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Buenas tardes mis queridas guerreras.
Les dejo la continuación de esta bella historia.
Comenzamos 
DISCLEIMER: LOS PERSONAJES DE LA HISTORIA
DE CANDY CANDY, NO ME PERTENECEN,
ESTA HISTORIA FUE CREADA
SOLO POR DIVERSIÓN
Y SIN FINES DE LUCRO.
AUTOR: MÍA GRANCHESTER
AMOR EN UN CRUCERO
ENCUENTRO FURTIVO.
PARTE DOS .
PARTE DOS .
El nuevo día se dio paso, el sol se asomaba por el horizonte, la luz iluminaba los camarotes, Terry tenía rato de estar despierto, se preocupaba por tener una buena imagen para sus fans, ya estaba listo para ir en busca del gimnasio para hacer un poco de ejercicio, se colocó una gorra y unos lentes oscuros salió de su habitación, preguntó a una chica empleada del crucero quien lo orientó hacia dónde dirigirse, con paso seguro llegó al lugar, se sorprendió al ver que estaba casi desierto, “claro las personas vienen a descansar no a fatigarse” pensó, se dirigió hacia la caminadora de banda, la programó y comenzó a caminar, después de un tiempo razonable comenzó a acelerar la velocidad de la máquina hasta llegar a la velocidad que él deseaba, después de que murió Susana, decidió buscar alguna actividad que le ayudara a relajarse, comenzó con caminatas a horas muy tempranas en Central Park para evitar la mirada incómoda de las personas, posteriormente cuando tomó condición física, comenzó a correr, le encantaba esta actividad por que se sentía libre, le gustaba el frescor de las mañanas, el olor a verde de los árboles, cuando por algún motivo no podía salir al parque se ejercitaba en el gimnasio de su casa, para él ya era religión hacer todos los días ejercicio para mantenerse en buena forma.
Cuando terminó en la banda, se dirigió al área de las pesas, comenzó con su rutina acostumbrada, Terry tenía una figura envidiable, estaba duro en los lugares indicados, sus abdominales eran bien definidos y ni qué decir de la belleza de su rostro.
Cuando finalizó en el gimnasio, salió en busca de la tienda donde venderían los trajes para el baile de máscaras, al encontrarla entró, llevaba en el cuello su toalla, su gorra puesta y sus lentes oscuros, esperaba que las dependientas del establecimiento no lo reconocieran, lo recibió una chica trigueña de ojos claros.
-Buenos días, señor, ¿en qué le puedo servir? –Amablemente se dirigió a él
la joven.
- ¿Quiero saber si tiene disponible el traje de Romeo para el baile shakesperiano?
-Claro que sí señor, se lo muestro en un momento. –La dependienta se dirigió hacia la bodega dentro del local para buscar el traje. Terry comenzó a husmear por la tienda viendo que tenían cosas de verdad hermosas, todo era sobre el tema del baile, el estilo de la época Isabelina, pero con un tinte moderno.
- Aquí lo tiene señor es una magnífica pieza, echa por el prestigioso diseñador Giorgo Armani. ----Cuando la chica sacó las tres piezas del traje del estuche donde estaba guardado, Terry se quedó con la boca abierta, es realmente esplendoroso, las dos piezas principales son de color negro, su color favorito, el chaquetón es de corte hasta la cintura, la parte delantera tiene el escote en “V “ sin solapa que llega hasta debajo del pecho, a continuación es engarzado por ocho pares de finos botones dorados, la parte delantera como la trasera está bordada a mano todo de color negro a excepción de las mangas que son negras pero con unas finas líneas horizontales con bordados dorados. El pantalón es todo negro exceptuando la cinturilla que pretende parecer un doble cinturón con pequeñas piedras y un minúsculo bordado dorado que las adorna alrededor de toda la cintura, al frente una delicada hebilla. La camisa es de un tenue color dorado de seda, con cuello alto con un corte en “v” al frente, la manga es larga, del puño sobresale un pequeño bolardo que al colocarse el saco emerge de la manga de este.
La empleada saca dos estuches, uno más grande que el otro, abre el primero, saca unas botas de piel color negras de la época, la chica solo le sonríe a Terry sabe que todo el conjunto le ha gustado.
