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ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV

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Rosario Vallejos B
Yuriko Yokinawa
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Yuriko Yokinawa

Yuriko Yokinawa
Niño/a del Hogar de Pony
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ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV Portad33




MIL AÑOS CONTIGO
CAPÍTULO IV
POR YURIKO YOKINAWA



El Bar Green Mill era uno de los mejores bares de prestigio de la ciudad de Chicago, mientras el grupo musical tocaba Jazz en vivo, dos hombres se encontraban en una mesa privada con una botella de wiskhy platicando de un tema que les concernía a ambas personas. El más joven se encontraba nervioso, el sudor que emanaba perlaba su frente, se sentía impotente al no saber cómo manejar al hombre mucho mayor que él, no tenía más remedio que sucumbir a sus peticiones de extorsión. –“Señor Leagan, el trato era quitar del camino a esa persona que le estorbaba, ya no le cobré la muerte de su prometida, disculpará mi error, pero ella vio mi rostro… y yo no dejo cabos sueltos. Todo resultó como usted lo planeó a su conveniencia, le digo las cosas como son, usted omitió en decirme quién era realmente el cliente, si me hubiera dicho que era actor no hubiera habido problema, pero siendo miembro de la Corona Británica mi estimado, es otra cosa, jamás lo habría hecho, no soy tonto señor.”- Bryan Morrisson le expresaba de forma directa con la vista puesta en el joven Leagan . –“¿Qué es lo que quiere? Le pagué muy bien y ambos sabemos que su descuido privó la vida de mi prometida. Agradezca que mi familia no hizo más para que se esclarecieran los homicidios, al menos el de mi novia, les importa el buen nombre antes de pasar por otro escándalo y pues no hay nada que el dinero no pueda solucionar. Tampoco se debe de preocupar, el detective Thompson tiene todo arreglado. Él hizo personalmente la investigación y todo está escrito en el expediente.”- Neal intentó sonar seguro con su declaración de las investigaciones maquilladas que realizó el detective de Chicago. “-¡JAJAJA!, cree que me chupo el dedo ¿verdad? Mire amigo, o me da la cantidad que le pido para largarme lejos de aquí o tendré que despepitar todo cuando llegue el FBI o tendré que concertar una cita con su recién aparecido Tío o mejor aún, me cobraré con su hermana. Le doy cinco días.”- De su bolsillo sacó un papel doblado en cuatro partes con una dirección y la cantidad que le pedía. Neal asintió con la cabeza y vio como el hombre se alejaba de la mesa para dirigirse a la salida del lugar.


Neal jamás pensó que el padre de Terrence Granchester hiciera acto de presencia en el país ni que la Corona Británica excavara sobre la muerte de un bastardo secuestrador, porque esa era la finalidad, hacerlo parecer así, con esa etiqueta nadie se atrevería a preguntar qué pasó cuando el buen e ilustre apellido se mancharía por tal cobardía. Todavía la familia Andrew prefirió guardar las apariencias y no porque William así lo quisiera, sino porque la tía Elroy había entrado en un ataque de histeria cuando le informaron los resultados de la investigación quedando así, cerrado el caso, además, de sumarle el enfrentamiento que tuvo con su sobrino William después del entierro de la rubia. Albert ya lo veía venir, sabía que de un momento a otro la familia de Terry intervendría, independientemente del tipo de relación que tenía con el Duque, su amigo jamás iba a dejar de ser hijo de Richard Granchester.


William Albert Andrew se había presentado ante los miembros de la familia, después de tres días de autoencierro , no se perdonaba el haberla abandonado y dejado a su suerte, jamás creyó que su propia familia fuera la misma victimaria de su infortunio. La señora Elroy le había contado como había tomado las decisiones hacia con la vida de Candy debido a la ausencia de él. Según la señora, William debía entender que todo lo había hecho por su bien, una heredera no se podía casar con un don nadie. En todo momento omitió el hecho de que sus sobrinos consentidos tenían algo que ver en sus decisiones. George Jhonson se encontraba con él, temía que fuera a cometer una tontería. Le pedía que saliera y que le llorara en su lecho de muerte, debía descargar todo el dolor que sentía e incluso la culpabilidad del cual, según por boca de su administrador no debía sentir. Lo conveniente era esperar los resultados de las investigaciones y en lo que eso sucedía, convocó a los Conrwell, Leagan y a la tía Elroy, así como a Patty y Annie. Elisa no pudo evitar hacer un comentario amargo, sus padres la reprendieron, Neal lo observaba y de pronto, lo reconoció, su tío era el vagabundo que vivía con Candy en el Magnolia… ¡Vaya, la vida te da sorpresas!, se decía internamente, negaba con la cabeza mientras tenía ese pensamiento. Los Cornwell y sus novias estaban anonadados, el buen amigo de Candy y Terry era aquel trotamundos que siempre se aparecía de la nada cuando la rubia más lo necesitaba. Merecían una explicación. Archie fue el primero en confrontarlo, su hermano Stear le pidió que esperara. Albert debía mantenerse fuerte y los chicos debían tener paciencia.


