Hola chicas!!! He andado un poco ausente del Candymundo pero aquí estoy presente para defender a mi querido rubio precioso!!! Espero que les guste esta historia que la quiero dedicar con mucho cariño a mi hermano que esta próximo a cumplir dos años de haber partido...Creo que siempre lo extrañare.Un abrazo para todas!!!
Suspiro sin dejar de observar aquellos tonos naranjas y rojizos del atardecer, su corazón estaba agitado por la
veloz carrera que minutos antes emprendió montada en su corcel, respiro profundamente sin dejar de
admirar el cielo con aquellos nostálgicos colores, aún así amaba el atardecer. Cada tarde después de terminar
con sus labores diarias, subía a la colina para disfrutar de aquella obra maestra de la naturaleza; su vieja
colina era el único lugar en donde podía quitarse aquella mascara de indiferencia y frialdad. El único lugar
que le había visto llorar en silencio, adoraba la colina porque solo ella conocía los secretos que guardaba
celosamente en su corazón.
Descendió del caballo ágilmente, necesitaba sentir la hierba sobre sus pies desnudos, así que después de
quitarse las botas camino lentamente hasta el norme roble que adornaba aquel lugar, se detuvo unos pasos
antes de poder llegar y se quedo inmóvil sin dejar de mirar aquellas letras grabadas en aquel grueso tallo, el
paso de los años no había borrado aquella promesa, los recuerdos llegaron a su memoria sin que pudiera
evitarlo, paso sus dedos por aquellas iníciales y sonrió con melancolía ¿Qué habría sido de aquel chico que conoció años atrás?
**Flashback**
Estaba por obscurecer pero ella necesitaba un segundo más para recolectar las flores mas
hermosas,imaginaba el rostro sonriente de su madre cuando las viera,fue cuando escucho el trote de un
caballo acercarse a toda prisa
-¿Quién eres tú? Me has asustado-dijo dando un paso hacia atrás
-Hola pequeña… ¿Qué haces aquí? No deberías andar sola tan lejos de casa
-No soy ninguna pequeña, tengo ocho años-dijo levantando la barbilla con orgullo
El rio abiertamente, esa niña era fresca y agradable tanto que le hizo olvidar el porqué había salido huyendo
de la presencia de su familia, descendió del caballo y se acerco un poco más a ella, aquellos ojos esmeralda
lo dejaron hechizado, no pudo evitar pensar en su madre
-Bueno entonces quizá no eres tan joven-dijo con dulzura
-¿Y tú que eres? ¿Eres un Príncipe?-pregunto frunciendo el ceño
-¿Yo? ¿Un Príncipe?-soltó una carcajada-me temo que no pequeña
-Oh es que tu vestuario parece el de un Príncipe y tu hermoso caballo-suspiro
-Me temo que solo soy un chico-se encogió de hombros-en cuanto al vestuario se trata de un kilt escocés…
Hubo una celebración familiar y este es el traje tradicional
-Pues es un traje muy lindo-dijo sonriendo-Pero si estabas en una celebración ¿Cómo es que terminaste aquí?
-Es algo complicado-respondió pasando su mano por sus rubios cabellos...Por cierto mi nombre es Bert
-Soy Candy
-Eres muy linda Candy…Tu sonrisa es encantadora-dijo haciéndole un guiño
-Gracias-respondió sonriendo ampliamente-¿Sabes? siempre he deseado tallar ese enorme roble con mi nombre
-¿Qué te parece si tallamos nuestras iniciales?
-Eso sería fantástico, así seremos amigos por siempre
Sonrió mientras sacaba una pequeña navaja de su sporran, grabo las iniciales de C y A ante la mirada curiosa de Candy que veía aquello como queriendo encontrarle forma
-Me gustaría que lo enmarcaras en un corazón-sugirió con entusiasmo
-Por supuesto Princesa, sus deseos son ordenes
-Un corazón de amistad y así luce mucho más lindo
-Debo irme esta por obscurecer…tu deberías de hacer lo mismo
-Lo hare…-respondió mientras lo vio subir a su caballo-Espera…¿Volveré a verte?
No obtuvo respuesta solo escucho algunos gritos en la lejanía, quizá su familia lo estaba buscando, tomó la
canasta con las flores y se dispuso a marcharse. Se quedo observando hasta que su figura desapareció, no
podía borrar la sonrisa de su rostro, ese chico despertó en ella un sentimiento distinto, en silencio pidió por
volverlo a encontrar en su camino.
