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⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐

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Adry Grandchester
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Adry Grandchester

Adry Grandchester
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ Amor_p63


CAPÍTULO 27



El presuroso caminar de Jonathan y su aspecto llamaba la atención de los transeúntes, que lo miraban con recelo cuando pasaba, sin embargo, a él no le importaba, lo único que quería era llegar al consultorio del médico y traer consigo todo lo necesario para que se le extrajera la bala a Margaret, los remordimientos, arrepentimiento y congoja lo hacían su presa, ¿De qué le serviría todo sin su novia?, ¡Si todo lo había hecho por ella, para tener una vida juntos, llena de todas las comodidades no solo para ellos, sino para sus familias!, decía para sus adentros. Una vez que llegó al desvencijado establecimiento, llamó con premura a la mujer que lo hubo atendido antes. — ¡Señora, señora! — La anciana salió de nuevo malhumorada. — ¿Ahora qué quiere joven? — ¡Me mandó el doctor, es urgente que me proporcione todo lo que se requiere para extraer una bala!, ¡Me dijo que usted ya sabía! — ¿En qué andarás metido muchachito?, ¡Bah…! ¡Eso no me importa! — Respondió la señora, que se metió al interior del local para después salir con una bolsa llena de diferentes utensilios, gasas, anestesia, bisturí, entre otras cosas. — ¡Toma, es lo que se requiere! — Jonathan casi las arrebató, pero ella lo detuvo. — ¡No tan rápido, antes tienes que pagarme más por esto! — ¿Cuánto es? — ¡Otros quinientos dólares! — El chico abrió grandemente los ojos, pero no quiso discutir, sacó un billete y le pagó. — ¡Así es amiguito, no se debe chistar en estos casos!, también debes considerar los honorarios que devengará mi esposo por los cuidados posteriores, ¡Espero que te sigan sobrando billetitos como esté! — Jonathan ya no dijo más, arrancó la bolsa de las manos de la anciana y salió corriendo; sin embargo, su carrera se vio interrumpida por un vehículo que circulaba lentamente por los callejones, se trataba de sus excompañeros de trabajo, sin dudar se replegó a la pared para no ser visto, ahí aguardó hasta que vio perderse el auto, respiró hondo, se limpió la cara con la mano, que estaba todavía manchada con la sangre de Margaret, recargó su cabeza y espalda en el muro, pero sintió cierta fragilidad, se volvió para mirar, se trataba de un aparador con maniquíes resguardados por las paredes de vidrio. Lo que vio lo hizo tomar conciencia de su aspecto, parecía un loco que hubiese matado a alguien. Trató de acomodar su camisa dentro del pantalón, peinarse y acomodar su saco, pero no logró un gran cambio, su apariencia era por demás acusatoria, la sangre no solo estaba en sus manos, sino en su antes blanca camisa y chaqueta; sabía que tenía que cambiarse tanto para no ser descubierto, como para evitar que alguna persona diera razón de él. Entró al establecimiento, el dependiente al verlo se aterrorizó, pensó que lo iba a asaltar, sin mediar palabra se agachó detrás del mostrador esperando que el ladrón se llevara lo poco que había en la caja registradora, no obstante, la voz del chico le hizo asomar lentamente la cabeza. — ¡Por favor caballero cóbreme estas prendas! — El dependiente aún receloso se levantó por completo, disponiéndose a hacer el cobro correspondiente, pero al ver que se trataba de un billete de quinientos dólares comentó tartamudeando. — ¡Lo siento joven, no cuento con dinero suficiente para devolver su cambio! — Jonathan desesperado respondió. — ¡Quédese con lo que resta! — ¡Pero es mucho! — ¡No se preocupe, solo le pido que me deje pasar a su baño para lavarme las manos y cambiarme la ropa! — ¡No quiero problemas, chico! — ¿Lo dice por la sangre?, ¡No es nada malo, tuve un accidente automovilístico, eso es todo!, pero no puedo andar por la calle así, ¡Tengo que presentarme ante mi jefe y bueno, usted sabe! — El hombre más tranquilo accedió a la petición de Jonathan, que apresuradamente se lavó y cambió la ropa, guardando en una bolsa de papel lo que se hubo quitado. Cuando salió del local, metros más adelante tiró aquél envoltorio, se colocó el nuevo sombrero y se dirigió al hotel.

Al llegar, vio al medicucho en la entrada enfadándose porque no estaba al cuidado de Margaret. — ¿Qué hace aquí?, ¿Por qué no está cuidando a mi novia? — ¿Qué podía hacer?, ¡La gorda mujer ahí dentro me veía con ojos de pocos amigos! — ¡Eso no importa!, ¡Vamos, aquí está todo! — El galeno siguió a Jonathan a la habitación, el tiempo transcurrido le había devuelto mayor lucidez. — ¡Al no contar con una enfermera, tú me ayudarás! — ¿Yo?, pero ¡Yo no sé nada de eso! — ¡Solo harás lo que te vaya diciendo!, ¡O no quieres que salve a tu chica? — ¡Lo haré! — A Lucrecia no le sorprendió la repentina entrada, siguió sentada mirando como después de todo el tipo estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, pensó en dejar que le revisara, para esos momentos el golpe se había enfriado, haciendo que el dolor se volviera insoportable, pero aún con ello, no soltaba su bolso, ahí traía dinero y todas sus joyas que necesitaría para regresar a Inglaterra, ir por sus hijos para después escapar a Francia, ahí podría esconderla su hermano en lo que arreglaba su situación con el duque, hasta ese entonces recordó la nota periodística que según sus cálculos ya tendría que haber sido publicada, le preguntó a Jonathan. — ¿Compraste el periódico? — El chico no contestó, le aventó el diario de mala gana, ya no estaba dispuesto a tener cualquier tipo de contemplación por esa mujer, que parecía no tener corazón. La aún duquesa leyó las noticias, por ningún lado veía el reportaje sobre Terrence y Eleanor, con furia apretó el papel, pero una fuerte punzada la hizo maldecir. — ¡Demonios! — Aventó el rotativo tomando su mano para intentar calmar el malestar. El doctor y el guardia no hicieron caso de sus lamentos, concentrados iniciaban la cirugía, misma que duró poco más de una hora, al terminar el médico indicó. — ¡Aquí le dejo su regalo, muchachito! — Mostró la bala. — ¡Esta chica necesita muchos cuidados, la debilidad por la pérdida de sangre puede ocasionar una infección! — ¿Qué dice? — Musitó asustado Jonathan. — ¡Jovencito, las circunstancias en las que he operado no son las óptimas, la herida fue profunda, afortunadamente no afectó ningún órgano vital, pero si perdió demasiada sangre!, todo eso puede ir en contra de su pronta recuperación. ¡Le dejaré unos medicamentos que debe dárselos cada ocho horas, habrá que esperar a que recobre el conocimiento, así como vigilar que no le suba la temperatura, si pasa la noche sin contratiempos, ¡Entonces podremos decir que ha pasado el peligro!, ¡Ahora me voy! — ¿No se quedará a vigilarla? — ¡No, no, estoy muy cansado!, pero ¡Búsqueme en caso de fiebre!, ¡De todas formas mañana vendré a ver el estado de la paciente! — El galeno iba metiendo sus cosas al maletín, cuando Lucrecia lo interrumpió. — ¡Revíseme el brazo!, ¡Me duele mucho! — ¡Yo vine a una cirugía, eso aumenta mis honorarios! — ¡Le pagaré! — Respondió la duquesa, sacando un billete de cien dólares, mismo que aventó al médico, a quién no le importó recogerlos del piso, se dispuso a revisar a la mujer. — ¡Tiene una fractura de muñeca, necesito entablillar! — ¡Pues hágalo y deme algo que calme el dolor! — El hombrecillo, miró por todas partes, hasta que observó que el marco de la ventana estaba descuadrado y dijo. — ¡Muchacho, zafa ese palo! — El joven así lo hizo entregando el trozo de madera al galeno, que rápidamente acomodó la mano de Lucrecia en el mismo para inmovilizarla, al hacerlo se dio cuenta de los costosos anillos que portaba, así como de la suavidad de la piel de ella, sin embargo, no hizo mención alguna, le dio unas píldoras, tomó su maletín y salió de la habitación.

