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⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐

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Letis
Ana María López
Dar042
Ana l Ruiz
Herminia73
Adry Grandchester
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Adry Grandchester

Adry Grandchester
Niño/a del Hogar de Pony
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⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ Amor_p66


CAPÍTULO 28, FATALIDAD




Los estruendos balísticos fueron escuchados por el comandante de policía, que rápidamente desenfundó su arma, al igual que el otro oficial que aguardaba con él, para acudir a la escena del crimen, al tiempo que los otros dos que resguardaban la parte trasera del inmueble corrieron para atender las órdenes de su superior. El jefe del agrupamiento policial llegó un poco después que el señor Britter, con las pistolas en alto ordenaron que nadie se moviera, pero era demasiado tarde, alcanzaron a ver cómo Annie vaciaba la carga del revolver. A pesar de la sorpresa que le causó ver a una joven tan hermosa y de buena cuna cometer el ilícito, él y otro guardia se dirigieron al interior de la cabaña, mientras que los otros dos verificaban que nadie más estuviera armado. Susana con los ojos desorbitados buscaba a Terrence, cuando lo vio quiso correr hasta él, pero un brazo la agarró bruscamente. — ¡No hija!, ¡Es mejor que nos vayamos antes de que nos involucren en esta catástrofe! — ¡Suéltame madre!, ¡No ves que Terry está herido! — El castaño, apretando su brazo izquierdo caminaba en dirección a Candy, la sangre resbalaba por su torso desnudo como si fuera tinta que mácula finamente una escultura. La señora Marlow expectante, a unos metros observaba los sucesos, pero al percatarse de la llegada de su hija, se apresuró para detenerla justo a tiempo e impedir que fuera con su ex prometido. — ¡Déjame, te digo que me sueltes! — Reclamaba Susana liberándose del agarre de su progenitora. Con su característica cojera se encaminó rumbo a Terry, su corazón latía a gran velocidad, el aire, aunque entraba en sus fosas nasales no alcanzaba a llenar sus pulmones, sin embargo, era más la necesidad de llegar junto a él e impedir que se uniera con Candy, que su propia salud, seguida por su madre, Susana avanzaba, cada vez más lento hasta que cayó de frente, golpeando su cara sobre el pasto. — ¡Susana, hija! — Fueron los gritos de Carolina Marlow, que hincada le daba la vuelta al cuerpo desvanecido de su niña. — ¡Terrence, ayúdeme, Susana se ha desmayado! — Gritó, pero el aludido solo volvió la cabeza para ver el lánguido cuerpo de la ex actriz, no obstante, retomó su camino para llegar junto a Candy, quien con un semblante todavía pálido quiso levantarse, pero su organismo permanecía afectado por los somníferos, enfocaba la vista para dilucidar a la persona que se acercaba, cuando la tuvo enfrente pudo distinguir la figura de Terry, así como su sangrado, con la entereza que le caracterizaba, además de su alto sentido del deber, se sentó cubriendo su pecho con la camisa, abría y cerraba los párpados para esclarecer su vista miró, a su alrededor todo le parecía que estaba en penumbras, notó cómo Karen lloraba al lado de Archie, quién al ver el leve fulgor de las esmeraldas, le otorgó una leve sonrisa antes de perder el sentido. — ¡Karen, corta trozos del forro de tu vestido! — Pero, ¡Si dejo de apretar, sangrará más! — ¡Hazme caso, para eso los quiero para vendar haciendo presión y detener la hemorragia! — El actor olvidándose de él mismo, agradecido con Dios de que su pecosa estuviera sana y salva la abrazó. — ¡Candy, estás bien! — Le dijo, mientras besaba su cabeza, ella quiso llorar, pero se contuvo. — ¡Terry, cariño, déjame ver tu brazo! — ¡Estoy bien! — ¡Hay que hacer un torniquete en lo que te revisa el doctor, ven ayúdame con eso! — Él no objetó, dejó que ella le pusiera el vendaje. Una vez terminado le pidió a su prometido. — Con estos pedazos de tela envuelve el costado de Archie, yo no tengo fuerza ahora. — Terry auxiliado por Karen atendía las instrucciones de Candy, pero Stear alterado llegó junto a ellos. — ¿Quién le hizo esto?, ¡Archie, hermano! — Le decía Alistear. — ¡Calma Stear, solo está desmayado! — Le dijo Candy. — ¡Hay que vendarlo, eso ayudará!, ¡En cuanto hayan terminado llévenlo a la casa para que los atienda un médico! — Karen sobreponiéndose al impacto de los acontecimientos, limpió con rudeza sus lágrimas, sentía que todo su ser se cimbraba al ver a ese muchacho, tan joven y buen mozo sangrando, que, sacó a flote su enérgico carácter, así como lo aprendido por sus familiares, todos eran médicos de profesión; con la mayor delicadeza posible volteó el cuerpo de Archie para acercarse a su pecho y escuchar su corazón, al comprobar que latía, ayudada por Stear fue vendando la herida. Por su parte, Candy hacía enormes esfuerzos por no desvanecerse, los párpados le pesaban; Terry a su lado la abrazaba, logrando que ella recargara su cabeza en su pecho.  — ¡Vamos pecosa, es mejor irnos de aquí! — ¡Hay que ver que nadie más este lastimado! — Reparó ella. — ¡La policía se encargará de eso, es necesario que te atienda un doctor, al igual que al elegante! — Él se levantó para cargar a Candice, pero los gritos de la señora Marlow llamaron a atención de ella. — ¡Terrence, venga, Susy no despierta! — Candy no pudo evitar retroceder en el tiempo, recordar aquella ocasión en que Susana valiéndose de la pérdida de su pierna, además de sus argucias logró separarlos, sin embargo, en esta ocasión todo era diferente, pensó, haciendo gala de la nobleza de su alma le dijo a Terry. — ¡Ve con ella cariño! — ¡No, no me pidas eso!, ¡Juramos velar por nosotros, confiar en nuestro amor! — ¡Lo sé por eso te lo pido!, ¡Nada, hará que apartemos nuestros caminos!, ¡Ve, se lo debemos, gracias a ella estás aquí, conmigo! — ¡Candy! — Musitó él con un velo de tristeza en su mirada! — ¡Ve, yo estaré aquí! — Terrence con desgano obedeció. — ¿Por qué tarda?, ¡Cárguela para llevarla a la casa, necesita que la vea un médico! — Para Terry el resonar de las palabras de la señora Marlow martillaron su cerebro con la remembranza de aquél fatídico accidente, iba a cargarla, pero dentro de su ser, la rebeldía de ese adolescente que llegó a Nueva York cargado de sueños refulgió con mayor ímpetu, no, esta vez no. — ¡Mandaré a alguien que la auxilié, señora!, ¡Yo, por agradecimiento, ya hice todo lo que pude por ustedes! — Pero ¿Qué está diciendo? — ¡Lo que escuchó!, ¡Lo único que puedo hacer por humanidad es que alguien venga por ustedes, seguramente habrá un doctor en la mansión, ahí la atenderán! — Susana entre abrió lentamente los párpados, al ver a Terry ahí, curvó sus labios en una tenue sonrisa. — ¡Estás aquí!, ¡Estás conmigo y no con ella! — ¡Te equivocas Susana, ya vendrán por ti para que seas atendida! — Ella levantó su mano aferrándose a su pantalón con el pulso acelerado le suplicó. — ¡Agáchate por favor! — Terrence miró la palidez de la chica, luego se volvió en la dirección donde estaba Candy, quien con las manos en el pecho parecía que le rogaba hiciera caso; se inclinó para escuchar lo que tenía que decirle Susana, quien con toda la fuerza de la que era capaz apretó su brazo clavando sus dedos en la piel del chico cual si fueran garfios; inhaló aire para poder hablar, sabía que iba a morir, pero con su último aliento le arrancaría una promesa al que fuera su gran amor. — ¡Terry, por lo infeliz que me hiciste, por todo el desamor y desprecio que recibí de ti!, ¡Prométeme, júrame, que no te quedarás con Candy! — ¡Estás loca Susana! — ¡No puedes negarle la última voluntad a un moribundo! — Decía ella con la voz cada vez más débil. — ¡No te prometeré eso! — ¡Tienes que jurarlo, me lo debes! — ¡No te debo nada!, ¡Pagué con mi vida, fue demasiado dolor, tortura y tristeza la que pasé a lado de ustedes dos! — ¡Promételo Terry! — ¡No! — Respondió él bruscamente liberándose de la sujeción y levantándose para irse. — ¡Yo te maldigo Terrence Grandchester, nunca serás feliz! — ¡Hija, cálmate! — Le suplicó Carolina. — ¡Mamá, perdóname!, fui mala contigo, pero ¡Te dije que no viviría sin él!, ¡Impide que se case con ella! — Con una honda exhalación, los azules ojos poco a poco fueron perdiendo el brillo, hasta que quedaron ausentes, sin vida, como el cuerpo inerte ya sin hálito de Susana Marlow. — ¿Susy?, ¡Hija! — Le decía la madre, pero el abrumador silencio ensordeció los oídos de la mujer ante la inminente muerte de su niña. El generoso corazón de Terrence, no pudo abstenerse del dolor desgarrador por el deceso de Susana, no podía negar que, gracias a ella, estaba vivo, si bien, lo mantuvo preso, cautivo de sus caprichos, le debía que en estos momentos pudiera estar con Candy, conmovido por el violento llanto de Carolina se inclinó para cerrar los párpados de la joven y musitar. — ¡Gracias Susana, descansa en paz!, ¡Siento en el alma no haberte hecho feliz! — La señora Marlow despedazada, no vio cuando Terry se alejó; solo quería que su hija regresara a la vida, volver en el tiempo para cambiar, modificar sus acciones, todo con tal de tenerla con ella de nuevo. Sentía que el dolor la consumía, la culpabilidad y la desolación; con sus brazos levantó a su unigénita para acuñarla en su regazo, mirando al cielo en una silente oración, así permaneció sin que nadie se atreviera a interrumpirla.