Albert dio por concluido el encuentro, inmediatamente salió con George, tenía asuntos que atender. La señora Elroy así como el matrimonio Leagan hicieron lo mismo nada más en cuanto el patriarca desapareció de sus vistas. En cuanto terminaron de retirarse los adultos, la lengua viperina de Elisa no se hizo esperar: “Quién lo diría, la huérfana viviendo con un vagabundo amnésico, ¡piensa mal y acertarás! ¡Qué no habrá pasado entre ellos estando a solas en esas cuatro paredes!” Elisa ponía sus dos manos en las mejillas y con cara de espanto terminaba de decir… “¡Neal! la muerte te ha salvado de casarte con una cualquiera que pretendía manchar el apellido fugándose con el ingenuo de Terry”. Una sonora cachetada hacía eco en el despacho de la mansión de Chicago. Annie no toleró las infamias de Elisa, iba a propinarle otra bofetada, pero Neal le detuvo la mano y la jaloneó, ella cayó al suelo envuelta en llanto por las injurias y pérdida de su amiga. Archie solo quería un pretexto para moler a golpes a sus primo. Tomó de las solapas a su primo y le propinó un golpe en el rostro, Neal se limpió la comisura de los labios y sonrió cínicamente, gritó fuertemente para que lo escucharan. Stear se le unió a su hermano y antes que llegaran a rescatarlo, también lo golpeó, entre los dos, le dieron una calentadita al osado de su primo. No quitarían el dedo del renglón, ambos sospechaban que alguien les tendió una trampa, ya que, para ellos, no existían las casualidades y no era lo que los medios de publicación pregonaban con un secuestro. Ellos no podían decir nada, fue la orden inicial de la tía abuela cuando los mandaron a llamar para hacer sus declaraciones. Para los cuatro jóvenes, Candy y Terry fueron víctimas de las circunstancias.


Albert sabía la versión de sus sobrinos y amigas de ellos, incluida la de la enfermera compañera de trabajo de Candy, era muy claro que no hubo ni un secuestro de por medio. Prácticamente la señora Elroy era su celadora, el detonante de que Candy escapara bajo la complicidad de sus sobrinos, amigas y del que fuera el amor de su protegida para evitar casarse en contra de su voluntad. Todo estaba planificado, alguien debió de traicionarlos, alguien más debía estar vigilando a la rubia en todo momento. William se sentía entre la espada y la pared, entre hacer lo correcto sin importar quién o quiénes eran los culpables, él era ahora parte del encubrimiento de ese atroz asesinato, ¿Qué debía hacer? Y lo que esperaba, sucedió, la Corona Británica quería respuestas, no iba a parar hasta encontrar al o los asesinos y esa investigación, incluía a los Andrew, indirectamente habían sido partícipe en que ambos jóvenes hubieran intentado escapar. Albert reunió a sus abogados, sabía que los iba a necesitar.


El detective Spencer había entregado el informe final para que el FBI hiciera llegar al gobierno norteamericano y a la realeza los resultados de la investigación para que ellos procedieran conforme lo consideraran conveniente. Empacó cinco mudas de ropa, equipo necesario y llevó a Chicago a cuatro de sus hombres para que lo apoyaran en la investigación. Tenía en su poder una orden de reabrir el caso y realizar una nueva averiguación haciendo a un lado a la policía y al detective Thompson de Chicago para que no intervinieran en la misma. El duque de Granchester y el abogado Robbitwood los acompañó, Richard quería seguir los pasos de su hijo, saber qué hizo en los últimos días de su vida. Un largo viaje que se le hizo eterno y que apenas pudo conciliar el sueño en su camarote. Deseaba hablar con el patriarca de la familia Andrew y le haría una visita, aunque el detective no estuviese de acuerdo.


