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AMOR CON SABOR A PELIGRO
GIANNY 17
CAPITULO 2
GIANNY 17
CAPITULO 2
Terry se hallo mirando el techo de la habitación y por alguna razón extraña no podía conciliar el sueño, intentó cambiar de posición, pero aun así el sueño nunca llegó a él.
Sabía muy bien que la intervención de su padre no se quedaría solo en simple curiosidad y que tal vez en estos precisos momentos alguien de los suyos estaría buscándolo, apretó los puños fastidiado y maldijo entre dientes al comprender que fallo al intentar no levantar sospechas.
Algún día tenia que pasar pero al menos esperaba que fuera cuando él se lo hubiera contado a Candy, ella sabia que su trabajo distaba mucho de estar del lado de la ley y que estaba metido en asuntos turbios que prefería no comentar, pero más allá de preguntar o cuestionar su paradero solo se quedó ahí, cuidándolo, escuchándolo, dándole lo que tanto necesitaba.
Por eso, el debía de protegerla. No permitiría que nadie le hiciera daño ni siquiera su familia.
¿Qué se la presente a sus padres? ¿Para qué?
¿Permitirían que se casara con ella?
Es muy probable, pero la cuestión es que yo él quería.
No porque no lo deseara, lo deseaba pero no de esa forma. Por primera vez en su vida desea algo con todas sus fuerzas, soñaba con volver a nacer y ser simplemente alguien común. Conocerla en un parque, en la estación de tren o en una fiesta y presentarse como alguien normal, salir a una cita, pasear y viajar a su lado sin temor a que alguien lo reconozca y la lastime.
Pero no podía, lo añoraba con todas sus fuerzas y aun así nunca lo lograría.
Miró a la rubia que tenia a su lado y suspirando tuvo que salir de la cama para no despertarla, caminó hasta la sala y prendiendo la televisión la observó por un rato.
Al poco tiempo un bostezo se apodero de él y al rascarse el vientre duro se percató de la cicatriz que en el se hallaba, levantó la ligera prenda que llevaba y mirando silencioso la marca, empezó a recordar.
Flashback
Los dos días siguientes no pudo dejar de pensar en aquella chica, y aunque sus hombres lo habían atendido como se debía el simplemente refunfuño incómodo y tomando su chaqueta salió durante la noche hacia la dirección ya conocida.
Espero paciente en la entrada del edificio y al comprender que no tenía algún motivo para esta ahí simplemente maldijo su suerte, se dio media vuelta y caminó hasta la calle más cercana y aunque estaba oscuro y no se veía pasar a nadie, solo espero a que alguien se acercara.
Vio los focos del vehículo acercarse y tomando una bocanada de aire se arrojó hacia él.
---¡Por Dios!.- Gritó la mujer que manejaba el auto logrando detenerse.- Tu tuviste la culpa.- Pero cuando vio al hombre levantarse a duras penas del suelo, sus ojos se abrieron de la sorpresa.- ¿Estás bien, té hiciste daño?
---No.- Dijo Terry mientras aguantaba el dolor. – Estoy bien.
---Pero.- La mujer se llevó las manos al rostro al ver la camisa manchada de sangre.- Estas sangrando, déjame llevarte a un hospital.
---No, no hace falta.- Y poniéndose de pie mientras cubría su costado caminó lejos de ella.
---Déjame ayudarte…por favor…- Pero Terry ya no la escuchaba.
Tambaleante regresó a donde esperaba ansioso a la joven y cuando sintió que la espalda lo mataba por fin la vio bajar del bus y caminar hasta su hogar.
Se acercó tambaleante a ella quien solo atinó a verlo totalmente sorprendida.
---Necesito tu ayuda. - Le dijo al verla de pie observándolo. - Tuve un accidente y creo que estoy herido.
Candy recorrió la vista por su cuerpo y se sorprendió aún más cuando miró la camisa manchada nuevamente con sangre.
---¿Pero qué te paso?.- Corrió a ayudarlo y apoyándolo en su cuerpo subió con el hasta su piso.
---Creo que tengo mala suerte últimamente. - Soltó con una mueca de dolor.
---Creo que la herida se te abrió.- Dijo al sentir la sangre caliente a su costado.- Vamos intenta caminar más rápido.