El personal de Douglas Kent buscaba incesantemente por las calles de Manhattan a los prófugos sin resultados favorables, Douglas había dispersado a todo el equipo en diferentes partes, unos en las terminales de camiones y trenes, otros hacían recorridos por las principales calles, mientras que los residentes de la ciudad recorrían el bajo mundo, de ellos esperaba mejores frutos, ya que intuía que los fugitivos se habían escondido en algún hotel de mala muerte, solo era cuestión de tiempo para que los encontraran, solo esperaba hacerlo antes de que el duque le tomara la llamada o lo buscara. Los hombres que hubo contratado se caracterizaban precisamente por todos los contactos que tenían entre los bandidos y ladrones de la zona, aunque confiaba en ellos, no lo hacía en los delincuentes, que al percatarse de la apariencia de la duquesa podrían hacerle daño, lo que significaba un enorme riesgo para la dama, que, aunque el duque no seguiría con ella, era claro que no le gustaría que le sucediera algo. Había retornado a la casa, misma que fungía ahora como centro de operaciones.

En esos momentos, Albert y Richard conversaban. — ¿Crees necesario involucrar a la policía, Richard? — ¡No me gustan los escándalos, pero en esta situación más vale hacer valer mi rango noble!, ¡No hace falta decir nada de los hermanos Leagan, sólo quiero que nos ayuden a la búsqueda, será más fácil! — ¡No estoy seguro de ello!, ¡Al momento no tenemos nada para acusarlos! — ¡No lo haremos, sólo denunciaremos la desaparición de Susana, argumentando su delicado estado de salud! — ¡Bien, en ese caso, hagámoslo!, ¡Yo tampoco quiero sumir a mi familia en otro escándalo, suficiente tenemos con la cancelación de la boda entre Archibald y Candy! — ¡Entiendo querido amigo, es por ello que haremos las cosas de esta manera!, ¡Requeriré el apoyo policial para la localización de la joven, así no será motivo de escándalo para ninguna de las dos familias! — ¡Perfecto, vamos entonces! — ¡Si, antes quiero ir al hotel, comprobar que Karen y Eleanor ya no están ahí, aprovechar para llamar a mi jefe de seguridad para darle indicaciones! — Así lo hicieron, al llegar encontraron a las dos mujeres ahí, que justo cerraban la cuenta en el hotel. — ¡Eleanor, Karen! — Les llamó el duque. — ¡Richard, Albert, terminaron por alcanzarnos! — ¡Así lo veo!, ¿Ya terminaron de recoger todo? — ¡Sí, de hecho, ya vamos de regreso a la mansión!, ¿Ustedes también? — ¡No, tenemos que realizar algunas gestiones y después iremos para allá!, es mejor que ustedes se adelanten. — ¡Es verdad! — Intervino Albert. — ¡Los chicos deben estar inquietos, por otra parte, me preocupa la visita de Annie Britter a Candy! — ¡Lo sabemos, William por eso nos apresuramos! — Los lacayos llevaron las valijas al automóvil, Richard las ayudó a subir, señalando. — ¡No esperen por nosotros para comer, no sé cuánto tiempo tardaremos, Albert y yo comeremos algo por acá! — ¡Esta bien, nos vemos más tarde! — Karen se dirigió a William. — ¡Mira que, si esa Susana o la tal Annie intentan algo, les arrancaré los ojos! — Albert sonrió y le respondió. — ¡Espero que eso no haga falta Karen!, pero te lo agradezco. — El auto partió y ellos regresaron al restaurante del hotel, Richard solicitó la conferencia con Douglas, en tanto se sentaron y pidieron unos aperitivos, cuando la llamada estuvo lista, el duque se levantó para atenderla. — ¿Douglas?, me quieres decir, ¿Por qué no había nadie en la casa? — ¡Su excelencia!, ¡Mil disculpas, tuvimos un contratiempo! — ¿Contratiempo?, ¿A qué te refieres? — Kent sentía que la voz le faltaba, no obstante, inhaló aire y respondió. — ¡La duquesa, ayudada por un guardia y su mucama escapó! — El duque, guardó silencio procesando lo que le decía su hombre de confianza, siempre hubo guardado templanza, era un caballero, difícilmente perdía la compostura, pero sus nervios estaban siendo rebasados por los acontecimientos, el retumbar de su voz fue escuchada por Albert, que se levantó de inmediato y acudió a él. — ¿Qué?, ¿Cómo fue posible?, ¡Son una bola de ineptos, quiero que los encuentren en este mismo momento, o de lo contrario aténganse a las consecuencias! — ¡En eso estamos, su gracia, no tardaré mucho en tenerlos de nuevo! — ¡Más te vale Kent, estaré alojado en la mansión Ardlay! — Richard pasó el aparato a uno de sus escoltas para que le diera el número telefónico y con la furia reflejada en sus grises ojos le dijo a William. — ¡Tal parece que todo mundo pretende escapar!, ¡Lucrecia lo ha hecho! — Decía al tiempo que pasaba sus manos por su rostro, William le palmeo el hombro para decirle. — ¡Calma, conserva la calma, acabemos esto para que te dirijas a Nueva York y culmines ese pendiente! — ¡Tienes razón, vamos a la comandancia, el hambre se me ha quitado! — Las palabras sobraron, tomaron sus cosas y se dirigieron a la estación de policía.

George que no había parado en sus indagatorias se dirigía a la mansión para hablar con su jefe, cuando vio pasar uno de los automóviles de los Ardlay a toda velocidad, no estaba seguro, pero si no se equivocaba, se trataba del joven Grandchester y el menor de los Cornwell, se preguntó qué estaba pasando, sin dudar le dio vuelta a su vehículo para alcanzarlos, pero era tanta la velocidad a la que iban, que pronto los perdió de vista, aun con ello, prosiguió la marcha, topándose con el carro en el que iban Eleanor y Karen, que se detuvieron ante las señales que les hacía Villers. — ¡Es George! — Comentó Eleanor. — ¡Sí!, ¿Habrá pasado algo? — Musitó Kleiss. — El fiel asistente se acercó a ellas para preguntarles. — ¡Buen día, señoritas!, ¿El duque y Albert se quedaron en el pueblo? — ¡Sí, nosotras vamos para la mansión! — ¡Bien los buscaré allá! — ¿Qué sucede? — Preguntó Karen. — ¡Nada importante! — ¿No los han encontrado? — ¡No, señorita Kleiss!, es mejor que retome mi camino. — Villers le dijo al chofer que prosiguiera sin detenerse, por su parte, el arrancó de nuevo con dirección al pueblo, algo no andaba bien, pero no quiso inquietar a las damas.

