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PECOCITAS septimo aporte capitana Candida, Capitulo 4 de Nada es lo que Parece

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CANDIDA

CANDIDA
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Buenos días si lo leen en la mañana y si no holaaaaaa.
Les dejo el 4to capitulo de Nada es Lo que parece. Espero lo disfruten y gracias por leer. PECOCITAS septimo aporte capitana Candida, Capitulo 4 de Nada es lo que Parece 463717


Capitulo 4


3 años después


Las calles estaban oscuras.  Figuras deformes sobre la pared asomaban por los callejones. Éstas eran las únicas que atestiguaban la presencia de  personas, bandidos, ladrones, prostitutas y demás que se escondían esperando… unos a su presa y otras satisfaciendo los bajos placeres de algún cliente.
Adictos  se podían ver tirados en las aceras en  su escape de la realidad con ojos traslucidos empañados por el éxtasis de una dosis.

De la oscuridad una figura emergió cual Dios de las tinieblas, imponente ataviado con un oscuro traje de casimir. Sus días de joven débil habían acabado. Ahora  era un hombre imponente, atractivo, con unos ojos fríos que resultaban intimidantes para sus enemigos. Quizás su físico había adquirido nuevos matices pero su corazón aún continuaba igual de oscuro que en épocas pasadas. No le importaba el dolor ajeno, su facha de caballero era sólo eso, pura apariencia….

Una joven recorría las mismas sucias calles plagadas de toda clase de escorias. Se paró en una esquina  y el gallardo caballero pudo ver cómo ésta buscaba algo en su cartera. Él pensó qué haría una mujer como ella en unas calles tan oscuras y peligrosas. A lo mejor era una prostituta pero sus ropas decían otra cosa.

El sencillo vestido de pueblerina la delataba… una nueva inmigrante, a lo mejor estaba perdida, pero ese no era su problema. Lo que pasara con aquella joven no tenía nada que ver con él. Así que siguió su camino sin prestar atención a la extraña transeúnte.

Inmigrantes. Un día de estos estaremos   plagados de ellos y tendremos que cederles el país.- de pronto sintió pasos detrás de él, aceleró su andar y cambió de dirección. Los pasos aún seguían escuchándose. Volvió a cambiar de rumbo. Se adentró en uno de los callejones para esperar a los posibles asaltantes; él era un gran botín para unos hambrientos adictos. En la oscuridad del callejón pudo percibir que eran dos personas quienes lo  perseguían. Se colocó contra la pared en vista de que no encontró dónde esconderse y al entrar los atacantes  asestó el primer golpe. Un segundo puñetazo cortó el aire yendo directo a su estómago, logró aferrarse a uno de sus oponentes conectándole un fuerte cabezazo. El posible asaltante cayó al suelo y el brillo de un objeto   centelleó cual relámpago. Lo siguiente que escuchó fue el sonido de un disparo. Se desplomó en el suelo y sintió el caliente líquido manar por su hombro izquierdo.

                                Minutos antes…

Me parece que esta no es la esquina a la que debía llegar. Al parecer me he quedado   antes. El Club queda entre la avenida de la fama y...- mientras observaba su pequeño mapa y la dirección anotada en su libreta pudo ver como dos hombres seguían un caballero y este trataba de   perderlos. Después de pocos segundos escuchó los lamentos, quejidos y el sonido sordo de golpes estrellándose contra los cuerpos.

Una pelea- el brillo del arma llamó su atención y antes de poder pensarlo estaba parada en medio del callejón apuntando con su  glock 25.-¡Dejen a ese hombre en paz!-gritó.

Pero miren lo que tenemos aquí. Una linda palomita- el asaltante mostró sus amarillos dientes y la joven casi pudo sentir el hedor a tabaco de su aliento entremezclarse con el fétido aire del callejón

No se me acerque. Si da un paso más le juro que dispararé.-dijo temblando mientras empuñaba el arma.

El asaltante se aventuró a dar un paso más. La joven apuntó a un lado  del malhechor buscando pegar un tiro a la pared y  asustarle, cerró los ojos y soltó el gatillo. Cuando abrió los ojos el hombre estaba tirado  en el suelo con un disparo en la frente.
El que yacía en el suelo aún atontado por el fuerte cabezazo que le diera el misterioso caballero…. gritó asustado _ ¡ lo ha matado! por favor no me mate yo solo quería un poco de dinero para una dosis. -Ella vio como  este salía corriendo  despavorido.
Se apresuró hacia el caballero y pudo ver que aún permanecía con vida aunque había perdido mucha sangre.

