Tal vez fueron ese par de ojitos castaños que brillaban tras los espejuelos de aquella chica en la biblioteca del colegio, era tan sorpresivo para él el mirar cómo su rostro se iluminaba y las mejillas se coloreaban con ese discreto tono rosa cuando el chico entraba a la sala de estudios. La primera vez pensó que había sido el escondido anhelo de sentirse querido lo que lo había traicionado, la segunda vez le pareció que tal vez... y una sonrisa discreta se dibujó en los labios del muchacho, la tercera buscó sus ojos y al encontrarse directamente con ellos todo se incendió a su alrededor haciéndolo sonrojar sin remedio.
Fué ese día de Mayo cuando supo su nombre, un nombre dulce como su rostro, como sus discretos modales, como su sonrisa y su aroma. Todo se puso borroso a su alrededor, tal vez fuera por que no traía anteojos, pero la sensación de dulce nerviosismo al tocar su mano para bailar en el centro del salón le llenó esa parte de su corazón que había limpiado de todo aquello imposible para darle cabida completa sólo a ella.
Era momento de partir...
los días sin ella serían eternos, la búsqueda en el lugar secreto de sus cartas estaría abandonado sólo por un tiempo, el verano había llegado y él tendría que ir a casa.
Pero volvería en unas cuantas semanas, sí volvería, siempre volvería a ella para tomar su mano con nerviosismo como en aquel jueves de mayo.
Última edición por Mimicat Cornwell el Dom Abr 29, 2018 8:11 am, editado 2 veces