"THE SOCIETY OF THE DEVIL"
Nada me hace más feliz que haber presenciado cada uno de los pasos que han dado, caminos que las han traído al día de hoy. Muy orgullosa de ustedes, de su trabajo, de su amistad floreciente, de su inventiva, creatividad e innovación. Han hecho este foro de mis amores, suyo. Y ésa era la única intención cuando un día las invité a venir y conocerlo. Dejarle al foro y a los miembros amados que a mi misma me enseñaron hace 13 años atrás, pasar ahora la estafeta y legar éste gran grupo de escritoras fabulosas que se han ganado por derecho propio, año con año, ser dignas Huerfanitas del ciber hogar de Pony.
Para ustedes toda mi amistad, mi cariño, mi lealtad, pero sobre todo mi respeto como creadoras y como mujeres.
Puedo irme tan orgullosa de que, el sueño que una vez soñé, se volvió realidad y ustedes son ese sueño.
Las quiero a todas.
Saadesa
An Le Mun
Mia Granchester
Narcissus
Julieta Granchester
y a las Valquirias
Perla Granchester
Kitten White
Capri67
Analilit
LokaCris20
- ¿Qué hace usted aquí?
-Lo mismo le pregunto. ¿Cómo se atreve a irrumpir así, en mi privado?
-Me dijeron que éste es el cuarto de la enfermera White.
-Ah, así que viene por la rubia. Sí que tiene suerte la muchachita esa. Pero llega tarde, ya tiene novio.
-¿Qué cosa? ¡Pues eso va a cambiar!
-Así que, usted es de esos señoritos de familias adineradas que creen que pueden someter a quien desean solo por su capricho.
- ¿Y quién demonios se cree usted, para cuestionarme de ése modo? –el joven le dio la espalda, tratándola con desprecio- Es más, retírese en este momento de mi presencia. Y busque a la enfermera White y dígale que Neal Le…
Un brillo feroz refulgió en las pupilas tras los anteojos de la reacia y no muy agraciada enfermera. Ella estaba acercándose en silencio y cuando el joven se volvió, se sorprendió al verla frente a él. Iba a protestar, pero la mujer lo tomó por sus partes nobles apretando duro y firme por encima de la tela de casimir francés de su fino pantalón. Él apenas pudo emitir un sonido ahogado entre dolor y sorpresa.
-Mire, se.ño.ri.to. –Siseó ella, sin dejarlo siquiera terminar- Este es mi cuarto, mi espacio y nadie, ni siquiera un chiquillo caprichoso como usted, va a decirme qué, cuándo o cómo debo hacer las cosas. Yo no obedezco más que a mi superior. No sé de qué privilegio goza, pero para mí no es nadie. Grite, grite si quiere –dijo ella retándolo burlonamente- pida auxilio, será peor para tan fina persona, metido aquí en el ala de cuartos de las enfermeras. Yo puedo defenderme perfectamente de patanes, el que requerirá ayuda aquí, será usted. Armaré un escándalo que habrá deseado no haber puesto un pie en este cuarto.
Ella hizo un rápido movimiento con la muñeca y atrapó con su pequeña mano los testículos del aterrado joven, apretó duro, provocando que el moreno de ojos almendrados jadeara más que de dolor, de la impresión por la acción que estaba haciendo esta chica vestida de blanco y de semblante diabólico. Estaba clavándole sus cortas uñas en el perineo, nunca, nadie que no fuera él mismo, había tocado esa zona y por alguna extraña razón se estremeció ante tal invasión a su cuerpo, se sentía como si estuviera completamente desnudo frente a ella, mientras un calor comenzó a bajar por su vientre yendo como lava ardiente a desembocar en su miembro viril, inflamándolo.
La chica le clavó la mirada sobre sus anteojos de sabionda, mientras en su boca se formaba una especie de sonrisa siniestra donde la comisura formara un curioso pliegue, que llamó la atención del joven. Ella estaba al mando, tenía razón, si perdía lo papeles y pedía ayuda para que le sacaran de encima a ésa… maniática, él quedaría muy mal parado. Seguramente su madre pondría el grito en el cielo y eso culminaría en que, le cerrarían las puertas del nosocomio para entrar y salir cuando quisiera.
Mientras la chica enterraba un poco más sus uñas cuadradas y perfectamente pulidas en tan sensible zona de su anatomía, el joven pegó la espalda a la pared; ante un secreto embrujo se alzó sobre las puntas de sus pies intentando huir de aquella deliciosa y vergonzosa tortura, pero mientras más intentaba alejarse, la chica más castigo imprimía, su sexo se alborotó vibrando vigorosamente hasta hacerlo jadear.
Los brazos los tenía alzados sobre su cabeza, pegados a la pared, completamente descolocado, mirando con horror, asombro, lujuria quizás, a ése demonio blanco como lo sometía y como manejaba su ardor con una sola mano.