Archie y Terry llegaron al poblado, comenzaron a recorrer las calles para ubicar el hotel Baltimora, el cual no les fue complicado encontrar, el inglés se extrañó porque ahí no era dónde se habían hospedado sus padres, eso lo hizo detenerse. — ¿Qué haces?, ¿Por qué no entramos? — Interrogante le dijo Archie. — ¡Este no es el hotel donde estaba el duque! — ¡Tal vez sea porque aquí los encontraron!, ¡Si no entramos no lo sabremos! — Ambos bajaron, al entrar a la recepción, el actor se presentó ante el recepcionista. — ¡Soy Terrence Grandchester…! — Iba a continuar, pero el dependiente le dijo. — ¡Oh sí señor, le esperan en la habitación cuatro! — ¡Ve Terry aquí te espero!, ¡Avísame si necesitas algo! — ¡Sube conmigo! — ¡No, tú padre te llamó a ti, es mejor que le avises primero, si lo autoriza subiré! — ¡Bien, mandaré a uno de los mozos para que te diga! — El gallardo actor subió las escaleras, buscando en el primer piso la habitación mencionada; cuando la encontró tocó a la puerta, la cual se abrió sin que alguien le diera el paso. Él entró, las obscuras cortinas estaban corridas, la penumbra regalaba a ese cuarto un halo de misterio, Terrence no alcanzaba a distinguir nada. — ¿Padre?, ¡He llegado!, ¿Para qué me necesitas? — ¡No es tu padre, cariño, soy yo! — Los nervios de él se crisparon, reconocería esa empalagosa voz, aunque no la hubiera escuchado por años. — ¡¿Susana?! — ¡Sí, Terry estoy aquí por ti! — El actor pasó de la confusión a la furia, dio unos pasos para de un solo jalón tirar una de las cortinas, la luz invadió el lugar y él pudo distinguir la frágil figura de la chica, era verdad se veía muy desmejorada, pero no, esta vez no caería en su juego, había sido tanto el martirio que sufrió al estar con ella, que sentía que si no controlaba su explosivo carácter podría causarle algún daño. — ¿Qué demonios haces aquí?, ¿Dónde están Elisa y Neil? — ¡Eso no importa, Terry, lo que importa es que estoy aquí, te amo tanto que no puedo vivir sin ti!, ¡Estoy dispuesta a perdonar tú abandono!, ¡Tus injurias en contra de mí y de mi madre!, ¡Te amo Terry, vámonos, antes de que sea tarde! — ¿Tarde para qué Susana?, ¡No juegues conmigo! — ¡Tarde para nuestro amor, Terry estamos predestinados el uno para el otro!, ¿A caso no lo entiendes? — ¡No me hagas reír Susana!, ¡Es mejor que me vaya!, ¡Le diré a mi padre que estás aquí para que traigan a tu madre! — ¡No te vayas, por favor!, ¡Estoy enferma y lo único que deseo es pasar el tiempo que me queda contigo! — Dijo la muchacha que lentamente se iba acercando a él para tomarlo del brazo. — ¡Suéltame! — Él bruscamente se zafó de su mano. El rotundo rechazo fue la punta de iceberg que Susana necesitaba para sacar toda su frustración, odio y rencor tanto por Candy, como por él. — ¡¿Me rechazas?!, ¿Te olvidas que yo te salvé la vida?, ¡Que tu dulce Candy nunca lo habría hecho?, ¿Qué sacrifiqué todo por ti? — ¡Yo no te lo pedí Susana!, ¡Si yo hubiera sabido lo que cobrarías por salvarme, hubiera preferido morir! — Ella se cubrió la boca con sus manos atónita de escucharle decir eso. Lo que aprovechó él para seguir. — ¡Por lo que veo no te quedó claro, que desde que salí de esa cárcel no quería nada más contigo, con tu madre! — Con una mirada de burla y repulsión la chica reparó. — ¿Cárcel?, ¡Sí fuiste tú mismo quien compró esa casa! — ¡Escuchaste bien!, ¡Cárcel porque para mí el tiempo que conviví con ustedes fue de un total hastío, no las soportaba, pero me obligaba a estar ahí por un estúpido sentido de culpa y deber!, ¡Hice todo Susana, todo para que tú estuvieras bien, pero no te conformaste, pediste demasiado, un amor que nunca pude sentir por ti! — ¡Sí, ahora me dirás que solo amas a esa mujerzuela, tú enfermerita con cara de inocente, pero que en realidad es una mujer de la calle! — Plafff… Terry sintió como aquél rebelde que se hubo desdibujado ante la fatalidad de su destino se revelaba en su cuerpo y olvidando que era un caballero asestó una bofetada en el rostro de Susana, quien cayó al suelo, él al darse cuenta de lo que hizo intentó acercarse para ayudarla a levantarse, no obstante, el azoro e ira que vio en ella lo detuvo, sus pies se clavaron en el piso sin que le permitieran dar un paso. — ¡Eres un maldito bastardo!, ¡Maldigo el momento en que te conocí!, ¡Solo desgracia trajiste a mi vida!, ¡Te odio Terrence!, pero ¡Pagarás por todo lo que me has hecho!, ¡Gozaré cuando maldigas a quién crees amar!, alguna vez te lo dije ¡Si no eres para, no serás para nadie!, ¡Serás tú quien se aleje de esa estúpida enfermera! ¡Y yo estaré ahí para burlarme de tú estúpida veneración! — ¡Estás enferma Susana!, ¡Veo que por fin te quitaste la careta!, pero ¡Escúchalo bien, nada ni nadie, hará que yo deje a Candy, por la simple razón de que la a m o…!, ¡Sentimiento que nunca tuve por ti, a pesar de tu deshonesta manipulación! — ¡Eso dices ahora, pero en estos momentos tu dulce Candy está revolcándose con su amante! — Terry que ya tomaba el pomo de la puerta se detuvo. — ¿Qué tonterías estás diciendo? — Regresó en un par de zancadas para de un fuerte jalón levantar a la chica y tomarla por los hombros sacudiéndola enérgicamente; ella sintió como su corazón se esforzaba para bombear sangre, intentaba hablar, pero le costaba trabajo respirar, con un enorme esfuerzo logró decir. — ¡Que tu amada mujercita te engaña! — Un flechazo en el pecho y una idea a la mente de él, que disminuyó su fuerza, aventando a la desvalida chica sobre la cama comprendió que todo se trataba de una trampa, se sintió estúpido, como aquella vez en el colegio. — ¡Eres una sucia tramposa, al igual que Elisa! — De inmediato salió de la habitación, mientras que Susana débilmente le gritaba. — ¡Terry no me dejes, perdóname!, ¡Me siento mal, ayúdame por favor! — Quería gritar más, pero no podía, las lágrimas comenzaban a brotar, pero era incapaz de levantarse. Terrence alcanzó a escuchar las súplicas de ella, pero no las tomó en cuenta, bajó corriendo las escaleras buscando a Archie, con la mirada, al no encontrarlo, no hizo ningún intento por localizarlo, subió al auto arrancando desesperadamente rumbo a la mansión Ardlay.

