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Las Divinas Místicas concluyen sus historias, continúa Psique con el Cap X de Amor Propio

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Adry Grandchester

Adry Grandchester
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Las Divinas Místicas concluyen sus historias, continúa Psique con el Cap X de Amor Propio  Portad16

Portada elaborada por la Divina Mist/Byul Hye



Amor Propio
Capítulo X Traición



Stear había evitado ver a su tía abuela, sabía que lo tardaría y necesitaba hablar con su hermano, estaban los preparativos para la fiesta de compromiso ya tan avanzados, que dudaba se pudiera cancelar esa celebración. El joven de mirada dulce entendía el amor que Archie sentía por Candy, él mismo lo sintió antes de conocer a Patty, quien poco a poco fue ganando su corazón. Los tres primos quedaron cautivados desde que a temprana edad conocieran a esa chiquilla rubia fuera de lo común, pero ninguno de los dos hermanos había sido el afortunado elegido, él lo asimiló conformándose con ser su amigo siempre su amigo.

Antes de llegar a la habitación de su hermano buscó a Patty para conocer que le había dicho Annie, pero no la encontró, así que decidido se encaminó hacía la planta alta, donde se encontraban todas las recámaras, al pasar por la de Candy iba a tocar, no obstante, se detuvo al escuchar las voces de las chicas, quería saber, pero el tiempo transcurría, así que siguió su camino.

En el interior de la habitación Candy había salido al balcón observaba como la luna cubierta por las nubes le daba a la noche un halo de misterio que contrastaba con la ligera briza que removía sus risos. Necesitaba respirar había sido un día difícil, más aún el ver a Terry removió todo su ser ¡Si tan solo hubiera sido él! Se lamentaba mientras dejaba salir un hondo suspiro que le recordaba que otro era su prometido. Patty que seguía sin entender, tanta confusión, se sentía entre la espada y la pared, por una parte, ambas chicas eran sus amigas, por otra, no sabía a quién darle la razón.

Se acercó al balcón, al igual que la rubia se dedicó a contemplar la noche aspirando el aire para continuar hablando con su amiga. —Candy ¿Estás segura de que no sientes nada por Archie? —Cuestionó sin voltear a verla, las palabras de Annie aún daban vueltas en su cabeza, era evidente el dolor de la morena, la certeza con la que describía la traición de ambos que, las consecuencias de una simple borrachera no daban paso a una solución que permitiera recobrar la amistad de sus amigas, las tres eran tan unidas desde que se conocieron en Londres que resultaba difícil pensar en no estar juntas de nuevo.

Sentía que Candy como siempre se había dejado llevar por las circunstancias, la ofuscación, la vergüenza que no midió hasta donde la llevarían sus decisiones. Annie por su parte, tampoco dio la oportunidad para que se le explicara todo, estaba tan despechada que en lo único que pensaba era en vengarse, aunque con ello acabara con la unidad de su grupo de amigos.

— ¿No sé cómo me preguntas eso Patty? De sobra sabes como todos que sigo amando a Terry. Por Archie siento un enorme cariño, mismo que se ha fortalecido con el paso de los años, desde que éramos unos chiquillos. Él junto con Stear y Anthony me rodearon de aceptación, cariño, cuidados, me hicieron sentir que mí orfandad no me hacía diferente, jamás me han dejado sola, aun cuando no había sido adoptada. Con ellos he convivido tantas cosas que sería imposible que los dejara de querer, pero el amor, ese sólo lo he vivido con… ¡Ya sabes! —Respondió la joven, que no dejaba de ver al firmamento.

