Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
Hola a todas, las saluda de nuevo Carmín Castle, acompañada nuevamente de Las guerreras apasionadas de Terry, el día de hoy daremos continuación a esta historia que he estado realizando con todo el cariño para ustedes, les presento Karma - Capítulo 2, espero lo disfruten.
Les deseo una linda tarde.
Capítulo 2
Mery Jane
_ No te mueras, no, tú no, tienes una hija que te espera._ Eran los lamentos que escucho Mery Jane que ingresó de inmediato, estaba afuera, expectante de lo que pudiera pasar. La mujer al entrar vio que Amelia estaba recostada contra el pecho del hombre ya con sus ojos ya cerrados y su rostro con rostro de haber llorado.
Mery Jane la quitó de encima del hombre y comenzó a tratar de hacerle reanimación cardiopulmonar, tocó una campana y otra enfermera y el médico entraron de inmediato.
La otra enfermera sacó a la mujer que su rostro se bañaba en gruesas lágrimas y lamentos.
Quedando ella sola en el pasillo, Amelia frenó su llanto, se felicitó por ser una gran actriz.
Mientras veía como trataban de resucitar en vano, ella se encargó de pasar casi cinco minutos ahí, para cerciorarse de que ya no era parte de este mundo para hacer su gran actuación.
Al verse sola fue y miró a la mujer del lado que por el alboroto la había dejado sola.
Entró y vio el cuerpo inerte, a su mente se vinieron recuerdos de ellas pequeña juntas y de lo unidas que eran, un vestigio de dolo y culpa intento brotar en su corazón, pero está de inmediato se reprendió, volviendo al último año con su prima y de cómo ella le había quitado al amor de su vida.
El padre de su hija, no estaba segura de que él fuera quién la engendró pero de igual manera era el hombre al cual ella había elegido para que lo fuera.
Amelia destapó el rostro de su prima más pálida de lo que era y con sus labios ya morados. Se quedó ahí reparando en ella pero su corazón ya estaba seco y muerto, como lo estaba ella en su momento, no brotó ni una lágrima de sus ojos. La actuación de minutos atrás fue fruto de sus largas horas de actuación y de cómo Filip le exigía que dominará sus emociones si quería llegar a ser una estrella del teatro.
_ Fuiste un buen maestro Filip._ Dijo con voz entrecortada.
_ Señora, no debe estar aquí._ Fue la voz de Mery Jane que estaba a sus espaldas.
_¡Ohh! Disculpé. Solo que no pude verla antes de morir. La mujer se bañó en lágrimas de nuevo. Comenzó a sentirse mareada.
Mary Jane la tomó antes de que cayera al piso y tomó alcohol y un algodón para que se repusiera, la llevó afuera y la sentó en una silla, yendo a buscarle un calmante para que se sintiera mejor.
Mientras ella iba a la sala de enfermería en busca del medicamento la miró a lo lejos, algo la tenía confundida, los cambios repentinos de ánimo. Cuando le informaron de la muerte de su prima y la gravedad del esposo ella estaba bien, más tranquila de lo que pudiera considerar una persona normal, y luego se ve más turbada por la muerte del señor Marlowe que por su prima. Mery Jane al salir a confirmarle la muerte del señor Filip la vio ahí parada mirando con mucha atención a su prima pero no se veía triste o mal, y esta al verla estuvo a punto de perder el sentido.
La observó con cuidado sin que la notará y vio que su llanto de nuevo no estaba, de hecho su rostro era serio sin emociones.
_ ¿Qué miras?_ Preguntó el médico.
_Señor, ¿no le parece extraña la familiar de los Marlowe?_ Mery Jane volvió a tomar el medicamento.
_ Bueno, en casos así las personas reaccionan de una forma y otra, lo que me extraña es que vino a notar que el señor Filip estaba muerto ya varios minutos después cuando ya no podíamos hacer nada por él._ Dijo el galeno llenado la documentación de los esposos para ser trasladados a la morgue.
