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LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4

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GEZABEL

GEZABEL
Guerrera de Lakewood
Guerrera de Lakewood

LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4 11v4oi9
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EL REY DE LOS DRAGONES


Candy le hablo de sus temores a Albert acerca de que Neal no se quedaria tranquilo despues del rechazo de ella, Albert conocia bien las hazañas de este, habia escuchado no solo a su padre maravillas del chico, sino tambien a la gente del reino quienes atribuían varias batallas ganadas gracias a  el; por lo mismo tomo sus precauciones, aun cuando lo consideraba un buen subdito, siempre al servicio del reino, no hizo caso omiso a la corazonada de su ahora prometida y mando a poner guardia adicional en el castillo con la estricta orden de no dejar pasar a Neal Leagan, salvo sin armas y con dos guardias acompañándolo una vez que este volviera.

Sus padres, sin embargo, continuarían en el castillo hasta que su hija Elisa Leagan lograra contraer nupcias, ya todo estaba arreglado, gracias a la Tia Elroy, ella estaba comprometida con un anciano duque que la habia solicitado en matrimonio, aun con la renuencia de Elisa a casarse sus padres lograron convencerla de que era lo mejor para todos. Lo único que lamentaba Elisa era no haberse ido con su hermano, siendo mujer, no tenia muchas opciones.

Los días fueron pasando y al no obtener noticias de Neal, las cosas se fueron tranquilizando. Albert recibió la corona oficialmente, al mismo tiempo que contraía nupcias con Candice, en muy pocos días, el reino tenia de nueva cuenta un Rey y una Reina a quienes servir, incluso, todo parecía estar trabajando a favor de Neal…

La primera en verlo llegar aquel dia fue Elisa, quien dia a dia se asomaba desde la ventana del castillo esperándolo, era tal vez la única persona que podía comprender hasta que grado lo habían lastimado; en cuanto vio a aquel caballo negro salio practivamente corriendo sin importarle que hubiera gente a su alrededor.

“ Ha vuelto” … grito alertando a todos.

Mientras ella corria feliz a recibirlo, Albert era informado y a su vez ordenaba a los guardias ponerse en alerga y prohibirle la entrada libre al castillo como ya se habia acordado.

- No puede salir señorita… la detuvo uno de los guardias de la entrada al verla acercarse.
- Quien lo dice?
- El Rey.
- Pue son me importa, voy a recibir a mi hermano.
- Detente ahí Elisa.
- Madre!!
- Su majestad a dado ordenes estrictas de que no tengamos contacto con… con el…-dijo sin atreverse a decir el nombre de su propio hijo… - hasta que el Rey autorice podremos verlo.
- De verdad madre? De verdad haras caso aunque se trate de tu hijo.
- El lo quiso asi, no debio comportarse como lo hizo ante nuestro rey.
- Pues no estoy de acuerdo madre.
Elisa se solto del agarre que intento Sarah, pero no del de los guardias, estos la detuvieron, la tomaron de los brazos y esperaron la orden de Sarah.

- Llevenla a su cuarto… -dijo con voz fría.
Elisa la miro, volteo a la puerta y comenzó a gritarle a Neal, solo que el venia tan lejos que no se percato de los gritos.

Sintio una alegría enorme al entrar a los limites del reino, no era alegría de volver al hogar, era satisfacción anticipada por lo que habia planeado, quería disfrutar cada segundo. Llego montado en Barrabas, relajado, tranquilo, con una gran sonrisa en los labios. Venia a paso lento. “Es un gran reino”… penso al recordar que gracias a sus grandes estrategias este continuaba en pie, su sonrisa se hizo mas amplia.

Mientras pasaba por las calles aledañas al castillo, muchas personas comenzaron a murmurar en torno a el, era cierto que era un soldado único, pero los rumores de su desersion y traición a la corona se habían hecho fuertes cuando le vieron partir de la manera en que lo habia hecho, ahora verlo llegar causaba aun mas rumores, cosa que a Neal le divertia.