Archibald que esperaba pacientemente en el restaurante del hotel, vio por la ventana el auto en el que hubiese llegado momentos antes, se levantó de inmediato y corrió gritando a Terry, pero él ingles iba ya muy lejos para que lo oyera. No entendía lo que pasaba, decidió subir a la habitación para preguntar al duque lo sucedido; cuando llegó miró a Susana tirada en el suelo con la cara bañada en lágrimas, sus labios amoratados y las manos en su pecho, lentamente se acercó para auxiliarla. — ¡Susana!, ¿Qué ha pasado? — Ella no decía nada, no podía, solo señalaba al tocador; Archie no comprendía, sin embargo, ante las insistentes señas de la joven, la cargó para colocarla en la cama, le acercó un vaso de agua, pero ella con las pocas fuerzas que tenía seguía señalando el mueble. Archie, miraba, pero seguía sin entender, hasta que vio el bolso. — ¿Es esto lo que quieres? — Se lo acercó, ella con la movilidad disminuida quería tomar el bolso y vaciar su contenido, era inútil no lo conseguía; Archie vio su semblante cada vez más pálido, los labios se le habían secado por completo, intentó darle de beber, pero ella lo rechazaba con una inaudible voz consiguió decir. — ¡Pastillas! — Fue en ese momento que dedujo lo que quería la chica, vació el contenido del bolso sobre la cama y encontró las píldoras, ágilmente le metió una a la boca de la muchacha obligándola a tomar agua. Preocupado la recostó de nuevo, no descifraba lo que había pasado, tanto habían buscado a esa mujer y Terry la había dejado ahí. Salió de la habitación bajó a la recepción en busca de respuestas, llamaría a la mansión para informar lo sucedido, así lo hizo, sin embargo, la mucama le dijo que no había nadie en la residencia, eso no era lógico, ¿Candy? — ¡Candy está en peligro, por eso Terry salió a toda prisa! — Subió de nuevo al cuarto y sin esperar a qué Susana se despabilara, le golpeo suavemente las mejillas. — ¡Susana, Susana, despierta! — Después de varios intentos, los azules ojos se abrieron lentamente. — ¡Dime qué ha pasado?, ¿A dónde fue Terry?, ¡Susana, contesta! — La joven visiblemente desubicada no pensaba con claridad, la falta de oxígeno la había dejado casi inconsciente, aunque hubiese querido hablar sus mermadas fuerzas no se lo permitían. Archie desesperado por la falta de respuestas le dijo. — ¡Desconozco que tienes, pero en tus condiciones no te dejaré aquí!, ¡Te llevaré a la mansión, ahí está tú madre, ella sabrá qué hacer! — Salió del cuarto y bajó a la recepción para que le tuvieran listo un carruaje, momentos después regresó por la desfallecida muchacha, que apenas abrió los ojos al sentir que la llevaban en brazos. Estaba a punto de iniciar su trayecto, cuando fue visto por George, quien precipitadamente se interpuso en su camino. — ¡Joven Archie! — ¡George!, ¡Déjame pasar, encontré a Susana! — ¡Es lo que veo, pero esa chica no se ve bien! — ¡Lo sé, pretendo llevarla a la residencia con su madre, ahí las custodiaremos hasta que llegue el duque! — ¡Me parece bien!, no obstante, ¡Vi al joven Grandchester que iba con usted! — ¡Sí, por eso mi premura, salió intempestivamente!, ¡Eso me hace pensar que Susana le dijo algo sobre Candy!, ¡Debemos llegar allá pronto, George! — ¡Adelántese joven, yo buscaré a William y al duque! — Sin despedirse, Archibald arreó las riendas del carruaje para que los caballos iniciaran la marcha a toda prisa. Por su parte George, se dirigió al hotel donde pensaba podría encontrar a Albert y al duque.

La velocidad a la que iba el carruaje, así como el traqueteo provocado durante el recorrido avivó a Susana, que, si bien estaba débil, intentó reincorporarse, estaba desconcertada, miró a Archie, a quién no conocía; él no se percató de ella, hasta que sintió su mirada. — ¡Por fin has despertado!, ahora me puedes decir ¿Qué ha pasado para que Terry saliera como alma que lleva el diablo? — Ella todavía apesadumbrada no lograba articular palabra. — ¡Susana, contesta! — ¡No lo sé! — Musitó. — ¿Cómo no vas a saber?, ¡Terry estaba contigo! — El pinchazo que sintió en su pecho le recordó la discusión con el inglés, de nuevo la frustración se albergó en su mente, tomando valor atinó a responder. — ¡Terry me dijo que ya estaba listo para regresar conmigo a Nueva York, que iba por su equipaje! — ¡Mentira!, ¡Terry se ha comprometido con Candice! — ¡No!, ¡Eso no sucederá! — Archibald detuvo el carruaje y la tomó de la muñeca. — ¡Mira Susana, basta de embustes!, ¡Me contestas ahora mismo o te llevaré a la policía para que ahí te resguarden hasta que el duque vaya por ti! — La palabra duque cimbró la mente de ella. — ¡No, yo debo ir por Terry!, ¡Seguramente fue a comprobar que la mujerzuela que ama está revolcándose con otro! — ¡Dices puras tonterías, Candy es incapaz de algo así! — ¡Me da risa que la defiendas!, ¡Todos creen en ella, pero no es más que una loba con piel de borrego! — ¡Calla Susana, no sabes lo que dices! — ¿Por qué la defiendes tanto?, ¿No serás tú el tipo que dejó plantado para estar con Terrence? — Archie no supo cómo contestar, no esperaba que esa chica supiera tanto, no obstante, reaccionó. — ¿Eso te dijeron?, ¡Que mal informada estás!, pero ¡En lo único que tienes razón es que ellos están juntos, pronto se casarán! — ¡No estés tan seguro, en estos momentos la mujercita esa, tú Candy está revolcándose con su amante!, ¡Vamos para que lo compruebes tú mismo! — El menor de los Cornwell, al igual que Terry sabía que eso era imposible, todo se trataba de una treta planeada por los hermanos Leagan, así que espetó. — ¡Muy bien, iremos!, ¿Dónde están, según tú? — En una cabaña en el bosque, cerca de dónde vive tú familia. — Archibald retomó las riendas para dirigirse al lugar señalado por la ex actriz, oraba para que Terrence llegara a tiempo. Susana al ver logrado su objetivo, también rezaba para que las fuerzas no le faltaran, porque a pesar del medicamento que hubo tomado, aún le costaba respirar y mantener bajo control los intermitentes latidos de su corazón.

