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[/size][url=Divinas m%C3%ADsticas de Terry>>primer lanzamiento nuclear<< desde el caf%C3%A9 mandala nueva dinast%C3%ADa**cap.1 EL %C3%9ALTIMO ALIENTO**]Capituló 1[/url]
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- ¡Lexie! ¡Hazte presente! Se que estas cerca, aunque tú niebla el haz imperceptible el aroma de esta, no lo es.
-Mi álainn, ¿porque estás molesto?
- ¿Que, porque estoy molesto, me preguntas? Se supone que en esta historia que han escrito Temperance y tú, saldría yo a escena y este es el segundo capítulo y aquí solo hablan del elegante y la tímida ¡en su noche de bodas!
-pero mi álainn, muy pronto harás tu entrada, solo deja que fluya la historia, por favor …
-Está bien les daré una oportunidad más a ti y a esa loca amiga tuya. Hablando de otra cosa, esa chica Moira me pone bastante nervioso, ya que no deja de mirarme como una boba
-Álainn esa chica es inofensiva sabes que está enamorada de ti, dime ¿quién se resistiría a tus encantos?
- Bueno en eso tienes razón, todas ustedes me ponen el pelo de punta su grupo de místicas, como podría decirlo sin ofenderlas.
-Solo dilo álainn
- bien ¡Están locas! Es muy difícil lidiar con ocho chicas tan temperamentales, por ejemplo Fedra, Psiquie, y tú me miran con ojos de lujuria, la chica Moira con ojos de borrego, Míst ni siquiera habla siempre anda volando en su nube, al igual que Maegalle creo son las dos más cuerdas, Temperance se puede decir que es tranquila, solo cuando está lejos de ustedes, pero esa Laera es una despistada de lo peor y habla sin parar de una y mil cosas, y ahora se les ha unido esa chica que me ve como si me desnudase con la mirada todo el tiempo.
- ¿A quién te refieres álainn?
- ¿cómo a quién? Esa chica Deni, todas ustedes me causan escalofríos y más cuando tomo duchas, espero hayas bromeado con eso de que tienen fotografías mías en ropa interior y desnudó ¿Lexie?
- ¡Claro, claro! ¿Acaso me crees capaz mi álainn?
- por Dios ustedes son capaces de todo y tú me das miedo, porque todo lo que pasa a nuestro alrededor lo sabes antes que cualquiera de nosotros.
- ¿Qué tal si entramos al café y te preparo una tisana? - preguntó la hermosa Lexie.
- Bien entremos- aceptó renuente el emperador. -Temperance buenas tardes querida, ¿podría hablar contigo un momento?
-Claro Lexie.
-Moira atiende a nuestro emperador y por favor pon atención en lo qué haces y trata de no babear - ordenó la de ojos dorados a su hermana- ¿Dime Lexie? ¿Qué pasa? - inquirió curiosa.
- ¿Sabes que tendremos que poner nuestro segundo capítulo en el lado oscuro?, porque al parecer nos extralimitamos en algunos detalles.
- sí, ni modo solo espero que las chicas sigan interesadas y sepan que obviamente es un Terryfic.
Significado de la palabra Álainn ( bello, guapo en lengua celta)
El último aliento
Capítulo 2
El culpable soy yo.
Casa Brighton verano de 1917
Era un día precioso, desde que amaneció el sol salió coquetamente para dar luz a tan esperado día.
Un año de planeación llegaban a su fin en este cálido día en el que se llevaría a cabo la boda de Annie Brighton y Archibald Cornwell ¡Por fin había llegado el tan esperado día! Con el que Annie siempre soñó, hoy se convertiría en la esposa del apuesto y elegante Archibald Cornwell, el chico por el que esperó paciente hasta que él un día por fin le dijo “te quiero”, ahora tras años de espera tendría su recompensa.
