Fragancia con sabor a lágrimas.
La rosa y el clavel.
Por Jatziry Sarahí
El viento soplaba tranquilamente, las rosas de un jardín se movían al compás que le dictaba el aire. Todo era paz y tranquilidad en esté lugar, nada perturbaba la armonía, aunque pasa ser sinceros, no había nadie que rompiera con ese detalle.
Caminaba por una pequeña vereda que conducía al paraíso.
En mis manos llevaba dos hermosos ramos, uno era de rosas rojas, el segundo de claveles en tono lila.
Mi rostro era imperturbable, ninguna emoción se pintaba en mi bella cara.
Nadie, excepto quien me conocía perfectamente, se daría cuenta que apesar de no mostrar reaccionar alguna, en mi pecho se agolpaba un gran dolor y resentimiento, el cual no se desvanecía por más que lo intentaba.
Llegó al fin a la primera parada.
Era una visita casi forzosa, pero después de todo muy necesaria, ya que por fin podría sacar parte de mi remordimiento y pena.
Miré la pequeña casita color lavanda... Bueno pequeña en tanto a dimensión de largo y ancho,ya que la altura era de 2 metros.
Las medidas eran 3x2.5m.
La observé detenidamente.
Parecía que nadie la había visitado en mucho tiempo.
Las flores de un jarrón estaban completamente muertas, mientras que en el otro, las petunias parecían estar a punto de podrirse.
Con inexpresiva reacción, tome aire y obligándome a relajarme bajé el ramo de claveles que llevaba en la mano derecha.
Miré de lado a lado buscando un lugar donde poner por un momento el ramo de rosas. Cuando lo encontré, lo dejé reposando y me volví nuevamente al lugar donde era destinado el primer ramo
Dentro del cuarto, comenzé a quitar las flores viejas y en su lugar coloque las nuevas. Con prisa acomodé adecuadamente los claveles.
De mi abrigo saque una pequeña veladora y un encendedor de oro, el cual usé para encenderla.
Observé con desdén la inscripción que se hallaba tallada en un libro de mármol, el cual se encontraba abierto y de forma vertical.
¡Como odiaba la dedicatoria! No tanto por lo que decía al inicio... Más bien era la palabra "amado".
Con puños cerrados y ojos furiosos dije:
-Ja. Como si realmente te hubiese amado. Nadie sabe más que mi madre y yo el verdadero sentimiento que tenía hacia tu persona.
Y no... No era amor. Para serte sincero por ti solo tenía un profundo agradecimiento y apreció, y eso te lo ganaste al salvarme la vida. Pero valla que me salió caro el favor ¿verdad?
Después al descubrir tu verdadera personalidad me arrepentí de haber dejado ir al amor de mi vida.
Te confieso que después de mostrarte tal cual eras... Te odié... Y hasta la fecha lo sigo haciendo. Me quitaste muchos años de felicidad, de estar con la mujer que realmente amo y amaré. Te odié por no ser fuerte... Por ser débil ante las adversidades.
¡Oh! Pero no creas que toda la culpa es tuya... No, no, no. Yo también reconozco ser débil en aquel momento... No sabía que hacer.
¡Pero entonces entraste tú en escena! Y con lágrimas lograste tu propósito, siempre obtenidas lo que te proponias ¿no es así?- entonces el perfume de los claveles me llena las fosas nasales y sin querer recuerdo un suceso que se suscitó hace ya varios años y sin poder evitarlo me enfuresco - ¡como olvidar ese maldito día!
" Esperaba impaciente en una pequeña sala a que ella bajará.
. No era qué yo quisiera verla, más bien era que ya llevaba más de 15 minutos esperándola y mi copa de whisky estaba a punto de terminarse y por lo tanto también mi paciencia.
Un sonido ya conocido se escuchó y supe que al fin llegaba la persona que quería mirar.
Con lentitud y con la copa en la mano me gire lentamente para poder encararla.
Una joven rubia muy bien vestida y en silla de ruedas me veía con ojos chispeantes.
No le tomé la más mínima importancia a la chica... Sin embargo estoy seguro que se podía ver en mi rostro lo molesto que estaba en ese momento.