Señor, despierte – dio varios toques en la cara de este  tratando de reanimarlo – Señor ¿me escucha? – no había tiempo para lamentaciones ya había matado a un ser humano y ahora no podía permitir que otro muriera – Por el amor de Dios despierte. Mire que seré condenada al infierno en vano si usted muere.


Su voz suave y profunda a la vez retumbó en aquel callejón y penetró hasta la ultima fibra de su ser. – Querida…Dios no existe y ya estas en el infierno –en   la oscuridad  ella pudo ver los hermosos ojos  exentos de bondad y la resplandeciente sonrisa torcida. El  color  lívido y la mueca de dolor no minorizaban  la belleza de su rostro. Un mechón de cabello tapaba su ojo  izquierdo y ella sintió la tentación de despejarlo, un relámpago cruzó el cielo   anunciando el inicio de una catástrofe, en medio de la claridad producida por el halo de luz ella pudo observar en su máximo esplendor aquellas facciones ya conocidas anteriormente por ella.

Es él…- se dijo llevando una mano hasta su boca, no podía ser posible

El encanto duró muy poco al escuchar la pedante voz del hombre de sus sueños
¿Se va a quedar mirándome como una idiota o me va a ayudar a pararme de aquí?

¡Oh, Dios! pero usted sí que es grosero...- turbada por las emociones vividas, el asesinato, reencontrarse con el hombre que le dio su primer beso,   se atrevió a reclamarle- Acabo de salvarle la vida y mire cómo me habla.

Yo no le pedí ayuda. Si usted así lo hubiera deseado podría   hacerse de la vista gorda y seguir su camino. Nadie le pidió velas en  este entierro.
La chica lo miraba con   ojos atónitos por lo desconsiderado de aquel hombre. Cualquiera que lo viera pensaría que es un caballero, ella lo llegó a pensar en innumerables ocasiones,   él  también le demostró serlo aquella noche inolvidable.

Hágase a un lado para ponerme en pie.

Majadero – cruzó sus brazos y se quedó observando los infructuosos intentos por ponerse en pie de su buena obra de la noche. – acabo de darme cuenta de que  usted no puede ponerse en pie. – dijo triunfante.

¡Aleluya! descubrió América señorita. – respondió él con voz sardónica.

¿Usted es siempre tan majadero?

No, hoy estoy en uno de mis mejores días – le dijo aquel con una sonrisa burlesca  Como puede ver me la estoy pasando de maravilla. Me han apuñalado y ahora mismo estoy hablando con una idiota.

 Recordó como había pasado tanto  tiempo pensando en aquel mínimo toque en su piel, el tierno beso, como se desvivía por volverlo a ver , él era una obsesión, asaltaba noche tras noche cada uno de sus sueños…  y ella para él ¿qué había sido?, ¿una posible conquista?  Quizás, aun no la reconocía, en defensa de aquel hombre debía reconocer que en ese instante estaba  difícil  para él  reconocerla, llevaba un vestido viejo, el pelo rizado, nada de maquillaje para colmo   él estaba herido. A pesar de esta reflexión…de su boca salió un reclamo - Usted es el hombre más indeseable de la faz de la tierra.

Mis amantes dicen lo contrario – dijo muy autosuficiente. – si quiere le puedo mostrar algunas de mis cualidades. Aunque pensándolo bien, mejor no. Si usted anda por estos predios sin lugar a dudas significa una sola cosa, por tanto puede estar infectada con quien sabe qué.

¿Y se puede saber qué cosa es lo que soy según usted?- preguntó con dientes apretados sospechando la respuesta de su ángel oscuro.

¿Todavía lo pregunta, querida? Una ramera, una paria, prostituta, hay muchas formas de llamarle.

¡Yo no soy ninguna ramera!  ¿Acaso mis ropas dicen que lo soy?

No, sus ropas no demuestran a lo que se dedica, – dijo analizando la indumentaria de la joven. El sencillo peinado recogido en la nuca en una cola, nada de maquillaje y un viejo vestido de algodón en color gris con pequeñas florecillas azules estampadas. Sin lugar a dudas una mujer poco deseable por no decir espantosa

Sus ropajes parecen más de una santurrona,  pero muchas  prostitutas se visten como usted. Hay hombres a los que les gusta que las rameras simulen ser castas y puras colegialas.  Ahora que la observo bien, usted no tiene facha de colegiala, mas bien parece una solterona o una novicia. Bueno en fin hay hombres a los que también les gusta eso, quizás tenga éxito.