Annie abrió las ventanas de su habitación aspirando el aire, el clima era perfecto, al parecer el cielo dio una tregua para celebrar su gran día, desde ahí veía al personal contratado corriendo de un lado para otro bajo las órdenes de su madre, todo debía quedar tal cual ellas lo habían planeado, sonrió satisfecha ante ese hecho, dio la media vuelta dirigiendo sus pasos a tomar un baño perfumado y relajante el cual había sido preparado por su mucama especialmente para ella. Mientras su cuerpo estaba sumergido en el agua tibia pensaba en esos años de empeño respecto a la relación con su prometido, una relación un poco forzada al principio pues el chico Cornwell solo tenía ojos para su amiga rubia, sin embargo, ella misma fue la que se lo puso en las manos al rechazarlo aquel día en que ella confesó sus sentimientos los cuales en ese momento no eran correspondidos, posiblemente otra chica no habría aceptado lo que ella sí, pues Candy al rechazarlo le pidió cuidar de Annie, el chico con tal de complacerla aceptó, tal vez fue egoísta de su parte haberle pedido a Candy que no se lo quitara pero...bueno, la rubia renunció una vez más por ella, y ella era feliz con los momentos que pasaba al lado de Archie, para cuando el joven se fue a estudiar a la universidad su corazón ya le pertenecía, ella se lo había ganado con cada detalle, con su paciencia, su amor y su compañía cuando él estuvo deprimido por la muerte de Alistear lo cual le sumó puntos a su favor, dos años después Archie le pidió matrimonio. Fue un momento tan hermoso que lo guardaría siempre en su memoria y en su corazón. En un viaje a Florida durante las vacaciones de Archie, él y Patty habían colocado una mesa a la intemperie, en la playa, bellamente adornada con flores y velas, donde después de una elegante cena dieron un paseo a la luz de la luna y el al fin declaró su amor colocando un hermoso anillo en su dedo para después darle un beso largo y profundo el cual ella aceptó felizmente enamorada.
Al cabo de unos minutos estaba lista para su arreglo, varias doncellas, las mejores en esos menesteres, fueron las encargadas, cuando ellas acabaron y por fin pudo mirarse al espejo quedó complacida.
- ¿Ya estás lista Annie? - inquirió la señora Brighton entrando a la habitación.
-Ya estoy lista madre- respondió la chica volviéndose hacia la mujer con una sonrisa resplandeciente.
- ¡Oh Annie! - exclamó la mujer al verla, era perfecta- por favor déjenme sola con mi hija- pidió a las doncellas pues debían tener una plática, la que toda madre debe dar cuando está va a casarse.
Annie, a pesar de saber lo que venía se sonrojó, Candy y Patty quisieron evitarlo, sobre todo Candy que era enfermera y sabía algo, pero al final ya no se pudo y la señora Brighton muy a su pesar tuvo que darla y ella a su vez aceptarla.
Las damas de honor, por supuesto, eran Candy y Patty las cuales por insistencia de la novia portarían un delicado vestido en color rosa pálido, confeccionados a la medida por las mejores costureras de Chicago, elaborados con fino encaje inglés en el pecho, de hombros descubiertos y ajustados en la cintura, la falda de seda cortada en forma circular se movía graciosamente al caminar.
Fue una hermosa ceremonia, elegante, llena de gente importante de la ciudad y del medio empresarial, no era para menos, se casaba uno de los integrantes de la familia Andley, el segundo en la línea de sucesión y futuro vicepresidente del emporio. Todo salió tal cual fue planeado por Annie y su madre, las flores, la música, la comida y la bebida.
Candy, acompañada de Patty que viajó desde Florida para el evento, platicaban de todo y nada a la vez; de los alumnos de Patty, los pacientes de Candy, los vestidos de las demás mujeres sobre todo el de Eliza que parecía que estaba a punto de reventar en cualquier momento de tan apretado que estaba, ambas estaban contentas por su amiga, por momentos no faltó uno que otro chico que deslumbrado por la cándida belleza de las chicas las invitará a bailar a lo que ellas de la manera más amable fueron rechazando una a una las múltiples invitaciones para beneplácito de Eliza y enojo de la tía Elroy.
La noche de bodas los novios la pasarían en la cabaña que antaño albergara a Albert y a sus animales durante su tiempo de trotamundos, el lugar había sido arreglado desde hacía unos años atrás y servía de refugio para el agobiado patriarca los fines de semana siempre y cuando no tuviera compromisos sociales que atender.