Cerca del castillo pudo ver a la guardia apostada con las armas en alto, supo de inmediato que eran por su causa, solto una risa sin poderlo evitar al darse cuenta que eran soldados que el mismo habia entrenado a los cuales podía ganarles hasta con los ojos cerrados, sin embargo se acerco altivo hasta ellos para luego bajar del caballo y pararse enfrente de los mismos.

- Vaya que recibimiento… acaso será que no puedo pasar?
- Ordenes del Rey Albert William Andley, no podra pasar hasta que deje sus armas.
- Con que mis armas… vaya, que no fueron estas armas las que salvaron al reino mas de una vez que ahora me piden entregarlas?
- Lo sentimos, son las ordenes.
- Si, si claro, del Rey… un Rey que apenas hace unos días nadie conocía y que ahora viene a apoderarse de las cosas de los demás no… ASI QUE NO PUEDO ENTRAR? ES ASI COMO ME TRATAN? ES ASI COMO TRATAN A UN HEROE DE BATALLAS? … -grito a todo pulmón para que pudieran escucharlo hasta el trono.
- Detenganlo.
- Si, inténtenlo…pueden mandarme a toda la guardia si lo desean, aquí estoy, vengna por mi.

Los soldados, quienes aun lo respetaban se quedaron estáticos, sin saber realmente como actuar, tenían que capturarlo, eso era seguro, o sus cabezas rodarían, pero al mismo tiempo, tenían un gran respeto por ese hombre.

- ERES TAN COBARDE QUE NO QUIERES DAR LA CARA WILLIAM… -grito sin respeto alguno para el rey, lo cual hizo reaccionar de inmediato a los soldados.

Neal saco su espada y sin esfuerzo alguno fue clavándola en los cuerpos de los soldados, uno a uno, parecía que estos apenas fueran muñecos de trapo frente a el, sabia que vendrían mas y mas y aunque estaba acostumbrado a las batallas, no quería gastar sus energías.

- TU LO HAZ PEDIDO WILLIAM…

Subio a su caballo de un salto y luego alzo su espada al cielo, fue en ese momento que una enorme sombra comenzó a cubrir el reino, todos lo vieron llegar, desde hacia siglos eran tan solo un mito y ahora ver a esa enorme bestia cubrir el cielo les hizo temblar, abajo Neal disfrutaba de los rostros atonitos de los soldados que aun estaban de pie y del olor de la sangre de quienes ya habían caído bajo el filo de su espada.

- Ja, ahora sabran lo que Neal Leagan es capaz de hacer.

Los soldados empezaron a retroceder al ver que el enorme dragon rojo que hacia unos segundos estaba cubriéndolo todo comenzó a descender en círculos quemando todo a su alrededor, los gritos de horror, dolor y miedo comenzaron a hacer presa a los aldeanos quienes no sabían a donde correr pues el fuego no cesaba, los soldados quienes habían estado luchando con Neal empezaron a intentar de alguna forma de ayudar a la gente, empezaron a lanzar flechas y lanzas para matar al animal, pero la coraza de este era impenetrable, Neal solo reia feliz al ver el caos que habia creado.

- Ardan, ardan todos que yo tengo otra cosa pendiente.

Aprovecho la confusión que se habia desatado cuando llego el Dragon, aun montado en el caballo penetro el castillo haciéndolo correr, algunos soldados que estaban dentro no pudieron detenerlo pues su espada parecía estar viva y a cada paso iba dejando cuerpos detrás de el, parecía invencible.

Candy escucho a las doncellas correr y gritar desesperadas.

- Un dragon.
- Moriremos…
- Corra mi Reina, tenemos que irnos.

Ella, que no sabia que pasaba realmente las  siguió en búsqueda de algún refugio, Albert en cambio se puso su armadura apenas los soldados le dijeron que pasaba afuera.