**Fin Flashback**
Paso los dedos por las iniciales soltando un suspiro ¿Cuándo volveré a verte mi Príncipe? Suspiro alejándose
del roble y dejándose caer sobre la hierba, el cielo lucia tan triste desde que sus tíos habían muerto, echaba
de menos a su prima Annie, a su mejor amigo Stear y sobre todo a Anthony. Solo él logro despertar un
cariño y una admiración inigualable en su corazón, era tierno, considerado y valiente, no podía creer que a
pesar de que tenía demasiados años sin verlo aun seguía enamorada de él como cuando era una adolescente,
él le dio su primer beso aquella tarde en el jardín del rancho de sus tíos, la abrazo con fuerza cuando estaba
tan triste por la muerte de sus padres, por suerte en tan solo unos días más podría verlo, estaba contando
las horas por reencontrarse con su primer amor.
-Hablando sola…ahora si te perdimos hermanita
-Tom-se puso de pie y corrió a los brazos de su hermano-No te sentí llegar
-Si lo sé-sonrió besando la frente de la chica-Sabia que te encontraría aquí
-Solo tú me conoces lo suficiente -respondió soltándose de su agarre-¿Ha sucedido algo?
-Se trata de Annie…
-¿Qué pasa con ella?-interrumpió-¿No te alegra que este de regreso?
-¿No te parece que han pasado demasiados años?-pregunto sentándose en la hierba
-Lo se han pasado seis años desde que decidió irse-respondió imitando a su hermano-pero ¿Qué es lo que te
preocupa?
-Que ya no sea la Annie que recordamos-dijo mirando hacia el cielo
-Tom ¿Aun sigues guardando sentimientos por ella?-pregunto
-Yo no lo sé Candy, éramos solo unos niños…
-No deberías preocuparte, se que Annie sigue siendo la misma chica dulce de la que te enamoraste
-Es raro Candy pero tengo una sensación extraña en el pecho
-Debe ser por la emoción de volver a verla ¿No lo crees?-dijo acercando su mano a la de Thomas
Siguieron juntos tomados de la mano admirando el hermoso cuadro que la naturaleza les estaba regalando,
Candy guardo silencio mientras escuchaba a su hermano hablar con entusiasmo, no dejaba de pensar en la
sensación de Tom ella también la había tenido horas antes, era como si un mal presentimiento se adueñara de
cada uno de sus pensamientos. Cerró los ojos tratando de calmar sus miedos ¿Qué sorpresas traería el
regreso de sus amigos a Lakewood?
Esa mañana lucia esplendorosa, la Villa Andley era un ir y venir de personal de servicio que preparaban todo
para la llegada de los jóvenes herederos de tan prestigiosa familia. El hombre daba indicaciones cuidando
hasta el mas mínimo detalle sabía lo que aquello significaba para la mujer que amaba con todas sus fuerzas,
sus hijos estarían nuevamente en la Villa, en días anteriores la había visto sonreír como años atrás no lo
hacía, echaba tanto de menos esa sonrisa. Sabía que Pauna y Anthony eran todo para ella así que por lógica
él también estaba lleno de júbilo. Una silueta delicada y elegante capturo su atención en la escalera, era ella
con aquella belleza que parecía eclipsar todo lo demás.
-George-lo llamo en forma de saludo
-Buenos días señora Brown-sonrió acercándose a ella
-Rose por favor, odio que le llames con formalismos-dijo con amabilidad
-Sabes que no puedo hacerlo, si Madame Elroy me escuchara –respondió
-Pues me niego a que me llames así, nos conocemos desde hace tanto tiempo-dijo sonriendo con afecto
-Eres una necia Rose-dijo para satisfacción de la mujer
-¡No puedo creer que mis hijos estén de regreso!-exclamo emocionada
-Me alegra que así sea-dijo brindándole una sonrisa
-Vicent ¿Ha llegado ya?-pregunto
-Lo siento su estadía en Chicago se alargo un poco mas-respondió bajando el rostro-William y él estarán a
tiempo para la recepción de mañana
-Entiendo-murmuro débilmente-debo de ir a la cocina para supervisar que todo esté en orden
-Rose-la llamo –estará aquí para la recepción, lo prometió
Ella solo asintió con una débil sonrisa y siguió su camino hacia la cocina. George se sintió un miserable por
tener que mentirle a la mujer que amaba ,solo esperaba que el canalla de su marido no hiciera una más de
las suyas, daría su vida porque Rose jamás se enterara de los verdaderos motivos que tenia Vicent Brown
para permanecer en Chicago ¿Cómo podía ser un hombre tan tonto y no ver a la maravillosa mujer que tenia
por compañera de vida? Si ella fuera suya se dedicaría a adorarla.