Annie y Archie descendieron de una carreta guiada por Cleopatra ya muy entrada la noche, en la puerta del lugar un par de empleados los esperaban, los jóvenes recibieron las indicaciones pertinentes como, por ejemplo, cuál sería su habitación, la comida que habían dejado reservada para su estancia, el uso del agua para el baño y al final los empleados hicieron entrega de las llaves pues ellos tenían orden de regresar a Lakewood en cuanto los novios hicieran su arribo.
Los recién casados despidieron al servicio desde el quicio de la puerta, antes de entrar Archie levantó a su recién adquirida esposa en brazos para entrar con ella a la cabaña.
Annie se sonrojó de pies a cabeza cuando su esposo la levantó en vilo, su corazón estaba a punto de explotar de la emoción, no sabía a ciencia cierta que esperar, su madre le había dicho que su esposo sabría qué hacer y ella solo debía dejarse llevar, Candy le dijo que su cuerpo la guiaría y que se dejará llevar y Patty aún tímida le dijo que siguiera su corazón. Entonces ella decidió tomar los tres consejos, dejarse llevar por su esposo y que su corazón y su cuerpo hicieran el resto.
La habitación en el segundo piso era fresca, iluminada con algunas velas cuya llama tintilla con el viento que se cuela de la ventana abierta, las cortinas en color hueso se movían discretas dejando entrar la luz de la luna, la cama con dosel estaba bellamente preparada con el ajuar blanco con bordados, en la mesita un arreglo de violetas y rosas blancas desprendían su olor llenando el lugar.
Archie bajo lentamente a Annie, había subido las escaleras con ella en brazos, no parecía cansado, él era fuerte, a sus veinte años había crecido y fortificado su cuerpo, era un hombre atractivo y viril.
Annie tocó el piso y se tambaleó, estar sola con Archie a sabiendas que se convertiría en su mujer en unos minutos más la tenían mareada por el mar de sensaciones que inundaban su cuerpo.
Archie la sostuvo de la cintura al ver su trastabilleo, pudo sentirla temblorosa, le tomó la barbilla y con suavidad levantó su cabeza para depositar un beso cortó sobre sus labios.
-No tengas miedo mi amor, te prometo que está noche será inolvidable para ambos- dijo el hombre- déjame amarte Annie, déjame adorarte como lo he deseado desde hace tiempo- pidió el hombre.
Annie asintió, estaba dispuesta a cumplir con los deseos de su esposo pues eran los mismos que los de ella.
El vestido de novia junto con la chaqueta y el chaleco del novio cayeron al piso, entre besos largos y profundos Annie y Archie llegaron junto a la cama, con suavidad el hombre la guiaba sin ella darse cuenta, Archie era... elegante, en todos los sentidos, en su toque, en sus besos, en su voz cuando decía su nombre en un susurro ronco.
-Annie...siénteme, tócame... ahhhhh
Nada era como su madre le había dicho, ella estaba en bragas de encaje y camisón bajo el cuerpo semidesnudo de Archie, no se cambió por el ajuar que había comprado, no se metió bajo las sábanas a oscuras y no se quedó quieta esperando a que su esposo acabará como había sido instruida, no, ella estaba tocando, besando como su esposo le pedía, cuando llegó el momento se convirtió en mujer, en la mujer de Archie, se entregó por entera, con todo lo que era y con todo lo que lo amaba, dejó salir a esa Annie que tenía escondida, no la tímida, no la miedosa, la Annie que tenía necesidades, la que quería ser amada, la que quería ser la única en el alma de este hombre maravilloso que con cada envite la llevaba al más profundo abismo del placer y la locura, arañó su espalda, le mordió los labios y gritó su nombre cuando una explosión se apoderó de ella y bajó por su vientre, saliendo de su cuerpo en forma de un orgasmo que como la onda expansiva de una bomba hizo que Archie soltara un gruñido salvaje al sentirla derramarse con él en su interior provocándole también que se corriera junto con ella.
Antes de quedarse dormidos Annie pensaba en lo que su madre le había dicho acerca de la intimidad con su esposo, se sentía un tanto engañada, algunas amigas le comentaron que sería lo más traumático que le podía pasar a una mujer, la señora Brighton en aquella plática incómoda antes de la boda le dijo que debería usar su ajuar, que no debía dejarse ver desnuda por su marido y mucho menos dormir en la misma cama, que todo ese protocolo debía ser sólo para procrear y nada más, así debía ser para las damas de sociedad. ¡Pero en que rayos pensaba su madre cuando le dijo semejante sandez! Obviamente su pobre madre no contaba con lo apasionado y seductor que resultaría ser su yerno, prueba de ello era la desnudez en la que se encontraban después de un segundo encuentro igual o más apasionante que el primero. Archie logro desnudar a la tímida Annie quien probó y tocó todo lo que tenía a su alcance guiada por él.