Clavé una mirada penetrante en la joven y hablé:
- ¡Al fin! Creí que nunca bajarías. Llevo más de 15 minutos esperándote, sabes perfectamente que odio los retrasos. ¡Es que acaso no fui claro cuando dije 6:00 PM en punto! ¡En punto!- dije señalando mi reloj de pulsera- ¡Vámonos ya! Es demasiado tarde cómo para discutir en este momento con tigo- dije por último y me tomé el resto del licor.
-Terry yo...
- ¡Es Terrence, no Terry! No me gusta que me llames por mi diminutivo. Quedamos en que te dirijirias a mí por mi nombre. Recuerda siempre ese detalle por favor- dije molesto, me coloque tras de ella y comenzé a empujar su silla de ruedas.
Vi como solo asintío con la cabeza y no dijo nada en el transcurso del viaje.
¡Gracias a Dios!
No tenía humor como para soportar sus charlas estúpidas y sin sentido.
Por lo menos, hoy no.
Llegamos al teatro Stanford en 30 minutos, pero para mí fue casi una eternidad.
Está fecha jamás podría olvidarla, porque es el día que por fin anunciaria mi compromiso con está mujer que me acompaña.
Muchas personas saben que esté compromiso no es por amor, sin embargo solo especulan ya que nunca lo confirmó o niego cuando me lo preguntan directamente.
Empujó lentamente la silla de ruedas, la verdad es que quiero ganar más tiempo.
-¿Ganar más tiempo? ¿Para qué? Sabes bien que lo que tienes que hacer- me digo a mi mismo y con profunda tristeza continuo con mi monólogo interno- Hoy morirás en vida Terry... Y tal vez... Nunca revivas.
Llegamos al fin al lugar donde se llevaría acabo la rueda de prensa.
Roberth hizo lo correspondiente con la presentación de lo que sería la nueva puesta en escena. Presento a los integrantes de la obra.
Cuando llegó mi turno sentí como mi alma se desvanecía. Después de eso todo pasó muy rápido.
No recuerdo lo que sucedió. Solo sé que contesté cada pregunta que se me formuló.
Hable de la manera más fría y calculada que jamás se me había oido.
Presente a Susana Marlow como mi prometida.
No permiti que hablara ni mucho menos que se le cuestionara absolutamente nada.
Cuando estaba a punto de terminar la conferencia, Roberth me acercó un ramo de claveles.
Lo tomé entre mis manos y sin querer respire su aroma...
Esa era la fragancia que me recordaría por siempre que ese día mori en vida.
- ¿Acaso la muerte e infelicidad poseían un delicioso aroma?-me pregunté, pero tan rápido como me cuestione también me respondi- No, esta fragancia solo es el recordatorio de que de ahora en adelante mi vida será un eterno calvario... No solo para mi, si no también para ella... Porque sin quererlo sufrirá mi rechazo y mi desamor hacia sus sentimientos"
Una ráfaga de aire me regreso de golpe a mí presenté, le agradecí que lo hiciera. Ese momento era uno de los que más me e recriminado durante mucho tiempo.
Jamás debí haber hecho tal cosa.
No debería de haberme comprometido solo por honor y gratitud... Tarde comprendí que ese fue uno de mis grandes errores.
Miro nuevamente la dedicatoria. Y con calma hablo una vez más.
- Sabes muy bien Susana que jamás te amé... Y que en lugar de respetarte y agradecerte profundamente, te odié día a día. No solo por el hecho de que resultaste ser muy diferente de lo que aparentabas, el siempre echarme en cara lo que hiciste por mi fue la gota que derramó el vaso.
Jamás te pedí que me salvarás, si pudiera regresar en el tiempo, no permitiría que lo hicieras... No si tendría que pagarlo con lágrimas de sangre y con tanto sufrimiento y dolor. No si tendría que dejar al amor de mi vida una vez más.
Te confieso que apesar de no querer verme con ella, lo hice... Estuve al lado de la mujer que tanto amo y que por siempre amaré.
Te traigo estos claveles como símbolo de que nunca podré olvidarte.
!No! No por lo que crees. Más bien es para recordarme lo amarga que fue mi vida a tu lado, y lo infeliz que fue la tuya al no dejarme ir.
