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Camino de espinas
Capitulo cuatro.
Capitulo cuatro.
Confianza entre Tres.
El grito desgarrador de la rubia lo pone alerta.
—¿que pasa Candy?¿ estas bien?
—¡Ahí esta! ¡ahí esta! ¡que se aleje! ¡que no se acerque, por favor!—Decía descontrolada señalando a la nada y sus ojos anegados de agua. Terry la tomo entre sus brazos y la acuno protegiéndola.Le dijo calmadamente cerca de su oído para tranquilizarla.
—sheess, todo esta bien Candy. Todo esta bien. No permitiré que nadie te haga daño ¡nadie!—La aprieta muy suave contra su cuerpo.
En ese momento entra intempestivamente Albert a la habitación de Terry—¿Qué paso? fui a la otra habitación y ella no estaba.
De inmediato castaño llevo su dedo indice a su labios haciéndole la señal para que guardara silencio, acto seguido con la misma mano le indico que se fuera. Después de un rato Terry salió de la habitación dejando a Candy mas tranquila y dormida, como supuso Albert estaría esperando afuera, sentado en la barra de bebidas.
—¿quieres un whisky?
—Sí, me hace falta.— El rubio le entrega un vaso el liquido ambarino.—gracias.
—Terry estuve pensando, tal vez Candy fue victima de algún tipo de abuso.—Afirmo con pesar.
—Yo también lo creo.—El castaño le da un trajo a su bebida y saboreo el liquido.
—Debemos ayudarla —dijeron al unisono los dos jóvenes.
—Ya no estas tan en desacuerdo en que ella se quede.
—No, después de verla así. Ya no.
—Muy bien entonces en esta casa de ahora en adelante seremos tres.
—¿Te gusta, verdad?
—Es una chica muy guapa y desde que la vi, algo en ella me atrajo,—negó con su rostro —No se que sea, pero creo que si me gusta. ¿Y a ti?
Albert se quedo callado por unos minutos que fueron una eternidad para Terry —No. no me gusta, es solo me la recuerda—suelta una pequeña risa amarga.—sera porque la extraño demasiado.
—¿Es parecida a Candy?
—Solo en el color dorado de su cabello y su tez blanca, casi son de la misma estatura y tal ves hasta de la misma edad.
Con la respuesta del rubio, Terry se quedo mas tranquilo, sabiendo que no existiría rivalidad entre ellos por Candy.
Pasaron un par de mes después de la llegada de Candy a la vida de los jóvenes, al parecer los tres se había adaptando perfectamente a su nuevo estilo de vida. Albert comenzó a aceptarla y a verla como la hermanita pequeña que nunca tuvo. Los dos chicos eran los encargados de realizar las compras necesarias para que nada faltará en el departamento así como todo lo necesario para el uso personal de la chica. Terry platicaba continuamente con Candy de su negación a salir a la calle, ella simplemente le daba largas o evadía su plática saliéndose por la tangente. Hasta que un día decidió hacer algo radical, le llevo a su habitación un outfit de motociclista para dama; chamarra y pantalón de piel en color café oscuro botas altas estilo militar del mismo color y un coqueto casco negro de motociclista para mujer adornado con unas orejitas de gatito.
—Te espero en diez minutos en el estacionamiento. —La voz de Terry fue tajante y Candy lo observó atónita de inmediato rebatió lo dicho por el chico.
—No iré. ¡Estás loco Terry¡ ya te he dicho que no quiero salir.
—Claro que lo harás. Si tu temor es que alguien te reconozca, no lo harán. —Terry toma el casco y se lo pone en las manos,— necesitas comenzar a lidiar con ese miedo que sientes, —toca con el dorso de su mano la mejilla de su rostro y se la acaricia suavemente —No estás sola Candy —antes de salir añadió. —veras que será un paseo que te va a gustar !te lo garantizo!—Y se marcho de la habitación.
Candy con una gran sonrisa en el rostro estaba en el estacionamiento diez minutos después. Al verla Terry quedó extasiado, con ese atuendo que se veía super sexy.
Ambos se colocaron el casco y suben a la moto, de un pedalazo Terry hizo rugir el motor de la motocicleta y salieron a toda velocidad por la gran avenida que estaba escasa de autos y transeúntes. Terry quiere que Candy se sienta libre y bien consigo misma para que se libere de todos sus demonios y pueda ser feliz. El castaño sabe que es una misión difícil pero esta convencido que con constancia lo van a lograr.
En algunas ocasiones la rubia no puede dormir porque la asaltan las pesadillas entonces prefiere esperarlos viendo una película o jugando video juegos, cuando de plano se enfadaba se pone a realizar las tareas domésticas. Los jóvenes regresan ya entrada la noche o casi de mañana, Candy muchas veces se pregunta cual es su trabajo, pero le apena preguntarles.
Dentro del departamento existe una habitación acondicionada como una sala de edición donde la tecnología de punta es utilizada realizar el trabajo de los jóvenes. Esa tarde están afinando los últimos detalles de un encargo de un cliente.
