Mis queridas combatientes
estamos presentes en el reto
que lanzo la jefa de jefas
espero que sea de su agrado.
comenzamos
AMOR A PRIMERA VISTA SOBRE LAS OLAS.
Las olas se elevan a gran altura, es un día hermoso para surfear, mi piel esta tostada por estar tanto tiempo bajo los rayos del sol, tomó mi tabla de surf y comienzo a correr a través de la playa para adentrarme poco a poco en las corrientes del mar , deslizo la tabla en el agua y me monto en ella, pegando mi torso como si fuéramos uno solo, mi pie ya esta enganchado a la tabla por el cordón que pende de ella, comienzo a remar con mis manos para llegar a cierta distancia, cuando veo venir la ola me pongo de pie y comienzo a cabalgarla moviéndome junto con la tabla, mi felicidad es mayor cuando estoy entre ella, un gran tubo azulado que te quiere devorar, escuchar el estruendo del agua marina chocar es espectacular. Cuando gano velocidad , la acaricio como si se tratase de una dama, salgo para volver a subir en ella y zigzaguear para finalizar en una onda llena de tranquilidad.
Estar en este lugar, me da la paz que necesito, para recomponer mis ideas y aclarar mis sentimientos, trato de huir de ella por el momento, también de lo que siento, porque aun no estoy seguro de que ella tenga un sentimiento por mí. Cuando la conocí fue montando una ola, yo venía detrás de ella, perdió el equilibrio, se cayó, la tabla golpeo un lado de su cabeza, la dejó aturdida por unos momentos, la fuerza de la ola la aventó hacia abajo quitándole la oportunidad de reaccionar, me quité el anillo de mi pie que me une a la tabla de surf y me lancé en su búsqueda, al encontrarla no se movía, con uno de mis brazos la rodee, me deslice por debajo de sus brazos para jalarla hacia arriba, al llegar a la superficie la tomé suavemente de su cara, con mi brazo rodee su cuello tratando que le llegara el aire y cuidando que las olas no la golpearan en la cara, la llevé lo mas rápido posible a la playa, cuando sentí tocar la arena con mis pies, la estreché en mis brazos, la abracé y traté de salir lo más rápido posible del agua, la tendí en la arena no respiraba, comencé a darle los primeros auxilios, RCP, respiración boca a boca.
Después de hacer varios intentos, la chica comenzó a escupir el agua de mar, a toser y a jalar aire, no me había dado cuenta de lo hermosa que era, al abrir sus esmeraldas, se posaron en mis ojos azules como este mar embravecido ,mi corazón brincó con un pálpito poderoso, sentí un pinchazo en mi estómago, sentí la necesidad de probar sus labios, mordisquearlos porque en ese mismo instante me sentí atraído a esa chica rubia como un imán que se atrae sin remedio alguno.
Ella solo me observaba, me miraba confundida, yo solo le sonreí amistosamente.
- ¿Estas bien? Te caíste de la ola y no salías, así que me lance por ti.
-Muchas gracias, si no me ayudas creo que me hubiera ahogado. –Al escuchar sus palabras concebí un gran dolor en mi alma.
-Te recomiendo que, saliendo de aquí vayas al hospital y que te revise un médico, el golpe de tu cabeza puede tener consecuencia, no lo dejes a la desidia. También debes decirle que quedaste inconsciente por un tiempo, no respirabas cuando te saque del agua.
La joven rubia solo atinó a mover su cabeza afirmando que así lo haría.
- ¿Me acompañarías? y le podrías explicar mejor que yo que ocurrió. –Le decía la rubia al chico castaño con un poco de timidez.
-Esta bien, vamos, mi auto esta por allá. –La ayudé a ponerse de pie, ella se apoyó en mi brazo para no perder el equilibrio, el calor que me invadió fue como el fuego que es envuelto por la lava que desciende de un volcán en erupción. No una simple atracción, ¡no! un amor que surgió a primera vista, nunca en la vida lo había experimentado, ni creía en el, pero me pasó.
Este sentimiento me ha acompañado desde entonces, no puedo respirar si no estoy con ella, debo tenerla cerca, aunque ahora solo sea como amiga.
-A todo esto ¿cómo te llamas?
-Mi nombre es Terrence Graham, y el tuyo.
-Candice White, pero llámame, Candy. –La chica sonrió de manera sincera, lo que calentó mi alma. -Te puedo llamar Terry.
-Claro, tú me puedes llamar como quieras, linda pecosa. –Candy no refutó el apodo impuesto por tan apuesto chico, solo sonrió y asentó en afirmación con su cabeza, como podía negarle nada a su salvador.
Y así comienza una nueva historia entre nuestros rebeldes consentidos.
Agradecimientos
Mis amigas Perla Granchester y Saadesa por tan magnífica portada.
A mis amigas y Guerreras por el apoyo.
Vamos Legendarias Guerreras del Zafiro
Unidas como la familia que somos.
Espero que la lectura haya sido de su agrado
Seguimos en la lucha.
defensoras de todos
Amante de uno.