diferente! Si me permites decírtelo, estás muy guapa. Parece que te sentaron muy bien estas cortas vacaciones. ¡Me alegro mucho! Entra que estamos analizando los planos para la junta.
—¡Gracias! Es que para eso mismo vengo arquitecto. Le traigo mi aporte para complementar los planos de Terence. Quiero enseñárselos.
El señor Jhonson miraba fascinado los planos de Candy y efectivamente se complementaban a la perfección con los de Terence. Estaba tan absorto mirando los dichosos planos que no se percató del cambio de humor del castaño.
—Chicos, esto está genial. ¡Caramba Candice, tus planos calzan a la perfección con los de Terence! Creo que hoy mismo esto queda terminado. ¡Empecemos!
Las horas de trabajo transcurrían entre ajustes y pequeñas modificaciones; y aunque la rubia mantenía su jovial trato, la expresión seria del castaño no cambiaba. Pidieron aperitivos para seguir con su trabajo hasta que el agotamiento se vio reflejado en sus rostros.
—¡Uff Chicos! ¡Estoy fundido; pero creo que ha valido la pena! Será mejor que nos retiremos para descansar. Mañana seguiremos para ultimar detalles con la mente ya despejada.
El primero en salir de la oficina fue el señor Jhonson que era seguido de Terence; pero una mano detuvo el andar del castaño.
—¿Terry? Quisiera hablar unas palabras contigo. ¿Crees que me puedas acompañar a cenar y así charlar un momento? Te prometo no quitarte mucho tiempo; y si es que estas cansado yo entenderé que…
Al instante Terry silenció a la rubia con una sola frase—está bien, vamos—la tomó de la mano y salió con ella sin decir ni pio.
CONTINUARA…..
Ohhhh ¿qué será lo que tiene que decir Candy? Y qué hará Terry?
En el último capítulo lo sabremos
Agradecimiento especial a mi querida Guerrera Valkiria Silvia SG por su hermosa portada para este fic.
le hecharon limon a la herida 
ojala todo se arregle entre ellos 
y dejar ya eso en el pesado 
en espera del último capítulo 
excelente historia camarada 
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