Quiero decirte que sigo cumpliendo mi promesa... Esa que en algún momento me hice.
No te regalo, ni te regalarle rosas, por qué esas solo le pertenecen a mí amada... Y esa, no eres tú- agitó la mano derecha en señal de despedida- adiós Susana... Ojalá estés pegando en el infierno todo el daño que hiciste en vida. Tal vez si soy desafortunado e indigno de Dios, pronto nos veamos por aya. Sin embargo por el momento, disfruto de la vida y de todo lo que se me ofrece. Te aviso que esta es la última visita qué te ago. No lo volveré hacer nunca. Adiós.
Me despido y rápidamente cierro la puertesuela y con paso firme me dirijo hacia el lugar dónde dejé el ramo de hermosas rosas rojas.
Lo tomó con sumo cuidado y me encaminó hacia el lado esté, esa es mi última para en este lugar.
Susana había muerto hace 4 años a causa de una enfermedad muy extraña, desde entonces la joven se desolavs
Camino sigilosamente. Cruzo rápidamente entre vereda y vereda. A lo lejos puedo distinguir un fino y elegante angel que reposa sobre un hermoso mini castillo de piedra.
Cuando por fin estoy frente a éste, no puedo evitar que de mis ojos se derramen unas lágrimas.
Con delicadeza abro la puerta y miro las flores que tiene en sus jarrones.
A diferencia del otro recinto de descanso, en está las flores están apenas marchitas.
No tenía mucho que había venido a visitarla, es por eso que las flores aún no estaban muertas.
Con mucho cariño y cuidado comenzé a limpiar el lugar con una pequeña franela que saque de algún rincón
Limpié cada superficie del lugar. Cuando por fin miré todo listo y en orden, comenzé a distribuir las rosas en lo cuatro jarrónes de mármol.
Roce ligeramente con mis dedos la inscripción que yacía sobre la lápida en forma de corazón.
Los lleve a mis labios y con el olor a rosas en ellos los besé.
No pude evitar el recordar nuestra primera noche de amor... El día en que te hice mía, en que te convertí en mi mujer.
"Después de 6 meses de cortejo y mutuo entendimiento, decidimos casarnos.
Acordamos que sería una discreta ceremonia y solo las personas más cercanas asistirían a nuestro enlace matrimonial.
Así fue como se llevó a cabo.
La boda se realizó en la capilla del hogar de Pony, así como lo fue el banquete también.
Baile por casi tres horas con mi recién adquirida esposa. El tiempo pasaba rápidamente cuando estaba a su lado. No había nadie más en el mundo que no fuera ella.
Cuando por fin llegó el momento de marcharnos, la vi despedirse de todos los invitados.
Yo por mi parte, solo me despedí de aquellos que se acercaron a felicitarme y desearme buena suerte.
Nos marchamos en mi auto. Tenía una sorpresa para ella.
Conduje en silencio durante todo el viaje. De reojo la observaba, miraba cada gesto que hacía.
¡Por dios! Cuánto la amaba.
Después de una hora, llegamos al hotel que había reservado en Chicago.
Subí lentamente las escaleras que nos conducían al segúndo piso.
Cuando por fin llegamos a la habitación, con cuidado metí la llave en la cerradura y le di vuelta.
La puerta se abrió y la luz de unas velas nos recibió.
La voltie a ver y su rostro era encantador. En ese momento me enamoré más de mi esposa.
La tomé por sorpresa y la cargué en mi brazos. Ella me miró con gran amor y entonces me besó.
Nunca olvidaré ese momento... Ese facinante instante.
Dentro de la habitación la bajé con cuidado y lentamente la conduje entre besos y caricias al cuarto de dormir.
No puedo borrar de mi mente su cara de sorpresa al ver que nuestro lecho estaba cubierto de pétalos de rosas rojas.
La volví a besar y mi mujer me correspondió de la misma forma e intensidad.
Lo que viene a mi mente después de ese momento, es a mi esposa fundida con mi cuerpo.
Sus gemidos no se hicieron esperar, sus uñas en mi espalda me excitaron más de lo que ya estaba.
Su rostro cubierto de rubor y sudor me enloquecieron y perdí el control.