Nunca podría olvidar la tarde en que la conoció, fue precisamente Vicent quien lo llevo a los Andley para
conseguir el empleo, ambos estudiaban en la misma universidad y el padre de Brown mantenía importantes
negocios con ellos. Desde el primer momento en que la vio aparecer le resulto la mujer más hermosa sobre la
tierra, se enamoro sin remedio, aún era tan joven e inocente que se sintió capaz de poder aspirar a su
corazón ¡Que equivocado estaba! Para un hombre humilde como él existían sueños que no le estaban
permitidos alcanzar. Era dueño de una ilusión que permanecía adherida a su pobre corazón sin esperanzas; un
corazón aferrado a seguir amando a la misma mujer.
El recuerdo de un beso compartido seguía anidado en su pecho y con eso le era suficiente, porque con ese
único e irrepetible momento pudo alcanzar por un corto tiempo el cielo y era ese momento inolvidable el que
le hacía sentir vivo cada día. Muchas veces intento irse pero jamás tuvo el coraje suficiente para hacerlo, se
quedo solo por ella y por la dulce y efímera dicha de verla aparecer cada mañana y conversar unos instantes
de cosas sin importancia, ninguno de los dos había tocado jamás el tema de su fallido romance, él por
cobarde y ella…No lo sabía, ojalá algún día pudiera reunir el coraje suficiente y preguntárselo.
-George-la voz de una mujer lo sobresalto
-Madame Elroy-saludo con desgano
-¿Qué haces ahí parado? Acércate a ayudarme a bajar-protesto con soberbia
-Lo siento Madame-se disculpo acercándose extendiéndole una mano
Elroy Andley a pesar de ser mayor seguía siendo una mujer dominante y manipuladora, aun después de tantos
años seguía viéndolo con el mismo desdén que lo recibió la primera vez que fueron presentados, sabía que
no le era grato siempre lo supo pero aun así con el paso de los años había ganado su respeto y eso le era
suficiente, intuía que aun le tenía algo de recelo por su atrevimiento de poner los ojos en su sobrina, y nunca
se dejaría de preguntar ¿Qué tanto tuvo que ver ella para que su amor no se realizara? Porque si de algo
estaba seguro era de que en algún momento fue correspondido por Rose, no podía cegarse ante lo evidente,
aquéllas cartas, aquéllas miradas y sobre todo aquel único beso que era el que le daba vida a su vida, los
años le hicieron comprender quien era en realidad aquella mujer que en esos momentos se encontraba frente
a él; una mujer a la que nunca podría tenerle ni el mas mínimo afecto, conocía todo aquello de lo que era
capaz, la había visto usar su manipulación con William hermano menor de Rose que por ser un hombre
bondadoso no ponía objeción a los caprichos de la dama. Ojalá algún día William tomara el coraje que él no
tuvo y se atreviera a ser feliz sin importarle los deseos de su tía. Rogaba al cielo porque ese día llegara.
Observaba con desdén por la ventanilla del avión, estaba tan molesta por tener que regresar a un lugar tan
aburrido como Lakewood y ni que decir de la dichosa Villa de sus padres que ahora no era más que un rancho
venido a menos, lleno de deudas y problemas, no entendía como su prima seguía aferrada a ese lugar, si no
fuera porque su prometido había insistido tanto en viajar a aquel lugar jamás se habría decidido a retornar al
territorio del que solo tenía desagradables recuerdos. Vivir en Londres era como un sueño del que no quería
despertar nunca todos aquellos lugares hermosos, las galerías, los teatros, la música pero sobre todo el
saber que ahí podría evadir su realidad, esa que en unas horas sin duda tendría que enfrentar.