Después de veinticuatro horas de viaje llegaron a su destino. El duque se hospedó en el hotel y habitación en el que Terry se había quedado. Sus pertenencias estaban bajo resguardo de la administración. El detective solicitó las mismas para hacerle una revisión para posteriormente entregárselas al que fuera el padre del actor. Un pequeño cuaderno guardaba sus pensamientos de los días más oscuros de su vida, la agonía de no ir directamente a rescatarla para que no le hicieran daño. Ella se encontraba en una fortaleza al que no se podía ingresar ni salir sin que nadie pudiera verla. Sus primos, sus aliados, la fecha, el día de la fiesta de compromiso con Neal Leagan. Al fin se podrían sentir libre de las ataduras de Susana y del cobarde de su primo. Todo saldría conforme lo planeado. Spencer cerró el escrito. Habían cometido una injusticia y un infame asesinato premeditado. Ésta era la segunda prueba para demostrar que ambos se conocían y que había algo más que una simple amistad. Ahora, necesitaba saber si el homicidio estuvo entrelazado con el intento de asesinato perpetuado por Susana Marlowe y su cómplice. Sentía un alivio y respiro que conforme avanzaba la investigación la muerte de Terrence Granchester no tenía nada que ver con algún acto de conspiración en contra de la Corona Británica ni de los Estados Unidos.


El detective Thompson había sido sobornado por la señora Elroy y Neal Leagan de forma independiente, ambos no sabían lo que cada uno había hecho con el investigador, pero coincidían con el móvil, alterar la escena del crimen y maquillar los resultados de la investigación. No lo pensó mucho y aceptó, el actor era un don nadie que apenas se abría camino en el mundo del espectáculo y no se le conocía familia alguna más que la supuesta actriz con la que según se decía, era su prometida, el cual, no perdió el tiempo en trasladarse a Nueva York para averiguar más sobre Terence Graham. Él estuvo presente cuando Robert Hattaway, Eleonor Baker y su abogado tramitaron el traslado del cuerpo para la ciudad que nunca duerme, por ellos se enteró de su vida solitaria, no había más que investigar, entrevista al administrador del hotel, a la familia Andrew, hacer una que otra conjetura para concluir con los resultados por el cual recibió una buena paga: Secuestro. Toda evidencia física y el informe fue guardada en la caja de los archivos muertos del lugar dándose así, cerrado el caso.


Tener una invitación a almorzar por el enigmático y desconocido empresario William Albert Andrew le causó sorpresa, esperaba ver a un viejo en silla de ruedas que apenas y podía decir palabra alguna. Reconoció la mesa porque ahí se encontraba George Jhonson, lo vio en un par de ocasiones cuando iba a la mansión Andrew a hacer las respectivas entrevistas a los habitantes del lugar. Ni uno de los dos se levantó de su asiento, Thompson saludó respectivamente a cada hombre, en cuanto tomó asiento Albert no se fue por las ramas. Respuestas. No le convencía los resultados de la incipiente y vaga investigación. No pretendía decir nada si no obtenía algún beneficio y aunque lo amenazara con destruir su carrera, Thompson lo tenía en sus manos. Los Andrew estaban involucrados de una u otra forma con el homicidio de ambos jóvenes, pero el dinero y poder cambiaron el curso de los resultados para que su honorable apellido no se manchara y saliera a la luz pública. William extendió un cheque para que lo cobrara cuando se le diera la gana y con la humillación a cuestas salió del lugar acompañado de Jhonson.