_ Pobre bebé murieron sus dos padres, ¿que será de ella ahora?_ Dijo una joven enferma que iniciaba su noble carrera.
Mery Jane miró a la mujer no le daba la más mínima confianza, tomó el agua aplicando un par de gotas de un calmante suave y se dirigió de nuevo a ella.
Señora Amelía Walker. Dijo ella.
Amelia la miró algo molesta.
Mery Jane le extendió el vaso y la mujer no lo recibió.
_ Estaré mejor si veo a la bebé; mi sobrina._ Dijo Amelia.
Mery Jane no se sentía segura de que la niña estuviera bien bajo su cuidado.
Mery Jane una mujer de ya 45 años se había convertido en jefe de enfermeras, y se especializaba en maternidad y neonatos. Tal vez para calmar su inmenso vacío de no poder ser madre, su sueño de toda su vida, pero tras ser abandonada por su esposo por no poder tener hijos, ella volcó toda su vida en el trabajo.
Y cuidar de estos pequeños era un consuelo para ella, y el estar en contacto constante con su gran amiga Pony, una mujer que también dedicó su vida al cuidado de pequeños sin hogar.
_Sigame._ Dijo Mery Jane comenzado a caminar por el largo pasillo. Amelia la siguió, al llegar al vidrio vio varios bebés que estaban en pequeñas cunas, eran unos diez bebés.
_ La hija de su prima es…_ La enfermera miró que la mujer tenía curiosidad pero no se veía enternecida en lo más mínimo por estar en un lugar tan lleno de amor y de una belleza divina.
_ Es ella._ Dijo señalando a una pequeña en un pañal y muy pequeña, con lámparas de calefacción por doquier, la bebé se veía que su estómago se levantaba y bajaba y le dificulta para respirar. La mujer reparó en la pequeña bebé, tan pequeña y frágil, vulnerable con sus ojitos cerrados. Y una enfermera en el lugar revisaba la temperatura de todos.
Daba alimento a una bebe de cabellos negros y lacios que apenas y recibía gotas de leche materna por lo general de sus propias madres pero en este caso era de madres que donaban leche a lo bebés desafortunados que no contaban con su madre ya que murió después de su padre golpearla y ser preso.
Candy, como la llamó la enfermera en homenaje a su madre, le dio leche mientras el médico trataba de salvar las vidas de sus padres, tomó y luego la dejó dormida.
_¿Es usted madre?_ Preguntó la enfermera al ver la mirada fría de la mujer.
_ Si, tengo una hermosa bebita, pronto cumplirá su primer año.
Se que mi Susi y mi sobrina se llevarán muy bien. Amelía sonrió pero la dicha no llegó a su rostro. Amelia entre cerró los ojos y vio con gran molestia que la bebé tenía un nombre en su cuna.
Candys Marlowe.
La mujer apretó su mandíbula con fuerza al leerlo.
_ ¿Quién le puso ese nombre? Preguntó secamente.
_ Disculpe me tomé tal atrevimiento, ya que la niña debe tener un nombre para identificarla, y cómo sus padres no me podían decir, le puse el nombre de su madre. Creo que a la pequeña le gustará._ Trató de explicarlo Mary Jane.
_ Yo decido el nombre de mi sobrina, no usted. Amelia estaba molesta.
_ ¿Cuando me la puedo llevar? Preguntó.
Aún no, el médico decidirá cuando se le puede dar de alta.
_ Bien, mañana vendré para saber de ella, espero llevarla conmigo lo más pronto posible. Dijo ella y se dirigió a la salida.
Al día siguiente los diarios publicaban la muerte del escritor y director Filip Marlowe y su esposa Candys Marlowe, no decía nada del bebé en su vientre.
La mujer salió muy temprano y estaba haciendo diligencias, antes de ir al funeral.
