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TARDE PERO SEGURA, AQUI VENGO CON EL FINAL DEL FIC...ESPERO LO DISFRUTEN... LA FIRMITA QUE VIENE AQUI ES PARA QUIENES LA QUIERAN, SOLO DEBEN DEJAR UN COMENTARIO DE QUE LES PARECIO LA HISTORIA Y ANOTARSE... COMO LLEGUE TARDE PUEDEN PEDIRLA DURANTE TODO MAYO Y SE LAS HARE LLEGAR VIA INBOX.
CAPITULO 5
Despues de tan amena convivencia y ante el asombro de Neal de la resolución tomada, todos lanzaron los platos y los vasos al aire sacando de pronto sus sombrillas para ver la lluvia de los mismos mientras reian y cantaban. Definitivamente todos estaban locos ahí.
Eliza, Patty y Annie hicieron una rueda y comenzaron a danzar gritando al unisono…
“La cabeza de Candy caera y nosotras vamos a bailar pues la reina ya no existirá y los chicos nos van a adorar”…
Si, definitivamente todo eso era una locura. Habia algo de lo cual Neal no estaba seguro. Podia entender que todos los ahí presentes amaban a Candy, o de alguna manera la habian amado, incluyéndolo a el, las chicas, era obvio que la odiaban a pesar de que eran sus amigas, pero si asi era entonces donde estaba el tio Albert? En eso estaba pensando cuando Stear, desde lo alto de un árbol grito.
- Ahí vienen!!!
Esa sola frase hizo que todos intentaran correr a todos lados, Neal no supo que hacer, veía como se topaban unos con otros intentando huir, y de pronto un grupo de chiquillos que el reconocia se acercaron con resorteras, lazos, palos y piedras a atacarlos.
- Corre Neal, corre, esos chiquillos son las cartas bajo la manga que tiene Candy para defenderla, han de haber escuchado nuestra platica.
- Son solo niños. No les tendrán miedo?
- No son solo niños, son huérfanos, huérfanos del hogar de Ponny y vienen liderados por las monjas.
- Neal miro nuevamente y vio como una carreta llegaba con un par de mujeres rezando al parecer mientras los chicos del hogar gritaban. “por la jefa, para la jefa, por siempre la jefa”.
Neal no supo que hacer y mientras todos habian huido el se quedo ahí atonito esperando a ver que otra cosa loca pasaba. Desde el árbol la voz de Stear se escucho nuevamente.
- Eres nuestra esperanza Neal, tu puedes derrotarla… tu puedes salvarnos.
Cuando Neal volteo solo vio una sonrisa escondida entre las hojas y despues nada, para entonces estaba rodeado, atado y prácticamente amordazado.
- Llevemoslo a la Reina del hogar.
- Siiii, vamos!!!
Lo subieron a la carreta, ahí se sentía pequeño, lo único que pensaba era que volveria a verla, despues de todo lo que habia pasado por su causa la volveria a ver y seguro ella se reiría de el nuevamente. No supo si sentir coraje o vergüenza. Cuando llegaron al hogar Candy salio envuelta en su vestido rojo y un gran moño coronando su cabeza, a su lado Albert seguía su paso, atrás, un hermoso jardín de rosas blancas eran pintadas de rojo por el Sr. Whitman, mientras que del otro lado unas flores rojas eran pintadas de blanco, eso no tenia sentido.
Lo bajaron entre todos los niños, Jimmy a la cabeza con una pistola en mano de madera le apuntaba y lo hacia caminar hasta donde estaba Candy.
- Candy, mira lo que te hemos traido.
- Ah, vaya, pero si aquí tenemos… no era el ultimo de mi colección?
Colección? Habia dicho coleccion? –Se pregunto Neal al verla indiferente mientras que Albert se agachaba y le decía algo al oído.
- Ah, si, cierto… ya lo recuerdo, pero dime Neal, que haces aquí? Haz venido por tu corazon acaso?
Neal la miro y quiso decir algo pero la mordaza no lo dejaba.
- Que callado te haz vuelto, pero mira, tu corazon no puedo dártelo, sabes… podría jugártelo en un juego de lazo, o de agilidad o podríamos correr y subir al árbol a ver quien lo hace primero. No dices nada? Vaya, vaya, veo que no eres alguien fácil de convencer.
- Cortale la cabeza!!! –dijo una voz escondida entre los arbustos, lo que hizo que Candy volteara hacia ese sitio.