¡Ya está bueno! – se puso en pie y tomó su bolso – póngase en pie como pueda. La policía debe estar al llegar.

Si me deja aquí tirado diré a la policía que usted fue quien disparó, daré su  descripción, soy un hombre con muchas influencias en esta ciudad, no tardaran en dar con usted.

No podía permitirse  dar declaraciones, acababa de matar a un hombre, deportarla, sería lo más fácil para todos. La cárcel era su único destino. -Lo odio. – dijo con renovadas fuerzas y ojos llameantes.

No es la primera – señaló con descaro – puede anotarse en una larga lista.

Ella agarró con fuerza su bolso de estilo étnico   y pasó el brazo del herido por encima de sus  hombros. Era un hombre grande y fuerte. Daba gracias al cielo el haber sido criada en medio  de campos de cultivos, arando, cargando grandes cajas   llenas de  productos extraídos de la tierra. Aun así le era difícil mantener el equilibrio.

Usted debe ayudarme en esto. Guárdese sus insultos y use esa energía para caminar. - Él pensó en lanzar otro comentario mordaz pero prefirió callar, ella tenía razón. Muy pocas personas habían hecho tanto por él. Trató de caminar pero sus pies estaban pesados y el dolor en su hombro era insoportable. Todo le daba vueltas sintió la sangre deslizarse por todo su brazo para llegar al final de su mano y  caer en gotas  hasta el suelo.

Señorita ¿usted podría realizar algún torniquete y apretar la herida? me estoy desangrando. Me siento un poco mareado. – dijo casi sin aliento

¡Oh Dios!  Es cierto.- su descuido podía costarle la vida a aquel hombre.

Ella lo colocó contra una pared, no podía darse el lujo de ponerlo en el suelo, dudaba mucho de poder levantarlo por segunda ocasión.  Abrió  su cartera sacando de  adentro un pañuelo de colores vivos, vendó el hombro con fuerza.

Ahora vamos  señor.   – Mirando hacia ambos lados se dio cuenta de que no sabía hacia donde iban, se detuvo en seco y le preguntó – ¿hacia dónde vamos? Tengo que llevarlo a un hospital.

Con una nota de preocupación en su voz él habló-No, a un hospital no. Harán preguntas y usted podría terminar presa.- ¿que me pasa con esta joven?,  el olor de su piel es tan parecido  al de ella, pero esta chica no es tan bonita  y su pelo es rizo. El de ella tenía  pequeñas ondas.

¡Oh Dios! ¡Presa yo! – el miedo no le permitió percibir la nota de preocupación por parte de él.

Deje de llamar tanto a su Dios.- habló casi sin aliento- Él nunca ha venido en mi auxilio.

¿Y cómo le llama  usted a que yo estuviera en este preciso  lugar para defenderlo?- le refutó, aun estaban apoyados contra la pared del sucio callejón.

Hacia mucho que había dejado de creer en Dios, su niñez fue espantosa, durante años suplicó al altísimo para que acabara con el hambre, pero cada día era mas difícil conseguir alimentos, luego pedía por una familia que nunca llegó hasta que al final le pidió  acabar con su existencia lo cual tampoco pasó y un día dejó de orar, dejó de suplicar, un día olvidó que existía un Dios y las cosas comenzaron a mejorar…

Si iba a permanecer en el mundo   lo haría bajo sus propios medios, a su manera, la compasión, el amor y la humildad, eran sentimientos que su corazón no podía albergar no en el mundo que le dio la espalda. - Tenía la situación manejada – apuntó él

Sí, cómo no. Tan manejada que mire cómo lo dejaron.- ambos comenzaron a caminar, debían salir de aquel oscuro lugar, nuevos atacantes podían aparecer, estaban en los mas bajo de California, la joven se preguntaba qué haría un hombre como él en un lugar como ese, un barrio olvidado de la mano de Dios.

Si esos hombres….  hubieran querido matarme  estoy seguro de que habrían apuñalado   mi corazón y no   mi hombro.

Entonces ¿por qué otra razón ellos lo atacarían?- dijo con dificultad  era un hombre muy grande, el peso era demasiado y apenas podía mantener aire en sus pulmones.

Quizás era alguna venganza.- dijo él

pe…pe. Pero uno de ellos dijo que quería una dosis. – en qué me he metido?. Posiblemente es un narco,  pensó,  me he enamorado de un delincuente, ¿acaso lo habré idealizado?

¿Usted le creyó? – dijo casi inaudible. Todo giraba a su alrededor, a duras penas podía llevarle el paso a la joven dama. Un mareo era inminente.

Pupupues sí – respondió ella con inocencia.