Un hombre muy extraño fue a preguntar por el estado de la pequeña, pero al no ser pariente de la bebé no le dieron información, ni la dejaron ver, era la orden de la enfermera Jeje.
Amelia yendo al notario para hacer entrega de una partida de matrimonio un año antes que el que realizó Filip con Candys, para que se declarara nulo el matrimonio de su prima y el escritor.
Fue una partida de matrimonio ejecutada por un sacerdote de la capilla de donde vivía Amelia, el hombre que por sus pecados de lujuria cometidos tras lo muros la casa de la oscura mujer le debía grandes favores, ella se encargaría de que su vida oculta fuera expuesta y no saldría del pueblo con vida si no cumplía sus exigencias.
Amelia para lograr aquella partida de matrimonio le dió algunas noche de inmensa pasión al hombre, que gustaba de ser atendido por los nuevos invitados de la señora de la casa, sin importar sexo o edad. De hecho la amistad del sacerdote y la Señora de la casa era muy estrecha, pero sabían que no se podrían traicionar, una peligrosa amistad.
El notario vio el documento, legal, con sello de él obispo el cual solo puso su sello como el registró de un matrimonio más.
El matrimonio de Candys Walker y Filip Marlowe fue anulado ya que la verdadera esposa era la señora Amelía Walker, la que de inmediato se mandó a poner el apellido de su esposo.
Luego visitó la oficina del abogado de Filip y mostrando la partida de matrimonio con sello del notario y el documento que la hacía la legítima esposa de Filip, ella con las pruebas de ser la esposa legítima, y a Susana como hija legítima de ambos pidió que se hicieran los trámites para que la fortuna de él hombre que ella decía que era su esposo pasará a sus manos.
_ Todos han muerto, mi hija y yo somos las únicas herederas. _ Declaró.
El revuelo y escándalo de la muerte del escritor y director junto con su esposa no se hicieron esperar, por desgracia los comentarios y críticas opacaron la triste muerte por su bigamia, rumores creados por la misma Amelia y sus amigos, dieron a conocer que Amelia Walker era la verdadera esposa, el matrimonio no fue público porque Amelia estaba embarazada del escritor, y luego llegó su prima y lo sedujo haciendo que dejara a su verdadera esposa y la mandará lejos embarazada.
En el transcurso de una horas era de lo único que se hablaba en New York, unos decían que todos habían muerto y otros decían que el bebé nació pero que estaba grave.
Estás murmuraciones le llegaron a Mery Jane que después de descansar unas pocas horas volvía a su trabajo. Y en especial para ver el estado de salud de la bebé Marlowe.
Al llegar al hospital todo era un caos, los periodistas estaban afuera intentando rascar algo de lo ocurrido. La situación era grave, pensaba la mujer. Entró y fue informada de que un extraño hombre quería ver la bebé asegurando ser un amigo cercano de la señora Amelía.
Mery Jane ordenó que ningún bebé fuera entregado si no eran sus padres directos.
Al día siguiente vio en primera plana el sepelio del hombre y de cómo la mujer que vio un par de noches atrás era la verdadera esposa, y con su enorme corazón, perdonó a su esposo por abandonarla y en especial dejar a su hija Susana, al igual que perdonaba a su prima por ser la mujer que le arrebató su vida su esposo y familia.
_ “La vida es justa, y ha hecho pago ante mi desgracia”.
Mery Jane leyó esto en el diario al salir del turno y dejó con cuidados especiales a Candy como ella la llamaba.
Fue al correo y pidió hacer un telegrama.
_“ Pony tengo una bebé que corre peligro y debe desaparecer solo confío en tí.
Mery Jane”._
Esto fue lo que leyó con sorpresa Pony, tras el señor Whiatman dejarle tal correspondencia.
Pony no dejó que el hombre se fuera.
