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Holaaaaaa
Un gran abrazo a todas
Les dejo el segundo capítulo de este fic 
espero que les guste. Mil gracias a mis compañeras de la Legión Andrew por que por ellas puedo apoyar al único y verdadero adorado Wero hermoso
Después de saborear un espectacular banquete Saray, Vane y Albert disfrutaban en el gran salón recostados sobre cojines. Sentadas al lado de su amado rubio, y después de turnarse para robarle algunos fogosos besos al hermoso hombre, Vane acariciaba su sedosa cabellera, de pronto él recordó que tenía que emprender su tan fastidioso viaje por otros reinos, así que a Saray se le vino en mente la estrategia que junto con sus compañeras de Legión habían acordado para no dejarlo ir… de esta manera estas dos guerreras comenzaron a contarle una historia muy especial…
OLVIDÁNDOME DE TU AMOR
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 2
En el colegio la vida solo eran aventuras (aventuras en las que eran arrastradas Annie y Patty gracias a las travesuras de Candy) y la graduación por fin llegó y las hermanas O’Brian y su mejor amiga Annie Britter disfrutaban su juventud.
Después del colegio la vida de estas jóvenes era meramente social. Annie fue invitada a una exclusiva fiesta por la inauguración de un complejo hotelero, no dudo ni tantito en llevar a sus amigas, obviamente como se trataba de una fiesta ofrecida por una de las familias más acaudaladas no tuvieron problemas en obtener permiso de sus padres.
Albert Andrew que era un joven apuesto y sus sobrinos Archie y Stear Cornewll Andrew quienes apenas eran más jóvenes que él, se estaban haciendo cargo por primera vez de la apertura de uno de los complejos hoteleros de la familia, por lo que no tuvieron problema en hacer una suntuosa fiesta.
A lo lejos vieron a las tres hermosas chicas y fueron presas de la belleza de aquellas invitadas que no conocían en lo absoluto. Así que tan seguros de sí mismos como solían serlo en los negocios los encantadores chicos se acercaron a donde las tres amigas se encontraban.
¡Ni se les ocurra voltear!- dijo Annie tratando de ocultar la euforia – ¡Los hombres más guapos de este lugar se están acercando hacia nosotras!
Annie casi gritaba de la emoción, Patty se puso totalmente nerviosa y solo cerró los ojos, mientras que Candy, como siempre de insurrecta, volteó en el preciso instante cuando Albert se acercó, quedando de esta forma frente a frente con lo que a su parecer era la imagen más hermosa jamás vista en su vida.
Sus ojos, su cabello, su sonrisa, su aroma, la dejaron petrificada y por primera vez en su vida, sin palabras; al mismo tiempo él sólo atinó a decir un “hola” mientras la escudriñaba con la mirada, le parecía una imagen angelical e irreal. Por lo que tuvo que ser Archie quién tuviera la sensatez de hacer una presentación apropiada.
-Muy buenas noches señoritas, mi nombre es Archibal Cornwel Andrew, él es mi hermano Alistear y nuestro tío Albert Andrew. Permítanos pasar con ustedes un rato conversando, si no es molestia, claro.
Candy respondió inmediatamente sin quitar la mirada de Albert al mismo tiempo que portaba una coqueta sonrisa
- Por supuesto que no es ninguna molestia, nos encantaría pasar una agradable velada contigo, cof!! Cof!! Quiero decir con ustedes…
Albert sonrío y estuvo toda la velada a lado de Candy. Archie por su parte no podía dejar de ver a Candy tampoco, su sentido del humor y jovialidad eran como un imán y disfrutaba escuchar la carcajada sonora de la rubia y sus comentarios tan bien atinados acerca de cualquier tema.
Annie, estaba prendada del hombre tan elegante que era Archiebal, aunque se dio cuenta que tendría que trabajar duro para captar su atención.
Por otro lado Alistear y Patty no podían con tanta timidez y casi no conversaban, hasta que Patty discretamente decidió separarse del grupo para salir al hermoso jardín de la residencia Andrew a tomar algo de aire y a hacer lo que mejor sabía, enfrascarse en sus propios pensamientos.