Después de una noche maravillosa, les siguió una mañana igual o más candente, Annie libre de vergüenzas se dejaba amar por Archie, su único deseo era complacerlo y él, engolosinado con ella pues había resultado ser una amante ávida de aprender le daba lo que pedía.
A causa de la guerra en Europa los jóvenes no tuvieron viaje de luna de miel, se quedaron una semana en la cabaña, la servidumbre llegaba al medio día a hacer limpieza, dejar comida y se retiraba para dejar a los recién casados solos, ellos aprovecharon cada minuto, amándose de día o de noche, complementándose en cada encuentro, aprendiendo algo nuevo cada vez, Archie era un amante perfecto y Annie gozaba y anhelaba ser tomada por su esposo. Pasado el tiempo la pareja se instaló en una gran casa en la ciudad de Chicago, los padres de Archie se las obsequiaron por la boda y Albert la amueblo al gusto de Annie ya que los padres de la chica habían corrido con todos los gastos de la boda como era la costumbre, la casa era hermosa, de dos pisos con un jardín enorme, la glorieta central de piedra al igual que el caminito que llevaba hacia la entrada principal, el nido de amor ideal de la bella pareja.
Después de que Archie y Annie contrajeron matrimonio, todo aquél que los miraba decía que eran la pareja perfecta, él, gallardo y elegante, ella fina y hermosa, toda una dama, y así fue, durante todo un año así fue, después de ese lapso todos y cada uno de los que opinaban lo mismo se hubieran mordido la lengua si pudieran ver con sus propios ojos lo que sucedería después.
Continuará…
Por: Lexie (Esmeralda Graham) y Temperance (Primrose)
Para: Guerra florida 2020
Portada elaborada por: Mist ( Byul Hye)
Las divinas místicas de Terry
Cambiando el Destino por Terry
-Mi álainn, ¿porque estás molesto?
- ¿Que, porque estoy molesto, me preguntas? Se supone que en esta historia que han escrito Temperance y tú, saldría yo a escena y este es el segundo capítulo y aquí solo hablan del elegante y la tímida ¡en su noche de bodas!
-pero mi álainn, muy pronto harás tu entrada, solo deja que fluya la historia, por favor …
-Está bien les daré una oportunidad más a ti y a esa loca amiga tuya. Hablando de otra cosa, esa chica Moira me pone bastante nervioso, ya que no deja de mirarme como una boba
-Álainn esa chica es inofensiva sabes que está enamorada de ti, dime ¿quién se resistiría a tus encantos?
- Bueno en eso tienes razón, todas ustedes me ponen el pelo de punta su grupo de místicas, como podría decirlo sin ofenderlas.
-Solo dilo álainn
- bien ¡Están locas! Es muy difícil lidiar con ocho chicas tan temperamentales, por ejemplo Fedra, Psiquie, y tú me miran con ojos de lujuria, la chica Moira con ojos de borrego, Míst ni siquiera habla siempre anda volando en su nube, al igual que Maegalle creo son las dos más cuerdas, Temperance se puede decir que es tranquila, solo cuando está lejos de ustedes, pero esa Laera es una despistada de lo peor y habla sin parar de una y mil cosas, y ahora se les ha unido esa chica que me ve como si me desnudase con la mirada todo el tiempo.
- ¿A quién te refieres álainn?
- ¿cómo a quién? Esa chica Deni, todas ustedes me causan escalofríos y más cuando tomo duchas, espero hayas bromeado con eso de que tienen fotografías mías en ropa interior y desnudó ¿Lexie?
- ¡Claro, claro! ¿Acaso me crees capaz mi álainn?
- por Dios ustedes son capaces de todo y tú me das miedo, porque todo lo que pasa a nuestro alrededor lo sabes antes que cualquiera de nosotros.
- ¿Qué tal si entramos al café y te preparo una tisana? - preguntó la hermosa Lexie.
