Candy estaba horrorizada por lo que acababa de revelar.
-No quiero hablar de ello. ¡En realidad no pretendía contártelo!
Terry apoyó una mano bajo su barbilla para que lo mirara.
-Pero ya me lo has contado, y ahora no puedes negarlo. ¿Lucas Petit tiene la costumbre de pegar a tu madre?
Candy se sentía terriblemente avergonzada.
-No creo que ahora haya tanta violencia como solía... al menos, eso espero. Pero hace tanto tiempo que no tengo contacto con ellos que no sé cómo están las cosas.
- ¿Te pegó alguna vez a ti?
-No, sólo a mi madre. La pegaba porque se enfrentaba a él cuando no volvía a casa por las noches. Siempre estaba con otras mujeres -explicó Candy a regañadientes-. Creo que tuvo aventuras con todas sus secretarias, y también con varias de las amigas de mi madre. Como tú, es muy atractivo para el sexo opuesto y un mujeriego incorregible.
La mirada de Terry reveló una fría hostilidad.
-Nunca he hecho daño a una mujer en mi vida, y nunca lo haré.
-No he insinuado lo contrario. No es por eso por lo que me asustas --dijo Candy -. Me asustas por tu frialdad, tu dureza y tu empeño en ganar siempre. Las cosas se hacen a tu modo o no se hacen, y tratar de no meter la pata supone un reto constante.
--No quiero que te sientas así, pero no puedo evitar ser quien soy --dijo Terry -. El hecho de que me hayas comparado con Lucas Pitit resulta revelador. Consideras que tenemos personalidades similares, comparación que rechazo por completo. Pero me ha conmocionado lo que acabas de contarme. No puedo creer que nunca me dijeras una palabra sobre lo que estaba pasando en tu casa hace cinco años.
--Era un asunto familiar. Crecí con una madre que nos hizo prometer a mis hermanos y a mí que guardaríamos silencio sobre lo que sucedía. Crecimos avergonzados por ello y lo mantuvimos en secreto. Jamás hablamos de lo que sucedía. Todo el mundo se comportaba como si no pasara nada.
- ¿Incluso tus hermanos? --Preguntó Terry, incrédulo --. Karen tampoco se lo mencionó nunca a Harry.
--karen se limitaba a ignorarlo, y mi medo hermano aún era muy joven cuando me fui a la universidad. No sé cómo están las cosas ahora. Siempre he tenido la esperanza de que las cosas cambiaran, pero me temo que es una ilusión -- Candy hizo una pausa y bajó la mirada-. ¿Te importaría que dejáramos el tema?
Ajeno a su ruego, Terry posó su intensa mirada en ella.
--Pensabas que yo iba a ser como tu padraatro ¿verdad? Ese es uno de los motivos por los que no quisiste casarte conmigo.
--No quiero hablar más de esto -dijo Candy, que se dio la vuelta y salió del salón.
Temblaba como una hoja mientras maldecía su suelta lengua. No pensaba decirle la verdad a Terry. Por supuesto que había visto similitudes entre su padrastro y él. Pero no había sido la violencia lo que había temido de Terry, sino el dolor, el constante temor y la sospecha de estar viviendo con una pareja infiel. Lo había amado demasiado como para enfrentarse a aquella perspectiva.
Estaba repasando su equipaje con la doncella cuando Terry entró. Hizo salir a la doncella con un gesto de la mano a la vez que se aflojaba la corbata con la otra.
-Has tenido muchos secretos para mí, -- dijo con aspereza-. Eso no me gusta. Tiene que cambiar.
Candy alzó una ceja con gesto irónico.
- ¿Así como así?
-Así como así. No trates de mantenerme al margen.
-Las amenazas y las advertencias no contribuyen precisamente a crear el ambiente necesario para alentar la confianza --replicó Candy.
Terry se quito la chaqueta.
- ¿Exactamente cuándo planeabas decirme que llevabas años sin tener contacto con tu familia?
Candy se tensó.