En tanto en la residencia Britter, Patty no lograba mantener el equilibrio, aunque no bebió el total de la limonada, al desvanecerse se golpeó la cabeza con la mesa de noche, lo que sí logró desmayarla, cuando recobró el conocimiento, miró a su alrededor, no reconocía el lugar, con muchos esfuerzos buscaba ponerse de pie, pero el constante mareo la obligaba a permanecer en el piso; al recordar lo que había pasado comenzó a gritar, pero nadie llegaba a auxiliarla. En el recibidor Stear seguía dormido, él si bebió todo el vaso del letal líquido. Así lo encontró el señor Britter, quien se sorprendió el verlo dormido, sin hacer ruido entró al salón, quería hablar con su hija para saber por qué Alistear Cornwell se encontraba ahí, llamó a la servidumbre, pero ningún empleado acudió a su llamado. Subió a la segunda planta en busca de su esposa a quién buscó en la habitación que compartían, tampoco estaba, fue entonces que escuchó unos sollozos provenientes de la alcoba de su hija, preocupado tocó la puerta. — ¿Annie, estás bien? — Al obtener respuesta, acercó su oído al umbral volviendo a escuchar los sollozos, tomó el pomo intentando abrir, pero estaba cerrada con llave. Patty al darse cuenta de que había alguien intentando entrar, gritó con las pocas fuerzas que tenía. — ¡Auxilio! — ¿Qué pasa, Annie?, ¡Hija, abre! — Con más desesperación jalaba el picaporte sin tener éxito, el llanto de Patricia se hizo más profuso, tal como si estuviera en agonía, seguía pidiendo ayuda. — ¡Por favor, déjenme salir! — ¡Annie, Annie! — Gritaba el señor Britter que impotente decidió aventarse contra la puerta, una y otra vez con su hombro golpeaba la gruesa madera, hasta que por fin botó la cerradura, con premura entró para ver a Patty tirada en la mullida alfombra; a pesar de su desconcierto el hombre levantó a la chica. — ¡Patricia!, ¿Qué tienes?, ¿Dónde está Annie? — Le decía al tiempo que ligeramente golpeteaba las mejillas de la joven para que reaccionara. La recostó en el sofá y salió en busca de las sales de amoniaco; clamaba con urgencia al servicio, pero fue su esposa la que acudió a su llamado. — ¿Qué pasa, querido?, ¿Por qué das tremendos alaridos? — ¿Dónde estabas?, ¡Pronto las sales! — ¡Te había dicho que iría a tomar el té con la señora Smith!, ¿Qué sucede? — ¡Ahora te explico! — La mujer le entregó a su marido el frasco, quien, al recibirlo, corrió a la recámara de su hija, la mujer intrigada le siguió. Patricia yacía aún en el diván, se tocaba la cabeza. El preocupado hombre le dio a inhalar el contenido de la botella, ella al respirar el carbonato de amonio, tosió vigorosamente al sentir como se estimulaba su sistema respiratorio y despejaba su cabeza. El matrimonio miraba a la muchacha expectantes en espera de que pudiera explicar lo que había ocurrido; pasaron algunos minutos para que ella pudiera hablar con un poco de dificultad, su voz era ronca y aún tosía un poco. — ¡Señor Britter! — ¡Tranquila Patty, respira hondo para que te repongas! — ¡No, por favor, ayúdeme, Candy está en peligro! — ¿Qué dices? — ¡Annie le puso algo a la limonada que me dio, me mareé, caí, al hacerlo me pegué en la cabeza, pero ella, me encerró y se fue!, ¡Temo que pretenda hacerle algo a Candy! — ¡Eso no puede ser mi hija es incapaz de hacer lo que estás diciendo! — Intervino molesta la señora Britter. — ¡Querida, déjala hablar!, ¡Sique Patty! — ¡Es verdad, Annie, Annie…, no está bien! — ¿Sabes a dónde fue? — ¡Fue a la mansión Ardlay a ver a Candice! — ¡Vamos para allá! — ¡Stear!, ¿Dónde está? — En el recibidor, también bajo los influjos del narcótico, imagino. — Patricia se levantó apoyándose del buen hombre. — ¡Querido no pensarás que es cierto eso? — ¡No lo sé, pero en caso de cer verdad, es muy grave!, ¡Iré a verificar que todo esté bien y traeré a Annie conmigo! — ¡Voy contigo! — Los tres bajaron lentamente las escaleras ante la imposibilidad de la joven para caminar rápido. Una vez en el recibidor, la chica se acercó a su novio, quien dormía plácidamente como un bebé recién nacido. — ¡Stear, Stear! — Le llamaba Patty. — ¡Despierta, Stear! — El señor Britter acercó el recipiente con las sales a la nariz del chico, quien poco a poco fue despertando. — ¡¿Patty?!, ¿Qué haces aquí?, ¡Si nos ve la tía abuela nos casará de inmediato! — Decía el mayor de los Cornwell con su semblante sonriente. — ¡No, Stear!, ¡Estamos en casa de los Britter! — El muchacho se trató de reincorporar de inmediato, pero una fuerte punzada en la cabeza lo detuvo. — ¿Qué ha pasado?, ¿Qué hacemos aquí? — Cuestionaba, mientras el señor Britter lo ayudaba a sentarse. — ¡Vinimos a ver qué quería Annie!, ¿Lo recuerdas? — ¡Es verdad!, ¡Tardaste mucho que hasta me quedé dormido! — ¡No, Stear!, ¡Annie nos puso algo en la limonada que nos dio para dormirnos! — ¡Es cierto, fue muy insistente para que la bebiera! — La señora Britter intervino. — Pero, ¿Por qué mi hija haría algo así? — ¡No lo sabemos señora!, pero es muy extraño que me mandara un recado para que viniera a verla, cuando llegamos nos dio esa limonada, ¡Al encerrarme en su recámara me dijo que eso me pasaba por haber apostado por Candy!, ¡Ahora entiendo que lo que buscaba era sacarme de la mansión Ardlay! — ¡Querido, no creerás todo esto! — ¡Cómo ya te dije, esto es demasiado, es mejor ir por nuestra hija! — ¡Si voy por mi bolso! — ¡No tú te quedarás aquí! — Pero, ¡Querido! — ¡Nada, arreglaré esto yo! — El señor Britter, Stear y Patty salieron en dirección a la mansión Ardlay. La pareja de novios iba callada, pensativa, así como un poco aletargados por el efecto de los somníferos, por su parte, el padre de Annie no podía dar crédito a lo que le había comentado Patty. No quería pensar que todo aquello hubiera sido planeado por su hija, haberlo involucrado a él para lograr ¿Qué cosa? — ¡Patty!, ¿Qué ha pasado entre Annie y Candy?, mi hija me ha contado algo, pero siento que no me dijo toda la verdad. — ¡No creo ser la indicada para decirle! — ¡No temas Patty, el señor es padre de Annie y tiene que estar enterado! — Intervino Stear. — Patricia narró a grandes rasgos lo que había sucedido, desde que Candice se hubo embriagado, lo que Annie le comentó días antes, su alianza con los hermanos Leagan, hasta el robo de diario, no omitió hacer énfasis en el interés de Annie por vengarse de Archie y Candy. El señor Britter conforme iba escuchando hilaba lo que su hija le dijo, hasta el momento que le pidió que hablara con Candice; no quería aceptar que su hija lo hubiese utilizado para todo aquello, aunque no estaba cien por ciento seguro, era un hecho de que Annie no andaba en buenos pasos. — ¿Saben chicos?, ¡Annie esta resentida porque dice que todos preferimos a Candice!, eso me hace pensar que ella no se encuentra bien, tiene un desequilibrio nervioso y en esas condiciones todo puede ser posible. — ¡Es por eso nuestra preocupación!, ¿Por qué nos durmió, entonces? — Comentó Stear. — Bien, pues ¡Lo comprobaremos en cuanto lleguemos! — Una fuerte desazón se instaló en el corazón de aquél hombre, que hubo perdió a su verdadera hija años atrás, sentía que el destino le quitaría de nuevo a esa hija que sentía como propia y que amaba entrañablemente.

Parecía que todos los caminos se dirigían a la mansión de los Ardlay, por su parte, la tía abuela acompañada por Mely caminaba a prisa para llegar al portal de agua, sin embargo, no encontraba la manera de deshacerse de la impertinente muchacha que se empecinaba en acompañarla, un tanto malhumorada se portaba grosera con ella para que desistiera de su empresa. — ¡No debiste acompañarme!, ¡Quiero caminar sola!, ¡Vete, no porque vengas conmigo aceptaré que pertenezcas a mi familia! — ¡Tía, no quiero molestarla, sólo intento estar cerca por si se le ofrece algo! — ¡No me digas tía!, ¿Qué me puede pasar, estás son mis tierras, los dominios de los Ardlay! — ¡Ya lo sé, pero puede caerse, lastimarse! — ¡Te he dicho que quiero estar sola!, ¡Aléjate, me incomoda tú compañía! — Mely que no tenía un carácter apacible, estaba a punto de regresar a la casa, pero recordó el cariño que su novio le tenía a esa mujer, así que le dijo. — ¡Esta bien, señora!, ¡Cómo usted quiera! — Se dio la vuelta fingiendo volver, se escondió detrás de un gran árbol y desde ahí la fue siguiendo, sin que la anciana se diera cuenta; Elroy, segura de que la chica se hubo marchado, continuó su camino más de prisa, creyendo que Neil ya la estaría esperando. Efectivamente, Neil aguardaba en un carruaje listo para conducir a su tía a la cabaña, considerando que la vieja mujer no podría llegar caminando hasta allá, mientras esperaba caminaba de un lado a otro nervioso por lo que estaba por suceder, fumaba sin parar, el tiempo de espera se le había hecho demasiado, pero no tenía más remedio que seguir ahí hasta que la tía apareciera. Después de minutos que le parecieron horas alcanzó a ver a Elroy a lo lejos, pero también se percató de que alguien más venía siguiéndola, preocupado porque fueran descubiertos se adentró en bosque para rodear a la persona que a su parecer espiaba los movimientos de la mujer mayor, quien justamente llegaba al carruaje, iba a llamar a su sobrino, no obstante, escuchó un quejido al voltear observó cómo Mely caía desmayada por un fuerte golpe que Neil le hubiera dado con una gruesa rama. — Pero, ¿Qué has hecho, Neil?, ¡No debiste! — ¡Era necesario tía, te venía siguiendo!, ¡Podría interponerse en el plan! — Pero… — ¡No te preocupes tía, solo se ha perdido el conocimiento!, ¡Vamos debemos darnos prisa! — Pero, ¡Irá con William en cuanto despierte! — ¡Mejor para nosotros, lo traerá a la cabaña y él también será testigo de la liviandad de su hija! — ¡Espero que todo salga como lo han planeado, de lo contrario, esto nos puede traer más problemas! — ¡No te preocupes tía, Elisa está ahí disponiendo todo para que nada falle! — Neil ayudó a la mujer a subir al carruaje, partiendo del lugar dejando a Mely desmayada con una línea de sangre que brotaba de la parte trasera de su cabeza.