- Bien entremos- aceptó renuente el emperador. -Temperance buenas tardes querida, ¿podría hablar contigo un momento?
-Claro Lexie.
-Moira atiende a nuestro emperador y por favor pon atención en lo qué haces y trata de no babear - ordenó la de ojos dorados a su hermana- ¿Dime Lexie? ¿Qué pasa? - inquirió curiosa.
- ¿Sabes que tendremos que poner nuestro segundo capítulo en el lado oscuro?, porque al parecer nos extralimitamos en algunos detalles.
- sí, ni modo solo espero que las chicas sigan interesadas y sepan que obviamente es un Terryfic.
Significado de la palabra Álainn ( bello, guapo en lengua celta)
El último aliento
Capítulo 2
El culpable soy yo.
Casa Brighton verano de 1917
Era un día precioso, desde que amaneció el sol salió coquetamente para dar luz a tan esperado día.
Un año de planeación llegaban a su fin en este cálido día en el que se llevaría a cabo la boda de Annie Brighton y Archibald Cornwell ¡Por fin había llegado el tan esperado día! Con el que Annie siempre soñó, hoy se convertiría en la esposa del apuesto y elegante Archibald Cornwell, el chico por el que esperó paciente hasta que él un día por fin le dijo “te quiero”, ahora tras años de espera tendría su recompensa.
Annie abrió las ventanas de su habitación aspirando el aire, el clima era perfecto, al parecer el cielo dio una tregua para celebrar su gran día, desde ahí veía al personal contratado corriendo de un lado para otro bajo las órdenes de su madre, todo debía quedar tal cual ellas lo habían planeado, sonrió satisfecha ante ese hecho, dio la media vuelta dirigiendo sus pasos a tomar un baño perfumado y relajante el cual había sido preparado por su mucama especialmente para ella. Mientras su cuerpo estaba sumergido en el agua tibia pensaba en esos años de empeño respecto a la relación con su prometido, una relación un poco forzada al principio pues el chico Cornwell solo tenía ojos para su amiga rubia, sin embargo, ella misma fue la que se lo puso en las manos al rechazarlo aquel día en que ella confesó sus sentimientos los cuales en ese momento no eran correspondidos, posiblemente otra chica no habría aceptado lo que ella sí, pues Candy al rechazarlo le pidió cuidar de Annie, el chico con tal de complacerla aceptó, tal vez fue egoísta de su parte haberle pedido a Candy que no se lo quitara pero...bueno, la rubia renunció una vez más por ella, y ella era feliz con los momentos que pasaba al lado de Archie, para cuando el joven se fue a estudiar a la universidad su corazón ya le pertenecía, ella se lo había ganado con cada detalle, con su paciencia, su amor y su compañía cuando él estuvo deprimido por la muerte de Alistear lo cual le sumó puntos a su favor, dos años después Archie le pidió matrimonio. Fue un momento tan hermoso que lo guardaría siempre en su memoria y en su corazón. En un viaje a Florida durante las vacaciones de Archie, él y Patty habían colocado una mesa a la intemperie, en la playa, bellamente adornada con flores y velas, donde después de una elegante cena dieron un paseo a la luz de la luna y el al fin declaró su amor colocando un hermoso anillo en su dedo para después darle un beso largo y profundo el cual ella aceptó felizmente enamorada.
Al cabo de unos minutos estaba lista para su arreglo, varias doncellas, las mejores en esos menesteres, fueron las encargadas, cuando ellas acabaron y por fin pudo mirarse al espejo quedó complacida.
- ¿Ya estás lista Annie? - inquirió la señora Brighton entrando a la habitación.
-Ya estoy lista madre- respondió la chica volviéndose hacia la mujer con una sonrisa resplandeciente.
- ¡Oh Annie! - exclamó la mujer al verla, era perfecta- por favor déjenme sola con mi hija- pidió a las doncellas pues debían tener una plática, la que toda madre debe dar cuando está va a casarse.
Annie, a pesar de saber lo que venía se sonrojó, Candy y Patty quisieron evitarlo, sobre todo Candy que era enfermera y sabía algo, pero al final ya no se pudo y la señora Brighton muy a su pesar tuvo que darla y ella a su vez aceptarla.