La bese con gran necesidad y después clave mi rostro entre tus hermosos rizos y fue cuando el aroma de los pétalos de rosa me calo hondo.
Después de eso, derrame mi semilla dentro de mi esposa.... En Candy.
-Te amo pecosa... Siempre te amaré- dije entrecortada mente.
- Y yo a ti Terry... Siempre y por siempre. "
Volví a la realidad. Y mi nostalgia se acresento.
Fue en ese momento que escuche un ruido, el cual indicaba que alguien se acercaba.
- Candy... Mi amor, pronto volveremos a estar juntos- dije y apretando mis dientes por la impotencia y frustración, deje que mis lágrimas brotaran de mis ojos y con voz débil dije- Perdoname mi amor, perdoname por no haberte salvado de esa maldita loca... Quiero que me perdones por mí falta de atención en ese hecho, nadie se imaginaba que Elisa se volvería demente, y que en ese estado atentaría contra tu vida y tú mi cielo, moririás a manos de ella.
Se que desde dónde estás sabes lo que sucedió después. En efecto, esa loca me busco y me dijo que ella lograría que yo me olvidará de ti.
Pero cuando la rechaze... Tú sabes cómo es Eliza, juro vengarse de mi por haberla rechazado.
Creo que pronto atacará.
- Estás en lo cierto cariño- dijo una voz detrás de mí, no era necesario voltear, sabía quién era- Y ya que estás aquí- entonces se escuchó cuando corto el garillo- no hagamos esperar más a tu maldita huerfanita- y entonces escuché los disparos- Saludarla de mi parte- dijo echandose areir malvada me
Veo una luz blanca, me encaminó hacia donde está.
Una mujer rubia y de cabello rizado me da la espalda.
Cuando por fin llegó hasta donde está, cuando estoy a punto de tocarla, se gira lentamente y me sonríe con gran amor.
Yo le respondo de la misma forma y entonces me habla.
- Bienvenido mi amor... Ya te esperaba.
- Y yo anhelaba volver a verte nuevamente mi pecosa del alma.
Y sin más nos fundimos en un beso que durará toda una eternidad...
Fin
Crystal Graham Granchester. Editado una vez. 20/04/19
La rosa y el clavel.
Por Jatziry Sarahí
El viento soplaba tranquilamente, las rosas de un jardín se movían al compás que le dictaba el aire. Todo era paz y tranquilidad en esté lugar, nada perturbaba la armonía, aunque pasa ser sinceros, no había nadie que rompiera con ese detalle.
Caminaba por una pequeña vereda que conducía al paraíso.
En mis manos llevaba dos hermosos ramos, uno era de rosas rojas, el segundo de claveles en tono lila.
Mi rostro era imperturbable, ninguna emoción se pintaba en mi bella cara.
Nadie, excepto quien me conocía perfectamente, se daría cuenta que apesar de no mostrar reaccionar alguna, en mi pecho se agolpaba un gran dolor y resentimiento, el cual no se desvanecía por más que lo intentaba.
Llegó al fin a la primera parada.
Era una visita casi forzosa, pero después de todo muy necesaria, ya que por fin podría sacar parte de mi remordimiento y pena.
Miré la pequeña casita color lavanda... Bueno pequeña en tanto a dimensión de largo y ancho,ya que la altura era de 2 metros.
Las medidas eran 3x2.5m.
La observé detenidamente.
Parecía que nadie la había visitado en mucho tiempo.
Las flores de un jarrón estaban completamente muertas, mientras que en el otro, las petunias parecían estar a punto de podrirse.
Con inexpresiva reacción, tome aire y obligándome a relajarme bajé el ramo de claveles que llevaba en la mano derecha.
Miré de lado a lado buscando un lugar donde poner por un momento el ramo de rosas. Cuando lo encontré, lo dejé reposando y me volví nuevamente al lugar donde era destinado el primer ramo
Dentro del cuarto, comenzé a quitar las flores viejas y en su lugar coloque las nuevas. Con prisa acomodé adecuadamente los claveles.
De mi abrigo saque una pequeña veladora y un encendedor de oro, el cual usé para encenderla.
Observé con desdén la inscripción que se hallaba tallada en un libro de mármol, el cual se encontraba abierto y de forma vertical.