Por supuesto que eso llamó la atención de Alistear que había pensado en hacer exactamente lo mismo. Y se volvieron a encontrar en el jardín, Patty lo miró de reojo y se sintió molesta por la sensación de que invadían su privacidad.
– ¿Me está siguiendo?
- ¡por supuesto que no!- contestó él apresuradamente y con el rostro rojo de vergüenza -es sólo que necesitaba alejarme del bullicio de la fiesta. Si le incomoda me retiro.
Pero Patty sintió que le hablaba con la verdad y exhalando aire con dejo de hastío le dijo – no es necesario, comprendo lo que dice, yo no estoy hecha para esta clase de eventos.
Alistear comenzó a hablar torpemente como resultado a su nerviosismo – Su Padre es Pat O’Brian ¿cierto? es un grande en los negocios. Yo imaginaría que sus hijas serían unas chicas que gustan de estos encuentros sociales.
Patty no pudo evitar enojarse más y a la vez que lo fulminaba con la mirada le dijo – pues cuanto siento decepcionarlo, no todas las hijas de Robert O’Brian disfrutamos de tales eventos.
Alistear sonrió y la miró dulcemente haciendo que Patty se sintiera totalmente expuesta y nerviosa –muy por el contrario señorita, es una agradable sorpresa saber que no es como la mayoría de las personas. Espero que disculpe mi atrevimiento, pero me encantaría saber si no es de su agrado las faramallas de la alta sociedad ¿qué es lo que en verdad disfruta?
Tal vez fue el clima perfecto de la noche, la luna llena que hacía juego con el ambiente, pero Patricia O’Brian no pudo evitar conversar como solo lo hacía con su hermana, desde el fondo de su corazón. Por su parte Alistear sentía que se reconocía a sí mismo en el alma de ella.
En el otro extremo de la fiesta. Annie hizo gala de la educación que había recibido desde su infancia pudiendo así enfocar la atención de Archibal en ella, lo que le pareció totalmente halagador. Total, era evidente que con Candy no tenía oportunidad pues los rubios parecían estar dentro de su propia burbuja.
Mientras, Albert y Candy pudieron ver uno en el otro que compartían almas intempestivas y ansias de existir al límite. Que amaban la vida misma y la oportunidad de gozarla era irresistible. El tiempo pasó tan rápido esa noche y las chicas tenían que volver a casa, lamentablemente era el momento.
Annie se acercó a Candy -Candy despídete por favor, es hora de irnos si no mi madre me matará.
Notablemente decepcionada Candy asintió y cuando Annie se dio la vuelta en un rápido movimiento se acercó al oído de Albert –Moriré si te dejo esta noche, por favor escapemos para seguir conversando, veámonos en el parque central en una hora.
Albert abrió los ojos tan grande, sorprendido de estas palabras, no podía creer que esa chica fuera tan atrevida y tan dulce al mismo tiempo y con una hermosa y honesta sonrisa accedió.
La sostuvo del brazo y con su voz tan gruesa y en un tono suave le dijo – te esperaré con ansias-
La rubia sintió que pisaba entre nubes al saber que lo vería de nuevo y muy pronto. Se dio la vuelta para retirarse junto a su hermana y amiga.
Las chicas dormirían en casa de Annie. Candy sabía que si les contaba su loca idea de salir a ver a Albert en medio de la noche y a un parque tan retirado de la casa donde se hospedaban no contaría con el apoyo de ellas. Así que como no era la primera vez que escapaba desde una ventana sin ser descubierta, decidió mantenerlo en secreto.
El plan era perfecto, después de estar segura de que todas dormían saldría por la ventana sin ser vista, tomaría un carruaje en la calle hacia el parque central, vería a Albert y regresaría antes del amanecer “¿Qué podía salir mal? El amor todo lo vence” se repetía mil veces a sí misma.
Siempre había sido intrépida en esta clase de planes, sin embargo ahora todo era distinto, tenía que descubrir que poder tan extraño era aquel que la impulsaba a ver el rostro perfecto de Albert, ha escuchar su voz, conocer profundamente sus sueños y miedos, sobre todo saber si no era tan solo una fantasía que ella se estaba creando.
Así que llevó a cabo su escabullida y todo estaba saliendo a pedir de boca. Tomó un carruaje, le pidió al chofer que la llevara hasta el destino acordado con Albert.