Tomo la mano de su prometido que le regalo una sonrisa y cerró los ojos para descansar un poco, no podía
creer que al fin su meta más importante estaba por ser alcanzada, ella no se conformaría con el amor, ella
aspiraba a ser la esposa de un hombre cuya familia fuera una de las más importantes de su país y estaba a
unos meses de lograrlo. No había sido fácil conquistar el corazón de aquel apuesto joven a veces no soportaba
sus buenos principios, por suerte siempre fue más astuta y conocía la forma perfecta de lograr todo aquello
que se proponía. Pensó en Candy sin duda se llevaría una enorme sorpresa cuando se reencontraran y ni que
decir de Thomas ¿Cómo no pensar en él? Ese chico que había conquistado su corazón desde niños, sus ojos
color miel estaban en su mente todo el tiempo, seguía adorándolo como siempre, sin embargo las cosas
habían cambiado no estaba dispuesta a ser la esposa de un vaquero sin fortuna.
Ella había nacido para cosas mejores y Tom no era lo mejor, era tan solo un huérfano al que sus tíos
acogieron por caridad. Cerró los ojos tratando de convencerse una vez mas que era lo mejor, pero a su mente
volvían una y otra vez los días de su adolescencia, aquéllos en los que descubrió el amor por vez primera.
Ella jamás pudo ver a Thomas de la forma en la que Candy lo hacía y poco a poco fue naciendo un sentimiento
distinto. Porque cuando Tom la abrazo el día en que murieron su padres lo supo, de su mano se sentía
invencible y eso fue amor algo muy distinto a lo que sentía en esos momentos. No es que su prometido fuera
malo si no porque simplemente su corazón seguía amando a Thomas Stevens y contra eso no podía hacer
nada, aunque nunca jamás se atreviera a reconocerlo abiertamente.
Aun no sabía cuales serian las reacciones de su familia cuando descubrieran que estaba comprometida con
ese joven que tomaba su mano con fuerza, pero sabía que sin duda los lastimarían mucho más sin embargo
las cartas ya estaban echadas y no podía dar marcha atrás. Se escucho la voz del piloto dando las
instrucciones para el momento de aterrizar, sintió que le faltaba el aire…Estaba a tan solo unos minutos de
enfrentarse a la verdad, el tiempo había llegado.
Continuara…...
AMARTE A TI
CAPITULO 1.-PRESAGIO
Suspiro sin dejar de observar aquellos tonos naranjas y rojizos del atardecer, su corazón estaba agitado por la
veloz carrera que minutos antes emprendió montada en su corcel, respiro profundamente sin dejar de
admirar el cielo con aquellos nostálgicos colores, aún así amaba el atardecer. Cada tarde después de terminar
con sus labores diarias, subía a la colina para disfrutar de aquella obra maestra de la naturaleza; su vieja
colina era el único lugar en donde podía quitarse aquella mascara de indiferencia y frialdad. El único lugar
que le había visto llorar en silencio, adoraba la colina porque solo ella conocía los secretos que guardaba
celosamente en su corazón.
Descendió del caballo ágilmente, necesitaba sentir la hierba sobre sus pies desnudos, así que después de
quitarse las botas camino lentamente hasta el norme roble que adornaba aquel lugar, se detuvo unos pasos
antes de poder llegar y se quedo inmóvil sin dejar de mirar aquellas letras grabadas en aquel grueso tallo, el
paso de los años no había borrado aquella promesa, los recuerdos llegaron a su memoria sin que pudiera
evitarlo, paso sus dedos por aquellas iníciales y sonrió con melancolía ¿Qué habría sido de aquel chico que conoció años atrás?
**Flashback**
Estaba por obscurecer pero ella necesitaba un segundo más para recolectar las flores mas
hermosas,imaginaba el rostro sonriente de su madre cuando las viera,fue cuando escucho el trote de un
caballo acercarse a toda prisa
-¿Quién eres tú? Me has asustado-dijo dando un paso hacia atrás
-Hola pequeña… ¿Qué haces aquí? No deberías andar sola tan lejos de casa
-No soy ninguna pequeña, tengo ocho años-dijo levantando la barbilla con orgullo
El rio abiertamente, esa niña era fresca y agradable tanto que le hizo olvidar el porqué había salido huyendo
de la presencia de su familia, descendió del caballo y se acerco un poco más a ella, aquellos ojos esmeralda
lo dejaron hechizado, no pudo evitar pensar en su madre
-Bueno entonces quizá no eres tan joven-dijo con dulzura
-¿Y tú que eres? ¿Eres un Príncipe?-pregunto frunciendo el ceño
-¿Yo? ¿Un Príncipe?-soltó una carcajada-me temo que no pequeña
-Oh es que tu vestuario parece el de un Príncipe y tu hermoso caballo-suspiro
-Me temo que solo soy un chico-se encogió de hombros-en cuanto al vestuario se trata de un kilt escocés…
Hubo una celebración familiar y este es el traje tradicional
-Pues es un traje muy lindo-dijo sonriendo-Pero si estabas en una celebración ¿Cómo es que terminaste aquí?