Fue al pueblo con él y pagando una costosa llamada de la nueva maravilla del mundo. El teléfono llamó a Mery Jane al hospital. La mujer que estuvo casi tiempo completo de turno hasta resolver aquel asunto, habló con su amiga, contándole lo ocurrido y del comportamiento de la mujer, desde ese mismo día.
_Solo fue a preguntar cuando se la podía llevar, pero ni siquiera la ve. Y varias personas han intentado ingresar a neonatos. Es muy extraño._ Decía contándole lo ocurrido con su familia.
_ Ella alega ser la verdadera esposa de ese hombre, pero yo vi en su maltrecho rostro su angustia por su esposa, y su hijo sin nacer, y el terror y odio al ver ingresar a esa mujer en sus ojos, y luego murió. Yo podría asegurar que ella estaba feliz por lo que pasó._ Era lo que escuchaba Pony.
_ Mery, ¿no la estarás prejuzgando?_ preguntó Pony dudosa.
_ No lo creo Pony, tengo una bebé más, nació y su madre murió, su padre la golpeó gravemente, está preso, pero puede salir y buscarla. Nadie la reclama y necesita un hogar. Sabés que no te lo pediría si no fuera muy grave._ Mery Jane se notaba cansada.
_ ¿Dos pequeñas?_ Preguntó Pony.
En especial a la bebé de los Marlowe la otra le buscaré un hogar aquí._ Respondió Mery Jane.
_ Está bien, tengo espacio la verdad si hemos tenido adopciones. Y no quiero dejarte sola con esto._
Te lo agradezco amiga, enviaré a alguien para llevarlas y yo cubriré los gastos.
No era muy habitual que la enfermera tuviera que buscarle hogar a pequeños, cuando la madre moría estaba el padre, abuelos o algún miembro de la familia para hacerse cargo.
En un par de ocasiones también le había pedido ayuda a su amiga. Pero ahora era diferente, se hubiese quedado con ellas pero las políticas del hospital lo prohibía y siendo una mujer divorciada y separada no le darían un hijo legalmente. Prefería ayudarlos de otra manera y sabía que estas pequeñas bajo el cuidado de Pony estarían seguras.
_ Vine por la hija de mi esposo. Fue la orden de Amelia en el puesto de enfermería de neonatos.
Mery Jane levantando su rostro habló.
_Lo lamento señora Marlowe pero la bebé murió en horas de la madrugada._
Mery Jane la quitó de encima del hombre y comenzó a tratar de hacerle reanimación cardiopulmonar, tocó una campana y otra enfermera y el médico entraron de inmediato.
La otra enfermera sacó a la mujer que su rostro se bañaba en gruesas lágrimas y lamentos.
Quedando ella sola en el pasillo, Amelia frenó su llanto, se felicitó por ser una gran actriz.
Mientras veía como trataban de resucitar en vano, ella se encargó de pasar casi cinco minutos ahí, para cerciorarse de que ya no era parte de este mundo para hacer su gran actuación.
Al verse sola fue y miró a la mujer del lado que por el alboroto la había dejado sola.
Entró y vio el cuerpo inerte, a su mente se vinieron recuerdos de ellas pequeña juntas y de lo unidas que eran, un vestigio de dolo y culpa intento brotar en su corazón, pero está de inmediato se reprendió, volviendo al último año con su prima y de cómo ella le había quitado al amor de su vida.
El padre de su hija, no estaba segura de que él fuera quién la engendró pero de igual manera era el hombre al cual ella había elegido para que lo fuera.
Amelia destapó el rostro de su prima más pálida de lo que era y con sus labios ya morados. Se quedó ahí reparando en ella pero su corazón ya estaba seco y muerto, como lo estaba ella en su momento, no brotó ni una lágrima de sus ojos. La actuación de minutos atrás fue fruto de sus largas horas de actuación y de cómo Filip le exigía que dominará sus emociones si quería llegar a ser una estrella del teatro.
_ Fuiste un buen maestro Filip._ Dijo con voz entrecortada.