—Este maldito hijo de puta, ¿de dónde obtiene todos estos videos? —Farfullo Albert.
Es obvio que está bien conectado con alguien que se dedica a esto. —Los dedos de Terry mueven por el teclado, colocando los últimos detalles en la página web que estamos diseñando.
—¡No! creo que este desgraciado es un traficante o cabeza de alguna organización importante ¡eso es seguro!
—No lo sé Albert, sería muy tonto de su parte exponerse ante nosotros de esta manera, pero por otra parte, las gentes que se dedican a esto son muy hábiles y saben perfectamente lo que hacen, —agarro un cigarrillo, lo enciendo y tomo una larga calada, —tienen a su alcance todas las herramientas que la tecnología les puede dar.
—Dirás mucho dinero, porque creo que son unos verdaderos idiotas.
Terry medita lo dicho quedándose sumido por unos instantes en sus pensamientos reflexionando sus palabras.
Es indudable que hoy en día con un dispositivo móvil podemos navegar por internet y encontrar muchas maravillas que son agradables a la vista. Pero también es cierto que vivimos inmersos en las redes sociales que se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana, además, es un hecho que la mayoría de nosotros viajamos por el ciber-espacio con una mochila llena de inexperiencia y es ahí, precisamente donde los depredadores hacen su aparición. El internet se han convertido un arma de doble filo que si no sabemos utilizarla nos darán una puñalada mortal.
Albert trae a la realidad a Terry, —Estoy seguro que le echan ojo a sus víctimas por las redes sociales. Digamos que escogen concienzudamente a su víctima, la abordan con un perfil falso y se hacen amigos, chatean regularmente, estudian a fondo su personalidad y sus hábitos diarios, problemáticas familiares y financieras, encuentran todas sus debilidades, fingen tener intereses en común y son incondicionales, se ganan su confianza. Cuando saben que la víctima esta lista, la enganchan y se aseguran de que no puedan escapar.
— Exacto, pero muchas veces se ahorran todo este trabajo y simplemente las secuestran, las amenazan y las obligan a entrar en este mundo de mierda. Y en otros las adentran poco a poco en el mundo de las drogas, las hacen dependientes y cuando caen en esas garras, solo salen con los pies por delante.
El rostro de Albert palidece por completo, sus manos restriegan su rostro y llegan hasta su cabello despeinándolo con desesperación. La angustia corre por todo su cuerpo.
—Terry, ¡te has dado cuenta que muchas de esas mujeres son solo niñas!
—Sí, el acosador debe de ser un grooming que utiliza el internet para engañar a las menores, seguro consigue imágenes intimas, las chantajea y con esto las obliga a tener relaciones sexuales bajo coacción.
—Es increíble, ¡cómo es posible que los padres de todas estas niñas no se den cuenta! Por eso no debemos tardar mucho tiempo en tomar las acciones pertinentes Terry. —sus palabras son contundentes, pero castaño no pienso lo mismo.
—Entiende una cosa Albert, por ahora no podemos hacer nada, tenemos que ser solo unos espectadores más. —le dijo tranquilamente.
—¡No Terry! ¡estamos en este camino por algo! no me salgas ahora con esa estupidez. — Le dice con un tono de tención en su voz
—¡Eso de ante mano, lo sé! Pero Albert ¡piensa! debemos ser más inteligentes que ellos, ir un paso delante, —su exaltación es evidente, —¡No podemos cometer ni un solo error! ¡Ni uno solo! Si esto llega a suceder, ¡sabes lo que podría pasar! — La mirada del rubio está llena de frustración y desesperación. El castaño trata de apaciguarlo y darle a Albert lo que necesita por ahora; seguridad y confianza. Convencido de sus palabras le dice. —ha sido bastante duro ¡lo sé! pero nos hemos ganado la confianza de este mal nacido y sin darse cuenta, nos llevara hasta ella.
Terry Conoció a Albert desde el jardín de infantes. Era un chiquillo rubio de nobles sentimientos y carácter dócil, por eso siempre los demás chicos se aprovechaban de él y muchas veces lo maltrataban por ser inocente y de buen corazón. Constantemente Terry lo defendía y tenía que soltar uno que otro golpe para que lo dejaran en paz. Con el tiempo se convirtieron en cómplices de múltiples aventuras donde hacían demasiadas travesuras y molestaban a sus compañeros y a los habitantes del vecindario donde vivían, travesuras normales de chiquillos. Cuando llegaron a la adolescencia, las chamaquitas empezaron a asediarlos y por supuesto estaban convencidos que era su momento y comenzaron a tener relaciones de mano sudada con algunas de ellas y con otras algo más; se convirtieron en cómplices y hasta alcahuetes uno del otro, claro no descuidando sus estudios porque sus padres eran muy estrictos cuando de eso se trataba. Posteriormente cuando ambos ingresaron a la prepa se convirtieron en unos rompecorazones de la escuela y en los alrededores que frecuentaban, las chicas babeaban por lo guapos y atractivos que eran. Por desgracia sus caminos se separaron cuando terminaron la preparatoria; su familia de Albert tuvo que mudarse a otro estado porque su papá encontró un mejor trabajo donde la paga era buena y donde estaba la universidad a la que el rubio iba a asistir.