— Sé que es difícil creerlo, que las circunstancias me acusan, pero… —¡Basta Candy! — ¿Te das cuenta de que nadie te acusa? ¿Qué eres tú la que se siente culpable? Te dejaste arrastrar sin buscar ayuda, permitiste que todo avanzara hasta ahora, has sido cobarde —Decía la chica de lentes mirando fijamente a su amiga — ¡Si, cobarde! Porque sabes perfectamente que, si hubieras hablado con alguno de nosotros, te hubiésemos ayudado. Siempre me pregunté por qué dejaste a Terry a otra mujer, puedo entender tu bondad y no sé mucho de su ruptura, nunca contaste nada, pero era obvio que sufrías, que nunca imaginaste que sucedería eso cuando hiciste ese viaje a Nueva York, todas tus ilusiones estaban ahí, cuando regresaste destrozada, tampoco pediste ayuda —Continuaba la joven.

— ¡Tú misma has permitido todo esto Candy! Delegaste en Archie algo que debiste hacer tú, al tiempo que no te opusiste a casarte con él y ahora todo se ha venido encima como una bola de nieve que dejaste crecer. Sé, más bien, puedo entender cómo te sientes, pero la verdad si hubieras pedido ayuda no estarías en estas condiciones, más aún alejada de tu mejor amiga, comprometida con un hombre que no amas. ¿Dime hasta cuándo Candy? ¿Hasta cuándo dejarás que los demás decidan por ti?

—Dices que amas a Terry, entonces ¿Cómo pretendes casarte con alguien más? Me temo que tal vez la relación con Annie tarde mucho en sanar, pero ella debe entender que no eres una traidora. ¡Candy! ¡Habla con Albert! Él seguramente tendrá una mejor solución que este compromiso absurdo, creo que tanto Stear como yo y muchos pensamos que es lo mejor —Decía la chica de gafas con el ceño fruncido por la tibieza de su amiga.

— ¡Candy! ¡Recuerda que fuiste tú, quien me enseñó a ser valiente! A dejar mis miedos de lado para ser la persona que soy ahora, creeme esté compromiso los hará infelices a los dos, por otra parte ¿No crees que Archie merece una mujer que lo ame con la misma intensidad que él es capaz de amar? Annie tal vez no haya sido esa mujer, pero por lo que me dices tú tampoco ¡Piénsalo! Todavía estas a tiempo —Concluía la joven tomando las manos de la rubia que sorprendida por las palabras de Patty se daba cuenta de la madurez que había adquirido desde que dejaran el colegio. Ahora era una mujer que sabía lo que quería.

—¡Ohh Patty! Me da gusto ver lo decidida que eres, gracias por escucharme. Tengo que pensar muy bien lo que haré, es necesario hablar con Archie para que ambos hagamos lo correcto. Me preocupa que vea a Terry —Comentó la rubia —Por cierto ¿Cómo es que Terry está aquí?¡Si esos dos se encuentran no sé qué pasará! —Reparó la chica de anteojos.

—Sí, está hospedado en una de las cabañas de la mansión me dijo que Albert lo había invitado. De hecho, fue Albert, quien me invitó a cenar antes de la fiesta en la cabaña, cuando entré todo estaba preparado para una cena romántica, incluso pensé que Archie estaba invitado, pero no estaba ninguno de los dos. Cuando iba de salida su voz me detuvo… — ¡Cielos! ¿Y qué pasó? ¿Qué sentiste? ¡Ohh Candy! Su historia siempre ha sido tan emocionante —Expresó la castaña juntando sus dos manos en su pecho y entornando los ojos — ¡Más a mi favor! Si él vino es porque se enteró de tu compromiso ¡Todavía te ama! Ha dejado a Susana, lo hizo por ti. Es por eso que tienes que detener todo esto —Continuaba la chica.

— No es tan fácil Patty a pesar de que platicamos amenamente durante la cena ¡Todo se complicó cuando le pregunté por Susana! —Respondió la pecosa —Él evadiendo mí pregunta me cuestionó si amaba o no a Archie. Yo molesta porque no me había contestado, respondí que era obvio e intenté salir de ahí, ¿Cómo pasaron las cosas? No sé, cuando me di cuenta ambos estábamos discutiendo, reclamándonos por cosas del pasado, de nuestra ruptura, hasta que él ya enojado me insultó aludiendo a que yo tenía amores ilícitos con mi prometido y que pronto no podría ocultar el resultado de ellos, quise golpearlo, pero terminamos besándonos, en fin, al calor de la discusión, nos dijimos muchas cosas, pero lo más importante es que si él me cree capaz de eso, entonces no me conoce —Terminó la ojiverde con una mirada que mezclaba dolor, tristeza y enojo.