_ Señora, no debe estar aquí._ Fue la voz de Mery Jane que estaba a sus espaldas.
_¡Ohh! Disculpé. Solo que no pude verla antes de morir. La mujer se bañó en lágrimas de nuevo. Comenzó a sentirse mareada.
Mary Jane la tomó antes de que cayera al piso y tomó alcohol y un algodón para que se repusiera, la llevó afuera y la sentó en una silla, yendo a buscarle un calmante para que se sintiera mejor.
Mientras ella iba a la sala de enfermería en busca del medicamento la miró a lo lejos, algo la tenía confundida, los cambios repentinos de ánimo. Cuando le informaron de la muerte de su prima y la gravedad del esposo ella estaba bien, más tranquila de lo que pudiera considerar una persona normal, y luego se ve más turbada por la muerte del señor Marlowe que por su prima. Mery Jane al salir a confirmarle la muerte del señor Filip la vio ahí parada mirando con mucha atención a su prima pero no se veía triste o mal, y esta al verla estuvo a punto de perder el sentido.
La observó con cuidado sin que la notará y vio que su llanto de nuevo no estaba, de hecho su rostro era serio sin emociones.
_ ¿Qué miras?_ Preguntó el médico.
_Señor, ¿no le parece extraña la familiar de los Marlowe?_ Mery Jane volvió a tomar el medicamento.
_ Bueno, en casos así las personas reaccionan de una forma y otra, lo que me extraña es que vino a notar que el señor Filip estaba muerto ya varios minutos después cuando ya no podíamos hacer nada por él._ Dijo el galeno llenado la documentación de los esposos para ser trasladados a la morgue.
_ Pobre bebé murieron sus dos padres, ¿que será de ella ahora?_ Dijo una joven enferma que iniciaba su noble carrera.
Mery Jane miró a la mujer no le daba la más mínima confianza, tomó el agua aplicando un par de gotas de un calmante suave y se dirigió de nuevo a ella.
Señora Amelía Walker. Dijo ella.
Amelia la miró algo molesta.
Mery Jane le extendió el vaso y la mujer no lo recibió.
_ Estaré mejor si veo a la bebé; mi sobrina._ Dijo Amelia.
Mery Jane no se sentía segura de que la niña estuviera bien bajo su cuidado.
Mery Jane una mujer de ya 45 años se había convertido en jefe de enfermeras, y se especializaba en maternidad y neonatos. Tal vez para calmar su inmenso vacío de no poder ser madre, su sueño de toda su vida, pero tras ser abandonada por su esposo por no poder tener hijos, ella volcó toda su vida en el trabajo.
Y cuidar de estos pequeños era un consuelo para ella, y el estar en contacto constante con su gran amiga Pony, una mujer que también dedicó su vida al cuidado de pequeños sin hogar.
_Sigame._ Dijo Mery Jane comenzado a caminar por el largo pasillo. Amelia la siguió, al llegar al vidrio vio varios bebés que estaban en pequeñas cunas, eran unos diez bebés.
_ La hija de su prima es…_ La enfermera miró que la mujer tenía curiosidad pero no se veía enternecida en lo más mínimo por estar en un lugar tan lleno de amor y de una belleza divina.
_ Es ella._ Dijo señalando a una pequeña en un pañal y muy pequeña, con lámparas de calefacción por doquier, la bebé se veía que su estómago se levantaba y bajaba y le dificulta para respirar. La mujer reparó en la pequeña bebé, tan pequeña y frágil, vulnerable con sus ojitos cerrados. Y una enfermera en el lugar revisaba la temperatura de todos.
Daba alimento a una bebe de cabellos negros y lacios que apenas y recibía gotas de leche materna por lo general de sus propias madres pero en este caso era de madres que donaban leche a lo bebés desafortunados que no contaban con su madre ya que murió después de su padre golpearla y ser preso.