Hace como año y medio se volvieron a encontrar en un bar. Albert se estaba agarrando a puños con dos tipos y Terry decidió ayudarlo con uno de ellos. Cuando la pelea termino se sentaron en una mesa y brindaron por los buenos tiempos con una cerveza bien fría.
En ese momento Terry se enteró de la que paso en la vida de su amigo, lamento profundamente el accidente que sufrieron sus padres y perdieron la vida. A Albert se le ilumino por unos instantes el rostro al recordar a su novia, que según le conto se convirtió en su pareja y vivieron una relación de unión libre por varios años, pero su cara se ensombreció de tristeza cuando le conto la tragedia que actualmente vivía.
Le hizo saber que anda en busca de su mujer y su hijo; una chica rubia de nombre Susana que desapareció un par de meses atrás y tenía un mes y medio de embarazo. Según Albert se esfumaron como la espuma; el día que Susana salió de compras ya no regreso, encontraron su auto abandonado en el estacionamiento del centro comercial al que acudió.
Albert hizo la denuncia correspondiente pero nunca hubo indicios que apuntaran a que fuera un secuestro, después de un tiempo las autoridades juzgaron que la chica se fue con otro hombre por decisión propia. Albert esta convencido que no es así, porque Susana nunca haría algo semejante y menos cuando esperaban un hijo; estaban tan ilusionados porque formarían la familia que ambos deseaban. Entonces decidió abandonar su trabajo, incluso el lugar donde vivían para ir en su búsqueda. La desesperación que Terry percibió de su amigo lo hizo sentir fatal entonces decidió ayudarlo poniendo al alcance de Albert todos los recursos con los que
cuenta para lograr dar con el paradero de Susana y su hijo.
—Cuéntamelo todo sin omitir ningún dato. Quiero ayudarte. —musita el castaño convencido.
—No es que dude de ti, pero ¿cómo lo vas a hacer? he movido cielo mar y tierra y no lo he logrado encontrarlos.
— Tengo muy buenas conexiones que nos ayudaran a dar con su paradero. Pero debemos trabajar en conjunto para investigar por nuestra parte y lograr llegar a ellos.
Albert se mostraba dudoso, ya se le había agotado el dinero que tenía ahorrado y contaba con muy poco para poder subsistir en la gran manzana. Considero que ya no podría pagar ni el hotel donde se estaba quedando, tendría que buscar un trabajo y ya no tendría el tiempo que necesitaba para seguir buscando a Susy.
—Tengo que decirte que estoy en bancarrota, y no cuento con los recursos suficientes y… —Lo interrumpió Terry.
—No te preocupes por eso Albert, en el camino vamos viendo cómo hacerle, por lo pronto yo te apoyo con lo que se necesites. —Terry seguía viendo la duda en el rostro de Albert, — Mira quiero ayudarte, cuando niños éramos como uña y mugre, recuerdas —ambos jóvenes sonrieron —me ayudaste como nadie cuando tenía problemas en mis materias, —Terry sonríe de lado —me ayudaste a subir mis promedios y mi puntuación para poder aspirar a una de las mejores universidades. Además, hombre vivimos tanto juntos que somos como hermanos y entre familia nos ayudamos. ¿Por qué no me buscaste antes? Cuando llegaste a la ciudad lo hubiera hecho.
—No tenía como, —titubeo— bueno si tenía como hacerlo, pero es que… ¡mira entiéndeme! me siento perdido. Mi único objetivo es encontrarla, ella es mi vida y mi todo. —La voz del rubio se fue apagando poco a poco.
— La vamos a encontrar ¡te lo juro Albert! —Terry extiende su mano y Albert la toma fuertemente afianzando su juramento.
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—Espero que a este cabrón no se le antoje que le hagamos un onlyfans. —Afirma el rubio.
—¿Tú le harías uno? Le pregunta con sarcasmo el castaño que se encuentra frente al monitor moviendo rápidamente los dedos por el teclado.
—¡No seas idiota! Terry. Deja de bromear que no estoy de humor. —entendió a la perfección el doble sentido de sus palabras. Terry no pudo evitar reír .
—Solo es un chascarrillo Albert, para que te rías un rato.
—Lo sé amigo y lo siento, es que no puedo evitarlo.
Los jóvenes siguieron discutiendo sobre lo que le hacia falta al trabajito.
Candy pasaba cerca de la puerta de la habitación cuando escucho la discusión de los jóvenes, no entendió mucho, quiso abrir la puerta pero estaba cerrada entonces la rubia se pregunto ¿que hacían dentro? ¿y por tanto tiempo?
Continuara....
Espero que la lectura haya sido de tu agrado
y gracias por acompañarme en esta aventura
Ojala ella de verdad lo ame y no salga una susana mala, eperemos la encuentren, cada vez son mas preguntas que respuestas