Y obedeciendo llegó hasta el departamento, donde después de ser desvestido pudo al fin verla trabajar, el cuidado que tenía lo sorprendió. Las suaves manos que lo tocaron lo hicieron estremecerse y ella pensando que era por el dolor solo atinó a ser más cuidadosa.
---Perdón.- Dijo al sentir el leve temblor en el torso masculino.- No tengo lo necesario en casa.
---No te preocupes.- le restó importancia él.
---Así que…¿Qué sucedió esta vez?.- Preguntó al ver algunas magulladuras en su cuerpo que empezaban a tornarse moradas.
---Un auto me choco. - La vio fruncir el ceño y al poco rato cortar el hilo.
---¿En serio?
---Claro.- Soltó divertido.-¿Estás pensando que salte sobre el para hacerme esto?
---No, pero en verdad debes ser un hombre de muy mala suerte.
Los ojos verdes que lo vieron, lo encantaron y sin saber de dónde venía el impulso rogó por un cuidado personalizado.
---No tengo a donde ir.- Habló despacito.- La pase muy mal estos dos días, con hambre, dolor y frio.
La rubia se cruzó de brazos y lo miró sin creerle nada de lo que decía.
---¿Estás diciéndome que no tienes un hogar a donde llegar con ese ropa?
Terry se dio cuenta de su poca inteligencia al recordar con lo que se había venido vestido y viéndola revisar su camisa manchada en sangre lo volvió a enfrentar.
---Esta no está rasgada, está intacta. - Le dijo mientras se la mostraba.- La que llevabas puesta ese día tenía el agujero de la bala que te dispararon. – La soltó y lo miró con seriedad.- No puedo creer que un sin hogar vista camisas de tienda Eton y traje de Valentino como si fuera moda casual de todos los días.
Terry se mordió el labio al reconocer que la mujer que tenía adelante no era nada tonta, sino al contrario, que podía ser tan perspectiva que nada se le pasaba.
---Vale.- Soltó resignado .- Me echaron de casa…no desean que vuelva.
---¿Por qué?
---¿Por las peleas?.- Dijo esperando que ella le creyera.
Pero al contrario de lo que deseaba, la guapa rubia achicó más los ojos y frunció los labios con rudeza.
---Me vas a decir que eres un niño rico que pelea por las calles, aja. – Se acercó a él lo más que pudo y mirándolo al rostro lo enfrentó.- Yo que pensé que eras parte de alguna organización criminal o miembro de una banda delictiva.
Los ojos de Terry se abrieron ante sus palabras y viéndola girarse para tomar asiento en uno de los sillones, se quedó en silencio por unos minutos.
---¿Y estaría mal para ti si lo fuera? .- Sus palabras salieron serenas pero dentro de él algo temblaba ante su respuesta.
---No quiero problemas, ni inmiscuirme en asuntos que serán peligroso para mi. Lo miró con seriedad.- Solo te ayude porque lo necesitabas, no es necesario que sigas viniendo.
Terry la observó silencioso y algo dentro suyo se oprimió.
¿Qué rayos estaba haciendo?
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Candy despertó a la mañana siguiente y al encontrar su lado de la cama desierta se puso de pie para poder hallarlo, sonrió al escuchar el ruido en la cocina y atando su cabello con una goma camino hasta el lugar aun con algo de sueño.
---¿Qué haces?.- Besó su mejilla al estar lo suficientemente cerca de él.
---Desayuno.- Dijo con una mueca desanimada.
---¿Y qué tal esta?
---Creo que mejor salimos afuera .- El chasquido de lengua que Terry hizo, logro que ella sonriera y poniéndose de pie tomo un poco de lo que serian huevos revueltos al estilo Grandchester.
---No se ven tan mal.- Tomo un poco con los dedos mientras se lo metía en la boca.- Pero saben horrible .- El gesto que hizo mejoro el ánimo del castaño quien dejando el sartén en la cocina, procedió a abrazar a su novia.- Eres un pésimo cocinero.- Le dijo mientras cruzaba sus brazos por su cuello.
---Pero soy un buen amante.- Susurró el en su oído.- Creo que se compensa.
En el momento que Candy iba a responder el móvil de Terrence empezó a sonar y ambos voltearon a verlo.
---Te llaman.- Susurró Candy mientras lo liberaba de su abrazo.
