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Guerreras Apasionadas de Terry presentan: La reina Capítulo 29 por Carmín Castle y Lady Ardlay

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Lady Ardlay

Lady Ardlay
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Guerreras Apasionadas de Terry presentan: La reina Capítulo 29 por Carmín Castle y Lady Ardlay Portad32

Hola, espero se encuentren bien. Carmín y yo hemos estado ausente, pero ya estamos de regreso. Les dejamos un nuevo capítulo y como siempre les agradecemos sus lecturas.

CAPÍTULO 29: EXTRAÑA PAZ

Los días en el castillo pasaron lentos, en una inusual paz. Terry esperaba el momento oportuno para llevar a presentar a su esposa, desde que Anthony casi descubre el refugio de la cascada, él se volvió más precavido. Ahora contaba con sus fieles soldados que cuidaban no solo sus espaldas, sino también se aseguraban que no hubiese fisgones cerca.

Amelia y Neil estaban más unidos que nunca, fundiendo su extraña y oscura alianza, podría decirse que Neil encontró su mitad en aquella extraordinaria mujer, que lo dejó hechizado con sus poderes y en la cama; jamás en toda su larga y vasta experiencia conoció a una mujer tan complaciente en el lecho, incluso enseñándole cosas desconocidas para él que había llegado a practicar lo que hasta ahora creía que eran las más bajas pasiones. No importaba el lugar para fornicar, entre más prohibidos y blasfemos fueran, más excitante les parecía, se veían en la iglesia, en el cementerio, en donde varias ocasiones tuvieron relaciones sobre la tumba de la reina y la de Ricardo, incluso Amelia logró ingresar al dormitorio real de Richard y citar ahí a Neil.

La idea de sentir el poder sin límites, de estar en esos lugares impensables para la mayoría, principalmente en los más sagrados, llenaban a esta oscura pareja de un extraño placer. Esos días solo se dedicaron a probar toda clase de placer en el lecho, ya que para este par de macabros seres la lujuria no tenía fin. Amelia confiaba en Neil y en uno de sus encuentros le contó sus planes de embrujar a Richard y casarse con él para luego matarlo, proponiéndole que en su propia noche de bodas con el rey, él la visitara y tuvieran relaciones al lado de su esposo, quien estaría dormido gracias a los rezos que ella haría para mantenerlo así.

Las almas malditas esa noche juraron estar unidos para siempre y que harían todo juntos en Germania, España e Inglaterra, lo sellaron con un pacto de sangre en una tumba, totalmente desnudos en la oscuridad de la noche. Claro que Neil siguió visitando el cuarto de Susana para cumplir con su papel de amante y embarazarla, con la aprobación de Amelia, que sabía que era necesario que su hija quedará pronto en cinta, ya que una semana después del matrimonio de Anthony y Eliza, ella se encargaría de que Susana se casará con Terry. Lo tenía todo planeado, usaría toda la magia de ser necesario para dominarlo, prepararía una pócima para que se rindiera a los pies de la rubia, pero con el romance de Neil no lo había hecho, pero aún tenía tiempo, por eso no se preocupaba, ya había conseguido algunas prendas del príncipe heredero gracias a Luisa, que seguía al servicio de Neil, quién seguía complaciendo a la sierva para que hiciera todo lo que le pidiera y lo mantuviera informado de lo que pasara en el castillo, era sexo rápido y lo asqueaba, pero era preferible tener a la mayor cantidad de personas de su lado que en su contra.

Amelia dejó en paz a Eliza, por petición del hombre que jamás pensó que amaría más que al padre de Susana, puesto que Neil la conoció en todo su esplendor de su maldad y la amó por eso.

Ella era una mujer mayor de cabello recogido y rostro severo, vestía siempre de negro, muchos creían que era por su rectitud y decencia, incluso el mismo Richard pensó que Amelia debió querer mucho a su esposo porque aún le guardaba luto, todos pensaron que esa era la razón de no querer ser llamativa; la verdad es que ella amaba el color de la oscuridad, pero en las noches, cuando se quería sentir poderosa y viva vestía un color igualmente amado para ella, el rojo sangre, con ese brillante color sentía que se bañaba en ella; y así en unas ligeras prendas de seda, sin nada debajo, viajaba a verse con el español. Se sentía como una mujer bella con su cabello suelto y su blanca piel tersa y firme como la de su hija, la mujer era hermosa de apariencia, algo que deslumbró a Neil al observarla bien en los aposentos de Susana. El español se sentía atraído por la madurez y sabiduría de la mujer, le encantaba no tener que jugar a ser delicado en la intimidad, con Amelia todo era intenso, explosivo y ambos participaban de igual manera en el acto.