- No se arriesgue su majestad, es un dragon rojo, debe ser el Rey de los dragones.
- Esa es solo una leyenda.
- El esta aquí, viene con el… viene con Neal Leagan.
- Eso es imposible, ningún ser humano es capaz de manejar a un dragon.
- El lo ha hecho su  majestad, es mejor que corramos o todos moriremos.
- No dejare mi reino… no dejare mi reino… dijo antes de avanzar con la espada en la mano.

Acompañado de los mas valientes soldados Albert empezó a avanzar a través del castillo, ningún Rey podía ser digno si corria dejando al pueblo a merced del enemigo, esta era una pelea que le pertenecia, no solo por el hecho de que era su reino, si no por que el enemigo el mismo lo habia creado… si Neal estaba detrás de todo esto tenia que pagar.

Mujeres, soldados, servidumbre, habia muchos caidos dentro del castillo, era un horrible espectaculo, agradecia a las doncellas haberse llevado a Candy hasta el refugio que tenían, asi no veria a todos esos cadáveres que adornaban el lugar…

- NEAL… NEAL LEAGAN AQUÍ ESTOY… -grito llamándolo, esperando que este se presentara pronto y que su guardia pudiera abatirlo antes de tener que pelear con el.

Neal efectivamente estaba dentro, no dejaría cabeza sana, en el momento que habia podido avanzar lo suficiente entro en el cuarto de sus padres.

- Hijo… -dijo Sarah al verlo, tenia miedo, se le veía en el rostro.
- Hola madre… padre…
- Largate de aquí Neal, nada tienes que hacer en este lugar, haz deshonrado a la familia.
- Imagino que si padre, pero ustedes me deshonraron primero, no lo creen? Ponerse del lado de un desconocido.
- Ese desconocido es tu rey.
- Es un desconocido para mi, mi Rey murió en una batalla a mi lado, mi Rey me respetaba y me daba el lugar que me correspondia, mi Rey ya no esta en este mundo…
- No seas insolente… -dijo mostrando su espada. No permitiría que su hijo hablara asi del monarca, no cuando este les habia prometido un titulo nobiliario una vez que Elisa se casara.

Neal sonrio de lado, sabia que asi actuaria su padre, saco la espada y sin siquiera hacer esfuerzo la encajo en el vientre del mismo haciéndolo caer de rodillas…

Mi Rey murió y mi padre tambien, usted nunca supo ser mi padre señor y ella nunca … -se acerco con la espada llena de sangre a Sarah… - nunca supo ser una madre para mi… -dijo alzando la espada y cortando el cuello de la mujer que le habia dado la vida. No sintió nada, esas dos personas que se habían hecho llamar sus padres en verdad no los sentía como tal, siempre lo habia sabido, pero de alguna forma todos esos años quiso creer que de verdad significaban algo para el.

Al salir de la habitación miro hacia la puerta del cuarto de Elisa, no, tal vez ella era la única persona con la que habia sentido cierta afinidad, ni siquiera se acerco a ella, bajo las escaleras y abajo ya lo esperaban, Barrabas estaba suelto en la planta baja, ahí lo habia dejado Neal antes de subir a buscar a sus padres, sabia que no lo necesitaría en ese momento, mas de una docena de soldados lo rodeaban y Albert veía todo detrás de ellos.

- Tu trajiste a esa bestia?
- Vaya, vaya, vaya… miren quien salio a jugar.
- Te estoy hablando.
- Y que si la traje?
- La gente no tenia nada que ver con…
- Que no tenían nada que ver? Ja, crees que eso me importa? Donde esta?
- No te lo dire, entregate, sabes que de aquí no puedes salir vivo.
- Quieres comprobarlo… -dijo avanzando con espada en mano.
Albert vio que no era el mismo que habia salido del castillo, este Neal era mas grande, mas poderoso, mas inhumano, eso demostraba con su actitud, tuvo miedo por primera vez en su vida.