-Es algo complicado-respondió pasando su mano por sus rubios cabellos...Por cierto mi nombre es Bert
-Soy Candy
-Eres muy linda Candy…Tu sonrisa es encantadora-dijo haciéndole un guiño
-Gracias-respondió sonriendo ampliamente-¿Sabes? siempre he deseado tallar ese enorme roble con mi nombre
-¿Qué te parece si tallamos nuestras iniciales?
-Eso sería fantástico, así seremos amigos por siempre
Sonrió mientras sacaba una pequeña navaja de su sporran, grabo las iniciales de C y A ante la mirada curiosa de Candy que veía aquello como queriendo encontrarle forma
-Me gustaría que lo enmarcaras en un corazón-sugirió con entusiasmo
-Por supuesto Princesa, sus deseos son ordenes
-Un corazón de amistad y así luce mucho más lindo
-Debo irme esta por obscurecer…tu deberías de hacer lo mismo
-Lo hare…-respondió mientras lo vio subir a su caballo-Espera…¿Volveré a verte?
No obtuvo respuesta solo escucho algunos gritos en la lejanía, quizá su familia lo estaba buscando, tomó la
canasta con las flores y se dispuso a marcharse. Se quedo observando hasta que su figura desapareció, no
podía borrar la sonrisa de su rostro, ese chico despertó en ella un sentimiento distinto, en silencio pidió por
volverlo a encontrar en su camino.
**Fin Flashback**
Paso los dedos por las iniciales soltando un suspiro ¿Cuándo volveré a verte mi Príncipe? Suspiro alejándose
del roble y dejándose caer sobre la hierba, el cielo lucia tan triste desde que sus tíos habían muerto, echaba
de menos a su prima Annie, a su mejor amigo Stear y sobre todo a Anthony. Solo él logro despertar un
cariño y una admiración inigualable en su corazón, era tierno, considerado y valiente, no podía creer que a
pesar de que tenía demasiados años sin verlo aun seguía enamorada de él como cuando era una adolescente,
él le dio su primer beso aquella tarde en el jardín del rancho de sus tíos, la abrazo con fuerza cuando estaba
tan triste por la muerte de sus padres, por suerte en tan solo unos días más podría verlo, estaba contando
las horas por reencontrarse con su primer amor.
-Hablando sola…ahora si te perdimos hermanita
-Tom-se puso de pie y corrió a los brazos de su hermano-No te sentí llegar
-Si lo sé-sonrió besando la frente de la chica-Sabia que te encontraría aquí
-Solo tú me conoces lo suficiente -respondió soltándose de su agarre-¿Ha sucedido algo?
-Se trata de Annie…
-¿Qué pasa con ella?-interrumpió-¿No te alegra que este de regreso?
-¿No te parece que han pasado demasiados años?-pregunto sentándose en la hierba
-Lo se han pasado seis años desde que decidió irse-respondió imitando a su hermano-pero ¿Qué es lo que te
preocupa?
-Que ya no sea la Annie que recordamos-dijo mirando hacia el cielo
-Tom ¿Aun sigues guardando sentimientos por ella?-pregunto
-Yo no lo sé Candy, éramos solo unos niños…
-No deberías preocuparte, se que Annie sigue siendo la misma chica dulce de la que te enamoraste
-Es raro Candy pero tengo una sensación extraña en el pecho
-Debe ser por la emoción de volver a verla ¿No lo crees?-dijo acercando su mano a la de Thomas
Siguieron juntos tomados de la mano admirando el hermoso cuadro que la naturaleza les estaba regalando,
Candy guardo silencio mientras escuchaba a su hermano hablar con entusiasmo, no dejaba de pensar en la
sensación de Tom ella también la había tenido horas antes, era como si un mal presentimiento se adueñara de
cada uno de sus pensamientos. Cerró los ojos tratando de calmar sus miedos ¿Qué sorpresas traería el
regreso de sus amigos a Lakewood?