Susana pasó a ser el títere de estos dos amantes, Neil en ocasiones quiso ver el fuego de su madre en ella, para así tomarla con mayor deseo, pero solo veía miedo cuando él la tomaba de formas desconocidas para ella, esto lo frustraba, su madre era mucho mejor amante que ella, pero recordar que Susana sería la esposa de Terry lo llenaba de satisfacción, saber que él robó la inocencia de su futura esposa y que lo más seguro era que él sería el verdadero padre del futuro heredero, así terminaba dentro de Susana con ímpetu. Sabía que ella no estaba lista, así que cumplía con su papel de amante y la dejaba ahí en silencio; Susana muy tarde entendió el grave error que cometió, miraba a Terry a lo lejos en las pocas ocasiones que coincidieron, pero ya no se sentía con la misma confianza de acercarse a él, sentía que si él la miraba descubriría su secreto, del cual se arrepentía. Ya no se sentía digna de ningún hombre, pero ya no podía negarse, su misma madre la preparaba para Neil y se las ingeniaba para llevarlo a su cuarto.

Por otro lado, Richard se sentía extraño por los avances de Amelia con él, sabía que no sentía nada por ella, incluso se sentía mal en su presencia, como si lo dejara sin fuerzas, pero no podía decirle que no a lo que ella le pidiera. Una tarde, después de atender unas audiencias de algunos nobles, la reina germánica le pidió que caminara con ella por el jardín, él no quería, pero solo bastó una sonrisa de la mujer para que sus pies se movieran por voluntad propia en dirección al patio jardín del castillo, le ofreció el brazo para que ella lo tomara y así caminaron por unos minutos. Al llegar a la fuente que estaba en medio del jardín, tenía una sensación de necesidad de ella, le pidió conocerla durante esos días y quizás no sería solo una unión con Germania, sino dos. Los ojos de Amelia destellaban felicidad y su semblante, un aire de triunfo.

Con el paso de los días Richard, se sentía como una marioneta, no era feliz, no la amaba, pero de nuevo sintió que su alma era prisionera. Los años volvían a él con más peso y la soledad en la que se ahondaba era desoladora, solo tenía paz en sus aposentos a solas, mirando el retrato de su amada y verdadera reina, Eleanor, y de los días en los que fue feliz. La seguía extrañando a pesar de los años.

Para la princesa Annie su vida igual daría un giro de ciento ochenta grados, aceptó en secreto la propuesta de matrimonio del rey germánico, Archibald, el cual le propuso que después del enlace matrimonial lo anunciaran y viajase con él a Germania. Annie amaba a su padre y veía cómo se consumía, quería pensar que era por la muerte de su madre, pero sabía que no era verdad, sabía bien que Richard nunca amó a Isabel y que la resignación lo acompañó a lo largo de su matrimonio. Era algo más y eso le preocupaba, Terry, tal vez, pero no podía ser la anulación de su boda, porque él mismo lo propuso, quizás el hecho que Eliza y Anthony fueran esposos, ya que su padre no ocultó el desagrado por la española al pasar el tiempo y ver que no le daba su preciado nieto, el heredero que continuaría con su linaje cuando él ya no estuviera.

Annie estuvo al margen de todo a su alrededor. Cada día veía como el castillo se hacía más oscuro y los rostros de sus seres amados más apagados, exceptuando uno, el de Terry, solo él parecía más feliz y más bello, incluso más joven y con un brillo en su mirada, el cual no vio antes. A veces ella misma quería huir de ahí, sin embargo, no deseaba dejar a su padre solo, hundido en esa tristeza, todo esto la tenía sumamente confundida. Por un lado, estaba ansiosa de darles a todos la gran noticia de que sería la reina de Germania, pero no podía marcharse de Inglaterra con ese ambiente sombrío, quería verlos bien a todos, aunque no sabía si eso fuese posible.

