Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
En esta ocasión vengo con un minific dedicado a mi Terry hermoso
Espero les guste, un abrazo y gracias por leer.
Espero les guste, un abrazo y gracias por leer.
"Para Siempre"
El día ha llegado y siento mil mariposas revoloteando en mi vientre, apenas si reconozco a la elegante y sonrojada mujer que me mira desde el espejo, las manos me tiemblan y todo lo que quiero es que me abraces y tranquilices mis nervios con tu calidez y tu ternura.
Aún me parece estar soñando al verme así, he perdido la cuenta de las muchas veces en que deje que mi mente volara imaginado este día, he perdido la cuenta de las muchas noches en las que amparada por la oscuridad he susurrado tu nombre, he perdido la cuenta de las muchas veces en que he cerrado los ojos deseando que el viento que acariciaba mi rostro fueran tus labios dándome un beso, he perdido la cuenta del tiempo que te he añorado desde lejos.
Llaman a la puerta y me anuncian que ha llegado la hora interrumpiendo mis pensamientos, las mariposas se vuelven locas y se me corta la respiración cuando te veo ahí de pie frente al altar mirándome intensamente, no veo a nadie más que a ti, he dejado de escuchar la música, las mariposas han dejado de revolotear y todo lo que veo, todo lo que escucho y todo lo que siento es a ti, lentamente camino hasta ponerme delante de ti, me miras con tanta intensidad, con tanto amor, con tanta adoración, con tanto orgullo que no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas.
Durante la ceremonia no podemos dejar de mirarnos por lo que el sacerdote nos llama “al orden” algunas veces, diciéndonos que ya tendremos el resto de nuestras vidas para mirarnos y que prestemos atención a sus palabras consiguiendo que algunos de nuestros invitados se rían. Lo hemos intentado pero sin conseguirlo, simplemente no podemos dejar de mirarnos, no podemos dejar de tomarnos de la mano, no puedes evitar decirme al oído que me amas y yo no puedo evitar la luminosa sonrisa que se forma en mis labios antes de decirte que también te amo.
Me tiembla la mano cuando me la levantas para ponerme el anillo que llevare por el resto de mi vida como símbolo de nuestra alianza y noto con sorpresa que a ti le pasa igual cuando me toca el turno de hacer lo mismo….juntos escribimos nuestros votos y le pedimos al más que paciente sacerdote que nos permita decirlos al mismo tiempo
“Aún sin saberlo mi alma te anhelaba y mi corazón te aguardaba, un día nuestros caminos se encontraron y en el momento en que te vi supe que te conocía desde siempre, supe que Dios unió y entrelazó nuestros destinos y por eso sé que no es casualidad que nos hayamos conocido, no es casualidad que te ame como lo hago, no es casualidad que tu camino se cruzara con el mío. Estábamos destinados a conocernos, a ser cómplices aventureros, tú me conoces como nadie lo ha hecho y yo te conozco como nadie jamás podrá hacerlo, comprendes y amas cada faceta mía así como yo conozco y amo cada faceta tuya. Puedes confiar en mi amor y yo en el tuyo porque es real, real como tú y yo, real como el aire que respiramos, como el sol que calienta nuestras mañanas, como la luna que alumbra nuestras noches. Hoy hacemos este pacto uno con el otro: ser compañeros fieles, los mejores amigos, los únicos confidentes, guardare tu corazón siempre junto al mío así como tu guardarás el mío, atesorare tus sonrisas y enjugare tus lágrimas de la misma forma en que sé que harás conmigo , animare tus sueños y seré tu apoyo en tus luchas tal como tu animas mis sueños y me apoyas en mis luchas , celebrare tus logros y tú los míos, juntos caminaremos en esta nueva aventura mano a mano, lado a lado, juntos construiremos nuestro destino porque juntos somos invencibles.”
Soy tu mujer y tú mi marido, te miro y me falta el aliento…tomas mi rostro entre tus manos y tiemblo ante tu contacto, me sonríes y yo te sonrío en respuesta, tu rostro se hace borroso de repente y sé que es porque tengo los ojos llenos de lágrimas, tu aliento se junta el mío y estremeces mi mundo cuando susurras mi nombre
- Mía…
- Mío…
- Mi esposa…. – me dices y vuelvo a sonreír
- Mi esposo…. – te digo y tu suspiro me calienta los labios
-Mi preciosa…- dices dándome un beso en la frente - mi amada – susurras antes de darme otro en la mejilla – mía sólo mía… mi dulce y tierna pecosa…por fin eres mía – antes de que pueda pensar en algo para responderte tus labios sellan los míos. Envuelta en tus brazos escucho a lo lejos las felicitaciones de nuestros amigos y familiares, alguien nos abraza y otros se les unen, me parece sentir el suave perfume de tu madre rodeándome, intento separarme pero sólo logro que tu abrazo se intensifique y que tus labios vuelvan a devolverme a la bruma donde sólo tu aroma y tu tacto son mi ancla con el mundo.