¡Como odiaba la dedicatoria! No tanto por lo que decía al inicio... Más bien era la palabra "amado".
Con puños cerrados y ojos furiosos dije:
-Ja. Como si realmente te hubiese amado. Nadie sabe más que mi madre y yo el verdadero sentimiento que tenía hacia tu persona.
Y no... No era amor. Para serte sincero por ti solo tenía un profundo agradecimiento y apreció, y eso te lo ganaste al salvarme la vida. Pero valla que me salió caro el favor ¿verdad?
Después al descubrir tu verdadera personalidad me arrepentí de haber dejado ir al amor de mi vida.
Te confieso que después de mostrarte tal cual eras... Te odié... Y hasta la fecha lo sigo haciendo. Me quitaste muchos años de felicidad, de estar con la mujer que realmente amo y amaré. Te odié por no ser fuerte... Por ser débil ante las adversidades.
¡Oh! Pero no creas que toda la culpa es tuya... No, no, no. Yo también reconozco ser débil en aquel momento... No sabía que hacer.
¡Pero entonces entraste tú en escena! Y con lágrimas lograste tu propósito, siempre obtenidas lo que te proponias ¿no es así?- entonces el perfume de los claveles me llena las fosas nasales y sin querer recuerdo un suceso que se suscitó hace ya varios años y sin poder evitarlo me enfuresco - ¡como olvidar ese maldito día!
" Esperaba impaciente en una pequeña sala a que ella bajará.
. No era qué yo quisiera verla, más bien era que ya llevaba más de 15 minutos esperándola y mi copa de whisky estaba a punto de terminarse y por lo tanto también mi paciencia.
Un sonido ya conocido se escuchó y supe que al fin llegaba la persona que quería mirar.
Con lentitud y con la copa en la mano me gire lentamente para poder encararla.
Una joven rubia muy bien vestida y en silla de ruedas me veía con ojos chispeantes.
No le tomé la más mínima importancia a la chica... Sin embargo estoy seguro que se podía ver en mi rostro lo molesto que estaba en ese momento.
Clavé una mirada penetrante en la joven y hablé:
- ¡Al fin! Creí que nunca bajarías. Llevo más de 15 minutos esperándote, sabes perfectamente que odio los retrasos. ¡Es que acaso no fui claro cuando dije 6:00 PM en punto! ¡En punto!- dije señalando mi reloj de pulsera- ¡Vámonos ya! Es demasiado tarde cómo para discutir en este momento con tigo- dije por último y me tomé el resto del licor.
-Terry yo...
- ¡Es Terrence, no Terry! No me gusta que me llames por mi diminutivo. Quedamos en que te dirijirias a mí por mi nombre. Recuerda siempre ese detalle por favor- dije molesto, me coloque tras de ella y comenzé a empujar su silla de ruedas.
Vi como solo asintío con la cabeza y no dijo nada en el transcurso del viaje.
¡Gracias a Dios!
No tenía humor como para soportar sus charlas estúpidas y sin sentido.
Por lo menos, hoy no.
Llegamos al teatro Stanford en 30 minutos, pero para mí fue casi una eternidad.
Está fecha jamás podría olvidarla, porque es el día que por fin anunciaria mi compromiso con está mujer que me acompaña.
Muchas personas saben que esté compromiso no es por amor, sin embargo solo especulan ya que nunca lo confirmó o niego cuando me lo preguntan directamente.
Empujó lentamente la silla de ruedas, la verdad es que quiero ganar más tiempo.
-¿Ganar más tiempo? ¿Para qué? Sabes bien que lo que tienes que hacer- me digo a mi mismo y con profunda tristeza continuo con mi monólogo interno- Hoy morirás en vida Terry... Y tal vez... Nunca revivas.
Llegamos al fin al lugar donde se llevaría acabo la rueda de prensa.
Roberth hizo lo correspondiente con la presentación de lo que sería la nueva puesta en escena. Presento a los integrantes de la obra.
Cuando llegó mi turno sentí como mi alma se desvanecía. Después de eso todo pasó muy rápido.
No recuerdo lo que sucedió. Solo sé que contesté cada pregunta que se me formuló.
Hable de la manera más fría y calculada que jamás se me había oido.