-El atuendo es ¡magnífico! ---Les comenta el castaño.
-Falta algo muy importante para complementarlo señor. ---La joven toma el último estuche y lo abre, Terry queda extasiado con lo que ve, la chica saca la máscara de color negra, tallada finamente, Terry estaba seguro de que cuando se la pusiera cubriría por completo la mitad de su rostro, sería imposible que lo reconocieran, sonrió satisfecho. La encargada de la tienda le cuestiono al castaño.
-¿Se lo quiere probar señor?
-No, mándeme el atuendo completo a mi suite por favor. ----Terry le da toda la información a la dependienta y paga el traje, pero antes de marcharse le pregunta. ---Disculpe, me imagino que si hay un traje de Romeo debe de haber un traje de Julieta ¿Ya fue adquirido?.
-Déjeme y checo en el sistema, permítame por favor. –Transcurrieron solo unos minutos cuando la dependienta levantó la mirada de la computadora que tenía al frente. -Sí señor, pero este fue comprado con anticipación hace poco más de un mes, pero aún no ha sido entregado a la suite de la persona que lo adquirió.
Intrigado Terry, preguntó nuevamente a la dependienta. –Sería tan amable de decirme ¿quién lo compró?
La dependienta con una sonrisa un poco forzada contestó. –Lo siento señor, no tengo autorizado dar esa información, son políticas del crucero. –Al castaño no le quedó más que agradecer las atenciones de la mujeres.
-Entiendo, muchas gracias.
Terry se encaminó a la salida de la tienda, sus pasos se dirigieron hacia la cubierta superior donde se encontraba el área de las albercas, que estaba llena de chiquillos corriendo de un lugar a otro, los rayos del sol comenzaban a estar en todo su esplendor, se recargó sobre la barandilla de cristal, su cuerpo toma una posición desenfadada, relajada, levanta su rostro hacia el cielo recibiendo un poco de la luz del sol y de la brisa marina, un suspiro profundo emerge de su cuerpo, una voz lo saca de su tranquilidad.
-Espera Jolie, ¡no corras! te puedes resbalar y hacerte daño. --Decía una rubia a una chiquilla.
-Vamos, por favor. –La niña esperaba a la joven con los brazos sobre el pecho desesperada.
-Dime ¿cuál es la prisa?, la piscina no va a desaparecer.
-Ya sé que no, pero Jean me va a ganar a entrar al agua y luego no hay quien lo aguante. –La joven rubia sonríe a la niña, la toma de la mano y caminan juntas hacia la piscina.
Terry observa toda la escena, no se pierde ningún gesto echo por la rubia, “es tan bella, en cinco años ha cambiado bastante, está un poco más alta, su cabello lo lleva más largo, los rasgos de su cara se ven más adultos y su cuerpo tiene muchas más curvas de cómo lo recuerdo y con ese bikini se ve estupenda, ¿Quién diría que tiene dos hijos?” pensó, pasó un rato viendo a la joven rubia cuidando de que esta no se diera cuenta que era observada, por fin decidió retirarse y dirigirse al comedor.
La intención de Candy, al comenzar el día era vagar un poco por todas las cubiertas del crucero para conocer el lugar y disfrutar al máximo todas las actividades que había programadas, estaba alistándose para salir cuando su celular sonó, la pantalla se iluminó con el nombre de Albert.
- ¡Hola Bert! ¿Cómo estás? ¿Ya regresaste a Chicago?
- ¡Hola pequeña! Estoy muy bien y sí, ya estoy de vuelta en Chicago, pero dime ¿te ha gustado el crucero?
-Sí, lo poco que podido conocer es hermoso, las personas son muy amables y sabes ¿a quién me encontré a bordo? --Le dice entusiasmada la chica.
- No me puedo imaginar, ¿a quién? dime. –Le decía expectante Albert.
-¡A Michael!, con sus mellizos, ¿lo recuerdas verdad? –Lo interrogo la rubia.
-Claro que sí, recuerdo muy bien al doctor Michael, dale mis saludos.
-En cuanto lo vea se lo diré, pero dime Albert ¿pasa algo?