Justo en el momento que Neil golpeara a Mely, Albert que se encontraba con Richard en la comandancia de policía sintió un fuerte pinchazo en el pecho, comenzó a sentirse nervioso, inquieto, lo que no pasó desapercibido para el duque, que terminaba de solicitar el apoyo policial para encontrar a Susana, el comandante comprendió la premura de ese personaje de la nobleza inglesa, aunque no salía de su asombro por la extraña petición, sin embargo, al tratarse de un personaje tan importante, salió de su oficina para dar la instrucción de que varios policías se prepararan para iniciar la búsqueda. Cuando se encontraron a solas Richard le preguntó a Albert. — ¿Qué tienes?, ¡Te noto desasosegado! — ¡No lo sé, de pronto me siento inquieto!, ¡Como si se tratara de un mal presentimiento! — ¡Tranquilo, William debemos conservar la calma!, ¡Todo esto ha sido desgastante, pero estamos a un paso de concluirlo para que podamos dedicarnos a preparar la boda de nuestros hijos!, aunque al decir verdad, ¡Pareces más el hermano de Candice, que su padre! — ¡Es verdad, soy muy joven para ser suegro! — Ambos hombres se rieron disipando un poco la tensión vivida desde hacía varias horas. Cuando escucharon que alguien preguntaba por ellos. — ¿Quién será? — Cuestionó Richard. — ¡Me parece que es la voz de George! — ¡Sí, tienes razón! — Los dos se levantaron de sus lugares para salir al encuentro de la mano derecha de William. — ¿George? — Llamó Albert. — ¡William, que bueno que los encuentro! — ¿Ha sucedido algo? — ¡Si, varias cosas! — ¡Habla de una vez! — El fiel asistente iba a contestar, pero el comandante de policía se acercaba a ellos para decirles que todo estaba listo habían iniciado la búsqueda de Susana Marlow; ambos agradecieron y salieron de la comandancia para escuchar lo que George tenía que decirles. — ¡Vamos hombre, habla ya! — Interpeló el duque. — ¡Ya encontraron a la señorita Susana! — ¡Lo hubieras dicho, la policía ha comenzado a buscarla!, ¡No es solo eso, algo está sucediendo!, ¡Me encontré con el joven Archie, llevaba a Susana a la mansión, me comentó que el joven Terrence iba como loco hacía allá, porque según las palabras de Susana algo iba esta por suceder con la señorita Candice! — ¡Esto es una locura!, ¡No entiendo nada!, ¿A dónde salió mí hijo? — ¡No tengo toda la información, pero basta con saber que la señorita Marlow sabía dónde se encontraba la señorita Candy! — Pero, ¡Candy está en la mansión!, ¡Archie y Terry estarían con ella! — Repuso Albert. — ¡Es por ello que pienso que algo malo está sucediendo allá!, ¡Es mejor que nos dirijamos hacía la residencia, ahí sabremos con más detalle lo que está sucediendo! — ¡Tienes razón, no perdamos tiempo! — Concluyó William, que junto con Richard y el asistente subieron de inmediato al vehículo para acudir a la mansión. Durante la conversación no se dieron cuenta que el comandante había escuchado, e intuyendo que algo extraño estaba pasando con los millonarios, decidió acudir a esa dirección acompañado de algunos policías, a pesar de no haber sido solicitada su presencia.

Elisa junto con Christian y Oliver se ponían de acuerdo para representar cada uno sus papeles. Oliver, callado oía sin escuchar lo que decía la que una vez fuera el amor de su vida, la analizaba, pensaba, en sus sentimientos, ¿Cómo no se dio cuenta de la clase de persona que era?, ¿Por qué quería hacerle daño a una mujer inocente?, ¿Era tan mala para no sentir culpa alguna?; sus preguntas tenían la misma respuesta, no hacía falta ser tan inteligente para saber que, ella haría hasta lo imposible por lograr lo que quería, comprendió que esa maldad no tenía motivo, así había nacido con mala entraña. De entre sus piensos, surgió la idea de largarse, pero sobre él pesaba la inocencia de una chica, no, no podía hacerlo, apostó por echar a perder aquél malévolo plan, no sabía cómo, pero estaba preparado mentalmente para aprovechar cualquier oportunidad. Durante el tiempo que no fue requerido por la pelirroja, se dedicó a investigar quién era Candice White Ardlay, para lo cual no encontró obstáculos, todo mundo en el pueblo sabía que se trataba de la heredera de una de las familias más importantes de Estados Unidos. Oía sin escuchar el parloteo de Elisa, sin embargo, el nombre de Terrence lo despertó de su letargo, ¿Qué tenía que ver él en todo eso?, su pregunta fue contestada por la propia Elisa, quien comenzó a jactarse de la cara de estupefacción que pondría el actor al ver a su amorcito en tales circunstancias, mismas que resarcirían en pate, el despreció y ofensas vertidas en su persona por el afamado artista. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del joven, sin proponérselo su mano recorrió su pecho para asegurarse que el arma que había comprado en el pueblo estuviera ahí, en la bolsa interior de su chamarra. Al principio quería matar a Elisa cuando se descuidará, pero después de lo que hubo escuchado, tal vez ese revolver serviría para librar a la novia de su amigo del inminente peligro que la acechaba. Volvió a acariciar su preciado tesoro, respiró hondo, debía controlarse, ya que el odio que destilaba la pelirroja en sus palabras lo exasperaba. Agradeció la sucesión de eventos, porque sin esforzarse comprendió el trasfondo en las intenciones de tan meticuloso plan. Atento vio cómo Christian se dirigía con una botella de vino a una de las recámaras de la cabaña. — ¡Oliver! — ¡Dime Elisa! — Ven conmigo, ¡Te indicaré el lugar en el que debes estar pendiente de tú entrada! — Él salió junto con ella para rodear la casa, una vez llegaron a la parte posterior, ella le indicó vigilar por la ventana como se desarrollaban los acontecimientos para que llegado el momento fungiera como el otro amante de Candy. Oliver se mantuvo en silencio, asintiendo las instrucciones que le daba Elisa, quien una vez terminado se dijo. — ¡Yo estaré allá, esperando a mi hermano y a mi tía! — Comentó señalando el lindero que daba inicio al bosque.