Unos metros adelante, el señor Britter atónito se acercó a su hija, que seguía arrodillada, tomó la misma posición, al igual que ella, las fuerzas habían escapado de su cuerpo, su razón estaba obnubilada por lo que veía, miles de preguntas se agolpaban en su cerebro, sin darse cuenta gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, cegando por momentos la realidad, esa realidad tan cruel que se negaba a aceptar, las palabras se acumulaban en su pecho, mismo que estaba aprisionado por el dolor, no quería decir nada, pero era inevitable, tenía, debía hacerlo; con la voz entrecortada se dirigió a Annie. — ¿Qué has hecho hija?, ¡¿Por qué?! ¿En qué fallé? — La chica no hizo caso de los lamentos de su padre, la debilidad de su cuerpo, la ausencia de los sentidos, así como, el insoldable reconocimiento de sus acciones daba parte del cruento futuro que le esperaba. Sin ganas dejó caer el arma en el pasto, lentamente se levantó, miró a su alrededor solo para darse cuenta de que su objetivo mortal estaba ahí, viva, a salvo en los brazos de su Terrence, un surco de agua salada brotaba de sus azulados iris, los cuales se clavaron en la figura de la que fue su hermana; al cruzarse las miradas una sonrisa que se volvió carcajada desfiguró su dulce rostro al comprender que de nada sirvió todo lo que hizo, fuera de sí se acercó al grupo de jóvenes que se disponían a irse. — ¡Así que sigues viva!, ¡De nada te servirá, porque cargarás en tu conciencia mi desdicha! — Gritaba sin control, mientras que el señor Britter la sujetaba por la cintura para que no hiciera daño, no obstante, al ver a Archibald sin sentido, la agudeza de su sentimiento aún guardado en el fondo de su ser la estremeció. — ¡Suéltame padre!, ¡Archie, Archie!, ¡Por favor padre, déjame verlo! — ¡No Annie! — ¡Por piedad, no haré nada, solo quiero verlo! — El desdichado hombre, no pudo abstenerse de las súplicas de su hija, sin separarse de ella, la soltó solo para ver cómo se abalanzaba sobre el pecho de Archie llorando amargamente. — ¡Perdóname, por favor!, ¡Te amo, los celos me cegaron!, ¡Perdóname! — ¡Basta! — Se escuchó la enérgica voz de Karen. — ¡Ya hiciste suficiente para arrepentirte ahora! — El señor Britter con todo el dolor de su corazón jaló a Annie por la cintura para llevársela, a pesar de los desgarradores gritos de ella. No sabía qué hacer, dada la presencia de la policía, tampoco quería huir, abatido abrazó a la muchacha llorando junto con ella. — ¡Perdón Annie!, ¡Perdón por no ser un buen padre! — En ese abrazo Annie comprendió por fin que su padre la amaba a ella, ahora ¿Qué podría hacer? — ¡Lo siento tanto padre, lamento causarte este dolor! — El desconsuelo permeaba ese abrazo tanto para el padre, que por segunda ocasión perdía una hija y para ella, que no supo valorar el amor de ese buen hombre.