-No pequeña, solo quería saber cómo estás y recordarte del baile del día de mañana por la noche, tu traje te lo llevaran hoy a tu suite, te va a encantar estoy seguro.
- ¿Un baile? Pero Bert no tengo pareja, como voy a ir sola.
-Candy, te pido por favor que asistas, es para una buena causa, todos los fondos recaudados serán destinados a la organización ACNUR en África para los refugiados y desplazados en aquel país, además se aceptarán donaciones, la cual harás tú como miembro de la familia Andrew, no te preocupes por una pareja, un baile es para bailar y conocer gente nueva.
-Pero ¿Cómo? ¡No traigo chequera o dinero suficiente para hacer una donación!.
-No te preocupes Candy, George instaló en tu iPhone una app que escanea un código que los miembros de la organización te facilitarán para que hagas la donación, solo pones la cantidad que deseas donar y listo. Además, te envió el itinerario del crucero y el horario de las actividades que se van a realizar, así que solo revísalo y ve que es lo que te gusta más.
----Le informo Albert con mucha tranquilidad a la rubia.
-Pero no me has dicho ¿cuánto dinero es lo que tengo que donar? –La voz de Candy se escucha angustiada.
-Lo dejo a tu criterio, diviértete mucho, la tía abuela te manda saludos. – Albert dejo a Candy con la palabra en la boca porque la llamada se cortó.
- ¡No Albert espera, no cuelgues! ----“Esta me la pagas Tío abuelo, cuando nos volvamos a ver ya verás”, pensó la chica. Unos golpecitos en la puerta la sacaron de sus pensamientos, la abrió, pero no vio a nadie parado, sintió un leve jalón en su falda que la hizo bajar la vista.
-Bonjour miss Candy bon matin.
-Hola Jolie, Buenos días, ¿a qué debo el honor de tu visita?
-Vengo a invitarte para que vayamos a la piscina, hay un evento para todos los niños y para… ¡mmm! --La chiquilla desvía la mirada y comienza a jugar con uno de sus pies arrastrándolo por el piso y formando círculos.
- ¿Qué pasa? Dime --La rubia le sonríe y le habla de una manera tierna para que la niña confiara en ella.
-Es que mi papá me compró un bañador que no me gusta, parece del siglo pasado, te lo enseño. Dice la niña apenada.
-Claro, vamos entra. –En su hombro Jolie trae una pequeña bolsa tejida de paja, la depositó en uno de los sillones de la salita del recibidor, la abre y con decepción dibujada en su rostro le muestra a Candy su bañador, lo observa y casi se le sale una pequeña risa que tuvo que aguantar para no ofender a la niña.
- ¿Dónde lo compró tu papá?
-No lo sé, llego con este y otro igual para Jean, te das cuenta no quiero parecer un niño. ---Las lágrimas bordeaban los ojos de Jolie, el bañador era de neopreno con las mangas y el largo piernas de tres cuartos, de color rojo con azul marino. Le enterneció el corazón el puchero que hacia la niña en su carita.
-Espérame un momento. –A toda velocidad Candy se dirigió a su habitación, abrió su closet, checo los trajes de baño que le había comprado Annie, todos eran minúsculos “Dios como se me ocurrió que los escogiera” tomo el que le pareció más recatado, se cambió de ropa poniéndose el bikini con un pareo y una coquetas sandalias, un hermoso sombrero, puso lo necesario en su bolso, lo tomó junto con la mano de Jolie, salieron del camarote y se dirigieron a la boutique donde vendían cualquier clase de ropa especialmente, para dama y niñas. Candy le compro un lindo bañador a Jolie con un pequeño pareo y unas pantuflas de playa que hacían juego, cuando terminaron de hacer las compras se dirigieron a la cubierta de interperie donde se encontraba la zona de las albercas, buscaron el área de las tumbonas y se recostaron a tomar un rato el sol.
- ¡Gracias Candy! me encanto mi bañador, sabes que eres una chica muy bella. –Le dice Jolie a Candy.
- Muchas gracias, señorita es un cumplido muy lindo de tu parte. —Sonrieron las dos en complicidad.
Michael al verlas llegar, se quedó con la boca abierta, al ver lo femenina que se veía su linda niña, con una mirada y un breve movimiento de cabeza Michael agradeció a Candy en silencio.