- Quien dijo eso?
- Nadie, nadie Candy… -contesto apresurado Albert.
- Si, nadie dijo eso. –se escucho otra voz desde el árbol.
- Ah, bueno, perfecto. Entonces, en que íbamos?
- Ay que cortarle la cabeza. –Una voz debajo de su gran falda roja se escuchaba ahora.
Neal podia reconocer las voces perfectamente, primero la de Archie, luego la de Stear y la ultima habia sido de Terry, solo que no podia decir palabra alguna pues aun estaba amordazado.
- A quien hay que cortarle la cabeza. –pregunto Candy presurosa.
- Oh, deben referirse a la rosas Candy. –contesto Albert nuevamente apresurado mientras veía a todos lados mientras los chicos del hogar corrian alrededor buscando algo.
- Ah, vaya. No lo se, he pensado últimamente en sembrar narcisos amarillos.
- Ya, ya, córtale la cabeza. –se alzo esta vez la voz de entre las rosas, esta vez la voz era claramente de Anthony.
De pronto sintio como alguien le cortaba las amarras y le entregaba una espada, lo raro era que nadie se habia dado cuenta y ahí estaba escuchando una serie de tonterías por todos lados, Candy decidiendo si cortaba las rosas y plantaba narcisos, Albert intentando convencerla que no habia otras voces, los chicos escondidos en varios lugares pidiéndole que le cortara la cabeza y el con la mordaza en la boca y una espada en la mano decidiendo que hacer.
Entonces paso algo que todos esperaban, Neal se levanto y miro fijamente a la descuidada Candy, parecía que todo estaba previsto para que pasara de esa manera, Eliza, Candy y Patty se asomaron desde las puertas del hogar de Ponny atentas, los chics asomaron sus cabezas desde los sitios donde se escondían, Albert le miraba mientras le hacia señas de que se acercara, los niños del hogar perseguían a un mapache montado en un perro mientras perseguían un zorrillo y como si fuera una señal un cartero con su silbato pasaba justo en ese momento en que Neal se decidia a correr hacia Candy con la espada en alto gritando…
- Lo hareeeeee!!!!!!!! Yo lo hareeeeeeeeee!!!!!!!!
Y en eso, cuando el tiempo parecía detenerse Candy volteo y la espada llego hasta a ella… todos, absolutamente todos gritaron vitoreando a Neal, eran libres, todos eran libres, y fue cuando Neal abrió los ojos.
No, no era la cabeza de Candy la que habia cortado pero parecía haber tenido el mismo efecto, Candy lucia horrible, desarreglada, tan poca cosa que todos se tomaron de las manos rodeándola y burlándose de ella.
- Ya no eres nuestra reina, ya no eres nuestra reina!!! –Gritaban a coro.
Neal observo y en el piso pudo ver aquel enorme moño rojo que coronaba su cabeza, la chica de las coletas habia perdido al parecer lo mas preciado de su belleza, su corona.
Fue en ese instante que el se sintio liberado, habia sido capaz de enfrentar su miedo, a su enemigo, habia luchado contra el y habia triunfado. Una sonrisa de satisfacción se curvo en su rostro y por alguna razón sintio que aquel objeto en el suelo habia sido precisamente la cabeza de la chica de la cual una vez se habia enamorado. Nadie la habia enfrentado como el, nadie habia sido capaz y por eso todos estaban locos viviendo con la esperanza de que alguien mas luchara por ellos.
El sol salio cubriendo todo de violeta, el color fue apoderándose del paisaje, de las personas, de los detalles y de pronto se vio solo en aquel sitio pero se sentía tan pleno que si estaba muerto ya no le importaba, cerro los ojos un segundo y cuando los abrió se encontró en la brisa de una calida mañana en su rostro.
Su coche estaba hecho trizas en aquel árbol, el apenas tenia un golpe en la cabeza y parecía que todo habia sido un sueño, un sueño loco pero con un final feliz, bajo del auto, se estiro, sonrio y observo aquel paisaje que en nada se parecía a aquel en el que habia estado. Desde el árbol escucho una lejana voz que decía.
- Ahora somos libres.
Pudo reconocer la voz de Stear e imagino a todos los demás dándole las gracias. Regreso caminando a la casa, mirando a todos con su rostro altivo y su orgullo intacto. No era una historia que contaria pero el sabia mas que nadie que le habia cortado mas que una cabeza para poder obtener de vuelta su corazon…
FIN.
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