En la cabaña la policía ya había esposado a Christian y a Oliver; en tanto, que Albert, junto con Richard habían levantado a la tía abuela, acomodándola en uno de los sillones, una bala acaecía en la cadera, mientras que a Elisa no la quisieron mover, ya que el proyectil se había incrustado en su cara. Al cerciorarse de que ambas estuvieran vivas, William salió a buscar ayuda, pero la radiante luz del sol fue eclipsada por la fatalidad de lo que alcanzaron a ver sus ojos, drama, dolor, sangre, muerte; de inmediato buscó a Candy, pero lo primero que vio fue a Neil tirado sin sentido con el abdomen cubierto por la espesa plasma color escarlata, fue hacía él, con los brazos lo levantó llamándole. — ¡Neil, Neil!, ¡Por Dios Santo, despierta!, ¡Pronto vaya por ayuda! — Le ordenó a un policía que lo veía sin hacer nada. El comandante, que no estaba acostumbrado a tales circunstancias, aún abrumado por la cantidad de heridos, apoyó la orden de Albert. — ¡Sargento, junto con los compañeros suban a las mujeres y a este hombre a la patrulla, hay que llevarlos al hospital más cercano! — ¡Como ordene! — El guardián estaba a punto de obedecer, pero fue detenido por William, que recordando la gravedad de Elisa apuntó. — ¡A la chica no la muevan, parece más delicada su lesión!, ¡Debe venir una ambulancia!, ¡Soliciten apoyo!, ¡Vayan a la mansión, ahí hay un teléfono! — El jefe de los uniformados, presto le llamó a otro policía. — ¡James, toma un caballo y ve a la residencia Ardlay, llama para que venga la ambulancia y refuerzos! — El gendarme obedeció dirigiéndose a todo galope a cumplir con lo solicitado.

Richard con la impotencia reflejada en su rostro, no entendía cómo lo que había sucedido, fueron solo segundos para que el infortunio sobrevolara sobre todos ellos, ni en sus más locos sueños imaginó protagonizar tan cruel situación, en esos momentos, ni su poder como duque podría dirimir tal escena, no debió de fiarse acudiendo solo y sin escolta, si lo hubiera previsto sus hombres hubiesen actuado para evitar tales eventos. — Se lamentaba. — ¡El hubiera no existe!, ¡No se puede regresar el tiempo!, ¡Luchamos en una batalla, que al parecer ganamos!, pero ¿A qué costo? — Decía en voz baja, al caminar donde se encontraba su hijo; en su trayecto se topó con la madre de Susana, quien abrazaba el cadáver de su hija; no se detuvo, — ¿Para qué?, — Pensó. — ¡La necedad de esa muchacha la llevó a otro lugar!, ¡Ese dónde los vivos no tenemos cabida! — Cuando estuvo frente a su primogénito, simplemente lo abrazó con tal fuerza que Terrence emitió un débil quejido. — ¡Hijo mío!, ¡¿Estás herido?! — ¡Estoy bien padre! — ¡Debemos ir a que te examine el médico! — ¡Es más importante llevarlos a ellos! — Comentó al ver a Archie y Candy. — ¡Voy a la residencia por un auto!, ¡Me preocupa mover a Archie por la lesión que tiene!, ¡Quédate con ellos por favor, no pierdas de vista a Candy! — ¡Ve pronto, aquí estaré pendiente! —