El detective de Chicago intentó por todos los medios encontrar quien le filtrara información de la investigación que realizaba su homónimo de Nueva York, pero le fue imposible porque era parte del FBI y sus colegas no pertenecían a esa jurisdicción.  Enterarse por el New York Times sobre la identidad del supuesto actor sin familia le provocó pánico, sabía que no tendría escapatoria aun intentando huir, era evidente que tarde o temprano tendría que confesar los actos de corrupción al que había participado, pero sí delatando a la familia más poderosa de Estados Unidos era su boleto de aminorar su sentencia, lo haría. Como evidencia, guardaba fotografías de la escena del crimen y del hombre que dirigía el carruaje, así como las declaraciones dada por la familia del cochero, de la doncella que atendía a la señorita Andrew, su compañera de trabajo, los hermanos Conrwell, las señoritas Annie Britter y Patricia O’Brian . Todo era cuestión de tiempo y caería por su propio peso la verdad que él mismo desconocía pero que le había favorecido en su momento.


William Albert Andrew miraba por el ventanal del edificio en donde se encontraba el corporativo, tenía un tabaco entre sus dedos, él no solía fumar, pero empezó hacerlo desde que tomó su puesto como jefe del clan, pensaba que era más feliz como aventurero… Estaba enterado de la llegada del personal del FBI y del Duque de Granchester, su abogado y administrador George Jhonson lo regresó a la realidad: “Señor William, el Duque de Granchester y el abogado y Conde Patrick Rabbitwood solicitan ser atendidos en este momento o en su caso, concertar una cita en calidad de urgente.” Albert colocó el habano en el cenicero y le pidió que entraran las visitas.


Albert se levantó de su asiento en cuanto los visitantes entraron, el rostro de Richard se le veía cansado, les dio la bienvenida con excesivo formalismo, les ofreció algo de beber o comer, aceptaron un whisky para comenzar a entablar un diálogo. Richard tomó la palabra. “Señor Andrew, imagino que sabrá la razón de mi presencia… Espero que comparta mi sentir, ya que usted perdió a una hija… Quiero saber qué sucedió.” William tomó asiento y con una mano invitó al duque a hacer lo mismo. “Duque de Granchester, ni un dolor sería inigualable como la pérdida de un hijo, lo entiendo perfectamente, así como usted deseo saber quien o quienes osaron en arrebatarles la vida de mi hija y su hijo, ellos fueron unas maravillosas personas, fui testigo de la amistad que existía entre ellos en Londres…” Un ligero toque en la puerta interrumpía lo que con mucho dolor el rubio expresaba. “Disculpe señor Andrew, el detective Spencer del FBI de Nueva York desea una entrevista con usted” Albert miró a Richard esperando su aprobación para que pudiera estar presente en la previa reunión que apenas empezaba entre ellos. Richard aceptó del mismo modo. “Hágalo pasar por favor, Jenny”


Spencer entró quitándose su sombrero, aceptó tomar un café americano sin azúcar. En cuanto la secretaria cerró la puerta el detective se disculpó por no haber solicitado audiencia alguna para ser recibido y por interrumpir su reunión. En cuanto se acercó para presentarse, una sonrisa irónica brotó de sus labios: “Sabía que este sería el primer lugar al que visitaría, espero no haber llegado tarde.” “No, claro que no, apenas empezábamos con la conversación, el señor Andrew me decía que él conocía a los jóvenes desde Londres.” Spencer fingió sorpresa, no era secreto que el patriarca de la familia Andrew se mantuvo en anonimato por muchos años, por ende, nadie sabía con exactitud qué había hecho en todo ese tiempo.


“Señor Andrew, señor Granchester, infiero entonces que ya se conocían”. Albert fue el primero en tomar la palabra: “Claro que no, como tal, no, viví en Londres desde muy joven, mediante los diarios tenía conocimiento del duque y por lo poco que me platicó Terry acerca de su cuna noble. A Terry lo conocí en una de las tantas calles de Londres, lo estaban asaltando, él puso resistencia, pero como entre varios le llevaban ventaja decidí involucrarme para que no lo lastimaran más de lo que ya estaba. Nos presentamos sin títulos, solo Albert y Terry, le ofrecí mi amistad, lo llevé al Colegio San Pablo y le dije dónde encontrarme.” El rubio omitió ciertos detalles sobre la forma en que se conocieron, no tenía caso mencionarlos. “Luego, en una de las visitas de Terry al zoológico donde laboraba llegó mi hija adoptiva, debo mencionar que ni uno de los dos sabía mi identidad, parte de mi misión de brindarles la mejor educación a ella y sobrinos fue llegarlos a conocer personalmente, es por ello por lo que siempre me presentaba como un vagabundo aventurero por así decirlo que siempre los encontraba en medio de la casualidad… La sorpresa de ambos fue mutua, mía también, por supuesto, pero no tanto como la de ellos. El brillo de sus miradas, pero el de ella era el que más resplandecía cuando el reía. Desde ese día solían visitarme, no siempre coincidían, pero cuando eso sucedía me quedaba claro que entre ellos había un sentimiento que no podían ocultar y reconocer. En cuanto ellos se marcharon a un curso de verano a Escocia decidí tomar mis cosas y emprender un viaje a África, ese sería el último que haría para luego regresar a tomar mis obligaciones con el clan Andrew”