—Bueno Candy, creo que eso es lo de menos, aquí lo importante es saber ¿Cómo es que él piensa eso? ¿En qué se basa? —Argumentó la chica de lentes. Candy se quedó pensativa, era verdad, no había reparado en ello ¿Qué le hacía a Terry decir eso? —Decía para sí. —Tienes razón Patty, no se me ocurrió antes. Tengo que preguntarle, pero ya es tarde, tal vez por la mañana pueda hacerlo. — ¡No sé lo que decidirás!, pero deberías pensar muy bien en lo que hemos hablado, siempre la forma más fácil de salir de situaciones así, es hablar con la verdad. Ahora te dejo, ya es tarde y no sé, si me ha buscado Stear. Descansa Candy, recuerda que cuentas conmigo decidas lo que decidas —Dijo la castaña abrazando a su amiga para después dirigirse a la puerta. Candy la dejo salir con una sonrisa, tenía mucho qué pensar, pero sobre todo actuar, aunque todavía no sabía cómo.

Patrry iba en busca de Stear, pero antes quiso pasar a cambiarse la ropa, por algo más cómodo, estaba agotada, fue cuando escuchó la voz elevada de la tía abuela, no era normal que la señora hablara así, al voltear observó que su puerta estaba abierta, Elisa estaba con ella tratando de calmarla. Ella sabía que nada que viniera de esa chica era bueno, intentó acercarse, pero la pelirroja al verla cerró la puerta y evitar que entrara. La chica de lentes subió los hombros en señal de resignación y sin darle demasiada importancia entró en su habitación.
— ¡No puede ser cierto esto que me dices Elisa! ¿Cómo pudo esa chica manchar el nombre de los Ardlay? ¿Estás segura? ¡Dios santo! ¡Se debe realizar el matrimonio lo antes posible! ¡No seremos la comidilla social! ¡William tiene que saberlo! —Increpaba la anciana ya sentada con el pañuelo de Elisa limpiándose el sudor. La malvada chica por su parte fingía aflicción por la mujer mayor diciendo — ¡Cálmese tía, alterarse le hará mal! Si se lo dije es porque es necesario tomar medidas y nadie mejor que usted para librarnos del escándalo —

—Pero ¿Cómo te enteraste? —Cuestionó la tía abuela —Eso es lo de menos tía, aquí lo importante es que esos dos tienen que casarse lo más pronto posible —Alegó Elisa sin más. — ¡Tienes razón! Mañana a primera hora hablaré con William ¡Esto es inaudito! —Proseguía la mujer mayor —Pero ¿Qué se puede esperar de una huérfana? Aunque Annie también lo es, mostró mayor educación, pudor y dignidad al terminar la relación con Archie, pero ahora descanse tía, cualquier cosa que necesite me llama estaré pendiente —Remató Elisa fingiendo pesar para después salir de la habitación.

— ¿Dónde se habrá metido Neal? ¿Qué habrá querido decirme? —Decía para sí la chica, ya que momentos antes había abordado a Elisa cuando se diría a la habitación de la tía abuela, negándose a escucharlo. Ahora lo buscaría para ver si era importante aquello que no le había contado.

Era tan curioso que toda la mansión Ardlay estuviera en vela, parecía que nadie dormiría esa noche. En ese mismo piso, pero en la recámara de Archie, éste hablaba con su hermano mayor, le había contado todo, sentado en el borde de su cama con los brazos apoyados en sus rodillas, y su frente descansando entre sus manos, se sentía imposibilitado para hacer o decir más, no encontraba el modo de justificar ante Stear toda la pasión que le inspiraba Candy, todo ese amor que desde siempre había sentido por ella y que con el paso de los años al convertirse en hombre sus sentimientos también contenían deseo, si deseo que todas las noches lo sucumbían hasta enardecer sus sentidos, mismo que estaba plasmado tal cual en su diario.