-Ahora, señorito malo… ¿se irá de aquí y no volverá a entrar en mi habitación, ni lo veré merodeando como un vulgar ladronzuelo por los pasillos de mi hospital? ¿O me veré en la imperiosa necesidad de darle otro correctivo, para que entienda lo que no debe hacer?
Su voz era como seda negra, deslizándose fresca y suavemente por su oído, ¿Qué debía hacer? ¿Responder acaso y ganarse otro apretón… de esos? Estaba sudando, su mente divagaba, ¿respondo?, ¿y si me da otro apretón? ¡duele! Pero, me gusta… ¡Serás pervertido! -pensaba él.
- ¿Entendió?
Dijo ella hundiendo su dedo medio más allá de lo que su propia mente hubiese imaginado jamás, dio un respingo mientras una voz casi de niña salía por su boca, su cuerpo se estremeció completo y asintió frenéticamente mientras su transpiración se volvió profusa. La mujer se vio claramente satisfecha con la respuesta ofrecida, no audible.
Aflojó el agarre y deslizo su palma hacia arriba, cubriendo toda la longitud de su miembro erecto, mientras sonreía complacida. Luego, chasqueo los dedos y con su dedo le mostró la salida, a lo que él hombre sin esperar si quiera una palabra se escabulló de aquella habitación a toda prisa, como si huyera de la misma Lilith en persona, cerrando la puerta tras de él sin hacer el menor ruido.
Sus pasos apresurados resonaron en el largo pasillo, Flammy sonrió. Aquel sonido no era extraño, puesto que se trataba de un hospital y en el área de enfermeras era común escuchar pasos acelerados, continuamente.
-Usted es un portento, señorito malo.
La chica se mordió el labio inferior, mientras su mano y dedos aun guardaban el calor del sexo de aquel hombre arrogante que se convirtió en un minino con tan solo aplicar un poco de… ímpetu necesario.
-Lástima.
Susurró ella. Se introdujo en el cuarto de aseo, se quitó el uniforme, se dio una ducha rápida, se puso el pijama y se acostó. En pocas horas comenzaría su guardia y debía descansar. Eso intentaba hacer, pero el calor en su vientre la torturaba. Rodó durante algún tiempo de un lado a otro de la pequeña cama y no logró aplacar su imaginación inflamada. La puerta se abrió, entro la necia ocupante de la otra litera, la experimentada enfermera
fingió dormir y pensó que la rutina de la rubia la distraería, pero no fue así.
El correr del agua, imaginársela desnuda pasando la esponja enjabonada por su cuerpo de porcelana, solo logro hacer que su mente viajara a ése reducido cuarto y fuera ella la que estuviese bajo la ducha mientras un hombre de rodillas ante ella, lavaba su cuerpo pasando la esponja suavemente por su entrepierna, mirándola con devoción. Su respiración se aceleró. La puerta se abrió y ella apretó los ojos, la boca y los muslos.
Farfulló algo imperceptible a lo que la rubia como respuesta camino de puntas y casi sin hacer ruido se metió a la cama. En pocos minutos se escuchó una respiración relajada, dormía como un tronco la infeliz. Una vez segura que la otra, estaba en brazos de Morfeo, se acomodó, aflojó los muslos, se quitó la pantaleta empapada y comenzó a sobar su hendidura tibia con la prenda de algodón en un vaivén enloquecedor que culminó rápidamente, mordió su dedo pulgar para evitar gemir, mientras imaginaba que aquel rollo de tela entre sus piernas temblorosas era la virilidad hinchada del muchacho aquel, que deseaba a la enfermera despatarrada, roncando bajito, a un metro de ella.
Cuando los espasmos se fueron apagando, su respiración se volvió normal y pudo lamerse los labios resecos, sacó las piernas desnudas por fuera de la sábana blanca, estaba sudando y necesitaba refrescarse. No se molestó en acomodar su pijama arremolinada en su cadera, en ese momento le daba igual si la necia a su lado le daba por levantarse, tomar agua o ir a orinar y descubrirla con medio cuerpo semidesnudo, sin ropa interior y con la muestra en sus muslos del “polvo” privado que había tenido. Estaba casi segura que ésa chica, ni idea tenía de “polvos” “ardores” y niveles de “sumisión”. Con diversión sonrió cansadamente. Estaba relajada y saciada por esa noche.
-Señorito malo.
Susurró antes de que sus ojos se cerraran por completo.
CONTINUARÁ...
SPANKEE PARTE II
https://www.elainecandy.com/t28543-spankee-parte-2-by-chica-de-terry-para-the-society-of-the-devil#465818
SPANKEE PARTE III
https://www.elainecandy.com/t28586-spankee-3-by-chica-de-terry-for-the-society-of-the-devil
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Última edición por ODET la chica de Terry el Jue Abr 28, 2022 11:17 pm, editado 5 veces