Las damas de honor, por supuesto, eran Candy y Patty las cuales por insistencia de la novia portarían un delicado vestido en color rosa pálido, confeccionados a la medida por las mejores costureras de Chicago, elaborados con fino encaje inglés en el pecho, de hombros descubiertos y ajustados en la cintura, la falda de seda cortada en forma circular se movía graciosamente al caminar.
Fue una hermosa ceremonia, elegante, llena de gente importante de la ciudad y del medio empresarial, no era para menos, se casaba uno de los integrantes de la familia Andley, el segundo en la línea de sucesión y futuro vicepresidente del emporio. Todo salió tal cual fue planeado por Annie y su madre, las flores, la música, la comida y la bebida.
Candy, acompañada de Patty que viajó desde Florida para el evento, platicaban de todo y nada a la vez; de los alumnos de Patty, los pacientes de Candy, los vestidos de las demás mujeres sobre todo el de Eliza que parecía que estaba a punto de reventar en cualquier momento de tan apretado que estaba, ambas estaban contentas por su amiga, por momentos no faltó uno que otro chico que deslumbrado por la cándida belleza de las chicas las invitará a bailar a lo que ellas de la manera más amable fueron rechazando una a una las múltiples invitaciones para beneplácito de Eliza y enojo de la tía Elroy.
La noche de bodas los novios la pasarían en la cabaña que antaño albergara a Albert y a sus animales durante su tiempo de trotamundos, el lugar había sido arreglado desde hacía unos años atrás y servía de refugio para el agobiado patriarca los fines de semana siempre y cuando no tuviera compromisos sociales que atender.
Annie y Archie descendieron de una carreta guiada por Cleopatra ya muy entrada la noche, en la puerta del lugar un par de empleados los esperaban, los jóvenes recibieron las indicaciones pertinentes como, por ejemplo, cuál sería su habitación, la comida que habían dejado reservada para su estancia, el uso del agua para el baño y al final los empleados hicieron entrega de las llaves pues ellos tenían orden de regresar a Lakewood en cuanto los novios hicieran su arribo.
Los recién casados despidieron al servicio desde el quicio de la puerta, antes de entrar Archie levantó a su recién adquirida esposa en brazos para entrar con ella a la cabaña.
Annie se sonrojó de pies a cabeza cuando su esposo la levantó en vilo, su corazón estaba a punto de explotar de la emoción, no sabía a ciencia cierta que esperar, su madre le había dicho que su esposo sabría qué hacer y ella solo debía dejarse llevar, Candy le dijo que su cuerpo la guiaría y que se dejará llevar y Patty aún tímida le dijo que siguiera su corazón. Entonces ella decidió tomar los tres consejos, dejarse llevar por su esposo y que su corazón y su cuerpo hicieran el resto.
La habitación en el segundo piso era fresca, iluminada con algunas velas cuya llama tintilla con el viento que se cuela de la ventana abierta, las cortinas en color hueso se movían discretas dejando entrar la luz de la luna, la cama con dosel estaba bellamente preparada con el ajuar blanco con bordados, en la mesita un arreglo de violetas y rosas blancas desprendían su olor llenando el lugar.
Archie bajo lentamente a Annie, había subido las escaleras con ella en brazos, no parecía cansado, él era fuerte, a sus veinte años había crecido y fortificado su cuerpo, era un hombre atractivo y viril.
Annie tocó el piso y se tambaleó, estar sola con Archie a sabiendas que se convertiría en su mujer en unos minutos más la tenían mareada por el mar de sensaciones que inundaban su cuerpo.
Archie la sostuvo de la cintura al ver su trastabilleo, pudo sentirla temblorosa, le tomó la barbilla y con suavidad levantó su cabeza para depositar un beso cortó sobre sus labios.
-No tengas miedo mi amor, te prometo que está noche será inolvidable para ambos- dijo el hombre- déjame amarte Annie, déjame adorarte como lo he deseado desde hace tiempo- pidió el hombre.
Annie asintió, estaba dispuesta a cumplir con los deseos de su esposo pues eran los mismos que los de ella.
El vestido de novia junto con la chaqueta y el chaleco del novio cayeron al piso, entre besos largos y profundos Annie y Archie llegaron junto a la cama, con suavidad el hombre la guiaba sin ella darse cuenta, Archie era... elegante, en todos los sentidos, en su toque, en sus besos, en su voz cuando decía su nombre en un susurro ronco.