Si ese hubiera sido  su único objetivo me habrían robado y ya. Además estaban en muy buen estado físico, bien alimentados y muy bien vestidos. Los adictos de esta zona no son de ese tipo.  Esos eran matones a sueldo.

¿Matones? – La voz le salió en apenas un susurro - ¡Estoy perdida! – Pensó - ¿Hacia dónde vamos?– volvió ella a preguntar, mas por cambiar de tema, por alejar de su mente la maraña de dudas que se estaban tejiendo sobre su caballero oscuro.

Trate de sacar mi celular de la chaqueta. Está colocado en el bolsillo izquierdo.

La mano femenina colocada alrededor de la cintura del hombre  palpó con un poco de temor  el lado izquierdo de la chaqueta y no encontró nada. Pero sí percibió la fuerte musculatura colocada bajo las ropas, esos músculos eran iguales a los  de los héroes descritos  en  las novelas que le gustaba leer.

Con una posición un tanto incomoda con su mano derecha agarrando el brazo derecho de él que pasaba a través de sus hombros y su mano izquierda alrededor de la cintura de él, palpó de nuevo e inclinó hacia delante la cabeza. El   aliento de él le producía  corrientes eléctricas por toda su nuca y espalda; no soportaría mucho tiempo tenerlo tan cerca. - No hay nada.

¿En serio? Entonces paremos un momento y toque en el bolsillo delantero del lado izquierdo de mi pantalón.

¿Como dice? – sus ojos se abrieron como platos.

¡Siempre coloco el celular del lado izquierdo!- aclaró – sino está en la chaqueta entonces está en mi pantalón.

No me refería a eso – dijo casi en un susurro- me refería  a entrar la mano en sus  pantalones.

¿Usted me va a decir que nunca ha entrado las manos en los bolsillos de un hombre?- ahí estaba de nuevo esa sonrisa de lado, medio burlona, medio sensual, pero completamente encantadora. La misma sonrisa que atesoró durante  tres años, hasta este reencuentro.

¡Fíjese que no! Para su información no he colocado mis manos dentro de los bolsillos de pantalones masculinos. – trató de hablar con dignidad pero era difícil en una situación tan absurda como esa.

¡Qué lastima!  De lo que se ha perdido.

Usted es el ser….- antes de que ella terminara la frase él habló.

Sí... ya  sé…- le interrumpió exasperado-   más indeseable de la faz de la tierra. Ahora meta la mano en el bolsillo izquierdo y busque el maldito celular.- habló con voz autoritaria que no daba cabida a peros.

Buscando la vía mas rápida de escapar a aquella situación tan bochornosa para ella le dijo - ¿¡Y porqué no lo hace usted!?

Porque me siento tan débil que si usted me suelta de seguro me desmayaré y será imposible para un ratón de biblioteca como usted poner en pie a un hombre de mi envergadura.

Sus razones me parecen aceptables. En ese caso entraré mi mano en el bolsillo izquierdo de su  pantalón  – la situación ya estaba pasando de castaño claro a castaño oscuro. En un día, no mejor dicho en una noche su vida había cambiado rotundamente. Primero estaba el haber matado a un ser humano y por muy delincuente que fuera seguía siendo un ser humano “su semejante”.

“No matarás”, quinto mandamiento, tantos esfuerzos para nada y ahora estoy  infringiendo el noveno mandamiento*  ¡Dios mío perdóname!.  Pensaba

¿Qué tanto murmura? – Preguntó molesto- termine de sacar el aparato.
 La mano se deslizó dentro del bolsillo para encontrarse con…

Nada absolutamente nada, entonces ¿por qué las mujeres mayores le decían que no hurgarán en los bolsillos masculinos? No es que ella no conociera la anatomía masculina. Había visto películas, leído libros, en fin estábamos en pleno siglo XXI. Pero  había algo más, de eso estaba segura.   Ese  sentimiento y la perenne certeza de que ella siempre sería alguien insignificante incapaz de inspirar otra cosa que   lástima en el sexo opuesto. Aunque pensándolo mejor cuando se transformó  en aquella mujer misteriosa las cosas fueron diferentes. Los hombres se desvivían por  Misteriuos Girl , ella despertaba la pasión, el deseo pero  como Dulce no era más que una simple inmigrante…
“maldita sea”- Para colmo ahora maldecía.

Noveno mandamiento “no codiciarás…” .



Mi bolsillo no es  tan profundo – le susurró al oído, produciéndole descargas eléctricas por todo su cuerpo- ¿Aún no encuentra lo que busca?