Candy pasó una tarde muy amena en compañía de Jolie, por su parte Michael y Jean se la pasaron a lo grande en el area de juegos, cuando llegó el momento de despedirse, los mellizos iban tan cansados que casi se quedan dormidos de pie, por lo cual Michael se apresuró a llevarlos a su suite para que tomaran un baño y se fueran a dormir.
Por su parte Candy se dirigió a su habitación, al llegar buscó su celular para examinar la información de las actividades del crucero, se dio cuenta que estaba disponible esa noche el casino, pero eso no era una opción, de pronto recordó la conversación con Albert, acerca del traje que llevaría al baile, pero aún no se lo habían entregado, se dispuso a salir en busca del lugar que le harían entrega del atuendo, pero en ese preciso momento tocaron la puerta, Candy se dirigió a abrirla, del otro lado se encontraban dos señoritas con una gran sonrisa , una de ellas se dirigió a la rubia.
- ¿Señorita Andrew? --Candy movió la cabeza en forma afirmativa. --Buenas tardes, le traigo el traje para el baile de mañana.
-Sí claro, pasen.
Dos jóvenes uniformadas entraron a la suite de Candy con unos estuches en mano, los colocaron en la mesita de la sala de estar.
-Señorita Andrew, gusta ¿que le mostremos el traje ? –Le dice amablemente la chica trigueña a Candy.
-¡Me encantaría !, Les parece si pasamos a la recamara. –Las tres jóvenes entraron a la habitación, acto seguido la chica trigueña sacó del estuche más grande, un fino vestido largo estilo princesa de terciopelo color azul zafiro con brocados y finos bordados plateados en el recatado escote, en la cinturilla y en las mangas, los puños están rematados con un fino listón que forma un lindo moño, lo largo de la falda del vestido esta bordado con finas líneas que forman figuras de estrellas minúsculas haciendo resaltar el color del traje, al lado del atuendo se encontraba una pequeña bolsa confeccionada de la misma tela del vestido. Candy quedo con la boca abierta al ver tan linda vestimenta, lo colocaron en la cama para que luciera todo su esplendor.
La joven morena abrió el segundo estuche, en el reposaba una diadema de plata con finas piezas que formaban pequeñas rosas, estaba acompañada de una linda cadena lisa de plata, que en el centro las rosas formaban una cruz. Candy lo tomó entre sus manos, el brillo que radiaba ante la luz era espectacular.
En el tercer estuche se encontraba una máscara del mismo color del vestido finamente tallada con destellos plateados y para finalizar abrieron un cuarto estuche, dentro se encontraban un par de zapatillas hechas a mano que armonizaban con todo el atuendo. Una a una todas las piezas del traje fueron depositadas en la cama para dar una mejor vista, Candy no salía de su asombro al ver tanta perfección en toda la indumentaria, la joven trigueña le comenta a la rubia.
- ¡Es hermoso verdad! todo el atuendo ha sido confeccionado por el reconocido diseñador italiano Giorgio Armani incluyendo el traje de Romeo, que es igual de espectacular que este, los dos trajes son únicos, fueron creados especialmente para el baile del día de mañana.
- ¡De verdad! …Sí es realmente ¡fabuloso! nunca había visto algo parecido. --“Fue creado por un prestigioso diseñador, no quiero imaginarme siquiera el precio” pensó Candy, de golpe le llegó a la mente un pensamiento que le externo a la mujer. –pero dígame ¿este es el traje de Julieta?
–Así es señorita. --contesta la joven trigueña.
–Y dice usted que hay un traje de Romeo. --Indaga Candy.
–Sí señorita Andrew. – Contesta nuevamente la joven trigueña.
-Y ¿ya fue adquirido? --Interroga la rubia a la chica trigueña.
-Sí señorita, hoy por la mañana. –contestó amablemente la chica.
- Sabe usted ¿por quien? –Pregunta Candy con mucha curiosidad.
-Lo siento señorita, pero esa información no se la puedo dar, porque sencillamente no conozco al joven que lo compró. ---Mintió la chica.
-Pero no me has dicho ¿cuánto dinero es lo que tengo que donar? –La voz de Candy se escucha angustiada.