George ya sabía la historia, el detective Spencer tomaba nota, Richard parecía que estaba nadando entre sus recuerdos, se veía consternado, el Conde Rabbitwood se mostraba impasible. Albert continuó con su relato después de unos segundos de silencio. “La carta donde se me notificaba que Candy había abandonado el colegio tardó en llegar, así como el problema de poder regresar a causa de la guerra, así que seguí con mi identidad de aventurero para poder trasladarme libremente, un accidente en el tren de Italia en el que viajaba con otros polizones hizo que me golpeara la cabeza, perdiera el conocimiento y no recordara quien era más que el lugar donde pertenecía, pero sin saber por qué… Las autoridades Italianas me enviaron de regreso a mi país, Chicago para ser preciso, es donde me encontré con Candy nuevamente, ella atendió de mí y dejó de lado su reputación para cuidar personalmente de mi en un departamento, mis sobrinos y amigas iban a visitarnos con cierta regularidad, ante la sociedad, éramos hermanos, ella era enfermera titulada y yo lava platos, en el tiempo en que vivimos juntos no dejaba de hablarme de Terry, cómo se conocieron, las muchas veces que la incordiaba, su amor por el teatro, cuando él abandonó el Colegio, cuando ella también lo dejó. Cuando se volvieron a ver tan solo un instante, la correspondencia que había entre ambos, la invitación a ver su primer protagónico con un boleto de ida a Nueva York, ella iba feliz, entusiasmada, sus últimas semanas no hacía más que hablar de Terry, estaba muy soñadora, mis sobrinos le hicieron todavía una fiesta de despedida. Pero los planes que tenía no salieron como lo esperaba, regresó enferma y con el corazón destrozado, entre el llanto me contó que su coprotagonista le había salvado la vida y que tanto era su amor por él que decidió hacerse a un lado para que ambos fueran felices y eso, ambos no lo podían permitir, siendo esa la razón por la cual se separaran…”


El detective Spencer lo interrumpió: “¿Está usted diciendo que la actriz y la señorita Andrew se conocían?, ¿Qué quiere decir con que ella quiso hacerse a un lado? Si es así, ¿en qué momento fue?” Albert afirmó con la cabeza y respondió a su pregunta: “Ellas se conocieron de vista, nunca fueron presentadas. Candy me platicó que ella deseaba tanto ver a Terry que abandonó su guardia en el hospital para ver la obra en la que él participaba, se llamaba el Rey Lear y solo hicieron una sola presentación en Chicago, no pudo ni siquiera saludarlo, entre tantas chicas aficionadas él no pudo escucharla cuando salió del teatro con la actriz Susana Marlowe. Tan impulsiva que era ella tomó la decisión de buscarlo en todos los hoteles de la ciudad hasta que encontró en donde se hospedaba la compañía Stratford, la señorita Marlowe le negó verlo argumentando que descansaba, desilusionada se despidió y le dejó sus saludos. La segunda ocasión que se vieron, fue en el Hospital San Jacob de Nueva York, ella no sabía del accidente, se enteró por los cotilleos de la gente, a ella no le pareció amable que ella intentara obligarlo a casarse, pero cuando la encontró en la azotea en el hospital a punto de aventarse y descubrir que le faltaba una pierna, cambió su perspectiva de los hechos y los asimiló como una prueba de amor que ella quizá no podría hacer.”