- Mi Terry – digo suspirando cuando por fin dejas mis labios
- Siempre Candy…siempre…..
Han pasado casi cuatro años desde aquella fría noche de invierno en Nueva York, el tiempo no se detuvo, ya nos somos los mismos chiquillos del San Pablo, ya no somos los mismos jovencitos heridos y desesperados tras la tragedia en el teatro, hemos crecido, hemos madurado, ambos hemos cosechado triunfos y algunas decepciones en nuestras respectivas profesiones y aquí estamos hoy, luego de muchas lágrimas, de muchos errores, luego de muchas risas y de muchos sueños, nuestros amigos nos rodean al salir de la pequeña capilla de Lakewood que ha sido testigo de nuestra unión.
Esa sonrisa pícara que tanto conozco asoma a tus labios y antes de que pueda preguntarte a que se debe me tomas en brazos haciéndome dar un pequeño grito, la feliz carcajada que sueltas cuando me aferro a tu cuello llena mis oídos…Para mi sorpresa me subes a un precioso semental negro que un mozo lleva de las riendas, de un salto subes a mis espaldas y te lanzas a una carrera conmigo entre tus brazos, dejando atrás las expresiones y palabras de asombro de nuestros engalanados amigos….a nuestro veloz paso la gente del pueblo da silbidos y alguno que otro grita que se están robando una novia lo que nos hace reírnos como niños.
Tengo el corazón henchido de felicidad mientras me apoyo contra tu pecho y tú envuelves protectoramente mi cintura con uno de tus brazos, rápidamente dejamos atrás el pueblo y con destreza y sin detenerte atraviesas los campos que están cubiertos por las hojas que han empezado a colorearlos con los distintos tonos que trae el otoño, en Lakewood nos esperan para la celebrar nuestro enlace pero sólo tú y yo sabemos a dónde nos dirigimos, vamos hacia el Hogar de Pony donde con la ayuda de mis dos madres tendremos un pequeño desayuno con los niños y montón de regalos para todos ellos. A la tía abuela seguramente le dará un ataque de nervios por la demora pero ya tendremos tiempo para compartir con ellos durante el resto del día, tendría que entender que después de todo era el día de nuestra boda.
Terry detuvo el caballo frente al Hogar y me ayudo a bajar mientras los niños empezaban a salir dando gritos de alegría al vernos, las pequeñas manitas de las niñas acariciaron con reverencia mi vestido como temiendo arruinarlo y no me importo arrodillarme para abrazarlas a cada una de ellas mientras Terry dejaba que los niños le bombardearan con preguntas sobre el caballo y él les respondía a cada uno con suma paciencia y con una sonrisa enorme en el rostro.
La hermana Maria y la señorita Pony salen a poner en orden a los niños, los mandan dentro bajo la supervisión de Jimmy y de Tom que habían preferido no asistir a la ceremonia al igual que ellas…luego de unas cuantas lágrimas, muchos abrazos y besos de parte de mis adoradas madres nos dan un tiempo para poder ir hasta la colina antes de regresar para unirnos con ellos. Abrazada a mi guapo marido contemplo el hermoso valle de Illinois que fue testigo de mis primeros pasos, de mis risas y mis lágrimas, de mis despedidas y retornos… juntos recordamos nuestro tiempo en la segunda colina de Pony, me confiesas lo celoso que te sentías porque no dejaba de nombrar a Anthony y yo te cuento de lo confundida que me tenían los sentimientos que despertabas en mí. Con tu brazo rodeando mis hombros y el mío en tu cintura volvemos al hogar, las caritas felices de los niños son el mejor regalo que puedo recibir este día, entre el amor incondicional de mis madres y la felicidad genuina de los pequeños, Tú y yo tenemos el mejor desayuno de bodas del mundo.
- Para siempre pecosa...- susurras sobre mis labios
- Para siempre Terry - te digo feliz sellando tus labios con lo míos.
[/url]