La conjura encontró en el factor sorpresa el medio idóneo para que Annie Britter entretejiera la telaraña alrededor de su indefensa e ingenua presa, Candice, su hermana de crianza. Cuando se quedaron a solas, la observó detalladamente, siempre sonriente, noble; no dudaba que podrían arreglar el problema e intentar salvar su amistad, sin embargo, pudo más el despecho, por unos instantes no se reconoció a sí misma, ¿Dónde habían quedado su timidez y miedos?, ¿En qué momento dejó de ser la dulce Annie?, sacudió su cabeza negativamente, ya estaba ahí y no, no daría marcha atrás. El silencio entre las dos se tornaba más incómodo con el pasar de los minutos; Candy, no sabía cómo comenzar la plática, le era difícil justificarse ante ella, porque sabía lo delicado que resultaba hablar sobre los sentimientos de Archie, pero esforzándose por parecer tranquila comenzó a hablar. — ¡Toma asiento Annie! — La aludida dejó la cesta que llevaba en la mano y obedeció. — ¡Tú padre me dijo que querías hablar conmigo!, antes de que digas nada, ¡Me gustaría relatarte mi verdad, explicarte cómo sucedieron las cosas!, ¡Tal vez así podrás perdonarme! — ¡Candy, lo que menos quiero saber es cómo fue que te enredaste con mi novio! — Al terminar la frase, Annie se llevó una mano a la boca, en señal de arrepentimiento. — ¡No, Annie, por favor, te pido que me escuches, las cosas no son como tú las crees! — ¡Lo siento, no quise ofenderte! — ¡No me ofendes, Annie, entiendo de sobremanera tu sentir!, por eso ¡Te suplico que tomes en consideración mí relato!, después, ¡Puedes juzgarme como quieras! — La chica de cabellera negra asintió, después de todo, siempre tuvo una curiosidad mórbida por saber. Candice narró lo acontecido ese día, sin omitir detalles, cuando terminó sus verdes ojos estaban cristalinos, no obstante, se empeñaba en no derramar lágrimas, no quería la compasión de su amiga, lo único que deseaba era dejar en claro que ella nunca tuvo ninguna expectativa amorosa con Archie. — ¡Así sucedió todo!, ¡Annie te juro por nuestras madres que en mí embriaguez al que vi fue a Terry!, ¡Distinguí a Archie cuando escuché tú grito y en el sobresalto cayó la peluca y el antifaz!, ¡El alcohol que inundaba mi cerebro, mermó mis reflejos, quise correr, alcanzarte, pero no podía mantenerme en pie!, ¡Jamás me imaginé que al emborracharme desencadenaría todo esto!, pero ¡Yo no me encontraba bien, sentía que había perdido a Terry para siempre, él se casaría y yo… yo nunca he dejado de amarlo!, ¡Mi gran error fue intentar ahogar en el alcohol mi tristeza y desesperanza! — Annie no decía nada, en su interior se daba cuenta de lo equivocada que estuvo, si hubiera aceptado hablar con ella, si tan solo se hubiera dado la oportunidad de atenderla las veces que la buscó, nada de esto estaría pasando. El velo del arrepentimiento surcó su rostro, pero se mantuvo callada. — Annie ¿Podrás perdonarme?, ¡No quiero perder a mi hermana!, ¡Te necesito a mi lado, eres la familia que formé desde niña!, ¡Por favor dime algo! — Annie sensibilizada por las palabras de Candy musitó. — Entonces, ¿Archie me ama a mí? — ¡Eso es algo que solo él te puede contestar! — ¡Pero dices que todo fue una confusión porque los dos estaban alcoholizados, que no pasó nada entre ustedes!, entonces ¡Él me ama! — Entusiasmada y con la ilusión brillando en sus ojos, Annie tomó las manos de Candy, quien bajó la cabeza, no le correspondía a ella quitarle ese anhelo. Annie notó su actitud y le preguntó directamente. — ¿Es así, dime es así, verdad, Candy? — ¡Annie yo… yo no lo sé!, ¡Creo que tienes que hablar con Archie, esa es una charla que deben tener ustedes! — Como si fuera un golpe seco en su estómago, Annie entendió en esas palabras lo que ya sabía, Archibald Cornwell no la amaba, nunca regresaría con ella. Desde lo más profundo de su ser una incandescente ola de dolor subía a su cerebro arrasando con ello, sus anhelos, sus sueños; llevándose también el mínimo propósito de detener todo; la rabia volvió como un latigazo a su mente y con el despecho disfrazado de comprensión retomó lo que había pactado. Candy la miraba expectante, quería abrazarla, confortarla. — ¡Annie, no te sientas mal!, ¡Habla con Archie! — Annie que hasta el momento mantenía la cabeza agachada para controlar el torrente de indignación que amenazaba con brotar en cualquier momento, suspiró y con una fingida calma habló. — ¡No, Candy!, ¡No tiene caso!, ¡Creo que mi relación con él nació muerta, lo tuve, pero nunca fue mío!, ¡Es mejor mirar a otro lado!, ¡Cuando le dije a mi padre que intercediera para que habláramos, fue con el firme propósito de reencontrarnos!, ¡Dejemos el tema de Archie, por favor! — Candy sorprendida por la madura actitud de su amiga comentó. — ¡Gracias Annie, el que estemos de nuevo unidas era lo único que me faltaba para ser feliz, ahora que Terry ha regresado a mí! — ¡Felicidades Candy, lo mereces! — Candice se levantó intempestivamente y abrazó a su hermana, quién no se negó a la caricia, por el contrario, efusivamente le dijo. — ¡Esto es para festejar y como estaba segura de que nuestra amistad es inquebrantable traje esto para recordar! — ¿Recordar? — ¡Sí mira lo que tengo en la cesta! — Annie sacó de la canasta una botella de vino, misma que le mostró entusiasta. — ¿Recuerdas? — Le dijo sonriendo. — ¡No, no, Annie, no quiero saber más del alcohol, aprendí de muy mala manera que no es bueno para mí! — ¡Lo sabíamos desde pequeñas, cuando nos embriagamos! — ¡Sí, fue ahí que conocimos al que ahora es tu padre! — “Padre”, esa palabra resonó en las remembranzas de Annie, reforzando su conjetura de no sentirse querida; apreciación que nunca pudo modificar y que quedó como una huella indeleble que marcó su vacilante personalidad. — ¡Annie, Annie! — Le llamó Candy al verla pensativa. — ¿Qué pasa? — Contestó la chica, regresando a la charla. — ¡Nada, no pasa nada, sólo que recordar todos esos momentos me causan nostalgia! — ¡Tienes razón, a mí también!, ¡Nuestra estancia en el hogar fue hermosa a pesar de la orfandad!  — ¡Sí, esos tiempos los atesoro!, por eso traje esto, quería volver por un momento, a esa época, donde éramos solo nosotras dos. — ¡Annie!, ¡Está bien descorchemos la botella! — ¡Aquí no!, ¡Si vamos a reconstruir esos tiempos, será mejor que vayamos al bosque! — ¡No es necesario, lo podemos hacer en los jardines! — ¡Candy, compláceme!, ¡Será muy lindo hacer nuestro picnic, se me ocurre ir a la cabaña que tiene Albert!, ¡Vamos, será divertido! — Candice recordó las recomendaciones de no salir de la casa. — ¡No puedo Annie, lo siento! — ¡Está bien, parece que mis intentos por estar contigo son en vano! — ¡No, no es eso! — ¿Entonces? — A Annie la paciencia se le estaba agotando, pero no cesaría en su empeño; como si fuera una primera actriz modificó su actitud mostrando un rostro de completa tristeza y decepción, terminó por decir. — ¡No me respondas, sé que fui insensata contigo, sin embargo, aquí estoy y tú me rechazas!, ¡Es mejor que me vaya, nos veremos después! — Una vez más el noble carácter de Candy habló por ella. — ¡No, Annie, no te vayas, iremos a la cabaña de Albert, pero no debemos tardar! — ¡¿De verdad?! — ¡Sí vamos! — ¡Ohh… Candy, me haces muy feliz! — Voy por mi bolso. — Annie miró el reloj de pared, estaba retrasada, tenía que apurarse. — ¡No hace falta, no compraremos nada!, ¡Anda démonos prisa! — Reparó tomando a su amiga de la mano jalándola a la salida. — ¡Espera, no tan rápido, parece que tienes prisa… Jajaja…! — ¿Te parece?, ¡No es eso, solo quiero correr, volver a ser niña de nuevo! — Entre risas las dos chicas salieron corriendo en dirección al bosque.