Aunque el sangrado en el brazo de Terry había cedido, al subir a la yegua una punzada le hizo doblarse por el malestar, al tiempo que le impidió tomar las riendas con vigor, no obstante, emprendió el camino a la residencia Ardlay, sus pensamientos revoloteaban de uno a otro hecho, cómo encontró a Candy, los heridos, la muerte de Susana, todo a consecuencia de un ardid, que tenía como fin último dañar a su prometida, recapitulaba la perfección del plan, si no hubieran llegado a tiempo, la tragedia comprometería a otros actores, dónde él sería el protagonista, ya que estaba dispuesto a matar al sujeto que intentó mancillar a Candy. El aire movía su castaña melena, pero no lograba despejar su mente, sin embargo, su carrera fue interrumpida al ver que tres vehículos con varios hombres venían en su dirección, se trataba de George, que al ver la gravedad de la situación decidió acudir por ayuda. Terry jaló las bridas de la yegua, que se paró en dos patas ante la intempestiva orden, provocando que su jinete casi cayera al no tener fuerza en uno de sus brazos. George al ver eso de inmediato bajó del auto. — ¡Joven Terrence!, ¿Está bien? — ¡Sí, George!, ¡Por mí no te preocupes, debemos ir a la cabaña, hay muchos heridos y la ambulancia tardará en llegar! — ¡En la mansión está el doctor Martín, que ha revisado a las señoritas Patricia y Mely! — ¡Bien, vayamos rápido! — El eficiente asistente se enfiló al vehículo para seguir a Terry.

Uno a uno fueron levantados los heridos, Albert no quiso que la policía se hiciera cargo de la tía abuela, él junto con George la cargaron a uno de los vehículos, Neil y Archie en otro, en esté subió también Karen, que decidió velar por Archibald; para que Terry se hiciera cargo de Candy, quien ya no aguantó más y cedió a la somnolencia en los brazos de su amado, que junto con el duque subieron al tercer vehículo. Annie y el señor Britter no pudieron hacer lo mismo, ya que el comandante se los impidió aludiendo a la culpabilidad de la chica, ambos esperarían a que llegaran los refuerzos para después ser trasladados a la comandancia de policía, al igual que la ambulancia acudiera por Elisa, quien se mantenía sin sentido, pero con vida.

En Nueva York las cosas no eran tan diferentes, los guardias mantuvieron la vigilancia en el hotel día y noche, Jonathan y Margaret subieron hasta la azotea localizando el cuarto de trebejos, el joven luego de forzar la cerradura se abrió paso entre el polvo, así como los muebles inservibles ocultándose en el fondo; con mantas sucias, desgastadas y malolientes se cubrieron en espera de no ser descubiertos, sin embargo, el semblante de la chica denotaba que sus fuerzas estaban al límite, eso lo sabía Jonathan que preocupado quiso salir y entregarse, pero fue la propia Margaret quien se lo impidió. — ¡Estás muy mal cariño, voy a salir, es mejor entregarnos! — ¡No, espera!, ¡De nada servirá todo esto, nos meterán a la cárcel! —Pero ¡La herida se ha abierto, no puedes perder más sangre, te debilitarás! — ¡Ha dejado de sangrar, es mejor esperar, tenemos todavía la oportunidad de escapar! — ¡No lo sé, seguramente nos estarán cazando como ratones!, ¡Si logramos salir de aquí, no podremos regresar a Inglaterra! — ¡Estoy consciente de ello, no obstante, prefiero vivir aquí en libertad que darles la vergüenza a mis padres de verme tras las rejas! — ¡Tienes razón, pero si te pasa algo yo no podré seguir adelante!, ¡Todo lo hice pensando en nosotros, equivocadamente, ahora me doy cuenta! — ¡Yo también, amor, por eso debemos aguardar, cuando estemos lejos pensaremos cómo decirles a nuestras familias! — ¡Margaret! — ¡Estoy bien!, ¡Ayúdame a apretar el vendaje para que contenga la hemorragia! — El chico, no quería ver la lesión de su novia, más se armó de valor para auxiliarla, tenía que hacer lo que fuera para salir lo más bien librados posible. Una mancha roja casi café, destacaba en su camisón amarillo, se dio cuenta de que el sangrado había cedido; de la bolsa que traía consigo, sacó un vestido que hubo comprado antes de llegar al hotel, con sumo cuidado le quitaba la prenda manchada, el pudor de ella se reveló en sus mejillas sonrojadas que matizaron su tez completamente pálida; él quería conservar intacta la reputación de la muchacha, hacía las cosas cuidando no dirigir su mirada a su desnudez; al poner el vestido hizo tirones el camisón para fajarla de nuevo. Margaret aliviada por la actitud de su novio, dócilmente accedió. Cuando hubo terminado él dijo. — ¡Esta por obscurecer, saldré para ver si esta alguien vigilando! — ¡Ten mucho cuidado por favor! — Jonathan sigilosamente salió, sin soltar su arma se escabulló entre los tanques de agua que suministraban el vital líquido al hotel, miró en todas direcciones comprobando que no se encontraba nadie. Caminó por las cuatro esquinas del inmueble, en una de ellas notó que no era muy complicado pasar al otro edificio, ese era su punto de escape. La obscuridad que prometía la noche, sería el momento perfecto para poder huir, regresó con Margaret. — ¡Encontré la manera de irnos de aquí, será un poco complicado!, en cuanto obscurezca lo haremos. Buscó en el lugar más mantas, las necesitaba para hacer una larga cuerda para deslizar a la chica a la otra construcción, ya que ella no podría brincar.