O o O
Esa mañana lucia esplendorosa, la Villa Andley era un ir y venir de personal de servicio que preparaban todo
para la llegada de los jóvenes herederos de tan prestigiosa familia. El hombre daba indicaciones cuidando
hasta el mas mínimo detalle sabía lo que aquello significaba para la mujer que amaba con todas sus fuerzas,
sus hijos estarían nuevamente en la Villa, en días anteriores la había visto sonreír como años atrás no lo
hacía, echaba tanto de menos esa sonrisa. Sabía que Pauna y Anthony eran todo para ella así que por lógica
él también estaba lleno de júbilo. Una silueta delicada y elegante capturo su atención en la escalera, era ella
con aquella belleza que parecía eclipsar todo lo demás.
-George-lo llamo en forma de saludo
-Buenos días señora Brown-sonrió acercándose a ella
-Rose por favor, odio que le llames con formalismos-dijo con amabilidad
-Sabes que no puedo hacerlo, si Madame Elroy me escuchara –respondió
-Pues me niego a que me llames así, nos conocemos desde hace tanto tiempo-dijo sonriendo con afecto
-Eres una necia Rose-dijo para satisfacción de la mujer
-¡No puedo creer que mis hijos estén de regreso!-exclamo emocionada
-Me alegra que así sea-dijo brindándole una sonrisa
-Vicent ¿Ha llegado ya?-pregunto
-Lo siento su estadía en Chicago se alargo un poco mas-respondió bajando el rostro-William y él estarán a
tiempo para la recepción de mañana
-Entiendo-murmuro débilmente-debo de ir a la cocina para supervisar que todo esté en orden
-Rose-la llamo –estará aquí para la recepción, lo prometió
Ella solo asintió con una débil sonrisa y siguió su camino hacia la cocina. George se sintió un miserable por
tener que mentirle a la mujer que amaba ,solo esperaba que el canalla de su marido no hiciera una más de
las suyas, daría su vida porque Rose jamás se enterara de los verdaderos motivos que tenia Vicent Brown
para permanecer en Chicago ¿Cómo podía ser un hombre tan tonto y no ver a la maravillosa mujer que tenia
por compañera de vida? Si ella fuera suya se dedicaría a adorarla.
Nunca podría olvidar la tarde en que la conoció, fue precisamente Vicent quien lo llevo a los Andley para
conseguir el empleo, ambos estudiaban en la misma universidad y el padre de Brown mantenía importantes
negocios con ellos. Desde el primer momento en que la vio aparecer le resulto la mujer más hermosa sobre la
tierra, se enamoro sin remedio, aún era tan joven e inocente que se sintió capaz de poder aspirar a su
corazón ¡Que equivocado estaba! Para un hombre humilde como él existían sueños que no le estaban
permitidos alcanzar. Era dueño de una ilusión que permanecía adherida a su pobre corazón sin esperanzas; un
corazón aferrado a seguir amando a la misma mujer.
El recuerdo de un beso compartido seguía anidado en su pecho y con eso le era suficiente, porque con ese
único e irrepetible momento pudo alcanzar por un corto tiempo el cielo y era ese momento inolvidable el que
le hacía sentir vivo cada día. Muchas veces intento irse pero jamás tuvo el coraje suficiente para hacerlo, se
quedo solo por ella y por la dulce y efímera dicha de verla aparecer cada mañana y conversar unos instantes
de cosas sin importancia, ninguno de los dos había tocado jamás el tema de su fallido romance, él por
cobarde y ella…No lo sabía, ojalá algún día pudiera reunir el coraje suficiente y preguntárselo.
