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SERIE NOCHES DE INSOMNIO
LA SEXTA NOCHE
NATASHA Y TATTYS GRANDCHESTER
Tic tac… tic tac… tic tac…
Las horas pasaban tan lentamente que en el reloj los segundos parecian detenerse a esperar que el volteara a mirarlos… el sonido que el aparato provocaba estaba crispando sus nervios, eran las 12 del medio dia y el no habia parado de tomar cafe y whiskey, parecía que era lo único que le hacia mas soportable el transcurso del tiempo.
Salio a la calle cuando la botella se hubo terminado, al llegar a la tienda checo en sus bolsillos y saco un par de billetes para pagar un par de botellas mas y unos cigarrillos… olia a alcohol, lucia terriblemente pero aun asi fue reconocido de inmediato por el hombre detrás del mostrador.
- ¿Es usted Terrence Grandchester verdad? Mi esposa y yo fuimos a verlo al teatro, nos encanto su trabajo. –dijo el hombre entre feliz y confundido ante el aspecto del actor.
Terry no contesto, solo asintió y tomo las cosas para luego marcharse, aun asi escucho la voz del tendero antes de irse.
- Es una lastima que un hombre tan joven se tire al vicio. –dijo el hombre viéndolo partir.
Terry salio apresurado no sabia si sentir vergüenza o enojo, la verdad es que no tenia animos de ofenderse ante el comentario y se sentía demasiado confundido y perdido para sentir lastima por si mismo…
Al llegar al edificio donde se encontraba su apartamento se quedo parado fuera y miro hacia la ventana del mismo, tenia una sensación de ser observado, pero bueno, eso ya habia pasado en varias ocasiones, penso en que no debía sentirse ya extrañado de esa percepción, sin embargo en ese mismo instante la cortina del cuarto se movio y una chica se asomo por la ventana. Vestia un atuendo azul y tenia el cabello largo… agacho el rostro, se tallo los ojos y volvió a mirar, ya no habia nada.
Camino hasta la banca que estaba en el parque frente al edificio abrazando con fuerza la bolsa donde llevaba el Whiskey, saco un cigarrillo y lo encendio, se veía nervioso, su pie golpeaba constantemente el piso haciendo notable su nerviosismo.
- No vas a entrar. –escucho decir a sus espaldas.
Terry volteo y vio a la misma chica que habia visto en la ventana, tiro el cigarro y las botellas que aun se encontraban en la bolsa se estrellaron contra el piso debido a la sorpresa.
- Mi hermana Natasha te esta esperando… yo te acompaño si quieres para que no vayas solo.
Terry quiso decir algo pero no pudo, la chica no solo se veía siniestra, podría, por su atuendo, su mirada y la sangre de su vestido, decir que estaba muerta, se levanto como resorte de la banca y camino al contrario del apartamento.
- A donde vayas iremos. –dijo otra voz esta vez a su lado.
El agacho el rostro y se nego a mirar pero luego se dio cuenta que no era una sola imagen esta vez, eran dos chicas, las dos vestidas de la misma forma, con el pelo negro y largo, podía sentir la sonrisa burlona de ambas y de pronto se vio rodeado por los brazos de ambas, quienes no le permitían el paso a ningún sitio.
- Es de dia… es de dia…es de dia… -empezo a decir mientras tapaba su rostro con ambas manos.
- Te equivocas. –dijo Natasha. – ya ha anochecido.
Terry abrió los ojos sorprendido ante la afirmación de la chica y se dio cuenta que verdaderamente la oscuridad al igual que los brazos de ellas, lo rodeaba. De pronto cayo de rodillas y empezó a llorar abiertamente, su desesperación habia alcanzado el limite.
- No llores, Tattys y yo solo queremos jugar un poco.
- Asi es, no llores, asi no es divertido. –dijo la otra chica acariciándole el cabello.
El al sentir el frio toque de la mano de la chica se quedo inmóvil, busco la caja de cerillas y encendio uno, necesitaba de la luz para librarse de las visiones, o al menos asi lo sentía, tal vez fue su determinación la que provoco que con cada cerilla las imágenes de las chicas se fuera desvaneciendo, aun cuando las voces seguían insistiendo en querer jugar con el.
Camino aprisa al departamento, encendiendo cerilla tras cerilla y al entrar encendio la luz y comenzó a rezar. Nunca habia creido en los rezos, en dios o cualquier cosa religiosa, pero en ese momento necesitaba aferrarse a algo y asi lo hizo.
La noche se le fue entre rezos inventados y cigarros consumidos. Los ojos le ardían, le pesaban, le dolían y el cuerpo delgado y sin fuerza descanso en la silla frente a la ventana… ellas no se fueron pero al menos con la luz pudo mantenerlas afuera, o al menos eso vio a través del vidrio.
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quiero ver como este queda echo mierda 