Stear no sabía qué decir, le dolía su hermano tanto tiempo atrapado en una relación con Annie, que no lo hacía feliz, sin la posibilidad de conocer a alguien más ¿Qué había pasado con él? Sabía de la nobleza de su alma, de su caballerosidad, situación que le impidió terminar con la pelinegra, pero nunca se hubiera imaginado que haría una cosa así. Ahora entendía todo, así como también entendía la necedad de Archie por continuar con el compromiso sin importarle que su prometida no sintiera lo mismo que él.

Se levantó después de haber estado sentado en el sofá escuchando el relato de su hermano, abrió la ventana se aflojó la corbata y le dijo —Archie Tú sabes que Candy no te ama, ¿verdad? Que si te ha seguido el juego es porque siente que no tiene alternativa ¿Cierto? El chico de los ojos color avellana no se inmutó ante las palabras del inventor, siguió en la misma posición. — ¡Dime Archie! ¿Estás consciente de eso? Por favor responde, sólo quiero ayudarte. No tienes idea como me duele verte así, eres mi sangre ¡Compréndelo!

Archie levantó la cara para mirar a su hermano, quién se había volteado a verlo — ¡No! ¡No lo creo así! Si Candy aceptó casarse conmigo es porque me ama me lo dijo mientras bailábamos, dijo que estaba esperando una nueva oportunidad para confesármelo, entiéndelo Stear ¡Esperaba una nueva oportunidad para decirme que me ama! —Decía el joven, que ya se había levantado para estar frente a su hermano.

El inventor respiró hondo y refutó — ¿Y Terry? ¿Estás seguro que ella ya no lo ama? ¿Qué pasaría si él aparece? —Cuestionó mirando la reacción del más joven. Archie se acercó fieramente a él para tomarlo de la chaqueta y decirle — ¡No! ¡Él se decidió por otra! Entiendes, Candy ya lo olvidó, no era más que un aristócrata engreído que jugó con las ilusiones de ella. No tendría ningún derecho a querer acercarse de nuevo —Concluyó soltando a su hermano, que tampoco se había inmutado, esperaba una reacción así de parte de su hermano, era visceral cuando se trataba del Terence Grandchester.

—¡Por favor, Archie! No, intentes disfrazar la verdad, tienes que razonar, entender que este compromiso no te dará la felicidad ¡Cálmate! Hablemos serenamente para saber qué haremos. Porque hasta ahora lo más delicado es lo que hará Annie con tú diario. —Comentó el chico de gafas. — ¡Santo dios, Stear! Nunca me imaginé que ella, que siempre había sido tan dulce hiciera algo así. Durante toda la relación sufrí sus constantes ataques de celos, no podía librarse de ellos, a pesar de llevar una relación de hermana con Candy, nunca dejó de tenerlos —Respondió él caminando de un lado a otro de la habitación, su semblante estaba desencajado, ojeroso, al borde de un colapso nervioso, sus hermosos ojos color avellana mostraban lo atormentada que estaba su alma en los últimos días.

— ¿Sabes Stear? Siendo honesto, creo que esperaba una situación así para librarme de ella, al principio quería arreglar todo, evitar estos malos entendidos, explicarle lo que en realidad había pasado, pero cuando hablé con ella, no encontré a la chica dulce, encontré a la verdadera Annie convertida en un monstruo de celos. Ese mismo que me impidió acercarme más a ella para tratar de amarla. Yo estuve con ella siempre atendiendo a la petición de Candy, pero Annie no lo hizo fácil, estúpidamente creí que con el tiempo mis sentimientos por ella cambiarían, pero no, al contrario, terminé harto de sus imposiciones, de su terquedad por hacerme amarla. Te confieso que de alguna manera me sentí liberado —Explicaba Archie