-George-la voz de una mujer lo sobresalto
-Madame Elroy-saludo con desgano
-¿Qué haces ahí parado? Acércate a ayudarme a bajar-protesto con soberbia
-Lo siento Madame-se disculpo acercándose extendiéndole una mano
Elroy Andley a pesar de ser mayor seguía siendo una mujer dominante y manipuladora, aun después de tantos
años seguía viéndolo con el mismo desdén que lo recibió la primera vez que fueron presentados, sabía que
no le era grato siempre lo supo pero aun así con el paso de los años había ganado su respeto y eso le era
suficiente, intuía que aun le tenía algo de recelo por su atrevimiento de poner los ojos en su sobrina, y nunca
se dejaría de preguntar ¿Qué tanto tuvo que ver ella para que su amor no se realizara? Porque si de algo
estaba seguro era de que en algún momento fue correspondido por Rose, no podía cegarse ante lo evidente,
aquéllas cartas, aquéllas miradas y sobre todo aquel único beso que era el que le daba vida a su vida, los
años le hicieron comprender quien era en realidad aquella mujer que en esos momentos se encontraba frente
a él; una mujer a la que nunca podría tenerle ni el mas mínimo afecto, conocía todo aquello de lo que era
capaz, la había visto usar su manipulación con William hermano menor de Rose que por ser un hombre
bondadoso no ponía objeción a los caprichos de la dama. Ojalá algún día William tomara el coraje que él no
tuvo y se atreviera a ser feliz sin importarle los deseos de su tía. Rogaba al cielo porque ese día llegara.
O o O
Observaba con desdén por la ventanilla del avión, estaba tan molesta por tener que regresar a un lugar tan
aburrido como Lakewood y ni que decir de la dichosa Villa de sus padres que ahora no era más que un rancho
venido a menos, lleno de deudas y problemas, no entendía como su prima seguía aferrada a ese lugar, si no
fuera porque su prometido había insistido tanto en viajar a aquel lugar jamás se habría decidido a retornar al
territorio del que solo tenía desagradables recuerdos. Vivir en Londres era como un sueño del que no quería
despertar nunca todos aquellos lugares hermosos, las galerías, los teatros, la música pero sobre todo el
saber que ahí podría evadir su realidad, esa que en unas horas sin duda tendría que enfrentar.
Tomo la mano de su prometido que le regalo una sonrisa y cerró los ojos para descansar un poco, no podía
creer que al fin su meta más importante estaba por ser alcanzada, ella no se conformaría con el amor, ella
aspiraba a ser la esposa de un hombre cuya familia fuera una de las más importantes de su país y estaba a
unos meses de lograrlo. No había sido fácil conquistar el corazón de aquel apuesto joven a veces no soportaba
sus buenos principios, por suerte siempre fue más astuta y conocía la forma perfecta de lograr todo aquello
que se proponía. Pensó en Candy sin duda se llevaría una enorme sorpresa cuando se reencontraran y ni que
decir de Thomas ¿Cómo no pensar en él? Ese chico que había conquistado su corazón desde niños, sus ojos
color miel estaban en su mente todo el tiempo, seguía adorándolo como siempre, sin embargo las cosas
habían cambiado no estaba dispuesta a ser la esposa de un vaquero sin fortuna.
Ella había nacido para cosas mejores y Tom no era lo mejor, era tan solo un huérfano al que sus tíos
acogieron por caridad. Cerró los ojos tratando de convencerse una vez mas que era lo mejor, pero a su mente
volvían una y otra vez los días de su adolescencia, aquéllos en los que descubrió el amor por vez primera.
Ella jamás pudo ver a Thomas de la forma en la que Candy lo hacía y poco a poco fue naciendo un sentimiento
distinto. Porque cuando Tom la abrazo el día en que murieron su padres lo supo, de su mano se sentía
invencible y eso fue amor algo muy distinto a lo que sentía en esos momentos. No es que su prometido fuera
malo si no porque simplemente su corazón seguía amando a Thomas Stevens y contra eso no podía hacer
nada, aunque nunca jamás se atreviera a reconocerlo abiertamente.
Aun no sabía cuales serian las reacciones de su familia cuando descubrieran que estaba comprometida con
ese joven que tomaba su mano con fuerza, pero sabía que sin duda los lastimarían mucho más sin embargo
las cartas ya estaban echadas y no podía dar marcha atrás. Se escucho la voz del piloto dando las
instrucciones para el momento de aterrizar, sintió que le faltaba el aire…Estaba a tan solo unos minutos de
enfrentarse a la verdad, el tiempo había llegado.
Continuara…...
Última edición por Faby An el Mar Abr 07, 2015 10:52 am, editado 1 vez (Razón : texto)