No. Aun no lo encontraba .Derrotada sacó la mano y con voz apenas audible le dijo que el celular no estaba.
Él llegó a la conclusión que debió caerse mientras se defendía en el callejón.
Ahora  ¿qué hacemos?- preguntó la misteriosa joven que le salvó la vida.

Présteme su celular para llamar a mi asistente.

Lo siento pero no uso celular.- Él la miró desconcertado

¿Cómo es posible que en pleno apogeo de la tecnología, usted no tenga   un celular?

Es un aparato molesto, – mentira no podía darse el lujo de tener uno.

¿A qué se dedica? – preguntó él con dificultad, casi a punto de desmayarse. Debía mantener su mente ocupada para no perder el conocimiento, hablar con  su  joven inmigrante era lo único que le quedaba.

No  podía decirle que su pasión era el canto y que ella escribía pero cuando lo hacia era para componer canciones.   Quizás si le decía que cantaba tal vez él la reconocería, no en que estaba pensando, ella no andaría dando pistas para ver si él recordaba algo, si fue algo importante para él, cosa que dudaba hasta el momento, su deber era recordarla a como diera lugar, debió ver mas allá del antifaz y de las lentejuelas, ahora la que deliraba era ella. -A nada, pero me gusta escribir.  

Ohhhh entonces no me equivoqué al catalogarla como un ratón de biblioteca. – la miró,   ella se debatía en responder,  vio el delicado perfil de ella, en medio del sopor y el mareo, debía reconocer que su salvadora no era una piltrafa, tenía un hermoso rostro, una pequeña nariz respingada, sus pómulos sonrosados le daban la apariencia de un querubín y esos grandes ojos con pestañas  oscuras en contraste con el pelo dorado. Quizás rondaba los  21 años tal vez o posiblemente fuera mayor, pero ese velo de inocencia que la rodeaba como un halo de luz le daba una apariencia de niña indefensa. ¿Acaso sería él capaz de defenderla algún día?, al parecer la pérdida de sangre lo estaba afectando, ¿en qué estaba pensando?

Ella percibió la mirada penetrante de él y no dudó en preguntar -¿Por qué usted se empeña en ser tan odioso? – él no le respondió y ella tampoco  esperó respuesta, continuó hablando cosas sin sentido buscando la manera de distraerlo. Debía   dejarlo sano y salvo y proseguir con su camino, él fue una bonita experiencia, idealizó a quien no conocía, porque fue amable y tierno una noche.  Ella seguiría su camino y jamás volverían a verse. Llegaron hasta la calle y ambos detuvieron su andar -Tomaré un taxi y lo llevaré a su destino. – ella detuvo un taxi, el chofer le  abrió la puerta mientras  ella ayudaba a su buena obra de la noche a subir al automóvil. El chofer no se inmutó por la sangre que manaba del hombro  masculino, escenas como esa y peores las veía a diario. -Dígame hacia dónde nos dirigimos.

Llévame  Al  Club “Media noche”- dijo él

¡Cómo piensa ir a un Club en sus condiciones! ¿Se está volviendo loco?- le dijo mirándole de arriba abajo y palpó con su mano la frente de su ángel oscuro buscando indicios de algún cuadro de fiebre.- debemos ir a un hospital.

- No voy a divertirme. Yo soy el dueño de ese Club -dijo él  con voz entrecortada, casi perdiendo el conocimiento.

- Al club “Media Noche”-  dijo- Para allá me dirijo yo… pero él ya estaba inconsciente  y no pudo responder.  

Por  primera vez en toda la noche ella quiso que él le respondiera.

Continuará….


Capitulo1

https://www.elainecandy.com/t21560-pecocitas-cuarto-aporte-capitana-candida-terryfic-nada-es-lo-que-parece#348476
Capitulo 2
https://www.elainecandy.com/t21602-pecocitas-quinto-aporte-capitana-candida-2do-capitulo-del-terryfic-nada-es-lo-que-parece#349086



Capitulo 3
https://www.elainecandy.com/t21604-pecocitas-sexto-aporte-capitana-candida-capitulo-3-del-terryfic-nada-es-lo-que-parece#349114

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

o no... tan cerca pero tan lejos.... como puede ser posible que el caballero oscuro nunca haya visto a dulce sin antifaz si es el dueño
me encanta. espero el proximo

Weiss

Weiss
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony


Mil perdones por no poder seguir la historia Candida,
el tiempo no corrió a mi favor, y voy desnivelada totalmente.

Pero pasaré a saludarte y aplaudirte en los capítulos.

Un abrazo!

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