- Ataquen… -dijo intentando sonar poderoso.

Los soldados que rodeaban a Neal atacaron al mismo tiempo, el era muy diestro, aun asi en un par de ocasiones las espadas lograron tocarlo, pero nada de gravedad, uno tras otro, los soldados que fueron atacando eran atravesados por su espada o degollados por el cuchillo que portaba con la otra mano, Albert no sabia si entrar en la batalla o esperar, por ultimo dio la vuelta para alejarse de ahí, sabia que si esos soldados no habían logrado nada, el tampoco podría, Neal lo vio y fue detrás de el.

El Dragon rojo afuera habia exterminado absolutamente todo, no solo habia quemado todo el reino sino que, tal como le habia pedido Neal, mataba ya fuera con sus dientes o sus garras a sus enemigos, ahora solo esperaba apostado en la puerta a que la trampa que Neal habia planeado funcionara.

Albert necesitaba ayuda, se habia alejado de Neal para buscar mas soldados, nunca habia sido entrenado para la guerra, habia heredado el trono solo por sucesión, pero apenas tenia unos días en el, camino rápidamente buscando a alguien vivo, camino hasta encontrar la salida y entonces lo vio delante de el, ahí estaba tan enorme cual la mitad del castillo, tan rojo como el mismo infierno, tan poderoso como el mas imponente de los dioses, no pudo mas que caer de rodillas.

- Donde esta ella?
- No puedes hacer esto… el reino… la gente.
- No me importa la gente, me importa un bledo el reino, donde esta Candice… donde esta Elroy…
- No puedo…no…

Neal supo que no le diría, aunque el sabia perfectamente donde se encontraba, el mismo habia ayudado en la construcción de aquel escondite cuando el antiguo Rey habia reinado, sonrio y se acerco a Albert con la espada en la mano, la puso en el cuello del mismo sin que este se atreviera a moverse por miedo a la bestia… no, por miedo a las bestias que tenia delante.

- Crees que no se donde están? Yo mismo podría ser Rey aquí, soy mucho mas Rey que tu… le dijo y lo lanzo al piso.

No lo mato en ese momento, no de hecho el no lo mato, apenas se dio la vuelta el gran dragon rojo puso su pie sobre el caído y lo aplasto como a un insecto, tan rápido que Albert no pudo ni siquiera gritar.

Neal camino otra vez al interior del castillo, tomo una antorcha con sus manos y una jarra de aceite que se usaba para mojar las mismas para encenderlas, sabia bien a donde ir, bajo los escalones que llevaban al sotano, busco la puerta y entonces lanzo la jarra la cual se partio en varios pedazos esparciendo el liquido por completo.

- Lady Elroy!! Reina Candice, ya todo termino…
Dentro las doncellas al igual que Elroy y Candice escucharon la fuerte y potente voz de Neal… empezaron a llorar pues si el habia llegado hasta ahí significaba que todo estaba perdido.

- Debiste haberme elegido Candice…

Lanzo la antorcha sobre el aceite, luego atranco la puerta con su espada y subio de nueva cuenta, todo estaba ardiendo y podía escuchar los gritos de las mujeres dentro del escondite intentando salir,  estaba a punto de salir cuando vio la escaleras, por un momento dudo pero luego subio hasta el cuarto de Elisa, la puerta estaba atrancada.

- Estas ahí?
- Neal, hermanito, sácame de aquí mis padres…
- Ellos ya no están.
- Que?
- Los mate, como mate a todos en este lugar.
- Hiciste que? Neal eso no era…
- Ya no importa, quieres vivir?
- … - ella se quedo pensando un momento… - si, si quiero.

Neal fue hasta el cuarto de sus padres, busco entre las cosas de su madre la llave y volvió por Elisa, cuando abrió la puerta ella se lanzo a sus brazos.