En la casa habilitada como oficina, llegaban los hombres recién contratados con el médico que atendió a Margaret. — ¡Señor Kent, aquí le traemos al supuesto doctorcito! — ¡Buen trabajo! — Respondió Douglas quien miró fijamente al hombrecillo. — ¡Pásenlo a la habitación contigua, ahí hablaremos con él! — Los investigadores llevaron a empellones al hombre, que temeroso decía. — ¡Yo no hice nada!, ¿Por qué me trajeron aquí!, ¡Los denunciaré con la policía! — ¡Bahh… Cállate y entra! — Le dijo uno de los guardias empujándolo al interior para después sentarlo en una silla, el sudor perlaba la frente del hombre, mientras que su mano derecha se veía enrojecida por el golpe que le había asestado a Lucrecia. Kent entró, sin saco, su camisa blanca arremangada a tres cuartos, lentamente expulsaba el humo del cigarro que fumaba. — ¡Veamos!, ¡No me gusta andar con rodeos, si copera, lo soltaremos, pero si se niega, tenemos formas de hacerlo hablar! — ¡No sé de qué me hablan! — Contestó el galeno envalentonado por la euforia del botín que hubo hurtado. — ¡Así que no sabe ehh!, ¡Charles comienza! — El aludido decidido le propinó un certero golpe en la cara del sujeto, a quien se le borró la sonrisita burlona con la que enfrentó a Douglas. — ¡Después de este seguirán más golpes!, ¿Está seguro de que no sabe nada? — ¡No se nada! — El tipo no quería confesar lo que había hecho, por la calidad de las joyas intuyó que la regordeta mujer era de la alta sociedad, si se enteraban de que la había robado, iría a prisión. Agradeció que su esposa no estuviera con él cuando lo atraparon. Horas antes, en el bar donde se reunía tarde a tarde, repartió el dinero entre sus cómplices, quienes, aunque inconformes con lo que les dio arrebataron los billetes para resueltos pedir una botella de whisky; sin embargo, uno de ellos simuló festejar, pero no dejó de vigilar al doctor que absorto admiraba el anillo que le arrancó a Lucrecia. Al sentir que era observado decidió abandonar el lugar para ir a su casa. Su esposa lucía radiante, como pocas veces la veía. — ¡Llegaste!, vino el muchacho para que fueras a revisar a tu paciente. — Le informó la mujer, viendo la bolsa de mano que traía consigo. — ¡Lo sé, vengo de ahí! — ¡Entonces traes el dinero! — ¡No comiences, ese dinero nos servirá para comprar accesorios para el consultorio! — ¡De ninguna manera, lo más seguro es que te lo gastes en tus borracheras! — La mujer que conocía a su marido sin que él lo notara se fue acercando hasta tomarlo por sorpresa y arrancarle la bolsa. — ¡Dame eso! — Vociferó él, pero era demasiado tarde ella, ya había sacado las joyas. — Deslumbrada las tomó y levantó con su mano para ver el diferente juego de brillos al ponerlas a la luz del sol. Los diamantes, esmeraldas, zafiros eran de enorme belleza. Eran genuinos, pensó; de inmediato soltó la bolsa y comenzó a ponerse lo que podía, pero su esposo le arrebató la mayoría. — ¡Dame eso! — ¡Querido, son preciosas, déjame quedarme con unas!, ¡Son muchas, por favor! — El malviviente asintió advirtiendo. — ¡Esta bien, pero si las necesito me las darás!, ¡¿Entendiste?! — ¡Sí, las luciré hoy iré con mis hermanas al cine! — ¡Ten cuidado son muy caras! — La gargantilla que escogió era la misma que traía la duquesa, al igual que su argolla de compromiso, pieza única del ducado de Grandchester. Un tirón de los cabellos que lo levantó de la silla, volvió al medicucho a la realidad, al sentir un gancho al estómago que le sacó el aire; comprendió que esos sujetos no esperarían demasiado, lo matarían si no hablaba, ¡Total, no encontrarían las joyas, ni el dinero, ya que los hubo escondido bastante bien! — ¿Hablará? — Apuntó Kent. — ¿Qué quieren que les diga?, ¡Yo solo atendí a esa chica, estaba herida de bala!, el muchacho que estaba con ella me pagó muy bien, quinientos dólares. ¡Es todo lo que sé! — En esta ocasión fue Douglas quien le propinó un severo puñetazo en la cara al hombrecillo, quien se quejó al sentir que le había roto la nariz. — ¡Eso ya lo sabemos!, quiero que me diga ¿Qué les hizo después? — ¿Yo no hice nada, lo juro! — Un nuevo golpe al abdomen deformado por la gordura torció al ya maltrecho doctor. — ¡Por favor, diré todo! — Gimió. — ¡Mis amigos fueron al hotel para robar las pertenencias de la mujer gorda! — ¿Dónde está ella? — Reclamó Kent. — ¡No lo sé, ahí se quedó! — ¿Qué le hicieron? — ¡La golpearon en la cara, eso es todo!, ¡Tenía una muñeca fracturada, la inmovilicé, pero no sé dónde se encuentra! — ¡Lo robado!, ¿Dónde lo tienes? — ¡No lo tengo ya, mis amigos se quedaron con todo, me engañaron! — Mintió balbuceando ante la pérdida de un diente. — ¡Sí no entregas lo hurtado, te meterás en serios problemas, esas joyas son de la corona británica!, ¡No las podrás vender! — ¡No las tengo, pueden buscar en mi casa!, ¡Mis cómplices las tienen! — Kent asimiló la información, a pesar de no estar seguro del paradero de las alhajas en cuanto quisieran negociar con ellas, atraparían a los ladrones. — ¡Charles, asegúrate de informar a tus contactos del posible tráfico de las gemas, ya saben qué hacer! — ¡Como usted ordene, jefe! — Vamos al hotel, debemos encontrar a la duquesa a como dé lugar.

