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¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER.

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ladylore
Jennyellizu
astareth
7 participantes

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astareth

astareth
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony



Hola, lamento haberme retrasado con las publicaciones de la historia, pero aqui seguimos armando relajo en esta fiesta, nos estamos leyendo.


CAPITULO ANTERIOR(INTROSPECCION)



[img]¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. Portad42[/img]


CAPÍTULO 7

SUEÑOS LÚCIDOS

La vida da duros golpes y Eleonor había recibido un muy fuerte a su corta edad, al sepelio solo asistieron sus amigos más cercanos, me partió el alma verla tan rota, tan vulnerable, tenía miedo de que no pudiera afrontar el duelo y tomara una decisión errónea, pero me equivoqué. Después de una semana de luto, ella volvió al grupo teatral para representar a la primavera, siempre sorprendiéndome como solo ella podía hacerlo. Todo parecía marchar bien hasta ese día, en que una carta me recordó ¿quién era yo?

- Richard, han pasado casi dos meses desde que llegamos – Jeremy estaba preocupado – mi padre me ha pedido volver, de hecho, envió el boleto de regreso – parecía lamentarse.

- Me alegro de no tener ese problema – Thomas parecía mofarse de Jeremy – quita esa cara de amargado Richard – mi amigo
palmeó mi hombro.

- No pienso regresar – dije determinante y aventé la carta sobre la mesa de centro, “¿Qué?”, dijeron unisonó mis amigos.

- ¡No puedes hacer eso! – Jeremy me reprochó – mejor dicho, no pueden hacerme eso, Robert no volverá, Thomas no tiene
interés en volver conmigo y ahora tú.

- ¿Qué es eso que te impide volver a Inglaterra? – Thomas no dudó en preguntar, yo solo negué con la cabeza – ¡es una mujer! – casi gritó muy seguro, lo volteé a ver de golpe.

- Claro que no – traté de sonar convincente – solo que no siento la necesidad de regresar todavía – busqué la peor de las excusas.

- ¡Si, es una mujer! – volvió a repetir mi amigo.

- Déjense de tonterías – fuimos interrumpidos por Robert – ninguno quiere regresar porque no quieren enfrentar a sus padres – afirmó, y en parte tenía razón, nadie quería estar frente a frente con Lord Harvey cuando se le dijera que su hijo Robert ahora se convertiría en un famoso actor de Broadway, de solo imaginar la escena me dieron escalofríos – mi padre ya sabe de mí decisión de no volver – nos confesó, todos pusimos cara de sorpresa, no estábamos al tanto de ello – le he enviado una carta hace unas semanas – la congoja se dibujó en el rostro de Robert, fue muy obvia la respuesta que seguramente recibió – me advirtió que de no regresar, me desheredaría – añadió. Yo sabía que a mí amigo eso no le importaba, el no cambiaría de opinión, ojalá yo tuviera su valor, sus agallas para enfrentarme con mi padre – no pienso volver nunca – la pesadez se escuchó en sus palabras. Después de lo que nos acababa de decir Robert, Thomas dejó de insistir en el tema de mí decisión de permanecer más tiempo en los Estados Unidos. Para este punto habíamos alquilado una lujosa casa en la quinta avenida, era domingo por la tarde y mi amigo Thomas había salido a dar un paseo con una chica que conoció en una de las reuniones a las que asistía, me gustaría poder dar esos paseos con Eleonor, pero últimamente se la vive en el teatro, entre ensayos y funciones, como hoy que me dijo que no podríamos vernos, además solo éramos amigos ¿cómo iba yo a quejarme de su trabajo?, en el fondo sabía bien que lo estaba haciendo para mitigar el dolor que tenía tras la pérdida de su abuela, me sentí miserable al pensar que siquiera mi compañía le servía de alivio. Me tumbé en la cama, decepcionado, “Te amo tanto”, fue el primer pensamiento que se me vino en cuanto cerré los ojos y lo primero que apareció en la mente fue su divino rostro.

- Joven Grandchester – la voz de la empleada me llamó, pero yo la ignoré – el joven Hathaway lo espera en la terraza – añadió.

- ¿Y ahora qué quiere? – mascullé y di la vuelta sobre la cama para quedar de espaldas, no me sentía de humor para escuchar a nadie, volví a cerrar los ojos tratando de olvidarme por un momento de todo y de esta maldita obligación que tenía solo por ser un Grandchester.

