
Te voy a contar un cuentico

Terry, aún recordaba a su bella pecosita, el amor que sentía por ella aún estaba vivo dentro de su corazón. Al saberla libre como lo era él, decidió escribir una carta pero, no sabía cómo comenzar.
Rebuscado entre párrafos de textos románticos, no encontraba la inscripción. Rompía los libros intentando así extraer ese algo, que no sabía que era pero, que le faltaba.
Un día la señora de la limpieza, decidió echarle una manita, así que a toda prisa escribió T.G. quería poner el nombre completo de su patrón pero, ya era tarde y solo atino a firmar con un escueto Terry Grandcheste.
En cuánto Candy leyó, no tardó nadita en llegar al teatro —bueno, mi Candy, por qué mi Candy es bien decidida. No sé la suya pero, mi Candy, ya no está para perder el tiempo— entonces… ya se me olvidó, la cosa es que llegó a toda prisa, masó, menos así

Y pues ya, después de un rato, Candy pudo llegar al teatro. Sacó su móvil y ¡amonos! se tomaron como chorrocientas selfies.
De pronto, Terry gritó y dijo —¡Ay! ya me entró un ve que te beso en el ojo.
Entonces, mi Terry super abusado que le mete tremendo beso




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Ahora sí, Fin.
An Le Mun. Presente.
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Edición de video SirMcFaber