Candy, como la llamó la enfermera en homenaje a su madre, le dio leche mientras el médico trataba de salvar las vidas de sus padres, tomó y luego la dejó dormida.
_¿Es usted madre?_ Preguntó la enfermera al ver la mirada fría de la mujer.
_ Si, tengo una hermosa bebita, pronto cumplirá su primer año.
Se que mi Susi y mi sobrina se llevarán muy bien. Amelía sonrió pero la dicha no llegó a su rostro. Amelia entre cerró los ojos y vio con gran molestia que la bebé tenía un nombre en su cuna.
Candys Marlowe.
La mujer apretó su mandíbula con fuerza al leerlo.
_ ¿Quién le puso ese nombre? Preguntó secamente.
_ Disculpe me tomé tal atrevimiento, ya que la niña debe tener un nombre para identificarla, y cómo sus padres no me podían decir, le puse el nombre de su madre. Creo que a la pequeña le gustará._ Trató de explicarlo Mary Jane.
_ Yo decido el nombre de mi sobrina, no usted. Amelia estaba molesta.
_ ¿Cuando me la puedo llevar? Preguntó.
Aún no, el médico decidirá cuando se le puede dar de alta.
_ Bien, mañana vendré para saber de ella, espero llevarla conmigo lo más pronto posible. Dijo ella y se dirigió a la salida.
Al día siguiente los diarios publicaban la muerte del escritor y director Filip Marlowe y su esposa Candys Marlowe, no decía nada del bebé en su vientre.
La mujer salió muy temprano y estaba haciendo diligencias, antes de ir al funeral.
Un hombre muy extraño fue a preguntar por el estado de la pequeña, pero al no ser pariente de la bebé no le dieron información, ni la dejaron ver, era la orden de la enfermera Jeje.
Amelia yendo al notario para hacer entrega de una partida de matrimonio un año antes que el que realizó Filip con Candys, para que se declarara nulo el matrimonio de su prima y el escritor.
Fue una partida de matrimonio ejecutada por un sacerdote de la capilla de donde vivía Amelia, el hombre que por sus pecados de lujuria cometidos tras lo muros la casa de la oscura mujer le debía grandes favores, ella se encargaría de que su vida oculta fuera expuesta y no saldría del pueblo con vida si no cumplía sus exigencias.
Amelia para lograr aquella partida de matrimonio le dió algunas noche de inmensa pasión al hombre, que gustaba de ser atendido por los nuevos invitados de la señora de la casa, sin importar sexo o edad. De hecho la amistad del sacerdote y la Señora de la casa era muy estrecha, pero sabían que no se podrían traicionar, una peligrosa amistad.
El notario vio el documento, legal, con sello de él obispo el cual solo puso su sello como el registró de un matrimonio más.
El matrimonio de Candys Walker y Filip Marlowe fue anulado ya que la verdadera esposa era la señora Amelía Walker, la que de inmediato se mandó a poner el apellido de su esposo.
Luego visitó la oficina del abogado de Filip y mostrando la partida de matrimonio con sello del notario y el documento que la hacía la legítima esposa de Filip, ella con las pruebas de ser la esposa legítima, y a Susana como hija legítima de ambos pidió que se hicieran los trámites para que la fortuna de él hombre que ella decía que era su esposo pasará a sus manos.
_ Todos han muerto, mi hija y yo somos las únicas herederas. _ Declaró.
El revuelo y escándalo de la muerte del escritor y director junto con su esposa no se hicieron esperar, por desgracia los comentarios y críticas opacaron la triste muerte por su bigamia, rumores creados por la misma Amelia y sus amigos, dieron a conocer que Amelia Walker era la verdadera esposa, el matrimonio no fue público porque Amelia estaba embarazada del escritor, y luego llegó su prima y lo sedujo haciendo que dejara a su verdadera esposa y la mandará lejos embarazada.