-Lo dejo a tu criterio, diviértete mucho, la tía abuela te manda saludos. – Albert dejo a Candy con la palabra en la boca porque la llamada se cortó.
- ¡No Albert espera, no cuelgues! ----“Esta me la pagas Tío abuelo, cuando nos volvamos a ver ya verás”, pensó la chica. Unos golpecitos en la puerta la sacaron de sus pensamientos, la abrió, pero no vio a nadie parado, sintió un leve jalón en su falda que la hizo bajar la vista.
-Bonjour miss Candy bon matin.
-Hola Jolie, Buenos días, ¿a qué debo el honor de tu visita?
-Vengo a invitarte para que vayamos a la piscina, hay un evento para todos los niños y para… ¡mmm! --La chiquilla desvía la mirada y comienza a jugar con uno de sus pies arrastrándolo por el piso y formando círculos.
- ¿Qué pasa? Dime --La rubia le sonríe y le habla de una manera tierna para que la niña confiara en ella.
-Es que mi papá me compró un bañador que no me gusta, parece del siglo pasado, te lo enseño. Dice la niña apenada.
-Claro, vamos entra. –En su hombro Jolie trae una pequeña bolsa tejida de paja, la depositó en uno de los sillones de la salita del recibidor, la abre y con decepción dibujada en su rostro le muestra a Candy su bañador, lo observa y casi se le sale una pequeña risa que tuvo que aguantar para no ofender a la niña.
- ¿Dónde lo compró tu papá?
-No lo sé, llego con este y otro igual para Jean, te das cuenta no quiero parecer un niño. ---Las lágrimas bordeaban los ojos de Jolie, el bañador era de neopreno con las mangas y el largo piernas de tres cuartos, de color rojo con azul marino. Le enterneció el corazón el puchero que hacia la niña en su carita.
-Espérame un momento. –A toda velocidad Candy se dirigió a su habitación, abrió su closet, checo los trajes de baño que le había comprado Annie, todos eran minúsculos “Dios como se me ocurrió que los escogiera” tomo el que le pareció más recatado, se cambió de ropa poniéndose el bikini con un pareo y una coquetas sandalias, un hermoso sombrero, puso lo necesario en su bolso, lo tomó junto con la mano de Jolie, salieron del camarote y se dirigieron a la boutique donde vendían cualquier clase de ropa especialmente, para dama y niñas. Candy le compro un lindo bañador a Jolie con un pequeño pareo y unas pantuflas de playa que hacían juego, cuando terminaron de hacer las compras se dirigieron a la cubierta de interperie donde se encontraba la zona de las albercas, buscaron el área de las tumbonas y se recostaron a tomar un rato el sol.
- ¡Gracias Candy! me encanto mi bañador, sabes que eres una chica muy bella. –Le dice Jolie a Candy.
- Muchas gracias, señorita es un cumplido muy lindo de tu parte. —Sonrieron las dos en complicidad.
Michael al verlas llegar, se quedó con la boca abierta, al ver lo femenina que se veía su linda niña, con una mirada y un breve movimiento de cabeza Michael agradeció a Candy en silencio.
Candy pasó una tarde muy amena en compañía de Jolie, por su parte Michael y Jean se la pasaron a lo grande en el area de juegos, cuando llegó el momento de despedirse, los mellizos iban tan cansados que casi se quedan dormidos de pie, por lo cual Michael se apresuró a llevarlos a su suite para que tomaran un baño y se fueran a dormir.
Por su parte Candy se dirigió a su habitación, al llegar buscó su celular para examinar la información de las actividades del crucero, se dio cuenta que estaba disponible esa noche el casino, pero eso no era una opción, de pronto recordó la conversación con Albert, acerca del traje que llevaría al baile, pero aún no se lo habían entregado, se dispuso a salir en busca del lugar que le harían entrega del atuendo, pero en ese preciso momento tocaron la puerta, Candy se dirigió a abrirla, del otro lado se encontraban dos señoritas con una gran sonrisa , una de ellas se dirigió a la rubia.
- ¿Señorita Andrew? --Candy movió la cabeza en forma afirmativa. --Buenas tardes, le traigo el traje para el baile de mañana.