El frío aire se filtraba en el cuarto de trebejos, Margaret dormitaba intranquila por los pinchazos que provocaba la herida. Jonathan tenía todo preparado, en momentos se asomaba por la puerta para constatar que no se encontraba ningún vigilante, esperanzado miraba al cielo ya obscurecido, las grises nubes prometían una tormenta en breve, debían darse prisa. En voz baja le susurró a su novia. — ¡Es hora cariño, vamos! — Le decía a la chica moviéndola del hombro para que despertara. — ¡Cariño! — Ella despertó y con la ayuda de él se puso de pie, Jonathan le abarró por debajo de los brazos la recién hecha soga, que hizo con las mantas; agarró la bolsa y sujetó a la muchacha. Lo más sigilosos que pudieron llegaron hasta la barda colindante con la edificación colindante. — Cargó a Margaret, la puso sobre la barda, después envolvió sus brazos con la soga y comenzó a bajarla lentamente a la azotea del edificio contiguo, una vez que ella se encontraba del otro lado, soltó los lazos, tomó su bolsa y saltó, cayendo estrepitosamente, durante unos segundos él se quedó en posición fetal, dado que el golpe en sus piernas fue doloroso. Margaret espantada caminó hacia él. — ¿Estás bien?, ¡Jonathan, contéstame! — ¡Bien, estoy bien! — Se puso de pie, mirando a su alrededor buscando la entrada a la construcción. — ¿Puedes caminar? — Le preguntó a ella. — ¡Sí, apurémonos! — Como los fugitivos que eran recorrieron el techo en busca de alguna puerta, cuando por fin la encontraron, respiraron aliviados. — ¡Espera aquí, bajaré para ver por dónde podemos salir! — ¡No, no me dejes aquí!, ¡Iré contigo! — La chica se aferró a la mano de él, que ya no se negó. Para su suerte, se trataba de otro hostal, con paso lento bajaron las escaleras, vieron al recepcionista que dormitaba en el mostrador, con los nervios a flor de piel traspasaron el umbral para adentrarse a la cocina, todo estaba en penumbra, lo que les facilitó el acceso, sin embargo, la puerta estaba cerrada con llave. — ¿Qué hacemos? — Cuestionó Margaret. — ¡Intentaré forzar la chapa, esta vieja, con un empujón puede ceder! — Así lo hizo, pero el ruido despertó al empleado, que volteó a la entrada, al no ver a nadie, retomó su posición. Otro empellón que botó el cerrojo generando un estruendo mayor, provocó que el dependiente se levantara para ir tambaleándose al lugar donde creyó escuchar el escándalo, sin embargo, solo consiguió ver los pies de Jonathan abandonando el lugar. — ¡Demonios!, ¡Malditos ladrones! — Vociferó el recepcionista, que cerró la puerta pensando. — ¡Esta zona se pone cada vez más peligrosa!, ¡Espero no haya robado nada! — Decía para sí, atracando la puerta con un madero, estaba acostumbrado a que los delincuentes hicieran de las suyas. Los dos jóvenes avanzaban por las calles ocultando la adrenalina que sentían con pasos calmos, abrazados como cualquier pareja se encaminaban al sitio donde Jonathan hubiera dejado el auto. Al pasar unas cuadras, sintiéndose aliviados, Margaret preguntó. — ¿Qué habrá pasado con la duquesa? — ¡No lo sé, ni me interesa!, ¡Ojalá la hayan encontrado! — ¡Nos acusará! — ¡Eso ya no importa, cariño, logramos escapar! — Contestó él con la esperanza de recomenzar un camino en el país de las oportunidades.