En el transcurso de una horas era de lo único que se hablaba en New York, unos decían que todos habían muerto y otros decían que el bebé nació pero que estaba grave.
Estás murmuraciones le llegaron a Mery Jane que después de descansar unas pocas horas volvía a su trabajo. Y en especial para ver el estado de salud de la bebé Marlowe.
Al llegar al hospital todo era un caos, los periodistas estaban afuera intentando rascar algo de lo ocurrido. La situación era grave, pensaba la mujer. Entró y fue informada de que un extraño hombre quería ver la bebé asegurando ser un amigo cercano de la señora Amelía.
Mery Jane ordenó que ningún bebé fuera entregado si no eran sus padres directos.
Al día siguiente vio en primera plana el sepelio del hombre y de cómo la mujer que vio un par de noches atrás era la verdadera esposa, y con su enorme corazón, perdonó a su esposo por abandonarla y en especial dejar a su hija Susana, al igual que perdonaba a su prima por ser la mujer que le arrebató su vida su esposo y familia.
_ “La vida es justa, y ha hecho pago ante mi desgracia”.
Mery Jane leyó esto en el diario al salir del turno y dejó con cuidados especiales a Candy como ella la llamaba.
Fue al correo y pidió hacer un telegrama.
_“ Pony tengo una bebé que corre peligro y debe desaparecer solo confío en tí.
Mery Jane”._
Esto fue lo que leyó con sorpresa Pony, tras el señor Whiatman dejarle tal correspondencia.
Pony no dejó que el hombre se fuera.
Fue al pueblo con él y pagando una costosa llamada de la nueva maravilla del mundo. El teléfono llamó a Mery Jane al hospital. La mujer que estuvo casi tiempo completo de turno hasta resolver aquel asunto, habló con su amiga, contándole lo ocurrido y del comportamiento de la mujer, desde ese mismo día.
_Solo fue a preguntar cuando se la podía llevar, pero ni siquiera la ve. Y varias personas han intentado ingresar a neonatos. Es muy extraño._ Decía contándole lo ocurrido con su familia.
_ Ella alega ser la verdadera esposa de ese hombre, pero yo vi en su maltrecho rostro su angustia por su esposa, y su hijo sin nacer, y el terror y odio al ver ingresar a esa mujer en sus ojos, y luego murió. Yo podría asegurar que ella estaba feliz por lo que pasó._ Era lo que escuchaba Pony.
_ Mery, ¿no la estarás prejuzgando?_ preguntó Pony dudosa.
_ No lo creo Pony, tengo una bebé más, nació y su madre murió, su padre la golpeó gravemente, está preso, pero puede salir y buscarla. Nadie la reclama y necesita un hogar. Sabés que no te lo pediría si no fuera muy grave._ Mery Jane se notaba cansada.
_ ¿Dos pequeñas?_ Preguntó Pony.
En especial a la bebé de los Marlowe la otra le buscaré un hogar aquí._ Respondió Mery Jane.
_ Está bien, tengo espacio la verdad si hemos tenido adopciones. Y no quiero dejarte sola con esto._
Te lo agradezco amiga, enviaré a alguien para llevarlas y yo cubriré los gastos.
No era muy habitual que la enfermera tuviera que buscarle hogar a pequeños, cuando la madre moría estaba el padre, abuelos o algún miembro de la familia para hacerse cargo.
En un par de ocasiones también le había pedido ayuda a su amiga. Pero ahora era diferente, se hubiese quedado con ellas pero las políticas del hospital lo prohibía y siendo una mujer divorciada y separada no le darían un hijo legalmente. Prefería ayudarlos de otra manera y sabía que estas pequeñas bajo el cuidado de Pony estarían seguras.
_ Vine por la hija de mi esposo. Fue la orden de Amelia en el puesto de enfermería de neonatos.
Mery Jane levantando su rostro habló.
_Lo lamento señora Marlowe pero la bebé murió en horas de la madrugada._
Gracias Carmen 