-Sí claro, pasen.
Dos jóvenes uniformadas entraron a la suite de Candy con unos estuches en mano, los colocaron en la mesita de la sala de estar.
-Señorita Andrew, gusta ¿que le mostremos el traje ? –Le dice amablemente la chica trigueña a Candy.
-¡Me encantaría !, Les parece si pasamos a la recamara. –Las tres jóvenes entraron a la habitación, acto seguido la chica trigueña sacó del estuche más grande, un fino vestido largo estilo princesa de terciopelo color azul zafiro con brocados y finos bordados plateados en el recatado escote, en la cinturilla y en las mangas, los puños están rematados con un fino listón que forma un lindo moño, lo largo de la falda del vestido esta bordado con finas líneas que forman figuras de estrellas minúsculas haciendo resaltar el color del traje, al lado del atuendo se encontraba una pequeña bolsa confeccionada de la misma tela del vestido. Candy quedo con la boca abierta al ver tan linda vestimenta, lo colocaron en la cama para que luciera todo su esplendor.
La joven morena abrió el segundo estuche, en el reposaba una diadema de plata con finas piezas que formaban pequeñas rosas, estaba acompañada de una linda cadena lisa de plata, que en el centro las rosas formaban una cruz. Candy lo tomó entre sus manos, el brillo que radiaba ante la luz era espectacular.
En el tercer estuche se encontraba una máscara del mismo color del vestido finamente tallada con destellos plateados y para finalizar abrieron un cuarto estuche, dentro se encontraban un par de zapatillas hechas a mano que armonizaban con todo el atuendo. Una a una todas las piezas del traje fueron depositadas en la cama para dar una mejor vista, Candy no salía de su asombro al ver tanta perfección en toda la indumentaria, la joven trigueña le comenta a la rubia.
- ¡Es hermoso verdad! todo el atuendo ha sido confeccionado por el reconocido diseñador italiano Giorgio Armani incluyendo el traje de Romeo, que es igual de espectacular que este, los dos trajes son únicos, fueron creados especialmente para el baile del día de mañana.
- ¡De verdad! …Sí es realmente ¡fabuloso! nunca había visto algo parecido. --“Fue creado por un prestigioso diseñador, no quiero imaginarme siquiera el precio” pensó Candy, de golpe le llegó a la mente un pensamiento que le externo a la mujer. –pero dígame ¿este es el traje de Julieta?
–Así es señorita. --contesta la joven trigueña.
–Y dice usted que hay un traje de Romeo. --Indaga Candy.
–Sí señorita Andrew. – Contesta nuevamente la joven trigueña.
-Y ¿ya fue adquirido? --Interroga la rubia a la chica trigueña.
-Sí señorita, hoy por la mañana. –contestó amablemente la chica.
- Sabe usted ¿por quien? –Pregunta Candy con mucha curiosidad.
-Lo siento señorita, pero esa información no se la puedo dar, porque sencillamente no conozco al joven que lo compró. ---Mintió la chica.
-Además las políticas y los reglamentos implementados en el crucero no me lo permiten, ¡disculpe!.
-Está bien, la comprendo. –Sonrió Candy. –Les agradezco mucho que me hayan traído todo esto, son muy amables.
Las dos chicas se retiraron de la suite de Candy, por su parte la rubia no dejaba de observar el atuendo y preguntarse ¿quién sería Romeo? Hablo para sí misma. –Espero que Romeo no busque en el baile a Julieta, porque no quiero a alguien que no conozco pegado a mí, seria escalofriante. Ese pensamiento se quedó en la mente de Candy, la curiosidad estaba siendo mella en ella.
CONTINUARA….
AGRADECIMIENTOS:
Para mis amigas 
Cristina e Isabel 
en la elaboración de este Fic. 
Espero que la lectura haya sido de su agrado
Seguimos en la lucha.
DEFENSORAS DE TODOS
AMANTE DE UNO.
Última edición por Inez Ruiz el Dom Abr 12, 2020 6:11 pm, editado 1 vez
que pasara en ese baile 
ay no , quiero seguir leyendo chicas 
Espero que sea una noche mágica .. 
Actualicen pronto 
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