---No voy a tomar la llamada.- Terry volvió a colocar sus brazos en su cuello y juntando sus labios a los de ella la guio poco a poco a la pequeña sala, se sentó en el mullido sillón y la hizo colocarse encima de él para así poder besarla a su antojo.
Paso sus labios por su cuello, deteniéndose para aspirar su aroma.
---Me encanta como hueles en la mañana.- Dejó suaves besos en la zona logrando que ella se estremeciera ante las sensaciones. – A vainilla. - Volvió a oler profundamente.- Con caramelo.
---A ti te gusta mi olor a toda hora del día. - Le dijo mientras intentaba alejarse de él.- Me haces cosquillas, Terry.
---Quiero comerte todita.- El castaño mordió el fino cuello de manera juguetona logrando que corrientes eléctricas invadieran la parte baja de Candy.
---Terry para. - Suplicó algo desesperada.- Por favor.
Pero nuevamente el sonido del celular los interrumpió logrando esta vez que el castaño apretara los labios fastidiado.
---Dame un minuto. - Dejándola a un lado se puso de pie y caminó hasta donde se hallaba el aparato. - Voy a apagar esta cosa para que nadie nos moleste.
---¿Pero si es importante?.- Terry miró a la rubia con cara no creer lo que ella hablaba.- Bueno…- Intentó corregirse al darse cuenta de lo que había preguntado.- Digo, puede ser uno de tus amigos que necesite quien maneje el auto mientras robe un banco o tal vez tenga una pelea de bandas y necesite refuerzos.
Terry blanqueo los ojos al escucharla hablar disparates y dejando a un lado el móvil ya apagado volvió con ella.
---Candy deja de decir tonterías.- La beso en la frente y la acurruco en sus brazos.- Estaremos juntos todo el fin de semana, sin interrupciones, solo los dos.
---Ok
---Bien.
Después de vestirse, ambos tomaron una pequeña bolsa de viaje y subiendo al auto de Terry se marcharon con rumbo a la playa.
Terry observó como Candy tarareaba las canciones de la radio mientras el feliz manejaba con tan solo escuchándola, observó la ridícula camisa barata que llevaba así como los pantaloncillos color beige que había escogido ponerse.
Nunca en su vida antes de conocerla hubiera imaginado ponerse ropa de tal calidad, a pesar de su origen oscuro y lleno de violencia había nacido en una cuna de oro, llena de comercio de droga, muertes, asesinatos y de vez en cuando trafico de armas y artes, pero cuna de oro al fin y al cabo.
Sus padres, en especial su madre Eleanor se habían preocupado por darle todo lo necesario y más. La mejor comida, ropa, juguetes, autos, educación …todo lo mejor que un hombre puede desear, pero al crecer también creció el abismo interno que lo volcaba a un cuestionamiento de su realidad.
La primera vez que su padre lo llevo a enfrentar su origen oscuro fue a los doce años, observó desde un asiento a su lado como el poder de la mafia siciliana era capaz de aniquilar a toda una familia sin dejar rastro de su existencia.
Aun después de años, podía observar en sus sueños el rostro de los niños que llorosos clamaban por sus padres muertos de manera violenta. A partir de esa experiencia su vida se torno oscura, tuvo que aprender a manejar un arma y todas las demás que su familia adquiría para vender a las organizaciones newyorquinas que aparecieron en las calles.
A los catorce empezó a asistir a reuniones con su padre y los narcos de Latinoamérica, el negocio cada vez se volvía mas prospero y su padre mas viejo. Los guardaespaldas se convirtieron en sus hombres y a los dieciséis se le cedieron grandes empresas que tuvo que manejar solo, que tal como se le había enseñado a base de violencia y muerte.
Lo que nunca olvidara y hasta el día de hoy le eriza la piel, es su primer asesinato.
Gian Lucca Modigliani, empresario italiano multimillonario en un intento estúpido de querer engañar a los sicilianos, se robó más 4. 500 millones de dólares en diamantes negros, provocando con esto la ira irracional de Doménico quien delego la tarea de hacerlo pagar nada más y nada menos que a su hijo Terrence.
Es así como después de una fiesta la joven hija de Gian Lucca era subida a un auto y retenida por tres días en una casa alejada de la ciudad, las llamadas y mensajes que se enviaron solo fueron meras distracciones y después de tres días un cuerpo era sacado de las frías aguas del East River.