Lucrecia, seguía en aquella habitación, el dolor de la cara y de su brazo era más intenso, pero eso no la haría salir de ahí, se quedaría hasta que pasara el peligro. Sentada sobre la cama, sobaba su mano, se había limpiado la cara sin hacer ruido, no quería que la descubrieran, mucho menos el dependiente del hotel, ya no tenía nada con qué pagar, debía mantenerse oculta de todos, en cuanto tuviera oportunidad, buscaría un teléfono para llamar a su hermano para que fuera por ella. Sus pensamientos fueron suspendidos al escuchar que se abrían y cerraban las puertas de las habitaciones contiguas, el temor, la angustia, así como los nervios se conjugaron para crispar su rostro, miraba su entorno buscando donde esconderse, no, no había un lugar, se tiró al piso buscando meterse debajo de la cama, pero con su robusto cuerpo le fue imposible, aunque logró meter las piernas, su panza no pasaba, ¿Qué hacer?, se preguntaba; jaló el polvoriento tapete y se lo puso encima, rezaba a todos los seres celestiales que la ayudaran, para su buena fortuna el cuarto de hotel no tenía luz, los hombres junto con el empleado del lugar abrieron. — ¡Esta habitación no se alquila, el baño no funciona! — Informaba el dependiente, que se dirigía al baño para mostrárselo a los guardias, quienes con un candelabro aluzaban, aun así, no notaron nada extraño, más que el fétido olor que salía de ese cuarto de servicio, cuando se fueron, Lucrecia se levantó riendo, había burlado una vez más la grandiosa inteligencia de Douglas Kent. El resto de la tarde la pasó dormitando, quería olvidarse de todo el dolor que sentía, procuraba no mover la mano; la fractura de nariz provocó que las fosas nasales se taparan con coágulos de sangre impidiendo que respirara con normalidad, a momentos se despertaba sobresaltada por la sensación de ahogo, se sentaba sobre la polvorienta cama y se quedaba quieta agudizando su oído; al comprobar que no corría riesgo alguno, volvía a la misma posición. Con la adrenalina recorriendo como un circuito eléctrico todo su cuerpo, no reparó en la necesidad de alimento, hasta que su estómago se lo recordó con sonoros retortijones, pero ¿Qué podía hacer?, ¡Era una locura intentar salir!, lo peor es que por primera vez en su vida, no contaba con un solo penique. Intentó no pensar, todo cambiaría en cuanto pudiera hablar con su hermano, pero en el inter, tendría que aguantar el hambre, así como las locas ganas de ducharse.

Los rayos del sol traspasaban las derruidas cortinas iluminando la cara de Lucrecia, quien desorientada miró a su alrededor, ¿Dónde estaba su mucama?, ¿Dónde se encontraba?, se cuestionó, hasta que los recuerdos fueron apareciendo lentamente, con trabajo se incorporó, el malestar en su cuerpo reapareció con fuertes punzadas, pesadamente se levantó fue al sanitario, quería por lo menos lavarse la cara, así lo hizo; cuando se miró en el espejo el terror se apoderó de ella por la terrible imagen que se reflejaba, si bien, nunca fue agraciada físicamente, ahora se veía peor, la hinchazón la deformó por completo, sus rebosantes pómulos, desaparecieron uniformándose con todo el rostro, marcas moradas sanguinolentas  debajo de sus ojos, la nariz igual de inflamada si acaso se notaba; su cabello totalmente desparpajado y sucio, ¡No, esa no era ella!, su mirada se cristalizó, pero haciendo acopio de su fuerza de voluntad detuvo el llanto, no era momento para eso, por el contrario, debía mantenerse serena para saber qué hacer. Regresó a la cama, su estómago le reclamaba alimento, pensó en asomarse, no obstante, pudo más el temor de ser descubierta. Después de unas horas, escuchó ruido en el corredor, se trataba de una mujer que hacía el aseo en las habitaciones; con sigilo se asomó, esa era su oportunidad de huir. Caminó rumbo al carrito, donde la mucama tenía sus utensilios de aseo, tomó un paño, una escoba y una cubeta, aun cuando le dolía su mano se apresuró a bajar las escaleras, agachada simulando limpiar se fue acercando a la puerta, vigilando que el recepcionista no repara en ella, vio a un hombre que al parecer custodiaba el lugar, quiso retomar su camino, pero eso llamaría la atención; para ese momento, el sudor comenzaba a bajar por sus sienes, así como el nerviosismo le hacía temblar un poco, pese a ello, recompuso su actitud dirigiéndose a la puerta, aparentando la intención de barrer la calle, por fin salió; puso la cubeta en el suelo, con la escoba entre las manos imitó cepillar la acera, disimuladamente se fijó que nadie la veía, cuando lo comprobó se fue caminando, agradeciendo su aspecto sucio y desaliñado, que le permitió no ser detectada. Sin rumbo fijo caminó por las distintas calles, pensando en obtener dinero para llamar a su hermano, tal vez comer algo, pero en el primer intento de solicitar ayuda en una cafetería fue echada por su mal aspecto. Un indigente que la observó desde que entró al establecimiento se le acercó para decirle. — ¡Te corrieron!, ¡Solo a ti se te ocurre entrar! — La duquesa en un inicio se negaba a responder, pero tal vez ese hombre la podría ayudar. — ¡Sí, solo necesitaba comida! — ¡Se ve que ya te han apaleado en tus propósitos! — Le comentó al ver los golpes en la fisonomía de la mujer. Ella no dijo nada. — ¡Ten! — Le dijo ofreciéndole un trozo de pan. — ¡Es lo único que tengo, lo guardé para la noche, pero te hace más falta a ti! — Lucrecia quiso rechazar la oferta, pero no, tomó el pedazo de bollo comiéndolo ávidamente. El tipo sonrió, se dio la media vuelta alejándose, ella no supo por qué, pero lo siguió.