—Después todo fue fácil, su negativa de hablar, tanto conmigo, como con Candy, la forma de insultarla, la posibilidad que en su despecho utilizara lo que vio para desprestigiarla, lo vi como la oportunidad que siempre había esperado, ¡Estar en la libertad de acercarme de otra forma y libremente a ella! ¡Si hermano! Para demostrarle a través de mis atenciones todo lo que mi alma ha alojado por ella durante todos estos años. Tal vez no sea tan fácil, pero con paciencia y amor, estoy seguro de que ella terminará por sentir lo mismo que yo. Aunque estará dolida por la forma en que sucedieron las cosas, así como por su distanciamiento de Annie, el tiempo hará su trabajo y nos dará la oportunidad de ser felices —Exclamaba el joven con la ilusión pintada en su rostro.

—Te entiendo Archie ¡Lo juro! Pero ¿Qué pasará si Annie le muestra tú diario? O peor aún ¿Si lo hace público? Pensará que te aprovechaste de las circunstancias, que no era por lo que vio Annie, sino por todo lo que escribiste en el diario —Cuestionó Stear —¡No! Si todo lo hice fue precisamente para proteger su reputación, ella no puede pensar eso de mí, sabe que la amo —Refutó Archie con la voz ahogada por la preocupación.

—No sé hermano, creo que debes hablar con ella, para evitar que piense, precisamente eso. Por qué no hablas con Albert, él tal vez pueda vislumbrar otra salida a este embrollo ¡Piénsalo! Tienes lo que resta de la noche, creo que con nuestra plática puedes tomar la mejor decisión, ahora te dejo para que pienses bien lo que harás, estaré en mi habitación por si me necesitas —Concluyó el inventor, quien, al salir de la recámara, se sintió mal por no haberle dicho a su hermano que Terry estaba en la mansión y que ya se había entrevistado con Candy, era urgente hablar con Patty para intercambiar versiones y poder ayudar.

En tanto Terry caminaba junto con Albert rumbo a la cabaña, cuanto éste último le dijo —Adelántate por favor, olvidé que George me espera en el despacho, sólo le doy algunas indicaciones y estoy contigo. El actor asintió siguiendo su camino pensando en la propuesta de Annie, quien momentos antes lo había buscado.

— ¿Tú? ¿Qué haces aquí? Pensé que después de lo mal que te pusiste no querrías hablar del tema o saber de nadie de los Ardlay —Preguntó el actor mirando fijamente a la morena, que lo esperaba en su auto. Cuando él se acercó, ella bajó para caminar en su dirección.

— ¡Vamos Terry! Tú y yo no tenemos ningún problema, nuestra problemática se sitúa en la traición de la que fuimos objeto —Comentó la joven, quien no mostraba más su dulce mirada, más bien ahora parecía hechizada por la cólera, los celos y el deseo de vengarse. —Traición ¿Dices? Te recuerdo que Candy y yo habíamos terminado ¡Yo no sufrí de ninguna traición! Pero no puedo decir lo mismo de ti ¡Tú sí que debes sentirte altamente traicionada! Es por eso que actúas con despecho o ¿No? —Respondió el castaño mirando a la chica con aire despreocupado.

— ¡Por favor! ¿Me dirás que tu no sientes celos? Si eres el mismo que conocí, rebelde e indomable no podrás decir que no, de lo contrario no estarías aquí a un día del compromiso de tu amada Candy ¿Niégalo? —Reparó la morena con tono de suficiencia —Es por eso que vine a buscarte, al ser tú y yo los más perjudicados tal vez podríamos hacer algo para evitar este compromiso —Prosiguió, si bien Candy no estaba contigo, siempre mostró ser inocente, incapaz de un acto indecoroso o innoble, es ahí donde todos los que la conocemos no damos crédito, pero al leer el diario de Archibald toda esa imagen se cayó, ahora sé que alguien que es capaz de inspirar esas bajas pasiones es porque ha dado motivo —Explicó la chica acercando el diario al inglés — ¡Entérate por ti mismo! Ya que sólo te quedaste con dos hojitas que no dicen más de lo que escondían esos dos, desde el colegio.