Presente a Susana Marlow como mi prometida.
No permiti que hablara ni mucho menos que se le cuestionara absolutamente nada.
Cuando estaba a punto de terminar la conferencia, Roberth me acercó un ramo de claveles.
Lo tomé entre mis manos y sin querer respire su aroma...
Esa era la fragancia que me recordaría por siempre que ese día mori en vida.
- ¿Acaso la muerte e infelicidad poseían un delicioso aroma?-me pregunté, pero tan rápido como me cuestione también me respondi- No, esta fragancia solo es el recordatorio de que de ahora en adelante mi vida será un eterno calvario... No solo para mi, si no también para ella... Porque sin quererlo sufrirá mi rechazo y mi desamor hacia sus sentimientos"
Una ráfaga de aire me regreso de golpe a mí presenté, le agradecí que lo hiciera. Ese momento era uno de los que más me e recriminado durante mucho tiempo.
Jamás debí haber hecho tal cosa.
No debería de haberme comprometido solo por honor y gratitud... Tarde comprendí que ese fue uno de mis grandes errores.
Miro nuevamente la dedicatoria. Y con calma hablo una vez más.
- Sabes muy bien Susana que jamás te amé... Y que en lugar de respetarte y agradecerte profundamente, te odié día a día. No solo por el hecho de que resultaste ser muy diferente de lo que aparentabas, el siempre echarme en cara lo que hiciste por mi fue la gota que derramó el vaso.
Jamás te pedí que me salvarás, si pudiera regresar en el tiempo, no permitiría que lo hicieras... No si tendría que pagarlo con lágrimas de sangre y con tanto sufrimiento y dolor. No si tendría que dejar al amor de mi vida una vez más.
Te confieso que apesar de no querer verme con ella, lo hice... Estuve al lado de la mujer que tanto amo y que por siempre amaré.
Te traigo estos claveles como símbolo de que nunca podré olvidarte.
!No! No por lo que crees. Más bien es para recordarme lo amarga que fue mi vida a tu lado, y lo infeliz que fue la tuya al no dejarme ir.
Quiero decirte que sigo cumpliendo mi promesa... Esa que en algún momento me hice.
No te regalo, ni te regalarle rosas, por qué esas solo le pertenecen a mí amada... Y esa, no eres tú- agitó la mano derecha en señal de despedida- adiós Susana... Ojalá estés pegando en el infierno todo el daño que hiciste en vida. Tal vez si soy desafortunado e indigno de Dios, pronto nos veamos por aya. Sin embargo por el momento, disfruto de la vida y de todo lo que se me ofrece. Te aviso que esta es la última visita qué te ago. No lo volveré hacer nunca. Adiós.
Me despido y rápidamente cierro la puertesuela y con paso firme me dirijo hacia el lugar dónde dejé el ramo de hermosas rosas rojas.
Lo tomó con sumo cuidado y me encaminó hacia el lado esté, esa es mi última para en este lugar.
Susana había muerto hace 4 años a causa de una enfermedad muy extraña, desde entonces la joven se desolavs
Camino sigilosamente. Cruzo rápidamente entre vereda y vereda. A lo lejos puedo distinguir un fino y elegante angel que reposa sobre un hermoso mini castillo de piedra.
Cuando por fin estoy frente a éste, no puedo evitar que de mis ojos se derramen unas lágrimas.
Con delicadeza abro la puerta y miro las flores que tiene en sus jarrones.
A diferencia del otro recinto de descanso, en está las flores están apenas marchitas.
No tenía mucho que había venido a visitarla, es por eso que las flores aún no estaban muertas.
Con mucho cariño y cuidado comenzé a limpiar el lugar con una pequeña franela que saque de algún rincón
Limpié cada superficie del lugar. Cuando por fin miré todo listo y en orden, comenzé a distribuir las rosas en lo cuatro jarrónes de mármol.
Roce ligeramente con mis dedos la inscripción que yacía sobre la lápida en forma de corazón.
Los lleve a mis labios y con el olor a rosas en ellos los besé.
No pude evitar el recordar nuestra primera noche de amor... El día en que te hice mía, en que te convertí en mi mujer.
"Después de 6 meses de cortejo y mutuo entendimiento, decidimos casarnos.