Continuará…

A Dar042, Legafa05, ambar graham, Evelyn Rivera Strubbe, Letis y a Ana María López les gusta esta publicaciòn

Herminia73


Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wow!!

Susana muerta!!!

Eliza posiblemente desfigurada de por vida!!!

Annie presa!!!

Super ya el arma se esta cobrando con intereses

⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 349776 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 53278 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 53278 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 349776 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 349776 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 53278 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 53278 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 53278 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 8168 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 8168 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 8168

Ana l Ruiz

Ana l Ruiz
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wowww!!!!!!tanta sangre y la unica difunta la gusana ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 bien se lo Meresia la uvieras echo sufrir un poco por todos los mos ratos y corajes que nos iso pasar....pero a qui la del talento eres tu😊😊😊gracias es un capitulo lleno de emosion y tus letras siempre me llevan a vivir lo que pasa y sufro y goso con tus historias......aun que no tenga llenadera ...es tu culpa por ser tan buena escritora....please..please no tardes con el sigiente members por saver que le va apasar a la ducerda.....o ella tiene un demonio que la cuida o los hombres the Douglas son penitentes ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 891429 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 891429 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 891429 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 891429 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 891429

Dar042

Dar042
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Gracias por la tercer parte

Dar042

Dar042
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Vaya que Anni se dio cuenta aunque tarde de que si la querian por ella... Pero bueno... Esta con vida para arrepentirse de no disfrutar de ese afecto

Dar042

Dar042
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Al menos langargolaby la 🐍 estan vivas!!! Que paguen en vida... No soy rencorosa pero con ellas me sale natural... Esperemos que la mamá de la gusana se perdone por sus decisiones que contribuyeron a ese final...
Gracias por no permitir que Terry sea manipulado por la culpa

Dar042

Dar042
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ayuda a Oliver...
De paso a Jhonathan y Margaret
Bueno con la Lucrecia seria un buen final que se convierta en indigente pero libre y amargada?

Ana María López

Ana María López
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Whoooo que capitulo ni se diga de esta historia es lo máximo por fin tuvieron su merecido la gusana se petateo que era lo menos que le podría pasar su madre que cargue con toda la culpa por no saber educar a su hija la Annie que se podrá en la cárcel por mal envidiosa y de sentimientos podrido el mundo no gira alrrededor de ella la los hnos del infierno uno mal herido y la otra desfiguradas y pues lamento lo del gatito pero algo tenía que merecer por obsecado y Candy por confiada y se me olvida la vieja gárgola se merece lo que le pasó ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 73684 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 73684 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 73684 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 73684

Letis

Letis
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wow. Nos has tenido en un hilo con este capítulo, cada una de las partes me ha mantenido expectante, y por fin la gusana sucumbió no se le desea mal a nadie pero ella fue trazando sola su destino y era tan vil que todavía en su muerte quiso separar a Terry de Candy ojalá su mamá no le haga caso a su petición porque termina igual porque quien mal actúa mal termina ya lo vimos con Susana Elisa y la tía abuela y hasta la Annie que ahora se arrepiente, pues que se arrepienta pero se quedará sólo, ella se lo busco la ducerda se me merece igual terminar mal. Excelente capítulo. Gracias por actualizar



⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 460690

Letis

Letis
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Se me olvidó, me da pena Margaret y Jonathan así como Oliver ojalá puedan encontrar un nuevo camino. Gracias


⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 895558

Legafa05

Legafa05
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

De verdad me quieres matar de la desesperación, como es posible que no vieron a la gorda, y Annie de plano se deschaveto, Susana paso al otro mundo , por fin ya le tocaba desde,  cuándo y ojalá Elisa quedé desfigurada y pobre ese sería un buen castigo  , urge otro capítulo , me tienes en una angustia 

Evelyn Rivera Strubbe

Evelyn Rivera Strubbe
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wow, Que capítulo de infarto. Eliza quedará desfigurada, me imagino por donde esta la bala en su cara. Susanna egoísta hasta el final. Me encanto como Terry le dijo, NO. Buenísima esa parte. Annie Que pague también por ser tan egoísta. Solo piensa en ella. Que bueno que Patty esta bien. Archie hang in there, te vas a curar y que se quedé con Karen. Bravissimo ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 334740 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 334740 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 334740 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 334740 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 334740 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 971718

Rossi GW


Rosa Abierta
Rosa Abierta

Increíble capitulo, adrenalina pura, me comí las uñas,me arranque el pelo, rechine los dientes y todo se pura tensión... No nos mates por culpa del suspenso... Chao y gracias ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 498689 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 498689 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 498689

ambar graham

ambar graham
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 233976


⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 856396

⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 254899 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 254899


Super!! ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 142209 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 142209 ⭐⭐⭐ RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 28, PARTE TRES ⭐⭐⭐ 142209

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