Al decir esto último el actor volteo a verla, ¿Qué había escuchado bien? ¿Desde el colegio? Sin decir nada tomó el diario que estaba separado por una hoja doblada y comenzó a leer mientras sentía como su cuerpo comenzaba a temblar, sintiendo una fuerte punzada en el pecho, era cierto esas narraciones tenían la fecha de los tiempos en el colegio. ¡Cielos, Candy! No puedo creer que tu… Decía para sus adentros cerrando intempestivamente el cuaderno para entregárselo a Annie para preguntar sin mirarla — ¿Qué quieres lograr con esto? ¿Qué le rompa la cara a tu ex novio? Con voz melosa la chica contestó — ¡De ninguna manera! Si algo le he aprendido a mi madre es a no hacer las cosas sin pensar, así que tengo un plan, si tú quieres puedes participar en él, claro si no es así, por lo menos puedes ayudarme, Terry.

— ¡Deja de darle vueltas al asunto y habla claro de una vez por todas! Siempre me han gustado las cosas directas —Respondió el actor, que luchaba por mantener un semblante austero de cualquier emoción, de antemano sabía que no traicionaría a Candy, pero lo que si era verdad era que los celos lo estaban consumiendo.

— ¡Quiero que mañana hagamos público el diario en la fiesta de compromiso de esos dos! —Dijo sin mayor preámbulo la pelinegra — ¡Estás loca si crees que yo podría en entredicho la reputación de Candy ¿Por quién me has tomado? ¡Ese tipo de cosas sólo las hacen personas sin escrúpulos como los ligan ¿Por qué no recurres a ellos y me dejas en paz? Te equivocaste conmigo Annie, yo si amo a Candy de tal forma que quiero verla feliz, no importa con quién sólo quiero que sea muy feliz —Increpó el inglés dando media vuelta para marcharse.

— ¡Esta bien! Si no quieres lo hago yo, sólo se mi acompañante durante la fiesta, creo que eso si lo puedes hacer, sabes que eso será algo que te permitirá ver la reacción de ella, al verte conmigo sabrá que tú estás enterado de todo, lo demás déjalo de mi cuenta. —Respondió la chica con una sonrisa fingida. — ¡No te estas equivocando de nuevo Annie, ¿Qué parte no entiendes que no se pondrá en riesgo la reputación de Candy? Tampoco te permitiré hacer eso —la interrumpió el actor —Es mejor que te des por vencida, no te dejaré hacer nada de eso —Finalizó

— ¡Terry por favor! Gritó Annie, ayúdame no puedo sola con esto ¡Esta bien! será como tú digas, pero apoyame, necesito sacar todo esto que me está quemando por dentro, como mujer, amiga, novia, me siento despreciada, no puedo con las imágenes en mi cabeza, no puedo dormir, mi mundo se acabó ¿Lo puedes entender? Sólo acudamos a la fiesta juntos, quiero que por lo menos ellos se den cuenta de que sabemos to que hicieron ¡Por favor! Hazlo por el amor y orgullo herido de los dos.

El joven pensaba en eso, ya en la cabaña tampoco paraba de visualizar las imágenes de lo que había leído en el diario, sacó las dos hojas que traía todavía consigo y volvió a leerlas, no daba crédito, tampoco sabía si le contaría a Albert sobre eso. Se fue a su recámara, necesitaba un cigarro, al igual que los demás sabría que no podría dormir, puso el cigarrillo entre sus labios, buscaba el encendedor ¡Demonios! Aventaba todo, no podía controlar la revolución de dudas que Annie se había encargado de iniciar.

Continuará…


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