El vaso vacío de whisky que tenía en la mano el Duque de Granchester cayó al suelo quebrándose en mil pedazos, no sabía si iba a soportar tanto dolor en el alma, su corazón no iba a resistir si no se calmaba, se sentía tan culpable, si hubiera ayudado a su hijo cuando él se lo pidió, si lo hubiera escuchado, si le hubiera prestado más atención, si hubiera, si hubiera, “El hubiera no existe” le rondaba en la cabeza una y otra vez como si tuviera voz propia, muchas imágenes hacían presente como un gran rompecabezas que iba tomando forma, la vida y calvario de su hijo, parecía que la historia se estaba repitiendo, el honor y el deber  se anteponía al amor verdadero, a la felicidad. Spencer y Rabbitwood sostuvieron a Richard para que no cayera al suelo. William tomó el teléfono y solicitó a su secretaria que llamara a un médico y una ambulancia.


El detective del FBI acompañaría al Conde y al Duque al hospital, no sin antes darle una tarjeta a Albert para que hiciera una declaración formal de lo que sabía de ambos jóvenes y quizás de sus posibles muertes. Albert lo tomó y vio el número de teléfono del hotel donde se hospedaba Spencer, quedó formalmente llamarlo para concertar una cita en cuanto su tiempo lo permitiera. Richard fue llevado al hospital Santa Juana, otro preinfarto lo mantuvo varios días en observación. Spencer y había hablado con Rabbitwood… “Era tiempo que El duque Richard de Granchester esperara los resultados de la investigación en Nueva York.” Una semana después, los representantes de la Corona británica partían desde la estación de trenes a la ciudad que nunca duerme para visitar el mausoleo de su hijo.


Spencer leía diariamente sus informes, este caso parecía una trágica novela shakesperiana donde el personaje principal era el mismo Terrence Graham envuelto en u triángulo amoroso en Nueva York y Candice Andrew pasaba por la misma situación, pero en Chicago. Ya habían declarado los hermanos Conrwell, las señoritas Britter y O’Brian, incluso la señorita enfermera compañera de la finada. Todos coincidían con los acontecimientos en relación con el supuesto compromiso de Candice Andrew y Neal Leagan, la conspiración para que ambos escaparan la misma noche del homicidio, la relación epistolar que mantenía la rubia con el actor, pero desconocían la verdadera razón de su separación, solo tenía conocimiento William Albert Andrew en su papel de amnésico de aquel tiempo en que vivió con ella.


El cateo que se hizo en el departamento del Magnolia sirvió para encontrar pruebas físicas, cartas, recortes de periódicos, recuerdos, un afiche de teatro, igual el que estaba en el departamento de Terrence Graham, un diario que iniciaba con un regreso de Londres a América como polizón, el reencuentro y relación con Albert en el hospital, con el actor, la separación, hasta el acoso de su primo Neal Leagan, el despido del hospital por una familia poderosa, la trampa en la Villa… La enfermera escribía su día a día e incluso en ella se desahogaba cuando su amigo la abandonó dejándole una nota. Spencer se limpió unas lágrimas. Ambos jóvenes habían sufrido de una u otra forma, fueron víctimas de las circunstancias. Un intento de homicidio en Nueva York, un homicidio realizado en Chicago, todo parecía apuntar que el móvil en ambos casos era pasional y que no estaba relacionado.


Las declaraciones que no coincidían era la de la familia Leagan, la Señora Elroy mantenía la postura de la sociedad y arreglos matrimoniales para la hija adoptiva y heredera del jefe del clan Andrew. No sabía más allá de la vida de su propia sobrina, solo velaba por los intereses familiares. Parecía que todo estaba cubierto, había testigos de la ubicación de cada miembro de la familia y de los empleados. Empleados, el cual, no todos habían ido a declarar ya que algunos ya no laboraban en la residencia. Ya había girado una orden de localización para interrogarlos, algo debían de saber, no por nada habían sido despedidos o renunciado después de la fiesta de compromiso. Sí, los hermanos Leagan y la señora Elroy entraban en la lista de los sospechosos de homicidio.