Al llegar al parque, bajó del coche y se dirigió al cochero – Señor, por favor espere por mí, recibirá una considerable propina.
Caminaba entre la penumbra de los árboles y podía jurar que su corazón latía tan fuerte que se escuchaba en el otro extremo del parque. Y de pronto ahí estaba él, sentía que lo conocía de otra vida y detuvo sus pasos tomándose un momento para admirarlo. Estaba recargado bajo una farola con los brazos cruzados y la mirada perdida en el cielo.
Él sintió un vuelco en el pecho al sentir el escudriño de la chica. Y como atraído por imán se encaminó hacia ella. Albert tampoco se explicaba la urgencia de estar con ella, de escucharla, de no perder de vista cada gesto en su rostro por que le parecían tan inusualmente bellos. No podía creer que el amor a primera vista fuera real ¡No! Se repetía así mismo, de seguro nos hemos visto antes, tal vez en otra vida… no hay otra manera de explicarlo.
Así pasó más de una hora entre miradas y conversaciones de todo y nada. Y dándose cuenta que el tiempo siempre seria poco para estar juntos, ella tuvo que aceptar que tenía que irse, si no el castigo por sus padres podría ser muy duro.
-Candy, permíteme hablar con tu padre, le pediré permiso para frecuentarnos, no quiero que te vuelvas a exponer de esta forma, aunque ha sido lo más hermoso que alguien ha hecho por mí, no me disculparía si te sucede algo.
Ella no paraba de sonreír – Me harías la chica más feliz de este y de todos los mundos. ¡Albert!
Y espontáneamente lo abrazó del cuello tan fuerte que explotaron en risas cual par de locos. Al retirar su abrazo poco a poco, sus rostros quedaron frente con frente, podían sentir el cálido aliento del otro.
Ahora el espacio entre ellos les parecía amplio y lo acotaron rosando sus labios, mientas él la tomaba firme y delicadamente por la cintura, un choque eléctrico hizo que profundizaran el beso explorando con sus lenguas y saboreando cada centímetro.
Algo explotaba deliciosamente en el interior de sus almas, la sensación era sublime y el palpitar de ambos corazones era perceptible en distintas partes del cuerpo.
Enajenados descubriendo el más puro placer, no se dieron cuenta de que la lluvia comenzó a caer hasta que las gotas fueron persistentes. Él tomo fuertemente las manos de ella porque aun no se sentía listo para dejarla ir.
-Adiós Albert, un carruaje me espera para regresar a donde los Britter. Le dijo ella en voz baja sin saber cómo detener esta despedida.
- Candy te prometo que exactamente en una semana estaré frente a tu padre para hablar con él y es que en estos días tenemos muchos asuntos por concluir para la inauguración del hotel. Te suplico que no dudes de mi palabra
En silencio se vieron a los ojos hasta que ella sonrío
– confío totalmente en ti.- y se dio la vuelta para irse del lugar.
Y así la vio desaparecer entre la noche y la lluvia que de apoco se estaba convirtiendo en una fuerte tormenta, hasta que la vio subir al carruaje.
Ella insistió para que el chofer fuera lo más rápido posible y le dio la propina prometida para incentivarlo a apresurarse. La lluvia arreciaba y en una calle maltrecha el hombre perdió el control del vehículo volcándose entre una pila de árboles derribados por la tormenta, el carruaje quedó completamente destrozado y Candy severamente herida.
El hospital más cercano fue avisado del accidente y pudieron recibir ayuda médica. Ella fue trasladada al nosocomio con urgencia debido a la gravedad de su situación y a que estaba inconsciente.
Entre sueños, Candy solo veía la figura de Albert parado bajo la farola y ella corriendo con desesperación queriendo alcanzarlo, sentía que le faltaba el aire de tanto correr sin poder llegar hasta donde él estaba, trataba de gritar su nombre sin emitir sonido y su voz se ahogaba en su garganta.
Continuara…
Al fnal del relato y viendo que su amado estaba profundamente dormido, se acercaron a su lado, y tapándolo con una sábana de seda, se propusieron dormir a su lado hasta que la siguiente Legionaria comenzara su historia.
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