Perdiéndote
De: Tinta Roja
De: Tinta Roja
"Por supuesto nos encontraremos,
mágicamente, en los sitios más extraños."
Julio Cortázar
mágicamente, en los sitios más extraños."
Julio Cortázar
Aquel día en que ambos decidimos partir, cada uno a hacer lo que siempre soñó, sin saberlo –en ese preciso momento- perdía parte de mi alma. Caminé esa tarde mucho rato sin rumbo, porque aunque caminaba a mi estrellato –cosa que siempre anhelé- sentía que había un gran vacío en mí. Luego vino el tiempo de arrepentimiento, pero ya era tarde, muy tarde... Mis compromisos artísticos me halaban en la dirección que no quería tomar.
Desde el momento que abordé mi tren hacia la fama, te perdí. Desde ese momento de pierdo cuando tengo que abordar y cruzar el mar, fue en el mar que te vi por primera vez. Te pierdo cuando toco la armónica porque sé que te escondías a verme y escucharme tocarla. Te pierdo cuando cruzo las iglesias y pienso cuando te miraba de reojo en las aburridas misas del colegio. Te pierdo cuando escucho risas sonoras y me acuerdo de las tuyas. Te pierdo cuando veo a lo lejos una colina, ¿te acuerdas de ese beso robado? Sobre todo te pierdo cuando veo hospitales, cuando los veo deseo que estés allí para entrar corriendo a echar hacia el olvido todo y llevarte conmigo.
Pero como esto no es sinónimo de felicidad, recito todos los días mis líneas de Romeo y Julieta. Entonces, te puedo imaginar como la Julieta que me enloquece. También suelo poner el vals que escuchamos y bailamos, mientras fumo mis cigarrillos y tomo una copa de vino. En esto estriba mi felicidad, en recrearte, en imaginarte.
En mis noches es aún más difícil porque quisiera tenerte en mis brazos. Que seas la primera persona en ver cada día. Perderme entre tus rizos. Sentir tu calor. Grabar tu esencia en mi piel. Pero como mi camino fue otro hace tantos años atrás: llevo años, días y momentos perdiéndote.
Desde el momento que abordé mi tren hacia la fama, te perdí. Desde ese momento de pierdo cuando tengo que abordar y cruzar el mar, fue en el mar que te vi por primera vez. Te pierdo cuando toco la armónica porque sé que te escondías a verme y escucharme tocarla. Te pierdo cuando cruzo las iglesias y pienso cuando te miraba de reojo en las aburridas misas del colegio. Te pierdo cuando escucho risas sonoras y me acuerdo de las tuyas. Te pierdo cuando veo a lo lejos una colina, ¿te acuerdas de ese beso robado? Sobre todo te pierdo cuando veo hospitales, cuando los veo deseo que estés allí para entrar corriendo a echar hacia el olvido todo y llevarte conmigo.
Pero como esto no es sinónimo de felicidad, recito todos los días mis líneas de Romeo y Julieta. Entonces, te puedo imaginar como la Julieta que me enloquece. También suelo poner el vals que escuchamos y bailamos, mientras fumo mis cigarrillos y tomo una copa de vino. En esto estriba mi felicidad, en recrearte, en imaginarte.
En mis noches es aún más difícil porque quisiera tenerte en mis brazos. Que seas la primera persona en ver cada día. Perderme entre tus rizos. Sentir tu calor. Grabar tu esencia en mi piel. Pero como mi camino fue otro hace tantos años atrás: llevo años, días y momentos perdiéndote.