Las casualidades no podían existir dos veces. Spencer ya había subrayado y tomado nota de las ambigüedades del expediente del caso en Nueva York, ya había investigado al detective Thompson, antes, durante y después del deceso de los jóvenes, había tomado las declaraciones de los compañeros que estuvieron presente durante la escena del crimen. Tenía en sus manos los resultados del perito y forense del FBI. Sus sospechas habían sido inequívocas, habían fabricado una escena del crimen y por los impactos de bala recibidos en ambos, se concluía que alguien más lo había hecho, pero ¿quién, por qué y para qué? Él iba a llegar hasta el fondo de la verdad, se haría justicia, no porque lo ordenara su gobierno ni porque lo exigiera la realeza inglesa, lo haría por humanidad, para limpiar el nombre de ellos ante la sociedad, para que el actor nobel fuera recordado por su trabajo, para que ambos pudieran descansar juntos y en paz.


Los días que tomaría Spencer en Chicago se tornaron en meses, el doble del tiempo que le llevó la investigación de Nueva York. La Corona británica todavía no interponía la demanda en contra de Susana Marlowe de intento de homicidio, esperaba los resultados de las investigaciones que se hacía en la ciudad de los vientos.  Cada día estaba más cerca el FBI de apresar a los agresores del actor y no habría modo de burlarse nuevamente de la justicia.


El momento llegó, fajos apilados de testimonios, declaraciones, investigaciones, uno a uno iba cayendo a prisión en espera de un juicio y uno de ellos era el detective Thompson y Bryan Morrison donde fue detenido en una ciudad fronteriza mexicana. Ahora, faltaba el autor intelectual de los fatídicos crímenes. Con una orden de aprehensión Neal Leagan fue arrestado una tarde de verano en la mansión de Chicago después de una reunión familiar. Elisa quedaba libre de toda sospecha. No se le pudo comprobar nada. La señora Elroy solo pecaba por el bienestar y buen nombre de la familia.


La pesadilla estaba por terminar. La Corona Británica vio con beneplácito que el caso se haya resuelto a pesar de la presión mediática y diplomática que había entre ambas naciones. Para el Duque de Granchester, Eleonor Becker incluso para el mismo Albert, sobrinos y amigas lamentaban que alguien conocido y respetado por el apellido hubiera planificado un crimen tan ruin.


Dos juicios en diferentes lugares, diferentes acusaciones, el mismo móvil. Un triángulo amoroso que se convirtió en obsesión y venganza. Noticia que le dio la vuelta al mundo: Romeo y Julieta hasta la eternidad.


NEW YORK TIMES
TERRENCE GRAHAM GRANCHESTER. CRÓNICA DE UN ASESINATO



El controversial homicidio del actor Nobel y descendiente de la Corona Británica Terrence Granchester dio un giro inesperado. De manera acertada la casa real pidió una investigación para saber la verdad del supuesto suicidio del actor y homicidio de la heredera del corporativo Andrew.


De manera discreta el FBI encausó la investigación en Nueva York para luego darle seguimiento en Chicago donde se perpetró el macabro homicidio. Los resultados de investigación parecen haber sido copiado de una novela de amor, drama, intriga, dolor, desamor, pero con un lamentable desenlace.


Su coprotagonista y de la que una vez se rumoró fuera su prometida Susana Marlowe de manera premeditada planeó del que fuera un intento de heroína resultando un revés al querer salvarlo y caerle encima los reflectores que fue aflojado por su cómplice el tramoyista Kevin Mathew. Su finalidad, que por un momento logró, fue el pago de su gesto a cambio de que estuviera a su lado, al ver la duda del joven actor intentó suicidarse con el pretexto de que fuera feliz con una novia procedente de Chicago que se encontraba en la premier de Romeo y Julieta. Su chantaje funcionó por un tiempo hasta que un día él decidió dejarla asegurándola económicamente hasta su regreso y fue en busca de la que fuera su novia tiempo después de que ambos estudiaran en un prestigioso colegio de Londres.


Al llegar a Chicago se entera que la señorita Candy está comprometida con el joven Neal Andrew. Este acuerdo matrimonial entre ambas familias fue planificado por la matriarca Elroy Andrew sin el consentimiento de su tutor que en ese momento se encontraba de viaje de negocios. El joven actor junto con sus amigos intentan rescatarla el día de su compromiso, pero días antes la mucama de la señorita delató sus planes con su prometido y para evitar la humillación contrató a Bryan Morrison para que lo asesinara simulando un asalto llevándose con él a la hija del señor Andrew. Cuando llegaron las autoridades el detective Thompson sobornado por Neal Leagan alteró la escena del crimen haciendo parecer un secuestro y homicidio tanto de la señorita Andrew como del cochero que los llevaba a la estación de trenes. Sin embargo, las pruebas y testimonios indican que bajo su voluntad se fue con él muriendo tomados de las manos.