- ¡Richard!, abre – escuché la voz de Robert después de unos minutos.


- ¡Déjame dormir! – respondí con voz rasposa.

- Es importante – sentí que contuvo su tono de voz para no gritar, me levanté y fui a abrirle.

- ¿Qué quieres?, no ves que estoy… – no me dejo terminar de hablar, en cuanto le abrí entró a la habitación empujándome en su prisa.

- Ponle seguro a la puerta – me ordenó, su expresión me preocupó.

- ¿Qué sucede? – cuestioné en cuanto hice lo que me pidió.

- ¡Ven, siéntate! – me ordenó que saliéramos a la pequeña terraza que había en el balcón, guardó silencio hasta que tomé asiento en la silla de hierro forjado que había delante de la suya – creo que tengo el pretexto perfecto para retrasar tu viaje a Inglaterra – volteé a verlo de golpe – el único problema es lo de Eleonor – soltó de golpe, su tono de voz me preocupó.

- ¿Le paso algo? – cuestioné angustiado, miles de tormentosos pensamientos pasaron por mí cabeza.

- ¡No! – negó, su respuesta no me tranquilizó en absoluto.

- ¿Entonces? – me estaba desesperando con sus medias repuestas.

- ¿No te dijo que el grupo teatral comenzará una gira mañana muy temprano? – me hizo saber, no regresaran hasta dentro de mes y medio. Sentí que el corazón se me estrujó, ella se marchaba a una gira y a mí me exigían regresar a Inglaterra, que cruel es el destino. Pero me pareció más cruel que ella me ocultase algo tan importante, “¿por qué no me lo mencionó?” – ¿Acaso no lo sabías? – el rostro de mí amigo denotaba incredulidad. Tomé mi saco y sin decir una sola palabra salí de la habitación, escuché la voz de Robert repetir mi nombre varias veces no me detuve a su llamado, en cuanto puse un pie en la calle aceleré mi paso, el distrito de teatros no estaba muy lejos así que tardaría pocos minutos en llegar, estaba seguro de que alcanzaría a llegar al teatro antes de que terminara la función. Me detuve en seco una pareja que venía detrás de mí casi chocó conmigo, alcancé a escuchar las palabras “tenga cuidado”, quise disculparme, pero mi mente se encontraba en otro lugar, con otra persona, di la vuelta y regresé por donde había venido, “Eleonor no quería que supiera que se iba de gira”, me mordí el labio, retrocedí lo sucedido con Robert y recordé las últimas palabras que alcancé a escuchar de sus labios, “hoy no hubo función”, ¿lo escuché o lo imaginé?, traté de responderme, si era verdad que mañana partían y no había función entonces seguramente ella estaría en… Tuve que detener un coche de caballos para que me llevara hasta la casa de Eleonor, ella seguía viviendo donde su abuela, para mí ese tiempo fue eterno, entre más anhelaba verla y escucharla, más lejano sentía ese momento, lo primero que hice después de pagar el viaje fue entrar al edificio y subir las escaleras lo más rápido que podía, desde que su abuela murió yo no visitaba a Eleonor en su casa, no era algo propio, no quería que hubiera rumores sobre su honorabilidad, pero esta ocasión fue distinta, no me importó ser visto por algún otro inquilino, sentía que ella me debía una explicación, me había mentido ¿por qué lo hizo?, en cuanto llegué a la azotea me dirigí a la vivienda de ella, el arrebol del cielo pintó las nubes que avanzaban con lentitud. Tomé aire y golpeé la puerta dos ocasiones.

- Trudy me alegro que llegaras… – Eleonor arrastró las palabras al verme – ¡Richard! – la sorpresa llenó su voz – ¿Qué haces aquí? – desvió la mirada, ella salió y cerró la puerta para quedarnos afuera, como si algo ocultara.

- Tenía ganas de verte así que quise darte una sorpresa y fui a buscarte al teatro – expliqué lo más sereno que podía estar, solo que era obvia mi molestia – pero me encontré con que no hubo función – enarqué una ceja interrogante.

- La suspendieron – respondió rápidamente, me estaba mintiendo y yo estaba exasperado.

- ¡Sí!, mes y medio con funciones suspendidas, ¿no? – ella al fin volteó a verme.