- Eres libre Elisa, recoge lo que puedas y vete.
- Y tu?
- Yo aquí me quedo.

Elisa miro a su alrededor, no necesito de mucho para saber que eso era un cementerio, que ya nada existía.

- Ven conmigo.
- Ya no puedo… ya mi vida no me pertenece.
- Que dices? No puedes.
- Te digo que te vayas, toma las joyas que puedas, toma a Barrabas y vete de aquí… haz de tu vida lo que desees…
- Estas loco…
- Tal vez, pero ahora me siento tranquilo… vete.

Elisa lo miro y supo que era la despedida, asintió, comenzó a tomar todo lo que podía como si fuese un ave de rapiña, luego con ayuda de Neal empaco todo para subirlo al caballo y el la acompaño fuera del castillo, ella tambien vio al Dragon y el la observo bien, hizo una reverencia como estuviera saludándola y se hizo a un lado para dejarla pasar.

Neal vio como su hermana y su fiel caballo se alejaban del lugar, el Dragon se agacho invitándolo a subir, el acepto la invitación y pronto pudo elevarse junto con el en el aire, ahí estaba su obra, un reino destruido, sangre, destrucción y muerte por doquier, no sentía nada, esa satisfacción que al inicio era parte de el se habia ido. Miro con nostalgia todo el lugar, luego se dejo llevar por el dragon tan alto que ya todo parecía una mancha, se solto, el Dragon torcio la cabeza para verlo y el asintió como si ya lo hubiesen hablado, después de eso tomo un cuchillo y se abrió el pecho, su vida se escapo casi al instante, pero antes de ello pudo ver como la bestia se acercaba a devorar ese corazón que aun latia en su interior… después su cuerpo cayo sin vida hacia el vacio…

El rey de los Dragones habia obtenido su pago, un corazón lleno de odio que alimentaria a su especie por siglos tal vez, hasta que otro humano con sentimientos similares se acercara nuevamente a el.

FIN…



Última edición por GEZABEL el Jue Abr 30, 2015 12:37 am, editado 1 vez


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LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4 32719810





igzell

igzell
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4 498689 no era justo pagar tal precio por una simple venganza,pero ese "orgullo" herido tuyo amor mio no entiende de razones.
El odio hacia la pecas crece aun mas porque por ella mi niño tuvo que hacer tal masacre.
Él amaba ese reino,y como no? si él lo habia defendido con su vida asi,como por culpa de una mujer,lo destruyó.
Es peligro ver a un hombre con enfundando una espada,un fiel caballo y un dragon como compañero u.u 
Diablos,pero me emiciones al ver,digo,leer e imaginarme como mueriron todos
Y ESOS PADRES!!!(si es que se merecen ser llamado asi),me alegra que hayan muerto de esa manera >.< a ver Eliza que haras
LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4 498689  Neal!!!! TU CORAZON... Me pertenecía ami 

http://larojamelenaquesellevoelviento.blogspot.com/

Wendolyn Leagan

Wendolyn Leagan
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

¡¡¡BRAAAAVOOOOO!!!
¡¡¡BRAVISIMOOOOO!!!


LA MANSION LEAGAN TRAE: El REY DE LOS DRAGONES....CAPITULO 4 M6Vgz

EXCELENTE GEZA EXCELENTE!! LA HISTORIA, LA VENGANZA, EL DRAGON..EL FINAL
¡¡SOBRETODO EL FINAL!! ME PARECIÓ DIGNO, JUSTO LUEGO DE TANTO ODIA Y TANTA VENGANZA UN CORAZON ASÍ NO PUEDE CONTINUAR SIN PERDER LA CORDURA Y EL ERA DEMASIADO REY PARA VIVIR SIENDO UN ASESINO ¡PEOR UN LOCO!
ME FASCINO GEZA TE FELICITO.

http://www.maldita-bruja.blogspot.com

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