La impotencia e incertidumbre aquejaban a la señora Marlow, estaba agotada de tanto pensar en su hija, por primera vez en su vida se sentía prisionera, aunque sabía que si estaba prácticamente presa su indomable carácter le hacían idear una y otra forma de salir de ese chalet para buscar ella misma a Susana, aceptar lo ofrecido por el duque o regresar a su vida anterior, la invadía una sensación de pérdida, no solo de los lujos, sino su ilusión insertarse en la alta sociedad; todo se hubo esfumado. En su andar de un lado a otro dentro de la cabaña, terminó por quedarse parada en la ventana, debía admitirlo ese chalet era más cómodo que su antiguo departamento, los jardines bellamente cuidados, servidumbre para atender las necesidades de los dueños, todo eso quedaba ya muy lejos de ella. Iba a darse la vuelta cuando vio correr a Candy y Annie, sonrientes, felices. — ¡Bah!, ¡Ninguna tiene la belleza de mi Susy!, pero ¿A dónde irán?, ¡Seguramente han encontrado a mi hija!, ¡Dios debo evitar que sea objeto de burlas, tengo que salir de aquí! — El presentimiento de que algo ocurría desesperó a la mujer, que comenzó a gritar como loca, que la sacaran de ahí. Al no obtener respuesta, se dirigió al cuarto de baño, aunque se lastimó los brazos y rasgó su vestido logró pasar cayendo estrepitosamente justo en el momento que uno de los hombres que la custodiaban daba su rondín. Ella se tapó la boca para no emitir sus quejidos y alertar al guardia, que solamente asomó la cabeza para verificar que no había nadie rondando la zona. Al ver que se iba, comenzó a gatear para alejarse lo más posible cuando hubo avanzado un largo tramo corrió en la misma dirección que habían tomado Annie y Candice.

Continuará…

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Ana María López

Ana María López
Niño/a del Hogar de Pony
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Jesús que historia está me tienen con los pelos de punta tanta maldad en las personas y ver cuántas caras tiene es decepcionante y Candy que tonta eres por no ponerte otro aplelativo me rebasa qué pasará ahora llegarán a tiempo todos ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 95869 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 95869 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 95869 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 8489 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 8489 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 8489

Azul pequeña

Azul pequeña
Niño/a del Hogar de Pony
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Santa , cachucha ahora sí, esto está de locos , con tantas cosas que vendrán en el siguiente capítulo , ya estoy tan transtornada ,como todas las locas de la historia 🤣🤣🤣 y todo por culpa de Adriana ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 746140 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 895558 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 576850

Evelyn Rivera Strubbe

Evelyn Rivera Strubbe
Niño/a del Hogar de Pony
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Este capituló me dejo con una inmensa ansiedad. Que alguien llegue a tiempo y no le pase nada a Candy. De infarto esta historia. Gracias, gracias por continuarla ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918

Evelyn Rivera Strubbe

Evelyn Rivera Strubbe
Niño/a del Hogar de Pony
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Que capituló. Me ha dejado con una inmensa ansiedad. Que lleguen todos casi juntos para salvar a Candy de la trampa de los hermanos Leagan y Elroy. Annie Que egoísta eres, sólo piensas en ti. Muchísimas gracias por continuar esta interesante historia ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 355103 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 836918 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 971718

Herminia73


Niño/a del Hogar de Pony
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Dicen que todos los caminos llevan a Roma, aquí todos los caminos van a la cabaña del bosque!!!

Santa cachucha en esa cabaña se van a juntar todos!!!... Lo bueno es que también va a llegar la policía...

⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 133559

Ana l Ruiz

Ana l Ruiz
Niño/a del Hogar de Pony
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Inge...su ahora si estoy que no se a quien me enchufo primero a los ligan por cule...a la gargola Elroy por dejarse manipular....a la perra mal agradecida de Anni.....o Ala penitente de Candy:nojao: ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 532678 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 532678 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 532678 ....por que ai que ser sinceros......there is no way que se sea tannnnnn inosente...mmmmnop.....a la que si lla se cargo el payaso es Ala gusana no doy ni un penny por ella ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 416519 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 416519 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 416519 y cuidado porque donde llege primero el bombon y le vea un solo rizo fuera de su lugar a la pecosa...uuuu se les va a pareser el diablo ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 504400 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 504400 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 504400 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 504400 y sip va acorrer sangre much hhahahaha sangre😈😈😈😈😈y la primera la de susana y asi como domino van a caer todos....sin olvidar a la ducerda......ashhhhhhh y mientras eso pasa y my dear friend se compasese.....mi psychology esta facturando y yo mas loca y mas pobre😭😭😭😭😭😭😭

Legafa05

Legafa05
Niño/a del Hogar de Pony
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Te lo dije tú quieres matarme lenta y dolorosamente, me va a dar algo siempre termino más angustiada, para que salvo Archie a Susana la hubiera dejado , y todos según van a la mansión pero nadie llega, Neil golpeó a Meli, Annie se llevó a Candy y yo quiero golpear a todos por lentos :rofl::rofl::rofl:

Rossi GW


Rosa Abierta
Rosa Abierta

Muy emocionante, nos dejaste con los pelos de punta, con ese susto en la boca del estómago ante la expectativa de lo que viene, gracias y esperamos pronto capitulo x fis, x fis ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 523232 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 808200 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 523232 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 808200 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 746140

Letis

Letis
Niño/a del Hogar de Pony
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No lo puedo creer, todos sabían que este grupo de víboras tramaban algo y al final se dejaron engañar, resultaron más hábiles y lograron sacarlos de la casa separarlos y dejar sola a Candy porque sabían que ella es muy manipulable, le hacen la llorona y se conmueve como lo hizo Annie que resulta que está tan o más desquiciada que Susana.
Por otro lado la durceda también se está saliendo con la suya. Sólo espero que lleguen a tiempo antes que su amiguito de Elisa se propase con Candy y no sólo lleguen para ver el espectáculo planeado o que por lo menos Oliver la ayude . La verdad me da algo tratando de entender a todos estos que se dejaron engañar y el suspenso de no saber si alguien llegara a tiempo para evitar que Candy se encuentre en una situación comprometedora. Gracias por actualizar

Dar042

Dar042
Niño/a del Hogar de Pony
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Es enserio, se olvido de todas laa recomendaciones... Que coraje

Gabisita

Gabisita
Niño/a del Hogar de Pony
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Por Dios! Cómo dejaron a Candy sola?  Yo creo que solo el ex amante de Elisa podrá salvarla. Bueno, creo que también llegará el Gatito a su rescate. Annie siempre ha sido una envidiosa con su hermana. Qué angustia!

ambar graham

ambar graham
Niño/a del Hogar de Pony
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wow! Shocked la hora de la verdad !!tic , tac, tic ,tac.. affraid ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 820833

Dios .. emociones encontradas! ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 576850 ⭐⭐⭐ PROSIGUEN LAS SORPRESAS CON RECUPERÁNDOME CAPÍTULO 27 ⭐⭐⭐ 504400

expectante study

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Dilcia

Dilcia
Niño/a del Hogar de Pony
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Que mala Annie no tiene remordimientos, es desalmada más que Elisa, ojalá todo les salga mal y las hagan pagar sus maldades.

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
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Necesito saber que pasará... Annie tuvo una pequeña chance de arrepentirse, pero no  su egoísmo ganó. Espero que lleguen y salven a Candy..... espero que pronto actualices el fic. Sino empezaré a comerme las uñas de la angustia.

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