-Annie...siénteme, tócame... ahhhhh
Nada era como su madre le había dicho, ella estaba en bragas de encaje y camisón bajo el cuerpo semidesnudo de Archie, no se cambió por el ajuar que había comprado, no se metió bajo las sábanas a oscuras y no se quedó quieta esperando a que su esposo acabará como había sido instruida, no, ella estaba tocando, besando como su esposo le pedía, cuando llegó el momento se convirtió en mujer, en la mujer de Archie, se entregó por entera, con todo lo que era y con todo lo que lo amaba, dejó salir a esa Annie que tenía escondida, no la tímida, no la miedosa, la Annie que tenía necesidades, la que quería ser amada, la que quería ser la única en el alma de este hombre maravilloso que con cada envite la llevaba al más profundo abismo del placer y la locura, arañó su espalda, le mordió los labios y gritó su nombre cuando una explosión se apoderó de ella y bajó por su vientre, saliendo de su cuerpo en forma de un orgasmo que como la onda expansiva de una bomba hizo que Archie soltara un gruñido salvaje al sentirla derramarse con él en su interior provocándole también que se corriera junto con ella.
Antes de quedarse dormidos Annie pensaba en lo que su madre le había dicho acerca de la intimidad con su esposo, se sentía un tanto engañada, algunas amigas le comentaron que sería lo más traumático que le podía pasar a una mujer, la señora Brighton en aquella plática incómoda antes de la boda le dijo que debería usar su ajuar, que no debía dejarse ver desnuda por su marido y mucho menos dormir en la misma cama, que todo ese protocolo debía ser sólo para procrear y nada más, así debía ser para las damas de sociedad. ¡Pero en que rayos pensaba su madre cuando le dijo semejante sandez! Obviamente su pobre madre no contaba con lo apasionado y seductor que resultaría ser su yerno, prueba de ello era la desnudez en la que se encontraban después de un segundo encuentro igual o más apasionante que el primero. Archie logro desnudar a la tímida Annie quien probó y tocó todo lo que tenía a su alcance guiada por él.
Después de una noche maravillosa, les siguió una mañana igual o más candente, Annie libre de vergüenzas se dejaba amar por Archie, su único deseo era complacerlo y él, engolosinado con ella pues había resultado ser una amante ávida de aprender le daba lo que pedía.
A causa de la guerra en Europa los jóvenes no tuvieron viaje de luna de miel, se quedaron una semana en la cabaña, la servidumbre llegaba al medio día a hacer limpieza, dejar comida y se retiraba para dejar a los recién casados solos, ellos aprovecharon cada minuto, amándose de día o de noche, complementándose en cada encuentro, aprendiendo algo nuevo cada vez, Archie era un amante perfecto y Annie gozaba y anhelaba ser tomada por su esposo. Pasado el tiempo la pareja se instaló en una gran casa en la ciudad de Chicago, los padres de Archie se las obsequiaron por la boda y Albert la amueblo al gusto de Annie ya que los padres de la chica habían corrido con todos los gastos de la boda como era la costumbre, la casa era hermosa, de dos pisos con un jardín enorme, la glorieta central de piedra al igual que el caminito que llevaba hacia la entrada principal, el nido de amor ideal de la bella pareja.
Después de que Archie y Annie contrajeron matrimonio, todo aquél que los miraba decía que eran la pareja perfecta, él, gallardo y elegante, ella fina y hermosa, toda una dama, y así fue, durante todo un año así fue, después de ese lapso todos y cada uno de los que opinaban lo mismo se hubieran mordido la lengua si pudieran ver con sus propios ojos lo que sucedería después.
Continuará…
Por: Lexie (Esmeralda Graham) y Temperance (Primrose)
Para: Guerra florida 2020
Portada elaborada por: Mist ( Byul Hye)
Las divinas místicas de Terry
Cambiando el Destino por Terry
Link del capítulo 1
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Última edición por Esmeraldagraham el Lun Abr 06, 2020 9:20 pm, editado 4 veces
ahora tendrá cuidado cuando suba a bañarse en la cafetería 
🤫)
ehh 
🧐🤨
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