Acordamos que sería una discreta ceremonia y solo las personas más cercanas asistirían a nuestro enlace matrimonial.
Así fue como se llevó a cabo.
La boda se realizó en la capilla del hogar de Pony, así como lo fue el banquete también.
Baile por casi tres horas con mi recién adquirida esposa. El tiempo pasaba rápidamente cuando estaba a su lado. No había nadie más en el mundo que no fuera ella.
Cuando por fin llegó el momento de marcharnos, la vi despedirse de todos los invitados.
Yo por mi parte, solo me despedí de aquellos que se acercaron a felicitarme y desearme buena suerte.
Nos marchamos en mi auto. Tenía una sorpresa para ella.
Conduje en silencio durante todo el viaje. De reojo la observaba, miraba cada gesto que hacía.
¡Por dios! Cuánto la amaba.
Después de una hora, llegamos al hotel que había reservado en Chicago.
Subí lentamente las escaleras que nos conducían al segúndo piso.
Cuando por fin llegamos a la habitación, con cuidado metí la llave en la cerradura y le di vuelta.
La puerta se abrió y la luz de unas velas nos recibió.
La voltie a ver y su rostro era encantador. En ese momento me enamoré más de mi esposa.
La tomé por sorpresa y la cargué en mi brazos. Ella me miró con gran amor y entonces me besó.
Nunca olvidaré ese momento... Ese facinante instante.
Dentro de la habitación la bajé con cuidado y lentamente la conduje entre besos y caricias al cuarto de dormir.
No puedo borrar de mi mente su cara de sorpresa al ver que nuestro lecho estaba cubierto de pétalos de rosas rojas.
La volví a besar y mi mujer me correspondió de la misma forma e intensidad.
Lo que viene a mi mente después de ese momento, es a mi esposa fundida con mi cuerpo.
Sus gemidos no se hicieron esperar, sus uñas en mi espalda me excitaron más de lo que ya estaba.
Su rostro cubierto de rubor y sudor me enloquecieron y perdí el control.
La bese con gran necesidad y después clave mi rostro entre tus hermosos rizos y fue cuando el aroma de los pétalos de rosa me calo hondo.
Después de eso, derrame mi semilla dentro de mi esposa.... En Candy.
-Te amo pecosa... Siempre te amaré- dije entrecortada mente.
- Y yo a ti Terry... Siempre y por siempre. "
Volví a la realidad. Y mi nostalgia se acresento.
Fue en ese momento que escuche un ruido, el cual indicaba que alguien se acercaba.
- Candy... Mi amor, pronto volveremos a estar juntos- dije y apretando mis dientes por la impotencia y frustración, deje que mis lágrimas brotaran de mis ojos y con voz débil dije- Perdoname mi amor, perdoname por no haberte salvado de esa maldita loca... Quiero que me perdones por mí falta de atención en ese hecho, nadie se imaginaba que Elisa se volvería demente, y que en ese estado atentaría contra tu vida y tú mi cielo, moririás a manos de ella.
Se que desde dónde estás sabes lo que sucedió después. En efecto, esa loca me busco y me dijo que ella lograría que yo me olvidará de ti.
Pero cuando la rechaze... Tú sabes cómo es Eliza, juro vengarse de mi por haberla rechazado.
Creo que pronto atacará.
- Estás en lo cierto cariño- dijo una voz detrás de mí, no era necesario voltear, sabía quién era- Y ya que estás aquí- entonces se escuchó cuando corto el garillo- no hagamos esperar más a tu maldita huerfanita- y entonces escuché los disparos- Saludarla de mi parte- dijo echandose areir malvada me
Veo una luz blanca, me encaminó hacia donde está.
Una mujer rubia y de cabello rizado me da la espalda.
Cuando por fin llegó hasta donde está, cuando estoy a punto de tocarla, se gira lentamente y me sonríe con gran amor.
Yo le respondo de la misma forma y entonces me habla.
- Bienvenido mi amor... Ya te esperaba.
- Y yo anhelaba volver a verte nuevamente mi pecosa del alma.
Y sin más nos fundimos en un beso que durará toda una eternidad...
Fin
Crystal Graham Granchester. Editado una vez. 20/04/19