Archie era su único aliciente, el único que notaba su preocupación.

—Tranquila, mi tía y tu padre parecen quererse y si no me equivoco —el monarca germánico volteo a ver a Richard y Amelia, la mujer le decía algo al oído al rey y él sonreía— creo que se casarán.

Estas palabras, en vez de darle paz a Annie, le dieron una punzada en su corazón, pero mirando el bello rostro de su amado y en medio de dudas, aceptó ser su esposa y viajar con él. Archie realmente no la amaba, pero le parecía que no encontraría una mujer más acorde para ser su esposa y además podría tener una buena alianza y un buen matrimonio a su lado. La jovencita era bella y de finas facciones y delicados modales, de armonioso carácter al igual que él.

Anthony salía cada mañana del castillo, se sentía abrumado, deseaba huir lejos a donde nadie lo conociera, donde no tuviera que rendir cuentas a nadie ni cargar con una mujer impuesta por su hermano. De hecho, tenía todo listo para marcharse, pero sabía que su padre lo buscaría y en ningún lugar estaría en paz. Su realidad le cayó de golpe, sus malas acciones lo llevaron a desear una mujer a la cual nunca amó y al tenerla se dio cuenta de que solo quería obtener lo que su hermano poseía. Deseó el trono y a su mujer, pero ahora solo quería ser un hombre libre, sin la presión y obligaciones del reino para poder enamorar a la ninfa de la cascada, que para colmo no la había visto, visitaba el lugar donde la vio día y noche, pero ella simplemente desapareció, dejando solo esa bella prenda como evidencia de que no estaba loco.

Eliza estaba resignada al desdichado destino que la esperaba, decidió no salir de su cuarto, su rostro pálido y demacrado era la evidencia del dolor y frustración de su corazón. Intentó acercarse a Terry en un par de ocasiones, incluso una de ellas delante de Anthony, al coincidir en el pasillo saliendo de misa, pero el mayor de los príncipes con elegancia la evadió, dejando claro que no deseaba ninguna relación con ella, el dolor de ese rechazo provocó la inseguridad de la pelirroja, y su ego se derrumbó al comprobar que Anthony no mostraba ni la más mínima importancia al ver como ella intentaba acercarse al que fue su esposo, no había ninguna expresión en los ojos celestes, solo una actitud hostil cuando estaba a su lado.

Para él sería mejor si Terry recapacitaba y la perdonaba, así no lo hiciese con él, este sería su mejor regalo, devolverle su libertad.

Eliza y Anthony se volvieron dos extraños, esto se reflejaba en su rostro. La molestia y el odio se volvieron los nuevos sentimientos de ambos, para sorpresa de muchos, incluso de Richard, que veía que antes disfrutaban de su mutua compañía. Solo esperaban la llegada de los padres de Eliza, que habían partido de inmediato tras recibir una carta en la cual se le explicaba los motivos de la anulación y el nuevo matrimonio de su hija. Los monarcas españoles viajaban con un sentimiento agridulce, se sentían humillados al saber que habían remplazado a Eliza del papel de esposa del heredero, para casarla con el príncipe menor, pero con Neil calmándolos y diciéndoles que era lo mejor, y que la reputación de su hija fue limpiada ante todos los reinos, no les quedo más que aceptar la decisión de la corona inglesa.
Así pasaban los días y noches en el castillo, pero no era igual a las afueras, en la cascada, el hogar de Terry y Candy. Detrás de la cortina de agua la tempestad había cesado y ahora se respiraba solo tranquilidad y alegría, desde que Terry supo que su esposa estaba embarazada y conociendo sus orígenes, estaba más ansioso que nunca de ver llegar a su tío. Se sentía esperanzado de que el rey no se opondría a su unión con Candy, pues su hijo llevaba sangre real y el linaje prevalecería puro.

Continuará…


Guerreras Apasionadas de Terry presentan: La reina Capítulo 29 por Carmín Castle y Lady Ardlay 4149639568 CAPÍTULO 28

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Gisela ruht

Gisela ruht
Niño/a del Hogar de Pony
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Pobre de Antonio.. 😭

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