- Richard yo… – guardó silencio, era obvio que estaba tratando de buscar las palabras correctas para excusarse – no es que no quisiera que te enteraras, pero siento que alejarme de ti es lo mejor – me dio la espalda.

- ¿Por qué? – apreté los labios.

- ¡Porque presiento que muy pronto te marcharás! – afirmó, el ambiente se tornó tenso entre nosotros, como si hubieran colocado una barrera de cristal – además, creo que este viaje me servirá para mitigar el dolor que siento por la ausencia de mí abuela.

- No has pensado en mí – fue lo primero que se me vino a la mente, ¿para qué iba yo a quedarme en un lugar donde ella no estuviera?

- No veo porque tenga en pensar en ti, cuando la única persona por la que me tengo que preocupar es por mí – su respuesta fue tajante, y por más doloroso que fuera también era muy cierta, Eleonor tenía que pensar ahora en ella. Que templé y determinación tenía esta chica, admiraba eso de ella, pero por más que la idolatrara su actitud no dejaba de carcomerme el alma
– fue un gusto haberte conocido, Richard – comenzó a despedirse y a mí no me salían las palabras de la boca.

- ¿Cómo sabes que me marchare? – en ese momento entendí que ella ya sospechaba de mí muy posible retorno a Europa.

- Tú deberías de ser abogado de profesión – su respuesta me sorprendió – haces muchas preguntas – se quedó pensativa – es una pena que ninguna sea la que yo quiero escuchar… – mientras hablaba fue bajando el volumen de su voz al grado que apenas y alcancé a escuchar lo último que dijo.

- ¡Adiós Richard! – dio la vuelta, abrió la puerta para adentrarse a su hogar.

- ¡Eleonor! – sujeté su mano con la mía, ella me miró con sus profundos ojos aguamarina, “Yo te amo, no puedo vivir sin ti… no quiero vivir sin ti”, eran las palabras que tenía atoradas en la garganta, me pedían a gritos salir de mis labios, pero siendo yo como era no me atreví a pronunciarlas – ten un buen viaje – desvié la mirada – y deseo de corazón que triunfes como actriz – sentía los labios secos, al igual que mi garganta.

- Gracias, ten un feliz retorno a Inglaterra – susurró, mientras se soltaba de mí mano, la miré por el rabillo del ojo, por un breve instante creí que ver una tormenta caer en el mar de sus ojos al tiempo que su hermoso rostro era bañado por los rayos rojizos del cielo. No puedo borrar esa imagen de mis pensamientos, por un instante creí ver lágrimas en sus ojos, pero todo pasó tan rápido cuando menos me di cuenta ella desapareció de mi vista, me volví a casa con las manos vacías y con el corazón a medías, ya que una parte de mí se quedaba a su lado, acompañándola en ese viaje que haría. Para cuando ella regresara yo ya estaría en tierras inglesas, cumpliendo con mis obligaciones como el hijo del duque Arnold Grandchester, y también estaría conociendo a la que en un par de años sería mi esposa, “no, no puedo con esto”, cubrí mi rostro con la palma de mí mano, no quería que nadie me viera así, ¡quebrado! Ya era muy de madrugada cuando escuché las campanadas del reloj que había al pie de las escaleras, “El grupo se va muy temprano, yo iré a despedir a Trudy, ellas llegarán un poco antes que los demás”, me había informado Robert en cuanto me vio entrar en mí habitación, escuché ruido en los pasillos.

- ¡Richard, Richard! – mi amigo me llamó en el tono más bajo que pudo – me voy a la estación – me hizo saber solo que yo no respondí, en el fondo creía que esto era lo mejor, para mí, para Eleonor, mi padre jamás la aceptaría en la familia solo por el simple hecho de ser una actriz huérfana sin ningún apellido tan antiguo como el mío. “¿Por qué tuve que nacer en esa maldita cuna” ?, yo que me sentía tan orgullo de ser un Grandchester en ese momento odié mi estirpe, odié mi sangre. No, quien no era digno de tenerla, era yo, yo que le he mentido sobre mí familia, mis origines, mi posición social. “¡Richard, me prometiste cuidarla!”, me sobresalté al escuchar esa voz, me incorporé y a tientas encendí la luz, pasé la vista por toda la habitación, estaba solo, completamente solo, mi corazón se agitó.