-Ya te dije que nadie se puso en contacto conmigo para decirme que karen y Harry habían muerto. Hubo una gran pelea la noche que dije que no iba a casarme contigo. No he visto a mi familia desde entonces.
Terry frunció el ceño.
- ¿La pelea viene de entonces?
-Sí. Según la opinión de Lucas, mi deber era casarme contigo por el bien de la familia. Estaba lívido. A mis hermanos también les parecía una locura que me negara a casarme contigo. Se pusieron de tu lado, no del mío, porque eres inmensamente rico y además tienes muchos contactos interesantes en el mundo de los negocios, algo de lo que yo carezco -- dijo Candy con amargura --. ¡Si hubiera sucedido un siglo atrás, me habrían encerrado en un convento y me habrían dejado allí el resto de mi vida!
-No sabía que tu familia hubiera reaccionado así. Harry mencionó que ya no solías ir por casa, pero deduje que se debía a que estabas demasiado ocupada con tus estudios -- admitió Terry --. Pero ahora que estás conmigo y con Tyler no podrán seguir portándose como si no existieras.
-No me llevo bien con Lucas. Nunca me llevé bien con él.
-No necesitas llevarte bien con él ni con nadie que te desagrade -- dijo Terry -. Mi lista de invitados es extremadamente selecta.
Candy trató de no pensar en la rabia de su padrastro si llegara a encontrarse repentinamente excluido del círculo social de los Grandchester. Miró a Terry mientras se quitaba la camisa y dejaba expuesta la poderosa musculatura de su pecho y su plano y duro estómago. No había duda de que tenía un cuerpo maravilloso, impotente. Notó cómo se excitaban sus pezones bajo el sujetador. Estaba recordando el calor de la piel de Terry contra la suya, el sensual roce de su cuerpo.
Terry la miró con divertida ironía.
-No, ahora no tenemos tiempo -- murmuró-. Pero el placer es aún más dulce cuando se retrasa.
Cuando Candy comprendió que Terry se había dado cuenta de lo que estaba sintiendo, su cuerpo ardió de vergüenza. ¿Tan irresistible lo encontraba? ¿Cómo podía traicionarle su cuerpo de aquel modo? ¿Estaba realmente tan necesitada de sexo que apenas podía esperar a que Terry volviera a tocarla? ¿Tanto podía haberle cambiado la experiencia del sexo? Reprimió un estremecimiento de desagrado ante aquella idea. ¿Qué le estaba pasando? De pronto se sintió como una adolescente con las hormonas desbocadas que sufriera un embarazoso y totalmente descontrolado enamoramiento.
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Taylor empezó a llorar en el aeropuerto. Cansado y desorientado, el pequeño no estaba de humor para encontrarse en lugares desconocido, rodeado de rostros y voces extraños. Para cuando el jet privado de los Grandchester despegó, el niño estaba gritando a pleno pulmón. Sin una palabra, Candy fue a echar una mano a Nancy, que empezaba a desesperarse por la inutilidad de sus esfuerzos para calmar a Tyler.
-Esto es una pesadilla. El niño está molestando al señor Grandchester, y eso no debería suceder nunca -- dijo la joven niñera con expresión culpable.
Candy no tardó en descubrir que no había una solución mágica capaz de tranquilizar a un bebe agotado y muy enfadado que tan sólo estaba expresando su desasosiego ante la ruptura de su rutina. Aunque lograban distraerlo durante unos minutos, enseguida volvía a dar guerra. Candy lo llevó al compartimento en que estaba el dormitorio, se sentó y acunó a la niño a la vez que le cantaba. Milagrosamente, aquello pareció calmar a Tyleri, pero a partir de aquel momento se negó a que Candy lo soltara durante el resto del vuelo.
Devuélveselo a la niñera -ordenó Terry cuando estaban a punto de subir a una de las dos limusinas que los aguardaba en el aeropuerto de París.
Tyler trató de aferrarse a Candy y hubo que separarla a la fuerza, lo que hizo que sus sollozos aumentarán. Candy tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para separarse de el.
Continuará...
Última edición por Pecas TG el Jue Mayo 05, 2022 10:19 pm, editado 1 vez