Terry aún recuerda las lágrimas de la joven y los ruegos que inundaban su boca, el miedo había convertido a esa joven señorita en un pobre ser sin orgullo que era capaz de besar sus pies y arrastrarse con tal de poder vivir un solo día más, pero de nada sirvió ya que una bala en la cabeza acabo con toda esperanza que tenia de regresar con los suyos.
---Tienes que voltear en la siguiente entrada.- La voz de Candy calmo su corazón agitado y asintiendo obedeció sus órdenes.
Ella se había convertido en la paz que su mente y cuerpo necesitaba, los malos sueños se alejaban cuando estaba a su lado y la ira descontrolada que muchas veces lo invadía se apagaba con solo su presencia.
Era bueno ver que él también podía ser como todas las demás personas, normal, sencillo y capaz de llevar una vida común.
---Paremos en esta tienda para comprar lo que falta.- Dijo mientras ingresaba al estacionamiento del lugar.
---Perfecto. - Dijo Candy mientras se quitaba el cinturón. - Quiero una soda helada.
---Compra condones. - Le soltó con una sonrisa traviesa.- Muchos.
---Gracioso.- Candy le lanzó su gorra.- Hazlo tú mismo.
Terry cerró la puerta del auto y asegurándolo la siguió hacia el interior del lugar, la vio tomar la canastilla roja y llenarla de varios productos que según ella eran necesarios.
Recorrió con la vista el lugar como de costumbre, intentando ver algo anormal y cuando se percató que todo estaba tranquilo se alejó de ella para buscar lo que él creía faltaba en la canasta de su chica.
Tomó dos paquetes de cerveza y los llevó hasta la caja registradora donde ya se hallaba Candy, sonrió al ver que ahí estaba lo que buscaba y tomando una caja mediana también lo puso en su canasta.
---¡Terry!.- La cara de Candy se puso roja y aquello le fascino demasiado. – ¿Es necesario todo eso?.- Susurró lo mas despacio que pudo a su lado.
--Si.- Y desviando la mirada a la que atendía le entregó un billete de cien dólares. – Quédate con el vuelto.
La joven que lo miraba embobada solo asintió mientras metía todo en una bolsa de plástico.
Después de subir a su auto y manejar por al menos veinte minutos más, ambos se hospedaron en una pequeña casa frente al mar, la vista era hermosa y Terry estaba seguro que a Candy le gustaría. Apenas abrieron la puerta, la rubia dejó todo regado en su ingresó y mientras Terry lo recogía para poder ubicarlo en su respectivo lugar, ella inspeccionaba emocionada cada espacio.
---¿Estas seguro que nuestro deposito pudo pagar este lugar? .- Le dijo mientras abría la puerta de la habitación y sus ojos se abrían ante la vista.- Oh genial, se ve el mar.
---Claro.- Le respondió Terry desde la cocina americana.
Era lógico que estaba mintiendo, no era tan estúpida para pensar que aquello costaría el dinero que ella le había dado para arrendarlo.
“En realidad debe tener mucho dinero”
Pensó mientras caminaba hasta la piscina del patio trasero.
“No se si eso sea bueno o malo para nosotros”
Dijo con una mueca en el rostro mientras se agachaba para tocar el agua.
---¿Esta caliente? .- Su voz lo hizo verlo y aquello le provoco un calor ya conocido.
---Si.
---¿Quieres meterte?.- La sonrisa que le brindo la emociono mucho y poniéndose de pie caminó hasta el para poder verlo a la cara.
---Eres muy hermoso.- Soltó mientras tocaba con suavidad su rostro. – Y gentil.
---Eso debería decirte yo a ti. – Terry hablo con una dulce risa mientras envolvía su cintura. - ¿Te meterás en la piscina? .- Beso la punta de su nariz.
---No.- Susurro ella apenas para él.
---¿Qué harás entonces?
---Inauguraremos la cama y aprovecharemos tu compra de hace rato.
La sonrisa de Terry se hizo grande y tomándola del trasero la levantó para llevarla adentro.
Candy de alguna manera no ignora que el peligro y muerte campea al lado de ellos, pero ¿quien es Candy, cual es su historia,? Ella percibe que hay algo muy oscuro pero no cuestiona, tácitamente acepta"lo qué sea", cierra los ojos?! .... CADA VEZ MÁS INQUIETANTE.... GRACIAS GIANNY 