No existe el crimen perfecto ni quien pueda escapar de la justicia. El abogado de la exactriz Susana Marlowe en su defensa argumentó que la señorita Marlowe padece de “Erotomanía”, que, según los estudios realizados por el psiquiatra francés Gaetan Gatian de Clerambault es el delirio de un amor ficticio, el cual se divide en tres etapas: Esperanza, despecho y odio. Esto fue suficiente para que el jurado se convenciera del trastorno mental que padece mas no de la culpabilidad de sus acciones. Es por ello, que el juez la envió al Instituto Psiquiátrico de Nueva York donde permanecerá hasta su rehabilitación para luego ser ingresada en el reclusorio femenil con una condena de cuarenta años. Su cómplice, 30 años de prisión.


El juicio del ex detective Thompson, acusado de corrupción, encubrimiento, alterar la escena de crimen y falsedad de testimonio concluyó mi pronto. Fue sentenciado a cadena perpetua sin derecho a fianza. La mucama de la señorita Andrew obtuvo diez años de prisión y cadena perpetua para Neal Leagan. Sus abogados no pudieron hacer nada por él, los testimonios, las pruebas y la presión del gobierno británico estaban en su contra, ni su apellido logró salvarlo de la prisión de máxima seguridad donde será trasladado.


Es así, queridos lectores, que también queremos ofrecer una disculpa pública a la familia Granchester, a la Corona inglesa, al teatro Stratford y a la familia Andrew por publicar sin pruebas ni fundamentos la participación de Terrence Graham Granchester en el secuestro y homicidio de la señorita Candice White Andrew, así como el de su supuesto suicidio…aunque hacemos énfasis que nuestras fuentes siempre son confiables hasta que se demuestre lo contrario. Nuestro pésame para ambas familias. Que descansen en paz.
CONTINUARÁ

PORTADA POR LAURA BALDERAS. MIL GRACIAS



Última edición por Yuriko Yokinawa el Lun Mayo 18, 2020 10:30 pm, editado 6 veces

Rosario Vallejos B

Rosario Vallejos B
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Omg que doloroso por lo menos se aclaro que Terrence no era ningún secuestrador era el amor  de Candy ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 142879 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 142879 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 142879 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 142879 :thnks:te sigo linda portada

Cecilia Lagunes

Cecilia Lagunes
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

WOW !! Todavia no puedo creer que estan muertos !!! Por lo menos aclararon todo el FBI y ya los culpable estan pasando por tan horrendously crime  ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 523232

Amethyst

Amethyst
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

😭😭😭😭

Claudia Ceis

Claudia Ceis
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Me has hecho llorar con este fic, es muy emotivo a parte de la vida y muerte de los rebeldes, los recuerdos de los momentos vívidos y el sentir del duque le ponen una emoción  extra. Espero poder seguir leyendo... Será en ff o Wattpad?? Cómo te ubico? 

Amethyst

Amethyst
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Buena pregunta Claudia Ceis, también me interesa saber esa información y bajo qué título lo podemos encontrar. ☺

Lau_4_U

Lau_4_U
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

OMG affraid que tremendo capítulo. Shocked

Creo que la información que brindó Albert fue la clave para que todos los acontecimientos se esclareciera, fue una ardua investigación por parte de los detectives, que hasta aclararon el accidente de Susana fue provocado por ella misma. ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 498689

El Duque nunca se da por vencido al igual que Albert pues quieren llegar al final de la muerte de sus hijos y esclarecer los hechos caiga quien caiga. ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 898997

Susana en un manicomio, ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 158523231 todos los involucrados con cadenas perpetuas, pero en USA existe la pena de muerte y creo que esa se la debieron de dar a Neal y Bryan Morrison. ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 88885

Me encanta el FIC está súper genial... ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 189452 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 189452 ¡Muchas felicidades! ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 971718 y mis respetos por tan linda historia. ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 408560

Como siempre te mando un abrazo ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 752716 ATAQUE DOBLE EN UNA EMBOSCADA. "MIL AÑOS CONTIGO" CAPÍTULO IV 752716 .

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