- ¡Esa era la voz de Edith! – susurré nervioso, en ese momento recordé la promesa que había hecho, “Ella te ama”, a mis pensamientos volvieron esas palabras. Tal vez era verdad, ¿quién mejor para conocer los sentimientos de Eleonor que su abuela? Me levanté, me vestí aprisa y sin pensarlo dos veces, salí corriendo de la casa aún no amanecía tal vez tenía tiempo de llegar a la estación del tren, en el trayecto encontré a un buen hombre que me hizo el favor de llevarme. El lugar se miraba vacío, desesperado comencé a buscar con la mirada, la luz de la estación se difuminaba por la densa bruma que nos rodeaba, a la distancia vi la silueta de una pareja, estaba seguro de que eran Roberth y su novia Trudy - ¡Robert! – le hablé en cuanto me acerqué a donde se encontraban.

- Richard ¿qué haces aquí? – estaba sorprendido.

- ¿Eleonor, dónde está? – fue lo único que dije, no quería perder más tiempo, el me señaló con la mirada, caminé entre la neblina que apenas me dejaba ver, a unos metros de mí visualicé una fina silueta, era ella, traté de que mis pisadas no se escucharan tan fuertes, no quería asustarla, pero el sonido que hizo un pedazo vidrio debajo de la suela del zapato, me delató.

- ¿Trudy, ya te despediste de Robert? – preguntó, siguió dándome la espalda – debe sentirse hermoso que la persona que te ama venga a despedirse de ti, desearte los mejores deseos y un pronto regreso – suspiró, yo la dejé que siguiera hablando – es una pena que nadie venga a despedirse de mí – su voz se llenó de nostalgia, melancolía y al mismo tiempo de anhelos.

- ¡Yo vine a desearte un buen viaje! – susurré, Eleonor volteó de golpe, sus ojos se llenaron de sorpresa – y también a decirte que deseo tu pronto regreso – le sonreí, Eleonor dejó caer el beliz que tenía en la mano y corrió hacia donde yo estaba.

- ¡Richard! – se me echó en brazos, los cuales ya había abierto para recibirla, nos fundimos en un fuerte abrazo – ¿en verdad estas aquí? – parecía no creerlo, tomó mi rostro y me miró a los ojos, me di cuenta que lloraba – creí que nunca más te volvería a ver – la voz se le quebró.

- ¡Cómo no volver a ver a la chica que amo! – al fin me atreví a decir esas palabras, Eleonor me miró fijamente - ¡Te amo Eleonor! – le repetí – y tú ¿me amas? – le pregunté esperando que no me dijera que debería ser abogado.

- ¡Sí Richard, yo también te amo! – me confesó, en ese momento me sentí pleno ya que por primera vez en la vida sentía que estaba conociendo el verdadero significado de la felicidad y el amor, tomé a Eleonor entre mis brazos y acerqué mi rostro al de ella, ambos sincronizábamos perfectamente, nos miramos por algunos segundos hasta que finalmente puse mis labios sobre los suyos, ella rodeó mi cuello con sus finas manos y yo rodeé su fina espalda con las mías, y así en medio de una bruma matinal nos unimos en un largo y profundo beso de amor.


CONTINUARÁ…



A Azul pequeña, Evelyn Rivera Strubbe y a Jennyellizu les gusta esta publicaciòn

Jennyellizu

Jennyellizu
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Creo que esa fue la confirmación del amor entre Eleonore y Richard que hermoso!!! gracias por compartir tu talento 💞💞💞

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

que bello capitulo..

Azul pequeña

Azul pequeña
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Por fin Richard ya le confesó su amor ,.se separaran o que seguirá?

Evelyn Rivera Strubbe

Evelyn Rivera Strubbe
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Awww, Que hermoso capítulo. Donde continuarás esta historia? Bravissimo ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 836918 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 7... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 971718

Yuriko Yokinawa

Yuriko Yokinawa
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

ya se habían tardado en declararse su amor, insisto, EDITH fue una pieza clave en esta relación.

naghielly

naghielly
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Que intensidad, vaya capítulo, emociones a flor de piel, secretos guardados, miedo a confesar lo obvio y ser el más grande idiota por miedoso, vaya carrusel de emociones, me encantó

naghielly

naghielly
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Que intensidad, vaya capítulo, emociones a flor de piel, secretos guardados, miedo a confesar lo obvio y ser el más grande idiota por miedoso, vaya carrusel de emociones, me encantó

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